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EL FRACASO DE UN PARADIGMA. EL SOCIALISMO DESDE LA PERSPECTIVA MARTIANA.- Tercera parte.- Por el Doctor Alberto Roteta Dorado

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José Martí fue capaz de prever con su profética visión a donde llegarían aquellas naciones que adoptaran, o se les impusiera, el socialismo como sistema, ya no solo desde el punto de vista de su deterioro económico y corrupción política, sino de su declinación ética y moral

El Socialismo del siglo XX. El caos de Europa oriental.

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Busto de José Martí en el Museo Colón de Las Palmas de Gran Canaria, España. Foto del autor.

Doctor Alberto Roteta Dorado.- Santa Cruz de Tenerife. España.- Con la instauración de un nuevo sistema político en Rusia, devenida en Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, URSS, comenzó un período crucial de la historia, no solo de este país, sino de parte de un continente. El establecimiento de la llamada “dictadura del proletariado”, así como el intento de aplicar en el plano social y económico las ideas que teóricamente expuso Marx en sus doctrinas, fueron solo los inicios de lo que llegó a ser uno de los más terribles sistemas de la historia.

La existencia de un partido comunista único de reconocimiento oficial, el desprecio hacia todo rasgo que perdurara del pasado, el intento de eliminar la religión y sustituirla por el ateísmo y el materialismo propuesto por Marx y defendido más tarde por Lenin – alguien que no fue filósofo y jamás se aproximó al “pensador más poderoso del mundo del trabajo” –, caracterizaron al nuevo orden que se difundía, cual monstruosa plaga, sobre varios países de la Europa Oriental. Se nacionalizaron los comercios y el “hombre nuevo”, promovido por el naciente orden social “de ser siervo de sí mismo, pasaría (…) a ser siervo del estado”, como diría el Apóstol cubano José Martí. Con el transcurrir del tiempo los ideales de Moro, Cabet, Blanqui, Saint-Simón, Fourier, Sismundi, Owen y Marx quedarían solo en el plano ideal. Se convirtieron en una de las grandes potencias del mundo y se implicaron en guerras, multitud de acciones genocidas y participaron en planes de armas nucleares. Exportaron sus aparentes logros bajo la retórica de una fingida igualdad y de una sociedad sin clases. Las economías colapsaron y de una manera quasi increíble desapareció el campo socialista de Europa, y hasta nuestros días ninguno de los países liberados del mal ha hecho el mínimo intento para restablecer su condición de antaño.

¿Acaso este socialismo que se desarrolló y desmoronó en los países europeos orientales y en la URSS tiene algo que ver con las ideas que expusieron los utópicos franceses y aún con los planteamientos de los Hegelianos Jóvenes Progresistas? La historia nos ha demostrado que no toda idea, por noble y buena que pueda parecer, encuentra éxito en su realización como acto. Los antagonismos de clase jamás desaparecieron, por cuanto, no hubo realmente esa pretensión que de manera teórica constituye uno de los elementos primordiales dentro de los preceptos socialistas. La nueva clase dominante del “modelo ideal”, con su poderío político explotó a los nuevos desposeídos del sistema. Se cumplía así la idea marxista del Manifiesto Comunista: “El poder político es simplemente el poder organizado de una clase para oprimir a otra”.

José Martí fue capaz de prever con su profética visión a donde llegarían aquellas naciones que adoptaran el socialismo como sistema, ya no solo desde el punto de vista de su deterioro económico y corrupción política, sino de su declinación ética y moral: “Preocupar a los pueblos exclusivamente en su ventura y fines terrestres, es corromperlos, con la mejor intención de sanarlos. Los pueblos que no creen en la perpetuación y universal sentido, en el sacerdocio y glorioso ascenso de la vida humana, se desmigajan como un mendrugo roído de ratones”.*

Los proyectos del restablecimiento de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos, indudablemente suponen una posibilidad de apertura, pero no conducirá al establecimiento de una democracia. Este último paso depende de una madurez política que, lamentablemente, no existe, del grado de unificación de los movimientos opositores, del carácter selectivo al integrar dichos movimientos, los que han de tener un sentido popular, pero no populista, de la superación de sus líderes, y en primer lugar, del reconocimiento por parte de la clase dominante que ya su tiempo pasó, y que una apertura a través del diálogo resulta necesaria y urgente. La palabra del Maestro es precisa en este sentido:

“Un pueblo no es independiente cuando ha sacudido las cadenas de sus amos; empieza a serlo cuando se ha arrancado de su ser los vicios de la vencida esclavitud, y para patria y vivir nuevos, alza e informa conceptos de vida radicalmente opuestos a la costumbre de servilismo pasado, a las memorias de debilidad y de lisonja que las dominaciones despóticas usan como elementos de dominio sobre los pueblos esclavos. Tienden las clases orales a un altísimo fin: las Repúblicas se hacen de hombres: ser hombre es en la tierra dificilísima y pocas veces lograda carrera”. **

El Socialismo del siglo XXI. ¿Una nueva modalidad?

El término Socialismo del siglo XXI adquirió difusión mundial a partir de su mención por el otrora presidente de Venezuela, Hugo Chávez, el 30 de enero de 2005 durante el V Foro Social Mundial. En un discurso pronunciado luego, a mediados del 2006 expresó: “Hemos asumido el compromiso de dirigir la Revolución Bolivariana hacia el socialismo y contribuir a la senda del socialismo, un socialismo del siglo XXI que se basa en la solidaridad, en la fraternidad, en el amor, en la libertad y en la igualdad” (…) “debemos transformar el modo de capital y avanzar hacia un nuevo socialismo que se debe construir cada día”. ***

Sin embargo, el origen del término y sus bases conceptuales tienen su formulación desde el final del pasado siglo a partir de los aportes del sociólogo y analista político alemán, residente en México, Heinz Dieterich Steffan (1943). Dieterich, conocido por sus posiciones de izquierda, se ha dedicado al estudio y revisión de los postulados marxistas, así como a ciertos temas como: los conflictos en Latinoamérica, la sociedad global y los diversos paradigmas científicos e ideológicos que matizaron al siglo XX.

Dieterich revisa la teoría marxista con la perspectiva de presentarla actualizada al mundo de nuestros días, incorporando los avances del conocimiento, las experiencias de los intentos socialistas, describiendo sus limitaciones, y ofreciendo propuestas teóricas tanto en la economía política como en la participación democrática de la ciudadanía para construir una sociedad, que se supone, sea libre de explotación, respetando los ejes principales de la visión de Karl Marx acerca de la dinámica social y la lucha de clases. Propone un modelo económico que no esté basado en el precio de mercado, fundamento de la economía de mercado y del capitalismo, a los que considera fuentes de las asimetrías sociales y de la sobre explotación de recursos naturales.

Presenta lo que denomina una economía de valores fundado en el valor del trabajo que implica un producto o servicio, y no en las leyes de la oferta y la demanda. Este valor del trabajo se mediría por el tiempo de trabajo que precisa un determinado producto o servicio; además de los valores agregados a dicho trabajo, es decir, el tiempo de trabajo que se usó para producir las herramientas o servicios que se emplean en el trabajo mismo, lo cual a su vez lleva a un ciclo complejo de tiempos de trabajo sumados recíprocamente.

El socialismo del siglo XXI constituye una nueva corriente ideológica, que surge como respuesta a las necesidades sociales de ciertos países de Latinoamérica, con características aparentemente diferentes a cada país, según “la realidad de cada cual”; sin embargo, no posee nada nuevo desde el punto de vista conceptual y considerando sus fundamentos, a pesar de las declaraciones hechas por los jefes de estado defensores de dicha tendencia o de los teóricos simpatizantes como Dieterich, que pretenden establecer nuevas pautas desde las tradicionales y clásicas ideas marxistas.

Pero de lo que teorizara Dieterich a lo que realmente ha sucedido en los países cuyos gobiernos han asumido posturas de carácter socialista hay un abismo. De manera paradójica, Venezuela, el país suramericano que acumula una de las mayores reservas mundiales de petróleo ha sorprendido a todos al haber condenado a sus ciudadanos al desabastecimiento de los productos más elementales, a la total inflación y a una miseria no vista jamás antes. La tierra de Bolívar está bajo la amenaza de una dictadura que ejerce una fuerte represión contra cualquier posible suceso de oposición al régimen impuesto por su otrora mandatario Hugo Chávez y continuado por Nicolás Maduro. Un gobierno corrupto maneja todos los recursos a su modo, apoyados por la fuerza militar y siguiendo los pasos de sus aliados cubanos.

El secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, activó la Carta Democrática de este organismo para Venezuela; un paso sin precedentes, por cuanto por primera vez se activa la carta a un estado miembro contra la voluntad de su gobierno, algo que ha sido reconocido por varias personalidades políticas como un acto de independencia y valentía, lo que ha suscitado una de las más grandes polémicas mundiales, y que en el contexto del país Suramericano resulta necesario, considerando su crítica situación a partir de una extrema represión que viola los mínimos derechos y principios democráticos.

La propuesta del socialismo del siglo XXI en Venezuela se presenta como algo difuso, carente de verdaderas y razonables bases teóricas, con excepción de ciertos aspectos que por conveniencia de los líderes y mandatarios se han establecido. Así, el respeto de la propiedad privada, aunque con fuerte regulación estatal, la preservación de la democracia política con importantes condicionantes y su diferenciación con las experiencias socialistas del pasado, se mezclan con la realidad o lo que verdaderamente ocurre en el orden práctico.

Continuará…

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* Martí, J. Obras Completas. T. XV, pp. 387-392.

** Martí, J. Obras Completas. T. VI, p. 209.

*** II Conferencia de Relaciones Alternativas, Viena, 13 de mayo de 2006. Tomado de AQUÍ.

 

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