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EL FRACASO DE UN PARADIGMA. EL SOCIALISMO DESDE LA PERSPECTIVA MARTIANA. Primera parte. Por el Doctor Alberto Roteta Dorado.

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“No nacen viables, ni de seno de pueblo en la historia, ni de seno de mujer en el hogar, los hijos que no han tenido gestación natural y laboriosa”. José Martí.

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De la Utopía de Moro y la Icaria de Cabet a los Jóvenes Hegelianos de Alemania.

Alberto Roteta Dorado.- Santa Cruz de Tenerife. España.- En la segunda parte de su obra Utopía, Tomás Moro describe un estado ideal en contraposición al estado monárquico de Enrique VIII. En este estado no hay propiedad privada, ni dinero, el estado está fundado en la tolerancia religiosa ya que nadie puede ser expulsado de su tierra si profesa otra religión, el fanatismo religioso es castigado con el exilio, la organización militar se justifica solo en caso de existir peligro para el país, el trabajo de seis horas al día es obligatorio, lo que permite un aparente ocio y placer moderados, haciendo olvidar las ansias de obtener cosas superfluas, la pena es proporcional al delito, la educación del pueblo es prioridad para el gobierno de la republica de “Utopía”, lo que resulta diametralmente opuesto a lo que en el orden práctico han hecho los gobiernos de aquellos países que adoptaron formas socialistas en la actualidad.

El término Socialismo Utópico fue manejado desde la primera mitad del siglo diecinueve por el francés Louis Auguste Blanqui (1805- 1881), aunque alcanzó notoriedad a partir de los aportes de los teóricos alemanes Carlos Marx y Federico Engels en su proclama Manifest der Kommunistischen Partei (Manifiesto del Partido Comunista, sólo conocido como Manifiesto Comunista), quienes criticaron a los socialistas utópicos por ser “idealistas”, y como fue habitual en ellos, de “ingenuos”, a aquellos que fueron capaces de prever que la doctrina socialista era algo irrealizable que quedaría como idea o proyecto. Para diferenciarse de los socialistas utópicos crearon el término Socialismo Científico, el que más tarde fue difundido como Comunismo Científico. El Socialismo Utópico proclamaba pues la creación de una sociedad ideal y perfecta, en la que el hombre se relacionase en paz, armonía e igualdad, y sus fines y objetivos habrían de lograrse a través de su voluntad siempre de manera pacífica, idea que no coincide con los planteamientos marxistas, por cuanto, estos defienden las revoluciones, huelgas y manifestaciones por parte de la clase trabajadora en sus luchas antagónicas contra la burguesía.

Karl Marx (1818-1883) afirma que el estado es una herramienta que utiliza la clase burguesa para poder dominar al proletariado. La clase oprimida debe tomar el control del estado, lo que llamó la “dictadura del proletariado”, y hacer uso del mismo para eliminar las clases sociales. Sin embargo, y de forma paradójica, aseguró que “el motor de la historia es la lucha de clases”. Si desaparecen las clases, también se eliminan sus luchas y desaparecería aquel “motor impulsor” que refiere Marx. Los utópicos defendieron la idea de una armonía y tolerancia entre todos, pero no de una lucha. De este modo, el ente estatal perdería su finalidad al dominar a una clase, extinguiéndose de manera prácticamente natural. Una vez eliminado el estado, según la propuesta marxista, debe implantarse una organización planificada en los planos económicos, sociales y políticos.

Los Socialistas Utópicos estaban influidos por el pensamiento de Rousseau (1712-1778), representante de la Ilustración francesa, por lo que enfatizaron en ciertos principios como la solidaridad, la filantropía y el amor fraternal, los que atenuarían las desigualdades sociales y las injusticias derivadas de ello, pero esto solo los hizo más utópicos aún, por cuanto, su filantropía y principios de fraternidad quedaron como una mera abstracción filosófica carente de sentido práctico para las apreciaciones de algunos.

Marx propuso dentro de los objetivos principales de un orden socialista la justa repartición de los bienes y una organización racional de la economía. Para lo cual resulta necesario la eliminación de la propiedad privada y la extinción de las clases sociales. Según la teoría de Karl Marx el comunismo resulta una etapa superadora del régimen capitalista. Afirmó que a través del estudio de la historia puede demostrarse que las sociedades se encuentran en constante lucha entre clases, donde siempre se alcanza una etapa nueva, del régimen feudal se alcanza el capitalista y luego se debe alcanzar un orden socialista. Como método de estudio para alcanzar dicho resultado utiliza la dialéctica, es decir que propone una tesis, una antítesis y una resolución en un tercer plano llamada síntesis.

En su Manifiesto Comunista expresó: “El proletariado se valdrá de su dominación política para ir arrancando gradualmente a la burguesía todo el capital, para centralizar todos los instrumentos de producción en manos del Estado, es decir, del proletariado organizado como clase dominante”, lo que según la profética visión del cubano José Martí, conduciría a un fracaso total, pues con el desinterés que adquirirían los integrantes de la clase trabajadora dejarían de trabajar y se dispersaría su motivación individual, lo que dejó precisado al afirmar que “en ese sistema socialista dominaría la comunidad al hombre, que a la comunidad entregaría todo su trabajo”.*

En su valoración al libro “El individuo contra el estado”, del antropólogo Herbert Spencer, y específicamente al ensayo La esclavitud futura, que integra dicho texto, José Martí declaró: “Y es verdad que si llegare la benevolencia a tal punto que los páuperos no necesitasen trabajar para vivir –a lo cual jamás podrían llegar–, se iría debilitando la acción individual, y gravando la condición de los tenedores de alguna riqueza, sin bastar por eso a acallar las necesidades y apetitos de los que no la tienen”.**

Marx define al capitalismo como un régimen donde el hombre es explotado por el hombre. Establece que en dicho régimen hay dos clases antagónicas, la burguesía y el proletariado, es decir aquellos que poseen los medios de producción y los trabajadores. Hizo referencia además a la existencia de una serie de contradicciones dentro del capitalismo, que lo llevarían de manera inevitable a su autodestrucción.

Contemporáneo de Carlos Marx, José Martí, el cubano ejemplar, que como Marx supo situarse al lado de los desposeídos, que fue capaz de admirarlo, pero al propio tiempo señalar con sutileza su lado débil: “anduvo de prisa, y un tanto en la sombra, sin ver que no nacen viables, ni de seno de pueblo en la historia, ni de seno de mujer en el hogar, los hijos que no han tenido gestación natural y laboriosa”,*** supo teóricamente lo que era el socialismo, a pesar de las versiones acerca de un posible desconocimiento del Apóstol sobre dicho sistema, ideas establecidas con premeditación para explicar la no afiliación de Martí a esta tendencia, y a la vez, justificar sus críticas sobre las doctrinas socialistas. En sus Cuadernos de apuntes se cuestionó lo siguiente:

“Socialismo.- Lo primero que hay que saber es de qué clase de socialismo se trata, si de la Icaria cristiana de Cabet, o las visiones socráticas de Alcott, o el mutualismo de Prudhomme, o el familisterio de Guisa, o el Colinsismo de Bélgica, o el de los jóvenes Hegelianos de Alemania: aunque bien puede verse ahondando un poco, que todos ellos convienen en una base general, el programa de nacionalizar la tierra y los elementos de producción; y como prerrequisito indispensable de toda su organización “the land of the country and all other instruments of production shall be made the joint property of the community, and the conduct of the all industrial operations be placed Ander the direct administration of the State”. (Los pisos de Navarro. La teoría de los pisos de Navarro)”. ****

Cuando Martí menciona a la Icaria cristiana de Cabet, se refiere al escritor y reformador social de origen francés Étienne Cabet (1788-1856), cuya filosofía atrajo a muchos seguidores, los que llegaron a ser conocidos como icarianos, por el nombre del país ideal por el descrito. En 1834 tuvo que exiliarse por sus críticas al gobierno francés y se dirigió a Londres, donde abrazó el pensamiento comunista que empezaba a florecer por entonces. Influenciado por las obras de Tomás Moro y por el movimiento de reforma social encabezado por el socialista británico Robert Owen, consolidó sus ideas. En 1839 se le permitió regresar a Francia, donde publicó al siguiente año la novela Viaje a Icaria, siguiendo los patrones de Tomás Moro con su Utopía, y en menor medida de Platón con La República. Cabet difunde su doctrina basada en la instauración de una sociedad socialista fundamentada en ideales de igualdad, fraternidad y justicia social, en la cual los bienes son socializados y donde la igualdad entre los sexos es casi total, se describe además una sociedad ideal en la que la actividad social y económica es supervisada por un gobierno electo.

El grado de organización de la sociedad descrito por su autor, alcanzaba su clímax en la colectivización de los medios de producción y en el establecimiento de bonos de trabajo para adquirir los bienes de consumo, pues el dinero ha desaparecido. La misma ropa para todos, un solo diario oficial y una vida organizada hasta el más mínimo detalle: levantarse a las cinco de la mañana intercalando las actividades con los descansos según el reglamento, y fin de la jornada a las ocho de la noche. Esto inspiró a muchos, sobre todo a los de procedencia más humilde. El 1847 Cabet hizo un llamado para construir una Icaria real desde la perspectiva de su Icaria ideal. Salió de Francia con un grupo de expedicionarios para establecerse en tierras de Texas, junto al río Rojo. Como era de esperar su proyecto fracasó y los colonos volvieron e establecer la propiedad privada, de igual forma que en el pasado siglo XX, parte de un continente supo poner fin al “paraíso ideal” de varios países devenidos en naciones oprimidas por sistemas totalitaristas, y restableció la privatización y un nuevo orden basado en principios democráticos y de una justicia, que a pesar de no ser la ideal, es más consistente que en el modelo socialista.

Martí se cuestiona además, si al hacerse referencia al socialismo se trata de los llamados Jóvenes Hegelianos de Alemania, entre los que se encontraba Marx. Recordemos que el hegelianismo tuvo dos corrientes fundamentales: una conservadora, conocida como los hegelianos viejos o de derecha y otra progresista o de izquierda, llamada hegelianos jóvenes, los que veían en el método dialéctico una justificación para su crítica a las condiciones políticas y sociales existentes. Estos planteamientos del autor de “Versos Libres” demuestran que si conoció de la existencia del modelo socialista y hasta los detalles de sus diversas ramas. Podrá apreciarse además su peculiar modo de interpretar el pensamiento de Alcott y Prudhomme, con sus visiones proféticas influenciadas por la poesía y el romanticismo de su tiempo en el caso de Alcott, el trascendentalista, y la idea del mutualismo expresada por el poeta y filósofo Prudhomme, a los que incluyó, con lo que estoy en desacuerdo, considerando lo idealizado por ellos, en las tendencias socialistas. José Martí destacó que todos ellos –refiriéndose a las clases de socialismo– “convienen en una base general, el programa de nacionalizar la tierra y los elementos de producción”. Pero de manera enérgica insistió en su análisis sobre el texto de Spencer dedicado al socialismo, en la idea de que “en ese sistema socialista dominaría la comunidad al hombre, que a la comunidad entregaría todo su trabajo”, y con su peculiar estilo que define, caracteriza, pero no agrede, y su inigualable sabiduría, llega a afirmar que el hombre en el socialismo se convierte en esclavo: “De ser siervo de sí mismo, pasaría el hombre a ser siervo del estado. De ser esclavo de los capitalistas, como se llama ahora, iría a ser esclavo de los funcionarios”. *****

Continuará…

Click aquí para que lea la Segunda Parte

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* Martí, J. Obras Completas. T. XV, pp. 387-392.
** Martí, J. Obras Completas. T. XV, pp. 387-392.
*** Martí, J. Obras Completas. T. IX, pp. 388.
**** Martí, J. Obras Completas. T. XXI, p. 386. La traducción de la cita es: “La tierra del país y todos los demás instrumentos de producción se convertirán en propiedad conjunta de la comunidad y la conducción de todas las operaciones industriales se colocará en la administración directa del Estado”.
*****Martí, J. Obras Completas. T. XV, pp. 387-392.

EL FRACASO DE UN PARADIGMA. EL SOCIALISMO DESDE LA PERSPECTIVA MARTIANA. Primera parte. Por el Doctor Alberto Roteta Dorado.           CubaDemocraciayVida.ORG                                                           web/folder.asp?folderID=136

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