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Hace 60 años el castrismo impuso una política de reconcentración. Por Orlando Freire Santana. Diario de Cuba

Hace 60 años el castrismo impuso una política de reconcentración
Por 
Orlando Freire Santana
Diario de Cuba
26 de abril de 2025

Ramiro Valdés (al centro), jefe castrista en el Escambray. Wikiwand

Semejante a la de Valeriano Weyler para tratar de contener a los mambises en el siglo XIX, esta vez eran autoridades cubanas las que operaban contra su propio pueblo.

Después de los sucesos de Playa Girón, tras calificar de mercenarios a los expedicionarios de la Brigada 2506, el castrismo continuó manejando a su manera las leyes de la semántica, y tildó de bandidos a las personas que se alzaron en el Escambray y otros lugares del país contra el Gobierno.

Esas personas, en su gran mayoría, eran gente humilde de las zonas rurales que se sintieron traicionadas cuando Fidel Castro dio el giro hacia el comunismo, sobre todo tras la renuncia del presidente de la República Manuel Urrutia Lleó. Aunque también los hubo exmilitares del ejército de Batista y antiguos colaboradores del propio Castro.

Dada la magnitud de la contienda fue poco menos que una guerra civil lo que aconteció en nuestra patria en el lapso 1959-1965. La propia prensa oficialista se ha visto obligada a reflejar el alcance de las acciones. Así, el periódico Granma, en su edición del 12 de abril de 2006, dio a conocer que en ese periodo hubo 299 bandas de alzados en las seis provincias del país, con un total de 3.995 combatientes anticastristas. Destaque para el macizo montañoso del Escambray, donde operaron 168 bandas y alrededor de 2.000 alzados.

Hay que destacar que entre los que conspiraron contra Castro en esos años estuvieron comandantes del Ejército Rebelde que habían ocupado altas responsabilidades en el primer Gabinete revolucionario. Nos referimos a Humberto Sorí Marín y Eloy Gutiérrez Menoyo. El primero finalmente fue fusilado, mientras el segundo cumplió largos años de prisión.

El castrismo se vio forzado a implementar un reclutamiento casi masivo de la población para enfrentar a los alzados. Se dice que 80 batallones fueron empleados en la denominada Limpia del Escambray, y que la Segunda Ley de Reforma Agraria, promulgada en 1963, que dejó en solo cinco caballerías las tierras que podían poseer los propietarios, fue la respuesta gubernamental ante la gran ayuda que los campesinos les brindaban a los alzados.

En el libro De las Villas a Oriente combatiendo el bandidismo (1959-1965) (Editorial Oriente, Santiago de Cuba, 2014) se informa que 263 movilizados cayeron combatiendo a los alzados, quienes estuvieron apoyados por más de 65 organizaciones diseminadas por todo el territorio nacional.

En el año 1965 las autoridades capturaban a los últimos alzados que quedaban dispersos en las montañas del Escambray. Comenzaba entonces a implementarse la segunda etapa de la estrategia gubernamental, que consistía en desalojar a todos los pobladores de la zona para evitar nuevos apoyos campesinos a futuros alzados.

Relacionado con lo anterior, en el libro antes citado puede leerse: "Hay experiencias muy positivas que se obtuvieron en aquellas primeras jornadas, y que posteriormente continuaron aplicándose hasta los años 1964 y 1965. Hacia otros territorios y provincias fueron enviadas decenas de familias campesinas. Fue una medida efectiva que limitó las posibilidades de ayuda y movimiento de los bandidos".

En realidad, todos los pobladores de la zona sospechosos de brindarles comida y agua a los alzados fueron sacados por la fuerza de sus lugares de residencia, lo que incluyó la separación de las familias. Las mujeres y los niños fueron enviados a La Habana, mientras que a los hombres los mandaron a la inhóspita península de Guanahacabibes, en el extremo occidental de la provincia de Pinar de Río, para erigir allí, en medio de duras condiciones de trabajo, un nuevo poblado al que denominaron Sandino. Y después fueron obligados a quedarse a vivir en esa zona.

De esa manera los cubanos conocieron de una nueva política de reconcentración de la población, parecida a la aplicada por el capitán general Valeriano Weyler para tratar de contener a los mambises en el siglo XIX. Lo más triste del caso fue que esta vez la reconcentración fue puesta en práctica por autoridades cubanas contra su propio pueblo.