La voz en Suecia de los cubanos cívicos de intramuros y del exílio

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La vieja y nueva historia que se repite. Por Jose Vilasuso Rivero.


Jose Vilasuso Rivero.- De nuevo sentados, por cierto no del todo cómodamete, frente a la computadora. Se nos hace difícil recopilar temas, reportajes, informaciones ajustadas al descorrer del calendario a fin de sostenerle su mejor ritmo. Apenas selecciono la noticia de última hora: de inmediato recibo nuevas malas nuevas que obligan a marcar otra pausa. Embarazosa posición para cualquier no digamos aficionado, incluso para el profesionales duchos en la profesión. Confieso carecer de capacidad mental suficiente para acumular indispensables componentes aptos para abrirle su merecido hueco en agenda. Hoy por la mañana nos preguntábamos en casa; qué diantres se conseguirá con extraditar al puñadito de mexicanos, hondureños, y alguno que otro inmigrante de Centroamérica quienes legalmente, gracias a los esfuerzos ciclópeos de nuestro Departamento de Agricultura: a partir de la fecha, están temblando dado el peligro de repatriación que recae sobre ellos por no ser ciudadanos de USA. Esta como toda medida tomada a la ligera, no estudiada, producto de la improvisación, no requiere extenso análisis. Inconvenientes saltan a la vista. Con razón ya jueces y prensa nacional e internacional van dando cuenta de todo esto. 
En el camino. Nuestro Puerto Rico de cuyas virtudes como pueblo doy absoluta fe. Si se trata de generosidad, desprendimiento, y compasión, no hay quien les ponga un pie delante. Salvo el bonaerense nadie por mi conocido les hace la competencia. Sin embargo, parejamente adolecemos de flojeras y lamentos. Uno de los mejor conocidos, alarmante, diría, se llama vagancia. ”Aquí no hay gente ni pa’ dar un tajo.” Ayer u hoy rezonga aireado, decepcionado cualquier empresario al descubrir como inútiles sus mejores ofertas de empleo. No es imprescindible remover el desatino. En toda secuencia, inesperados: basta un breve vistazo en derredor. Pero hay más en cartera.

Al paso.

Desde que recogimos las primeras quejas y prevenciones por aquellas interminables caravanas de desafortunados corriendo toda clase de riesgos, gente que se juega sus escasas reservas económicas, pertenencias, salud, riesgo serio de convertirse en víctimas de extorsionadores, tahúres, malandros a ratos cómplices hasta de aduaneros con alternos idiomas y fronteras. Es el Sueño Americano que me resuena en los tímpanos como la poesía de Walt Witman:

”Oh Captain my Captain” en la voz del gran Robin Williams.

Todo ciudadano de Estados Unidos, todos los que nos preciamos al vernos honrados con su amistad, calor y acogida generosa, sabemos catalogar lo que significa ese sueño; monto de ilusiones, amor y esperanza. Confieso mi impotencia espiritual, moral y de inteligencia humana para calibrar los beneficios y avances de todo género que USA nos ha brindado a partir de su desembarco por Guánica en Junio de 1898. Merced a dichas ganancias materiales y de toda coloratura. Cuándo contemplo las tupidas masas integradas por inmigrantes alentados para tocar tierra de promisión; nunca, ni ayer ni mañana me cansaré de acudir ante las autoridades tanto de USA como de San Juan, para que desvíen una adecuada porción de esos hermanos latinoamericanos rumbo a Borinquen. Sin vacilaciones. No hay tiempo que perder. Aquí se necesitan urgentemente.

Sería una solución parcial, alivio práctico y de emergencia: frente a incontables royetes, urgencias y problemas en nuestras respectivas comunidades. Estamos hablando de un contraste ejemplarizante, a diario al par de las proporciones y quilates de sus dimensiones. Como en tantas instancias y foros hemos expuesto, basta vivir en esta Tierra de Encanto: para de repente asombrarse, quedarnos lelos, a diario contemplando las retahílas de hombres entre veinte y cuarenta años, normalmente vestidos, aptos para ocupar sobrebundantes posiciones vacantes en innumerables comercios, oficios, obras públicas, seguridad, mensajería, mantenimiento, transporte; por no citar faenas propias de agricultura. Suman veinte mil vagos de solemnidad conforme a estudios confiables quienes durante el día mendigan por las calles mientras hacen sus chivitos por la noche. Y lo peor, muy pocas, raras autoridades reconoce, se dan cuenta del empalme. Se prefiere escuchar en silencio, tragar no muy en seco, y volviendo el rostro; desviar la conversación con señales y asuntos más placenteros. Cuándo no chocamos con otro usual consejo, “Mira cubano, no te rompas la cabeza pensando en tantas cosas. ALLÁ LOS QUE GOBIERNAN QUE ELLOS SABEN LO QUE LES CONVIENE. Y Ahora, mira, vamos a darnos un trago.

Escasísimas vivencias podrían resumir con mayor realismo y diafanidad otro engorro capital de una urbe moderna. Es la efigie encarada del buscón en su oficio quien se sabe sostenido y amparado por segmentos estructurales de dicha colectividad. Se les mantiene, protege y encubre a veces de manera tácita, como en el caso de marras; en otros prefieren echar mano a la cartera y extendiéndole un billete de cinco dólares, la pregunta complementaria no se hace de rogar, MIRA MI PANA, ¿TE ALCANZA CON ESO? Sobrado estaría aclarar que este generoso dadivoso ciudadano, pueda encarnar un legislador, secretario ejecutivo, empleado fantasma* o simple propietario de unos cuantos milloncejos de dólares que, a propósito son buenos, muy buenos. Si para obtenerlos, fundamentalmente, ni para uno ni otro no sea imprescindible dar un tajo.
 
Este cuadro capitular describe, remueve y escarba por los cimientos del grotesco espectáculo reflejando el meollo de la corrupción. Identifico patrones no eventos. El vago no es objeto de verdadera lástima; sino pretexto fehaciente a quien se le debe apoyar cual ejemplo y aconsejable conveniencia a imitar. Eso es así, mi pana. Por supuesto que ninguno de los personajes descritos, ganarían puntos en cualquier propósito acogedor de inmigrantes a que hayamos hecho mención. Incompatibilidad de caractéres; más simple, claramente no puede probarse su apañamiento. En el instante y ocasión que aquellos desplazados de sus tierras natales, arribaran visiblemente a Borinquen, prestos a ocupar los puestos de trabajo ignorados y/o despreciados por nativos. Ni cortos ni perezosos saltarían: legisladores, hombres de izquierda, sacerdotes y pastores progresistas, lideres humanitarios, simpatizantes de la revolución cubana, damas y ancianas emotivas protestando enérgicamente en plena calle a voz en cuello: “mira, mira, aquí en pueltorrico eso’ le quieren quital el trabajo a lo’ pueltorriqueño.”
 
Hoy día. Nuestros susodichos inmigrantes quienes hasta el presente se identifican por cuentagotas, pudieran emplearse preferiblemente en la agricultura, su salario mínimo alcanzaría $8,50 la hora y sería ocupación de primera urgencia, productiva, incalculable utilidad priorizante. Sinceramente los necesitamos. Esta tierra bendecida por Dios compite de igual a igual con Cuba, Santo Domingo, Centroamérica y el resto del Caribe. Sin embargo ahora mismo estamos importando ñame, de Costa Rica, mango mameya de Florida, naranjas o chinas como aquí se les conoce, vienen directamente de Santo Domingo: el plátano pese a su sabrosura y superior calidad a cuantos he probado, por igual se trae de manera parcial. Café reconocido internacionalmente como competidor de Brasil, El Salvador, o Colombia, hasta hace poco salvábamos cosechas gracias a los dominicanos, pese a que en la actualidad seguramente podría abastecerse el mercado nacional por entero y abrirnos al exterior en condiciones competitivas. Azúcar, pangola, tabaco: toda clase de viandas, y frutas; de interminable se marcaría el listado de verduras y vegetales frescos a pesar de contar con suficientes y sobradas, fértiles, tierras disponibles. Y como colofón dejo el mango o mangó; se da silvestre, por cualquier carretera urbana: basta apearse del vehículo y a la mano están, cuelgan de sus palos: por sacos, todos los que se desee recoger, desde junio hasta julio, y aun por diciembre: dulces, jugosos, perfumados, alimenticios, medicinales, y en variedades mil. ¡Pero cuidado! Si mencionamos estas cosas, se nos puede tachar de anticuado, tipo raro que no entiende a Pueltorrrico, etc. etc...

Las conclusiones se las dejo al lector. Por descartado que no participo de la polémica política oficialista en curso. Lo que no obsta para reafirmar, honestamente hablando: los pueblos aprenden, maduran y se crecen en las pruebas. Para los cubanos dicho panorama local resulta cosa menor. Grave hemos penado, vivido y experimentado desde 1959 hasta el instante que, como en esta ocasión lejos de asustarnos brinda otra inapreciable oportunidad para superar radicalmente aquel antiguo, trajinado y veraz: retrato de las Tres Be que, por casualidad me suena al gran Cayetano Col y Toste: pero revisando archivos encuentro que se registra desde tiempos del Marqués De La Torre. Y resumimos asi: baile, botella, baraja, y añado, burocracia.
 
Amigos, no lo piensen más, sean para ustedes buenas o malas noticias. El trabajo no es castigo. Es la humana condición del hombre digno. En esta vida hay que trabajar. Les ha llegado la hora para dar el tajo.
 
*Sujeto que en fecha y hora exacta. Personado en oficinas de tesorería: saluda, se identifica, registra en nómina, cobra, firma y se despide hasta el próximo mes.


poetamedioloco@yahoo.com