Articulo del abogado Jose Vilasuso Rivero: Es la hora. Asestemos Fuertes Golpes.
José Vilasuso Rivero.- A la entrada del nuevo año coincidiendo con la toma de poder en USA. Nada nuevo bajo el sol. Otro gobierno instalado en Washington D.C y como en cualquier democracia, abierto a nuevas perspectivas, temores, intereses, ilusiones y dudas. Todo depende de ideologías, personajes, circunstancias y preferencias.
En el camino. Desde1962 hasta la fecha Washington observa casi regularmente una política hacia Cuba que puede resumirse en un solo término, el embargo, y su resto lo clasificamos de indiferencia. Asunto suficientemente manido y experimentado para calibrar la mayoría de los procesos, recursos, estrategias, maniobras destinadas a girar la bitácora de La Habana hacia la democracia. Tema que sacado a discusión, y de llegarse a honroso arreglo, podría poner de acuerdo a las partes. Aunque nosotros resumiendo lo planteado, desgraciadamente sentimos haber arribado a la conclusión más negativa. Nada funcional y práctico nos trasmite la óptica.
Hasta hoy ningún empeño ha devenido más de beneficio y jugoso a la dictadura castrista que el llamado embargo. Incluso sumando instancias en que el tema fuera objeto de acaloradas disputas en escenarios y foros tanto nacionales como extramuros: se agotarían los espacios disponibles. Nos reducimos pues a una entidad concreta, la ONU. Aquí el papel de Estados Unidos invariablemente resulta verdadero bochorno. Si descontamos a Israel que sería el colmo explosivo del entuerto. A veces, hasta el mismo Washington se ha abstenido de votar a su favor. Hace un tiempo conseguimos el apoyo de Islas Vírgenes, aunque sus albricias duraron lo que el clásico merengue a la puerta de un colegio. Si mis anotaciones son certeras el Último Mohicano de marras se llamó Islas Vírgenes, el referido actualmente ni por cortesía se abstiene de ejercer su derecho de manera neutral.
Caramba, tampoco me atrevo a chequear el monto de posibles ayudas económicas que Islas Vírgenes aun reciba del Tío Sam.
Sin agregar casos e instancias que, por razones obvias justifiquen su abstención a la hora de registrarse en la desafortunada y larga lista descalificadora del malquerido Tío. Temo que si algún día Puerto Rico tuviera participación en dicha asamblea mundial ¿se sumaría al listado de desafectos al ejecutivo del Potomac?
Luego entonces se require un alto ahí, no hay otro remedio para calentar motores y emprender nuevas rutas menos tristes y decepcionantes. Ya que seguimos convencidos de aquel viejo adagio español: el que no cambia se estanca. Comienzo por lamentar el indiscutible y flamante Medallón de Chapapote que, regularmente el amanerado Bruno Rodríguez se anota exhibiéndose ostentosamente por los pasillos de la ONU. Bruno se sabe de memoria pases, fraseología, muecario y gesticulaciones más complacientes, divertidas, invitando a la concurrencia más atrevida, picara para reservarse un rato alegre en común y celebrar una vez más aquella cacareada derrota del Imperialismo Yankee.
No deseo atiborrar al querido lector con sobreabundantes ejemplos de situaciones similares que de manera tan deshonrosa pululan en cualquier escenario superviviente desde aquel 1962 hasta hoy. Por entonces USA se servía de un derecho, su reclamación dadas las empresas confiscadas por Fidel que, hasta hoy permanecen en deuda. Sin embargo, gages del oficio. Transcurridos los años, décadas, el derecho se ha visto convertido en el arma política por igual o tal vez más manida y retumbante empleada en defensa de la dictadura más antigua del universo. En otras palabras. David sigue desafiando a Goliat.
Caramba, repito incansablemente, ¿cuándo seremos capaces de un giro crucial, novedoso, salvador al timón de una nave encallada a causa de la simple inercia? Ya que vivimos instantes de ansiedades, espectativas e ilusiones el ojo avisor debe agudizar sus pupilas y comprender no solamente la actual desventaja política y publicitaria de las llamadas izquierdas tradicionales: Venezuela, Cuba, Nicaragua, (partiendo del Golfo de México hasta Patagonia) sino la urgente necesidad de asestar fuertes golpes y obtener efectivos asideros de toda laya frente al comunismo, y/o sus continuadores Rusia y China imperiales. Los momentos cruciales de la historia ni se improvisan, ni saltan en garrocha; más bien responden al liderato, oportunidad bien utilizada y visión sagaz del político ducho. No es necesaro otro Wiston Churchill o Woodrow Wilson exponentes raros y nunca fáciles de conectar en la cancha. Por lo tanto, se requiere un buen trozo de objetividad, inteligencia humana y equidistancia para deshacerse de compromisos, ataduras, hábitos adquiridos, y tradiciones harto probadas por inoperantes para redescubrir nuevas avenidas conducentes a resultados halagueños. Vivo convencido de que ahí mismo enquicia el quid del fracaso. La renuencia contumaz a probarse un traje de reestreno. A mi modesto entender el mayor obstáculo para ponchar deportivamente hablando, a nuestro adversario.
Sٌí, querido lector. Aquella careta fea, tan propia de los payasos malos tan usuales en el circo Ringling Bros no debe permanecer manuablemente aupada por los enemigos de la libertad y la democracia. Es hora de echarla al basurero por inocua, inútil, contraproducente. Su sola mención eleva hasta el techo el brindis masivo, risotadas a granel, y sólido refuerzo a lánguidos optimismos en la longeva cúpula comunista habanera. Digo aun mejor. Mientras más ingredientes a cerrojo, torniquetes, travesaños e irrompibles clavijas se añadan al desgastado y embargado embargo del cuento; más jocosas y desternillantes han de brotar las carcajadas, felicitaciones, y muy bien apropiados chistes verdes o rojos de los rojos habaneros, hasta empaparse sus pantalones del más nauseabundo, humeante, fétido y fresco chorro de orines.
Si, a los “antikomunistas” de nuevo cuño. Activistas usuarios de inteligencia artificial, cubanos y no cubanos, demócratas todos. No empece a considerarnos conservadores, liberales, de centro izquierda o derecha al centro. No permitamos pararse nuestro reloj de pulsera, o de bolsillo. No es hora de seguir comulgando con ruedas de molino. Lo que equivale alargarle la agonía a la tiranía más reaccionaria, obsoleta y estancada de América Latina. Las herramientas adecuadas permanecen bajo llave, hay que reconocerlo; no es admisible pues la vacilación. Aunque el desenlace de la tragedia criolla se acerque; por nuestra parte a la hora de los mameyes sería imperdonable, inaudito descubrirse sembrados en el limbo. Sorpresa ingrata tal no me gustaria vivirla. Cónfiti, ya que si hasta hoy hemos sufrido tantas adversidades históricamente incomprensibles, afrentas que dejan huella, oprobios en general a causa del mostrenco mal bautizado por embargo; es preferible guardar el carro a tiempo, o torcer el timón antes que continuar embargados en el pueblo sin ver las casas.
Ha llegado la hora de meter mano a herramientas desafortunadamente congeladas. Regreso a los tiempos del presidente Bill Clinton. Mucho ha llovido desde entonces, y precisamente por aquella época Lula Da Silva presidente de Brasil, había propiciado un oportuno encuentro entre Clinton y Fidel dada la celebración de cierto Congreso Ambiental que tuvo lugar en Río de Janeiro. Ambos jefes de Estado estuvieron presentes y como era de esperarse; forzados a cumplidos, protocolos y cordiales saludos. Opino que Bill Clinton se fortalecía con sus óptimos deseos de poner fin a una disputa ferrumbrienta, repetitiva y trasnochada. Fidel una vez más venía escudado con la misma desconfianza, rencores y renuencias que lo caracterizan desde su innecesario nacimiento en la provincia de Oriente, Cuba, por el año 1926; hasta su actual, Dios Mediante y eterna permanencia en reservados y altamente merecidos espacios en el Crujir de Dientes.
“Señor Castro, es hora de poner fin a estas rivalidades, incomprensiones, problemas que a nadie favorecen y a todos perjudican. Creo que la oportunidad que ahora el presidente Da Silva, de Brasil nos brinda no debe pasarse por alto. Por mi parte, estoy en la mejor disposición de escuchar y considerar seriamente, todo lo que usted desee expresarme.”
Fueron en esencia los propósitos de Clinton.” Por el lado de Fidel quien a fuer de convencido se vio sorprendido. No era su costumbre, recibir, ni escuchar propuesta alguna que anteriormente no hubiera estudiado a solas y sopesado fría, calmuda, minuciosamente. Según testigos presenciales de repente el Dictador se descubrió desarmado, fuera de caja; frente tenía un hombre altamente representativo de su tiempo.
Se le manifestaba abierta, oportunamente, como verdadero negociador presto a escucharle. Oportunidades similares tuve ocasión de presenciar años antes, 1959 en El Palacio Presidencial. Fidel era hombre biológicamente incapaz de encarar situaciones de naturaleza tal. Ni en broma. Rehuía por puro instinto defensivo e inmediatamente apencaría en su táctica más común; desviar, distraer, obnubilar el pretendido diálogo, protegiéndose tras cualquier pretexto a la mano, o a la fuerza. Como no pocos de sus biógrafos más autorizados afirman, Castro ante Clinton, a las claras, se obligaba a confirmar su moral cobardía. Esa cobardía que no excluye a los tira tiros, y resulta indesprendible en falsarios y mal cubiertos cuando se deshojan ante todo hombre cabal, honesto y sencillo. Ostentaciones y reservas jamás se atreven; invariablemente rehuyen lo sincero e integridad virtual.
“Yo primero tengo que consultar con mis aliados, Vietnam, Unión Soviética………” dijo Castro. Sus desvíos hedían como huevo podrido. Mera jugarreta esquiva propia del indefendible reculando en fuga. No deseo especular con la suerte que correría el botafumeiro a quien se le cargarían las culpas achacables por aquel gran papelazo demostrativo una vez más de que el único y verdadero culpable del drama actual cubano se llama Fidel Castro Ruz.
Rehabundando en coincidencias y machacones. Si mis recuerdos son veraces puedo contar con no menos cinco presidentes de Estados Unidos fracasados con similares ofertas para de una vez por todas negociar el asunto cubano: Dwight D Eisenhower, Jimmy Carter, Bill Clinton, Ronald Reagan, Barack Obama. Mientras Richard Nixon y George Bush lo intentaron valiéndose de medios y canales indirectos.
Pero el historial de fallidos entendimientos con Castro patrocinado por Bill Clinton no termina aquí. Se require una pausa para digerir el convivio. Quede pues pendiente, para próximo capítulo en agenda, Dios Mediante.