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2da Parte- DÍA DE REYES, DE LA TRADICIÓN Y EL SIMBOLISMO A LA ADORACIÓN POPULAR. Por el Doctor Alberto Roteta Dorado.

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 2da Parte- DÍA DE REYES, DE LA TRADICIÓN Y EL SIMBOLISMO A LA ADORACIÓN POPULAR. Por el Doctor Alberto Roteta Dorado.                  CubaDemocraciayVida.ORG                                                           web/folder.asp?folderID=136

(Imagen arriba): Se pierde un tanto en la inmensidad del tiempo las primeras imágenes pictóricas que representan el nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo, así como la tradición de los magos del oriente, devenidos en reyes desde el punto de vista exotérico; aunque con un significado mucho más trascendental del que se le suele dar.

Doctor Alberto Roteta Dorado.- Santa Cruz de Tenerife. España.- Retomando la narración evangélica de Mateo – “al ver su estrella en el oriente, hemos venido para adorarle”he de precisar que tampoco se hace referencia a la forma de la estrella de acuerdo con su número de puntas. Hemos visto el simbolismo de la estrella de seis puntas, que se corresponde con el número seis y que nos ofrece un hexagrama como emblema – la combinación de dos o más símbolos–; pero hay diferentes tipos de estrellas según su número de puntas: cuatro, cinco, seis y siete puntas, cada una con un significado diferente. Así, la estrella de cinco puntas es otra de los tipos de estrella plena de significados y con una universalidad comparable a su semejante, la de seis puntas.

Este símbolo representa la perfección del hombre cuando ha alcanzado el máximo desenvolvimiento de su desarrollo espiritual, de ahí que sea la utilizada como elemento simbólico en estas festividades, no solo para evocar el hecho que narra el evangelista, sino aquel nacimiento del hombre perfecto, en el cual, se ha expresado en toda su plenitud la Divinidad, δευτερος θεος, es decir, un segundo Dios, coeterno y consubstancial con su Padre, según la enseñanza de la teología y la filosofía cristiana.  

Es pues la representación del hombre perfecto desde el punto de vista físico, emocional, mental, intuicional y espiritual, algo que guarda relación con la constitución quíntuple del hombre que asumen ciertas escuelas filosóficas del oriente, aunque lo más difundido y aceptado es la constitución septenaria. Es además el sello de la Iniciación mística como muestra de la aceptación en los misterios iniciáticos. De ahí que la estrella citada por Mateo en su hermoso evangelio tenga un significado mucho más trascendental de lo que creemos. Se está haciendo mención a la manifestación – significado de la epifanía– de un ser perfecto en la tierra, a la expresión de la Divinidad en un ser que vino al mundo para demostrar la realidad de la existencia y de la grandeza de Dios.  

Otro significado del pentagrama o estrella de cinco puntas es la figura del ser humano, con los brazos en cruz y las piernas abiertas. La punta de arriba de la estrella es la cabeza del hombre y las demás puntas son los cuatro elementos. El significado literal del pentagrama es el de un hombre que controla y domina los cuatro elementos. Es el símbolo sagrado de la armonía del cuerpo y del espíritu, y, en consecuencia, la representación de la perfecta salud física, energética y espiritual del hombre. La estrella de cinco puntas está estrechamente relacionada con el simbolismo que representa el número cinco: designa la quinta esencia universal, la esencia vital, el espíritu vivificado, el eterno movimiento genealógico y la fuerza intelectual humana a partir del quinto de los principios humanos: manas, el principio mental. El cinco representa también a los elementos naturales del mundo: la tierra, el agua, el aire, el fuego y el germen.

Al igual que la estrella de seis puntas, se considera que su origen está en la antigua cultura mesopotámica. La forma más antigua de pentagrama conocida se remonta al año 3500 a.C. en la ciudad de Ur en la Antigua Mesopotamia, donde lo llevaba el gobernante como símbolo de poder. También el Emperador Constantino I lo utilizó junto a su sello y amuleto. Para los hebreos representaba la Verdad y los cinco libros del Pentateuco. En la Antigua Grecia, era llamada pentalpha, siendo compuesta por cinco aes. En el antiguo Egipto, se identificaba como el símbolo de la “Matriz Subterránea”. Los celtas relacionaban el pentagrama a la Diosa Subterránea Morrigan y los cristianos le hemos dado el significado de los estigmas de Cristo. 

2da Parte- DÍA DE REYES, DE LA TRADICIÓN Y EL SIMBOLISMO A LA ADORACIÓN POPULAR. Por el Doctor Alberto Roteta Dorado.                  CubaDemocraciayVida.ORG                                                           web/folder.asp?folderID=136 

(Imagen arriba): La estrella de cinco puntas representa la perfección del hombre cuando ha alcanzado el máximo desenvolvimiento de su desarrollo espiritual. Es el nacimiento del hombre perfecto, en el cual, se ha expresado en toda su plenitud la Divinidad, δευτερος θεος, es decir, un segundo Dios, coeterno y consubstancial con su Padre.

En la edad media el pentagrama estaba inscripto en oro en el escudo de los caballeros simbolizando sus cinco virtudes: generosidad, cortesía, castidad, piedad y caballerosidad. Era un símbolo de Verdad y una protección contra los demonios. Durante la Inquisición, el pentagrama invertido simbolizaba la Cabeza del Chivo, o estrella del diablo, esto es, el lado negativo o diabólico. De ahí lo mal visto del empleo de la estrella de cinco puntas de manera invertida, algo presente en los ritos satánicos.

Los masones la llaman estrella resplandeciente y la relacionan con la imagen de Horus, hijo de Osiris o el Sol, lo que se relaciona con la idea del λóγος como Hijo engendrado por el Padre del cristianismo. Horus, al igual que Cristo entre los cristianos, fue venerado en el antiguo Egipto. El tabernáculo se abría como muestra de su expresión para recordar su nacimiento en fecha similar a esta. Ambos representan la perfección humana, y son hijos divinos en los que el Padre ha depositado su divinidad. Horus, como el λóγος de los griegos y del cristianismo, es el germen o simiente universal de todo lo existente, por cuanto, es principio Cósmico del Universo, dador de la vida a todas sus criaturas. Recordemos la idea de la inmanencia divina de la teología cristiana, algo que, por desgracia, se dispersa demasiado en estos tiempos en que la superficialidad y la carencia de devoción sustituyen con frecuencia al estudio profundo, la meditación reflexiva y oración contemplativa.    

También representa a Anubis o estrella canicular que guiaba a Isis. Cuando la estrella flamígera aparece entre una escuadra y un compás (Tierra y Cielo) representa al hombre regenerado radiante de luz. Sus cinco puntas forman el pentalpha de Pitágoras, lo que representa para los masones los cinco puntos de la perfección: Fuerza, Belleza, Sabiduría, Virtud y Caridad. En el Rito Escocés Rectificado de la Masonería la interpretaban como símbolo de la estrella que guio a los μαγοι (magos), como reconocimiento del redentor, desde el lejano oriente hasta Belén.

Según la enseñanza de Ragón, que es respetable entre los eruditos:

“Para los egipcios la estrella flamígera era la imagen de Horus, hijo de Isis y del Sol, responsable de las estaciones y emblema del movimiento (…) Para la masonería es la imagen del Genio que inspira en las almas los ideales, está iluminada porque Pitágoras recomendó no hablar de las cosas sagradas sin luz”.

La idea de la estrella en días como estos es la evocación del pasaje bíblico de la estrella que sirvió de guía a los μαγοι de oriente para el reconocimiento de la encarnación de la Divinidad entre los hombres; no hay mayor significado que este, al menos para el cristianismo. La presencia del Dios-hombre entre nosotros tiene un significado trascendental, como lo tuvo para los antiguos egipcios, para los tibetanos y budistas, quienes adoraron a Horus, Buda o Padmapani-Avalokitezvara, todos ellos, expresión de la Divinidad y encarnaciones divinas entre los hombres, lo que demuestra el carácter universal de un acontecimiento, que llega a nosotros a través del simbolismo de aquel humilde nacimiento y de la aparición de una estrella en el firmamento. 

El aproximarnos a estos hechos y descubrir la inmensidad que se esconde detrás de la apariencia del símbolo, es nuestro deber.  Estos pomposos días, llenos de trivialidades, donde reina el consumismo, días de fiestas, regalos, adornos – navidad postcristiana–, pero, por desgracia, carentes de la espiritualidad y del recogimiento, aspectos que deben ser los elementos primordiales de estos tiempos en los que renace triunfante el Cristo, cual Avatar de la Divinidad, para el orgullo y regocijo de los hombres.      

Fin

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