“La fuerza real de una economía moderna es una masa crítica de gente instruida. Los fundamentos del desarrollo económico son la educación y la competencia, más que la inversión del capital.” Peter Drucker.
Las necesidades del empleado profesional
Roberto L. Capote Castillo.- El desconocimiento sobre como dirigir al empleado profesional en las empresas socialistas cubanas es un mal que tiende a empeorar y con la Tarea Ordenamiento tampoco fueron favorecidos. Las necesidades del empleado profesional no se han apreciado por los gobernantes y empresarios. Para comenzar a resolver este problema lo primero es reconocerlo, pero pienso, que es inteligente considerar lo expresado por Peter Drucker en su libro “The practice of management”, considerado aún como la biblia de la gerencia. En el susodicho expresó:
“El empleado profesional tiene cinco necesidades específicas que deben ser satisfechas si es que él ha de ser un integrante efectivo y productivo de la empresa. 1) Debe ser un profesional, y sin embargo hacer una contribución a la empresa y saber que la hace y en qué consiste. 2) Debe tener oportunidades de ascender como empleado profesional y colaborador individual. 3) Debe tener incentivo financiero para su desempeño sobresaliente y la mayor contribución como colaborador individual. 4) Su tarea debe ser la de un profesional. 5) Necesita reconocimiento profesional tanto dentro de la empresa como en la comunidad.”
Analizaré, de forma general, la satisfacción de las anteriores necesidades
- (1) Debe ser un profesional, y sin embargo hacer una contribución a la empresa y saber que la hace y en qué consiste.
La educación gratuita se estableció como un derecho de los cubanos, instituido en la Constitución, sin embargo, existe la creencia de los gobernantes castro-comunistas, de que todo titulado le debe un agradecimiento eterno a la Revolución y sobre esta base debe estar dispuesto a cumplir cualquier “misión” que le sea asignada. Por esta razón el empleado profesional es obligado a prestar sus servicios en el lugar donde lo ubiquen en un período que puede oscilar entre dos o tres años, sin tener en cuenta sus intereses personales, aunque el puesto de trabajo asignado no esté vinculado directamente con la especialidad de la cual se graduó. Existen leyes y reglamentos estableciendo el denominado “servicio social” para los graduados, su incumplimiento puede conllevar la pérdida del título.
Los médicos y profesores, entre otros, han sido los más afectados pues los envían a prestar sus servicios a países en los que les pagan el 20 % o menos del salario contratado. En el caso del personal sanitario ha sido en contubernio con la Organización Panamericana de la Salud (OPS). La situación inducida por la Tarea Ordenamiento ha provocado el desinterés por estas misiones e incluso las aulas de las universidades están vacías y se han visto obligados a racionalizar las carreras en varias universidades. Además, el salario asignado a los recién graduados es una falta de respeto a su título. Por mi experiencia de consultor pudiera exponer muchos ejemplos de las empresas, pero prefiero uno personal:
La menor de mis tres hijas se graduó de arquitecta y especializó, por interés personal, en restauración de obras de arquitectura y el tema de su trabajo de diploma fue la recuperación de las capillas del cementerio de la ciudad en mal estado por la falta de mantenimiento. Los resultados de su investigación, con la más alta calificación, fueron aprobados para ser aplicados en las reparaciones que se planeaban realizar en dichas obras, por esta razón el historiador de la ciudad la solicitó para que trabajara en su departamento de arquitectura. No obstante, lo anterior, una burócrata de la Dirección Provincial de Planificación rechazó tal solicitud ubicándola en una empresa de proyectos de la agricultura por ser éste un sector priorizado por el Partido. Después de años de sacrificio y preparación, a pesar de ser declarado el casco histórico de la ciudad como patrimonio de la humanidad, se dan el lujo de rechazar a la única arquitecta de su graduación con tal formación. Actualmente mi hija trabaja en una empresa americana de arquitectura en USA.
Situaciones similares a la anterior han provocado al cumplir el servicio social los profesionales se dediquen a encontrar el puesto de su vocación, muchos no lo logran y deciden abandonar sus conocimientos para dedicarse a otra actividad laboral por lo general más lucrativa, he conocido casos de meseros, carpinteros, etc. Con esta política la inversión en educación se convierte en un gasto inútil afectando la economía.
En una entrevista que le hicieran a Peter Drucker sobre cómo proceder con los trabajadores del conocimiento, le preguntaron ¿cómo retener a estos trabajadores? y expresó diferentes consideraciones, algunas de las cuales expongo a continuación:
“.... Lo que hay que hacer es... lograr que quieran trabajar para ti. En cierto modo.... lo que define a una buena organización es cuánta gente ha rechazado ofertas atractivas para irse a otro lugar, “porque me gusta estar aquí, porque aquí me siento productivo, porque aquí me respetan, porque aquí estoy en casa.”
..... Y para hacerles productivos, debemos examinar su rendimiento y decir: “¿cuál es el lugar para esta persona?” Y, por cierto, eso es algo en lo que también debe implicarse al trabajador del conocimiento. Él o ella deberían reflexionar sobre dónde podrían lograr, con su contribución, un mayor... impacto.
Conclusión, el castro-comunismo no satisface la necesidad de los profesionales de hacer una contribución a la empresa y saber que la hace y en qué consiste. No es posible conocer la contribución que se hace si el profesional es ubicado en una actividad desvinculada de sus conocimientos y preferencias malogrando sus ilusiones.
- 2) Debe tener oportunidades de ascender como empleado profesional y colaborador individual.
Los puestos de trabajo para los profesionales, por mucho tiempo, fueron clasificados en A, B o C en dependencia de la categoría que tuviera la empresa. El problema radicaba en que por lo general no existían diferentes categorías para una misma posición por las que pudiera transitar el profesional, de ahí que una vez ubicado en la existente, no tenga más posibilidades de promoción. La insatisfacción de la necesidad de promoción es otra de las causas de la poca motivación de los profesionales para ofrecer sus mejores ideas y experiencias. Por lo general los profesionales competentes no comparten sus conocimientos, para utilizarlos a modo de escudo protector, debido a los enrarecidos climas laborales que por lo general existen en las empresas y donde su permanencia depende de ser imprescindible al ser considerado experto en determinada actividad. Esto también les permite defenderse de los adversarios, generalmente los mediocres, que comprometidos en la política tratan de obtener poder con chismes y otras mal intencionadas actuaciones contra los empleados profesionales que pueden al final ocasionar su salida de la organización. Mi decisión de convertirme en consultor free lance fue inducida por estos mezquinos personajes.
La mayoría de los empleados profesionales son subutilizados. También, según mi experiencia, pocos buenos profesionales desde el punto de vista de sus conocimientos han producido un buen dirigente pues su mayor interés es el desempeño de su profesión.
- 3) Debe tener incentivo financiero para su desempeño sobresaliente y la mayor contribución como colaborador individual.
La necesidad de los incentivos financieros es imposible de satisfacer en las empresas socialistas. Se han experimentado diferentes sistemas de estimulación y siempre ha prevalecido premiar el músculo antes que la inteligencia. Además, la mayoría de los profesionales recibían la clasificación de trabajadores indirectamente vinculados a la producción limitando la cantidad de dinero a recibir, que de por sí siempre ha sido insuficiente. Al respecto pudiera señalar muchos casos, pero puedo exponer el de mi esposa que siendo ingeniera permaneció, en el mismo puesto durante casi treinta años ganando similar salario pues las reformas salariales poco la favorecían, aun cuando su trabajo se evaluaba de satisfactorio anualmente. Esto sin tener en cuenta las cíclicas inflaciones sufridas por la economía del país que no se tenían en cuenta en los salarios.
En este sentido es bueno recordar lo señalado por Peter Drucker:
“…Aquí también, principalmente debido a la falsa disyuntiva de gerente o trabajador, los incentivos monetarios para el personal empleado profesional están en general atados al ascenso a un cargo administrativo”
La disyuntiva anterior, de gerente o trabajador, provoca que los empleados profesionales, que no desean ser dirigentes, se vean obligados a abandonar sus profesiones para buscar los incentivos monetarios en otros tipos de trabajo. La anterior preocupación expresada por Drucker, tampoco tuvo solución en la desaparecida URSS, nación líder del socialismo. En mi primera visita a ese país conocí un taxista graduado en ingeniería que, según él, si trabajaba como profesional se hubiera muerto de hambre. Otro caso es el de un ingeniero y su esposa que conocí en una consultoría, graduados de ingenieros en la Unión Soviética, trabajaban como barman en un hotel. Estas situaciones son ocasionadas por la posibilidad de ganar más dinero en puestos que no son para profesionales. Me pregunto ¿Cómo puede la economía de un país subdesarrollado hacer inversiones formando profesionales y luego desaprovechar sus conocimientos?
Otra vía utilizada por profesionales para conseguir incentivos monetarios era obteniendo grados de maestrías o doctorado en las universidades. El gobierno mediante una ley dispuso un aumento salarial para el profesional que alcance dichos títulos. Esto se convirtió en el fin y no en el medio para mejorar su desempeño ya que una vez graduados, estos conocimientos no mejoraban su productividad y generalmente la empresa no recibía beneficio alguno a pesar de la inversión realizada. Asesoré a varios profesionales en sus tesis comprobando que los temas investigados no eran aplicables en su trabajo, confesándome que su primordial objetivo era conseguir el aumento salarial. Esta vía puede conducir a valorar al profesional por sus credenciales y no por su desempeño lo cual fue alertado por Peter Drucker en una entrevista que le realizaran en la década de los años noventa.
“Pregunta: “Algunas de las pruebas psicológicas que se están desarrollando actualmente son mejores para ayudarles a las personas a identificar sus competencias. Pero si la economía mundial está pasando de un modelo de mando a un modelo de conocimiento, ¿por qué no es la educación la que determina quién debe desempeñar determinado empleo?”
Respuesta (Drucker): “Por el enorme peligro de que no valoremos a la persona en función del desempeño sino en función de las credenciales. Por extraño que parezca, el mayor escollo de una economía de conocimientos es que se convierta en una meritocracia mandarina. Por todas partes vemos aparecer el credencialismo. ¿Por qué les parece a muchas personas que es necesario decirme que fulano es realmente un buen investigador aun cuando no tenga un doctorado? Es fácil caer en la trampa porque los grados están en blanco y negro mientras que para pesar la contribución de una persona se necesita criterio”.
El credencialismo, académico y político, se ha cimentado en todos los escenarios de la sociedad cubana siendo el requisito “sine qua non” para ocupar cualquier cargo, ya sea profesional o dirigente. Los títulos y los méritos políticos del candidato, deciden por encima de cualquier criterio basado en el desempeño. El presidente designado se doctoró en ciencias y no fue capaz de prever las consecuencias de la Tarea Ordenamiento, su doctorado lo he denominado “ciencias de las estupideces” por su inoperancia. En la URSS conocí un refrán ruso que expresa: “Cada día que amanece, el número de los tontos crece”. En Cuba hemos superado esta predicción, principalmente en los gobernantes y dirigentes empresariales.
La sociedad que no pueda retribuir debidamente a los profesionales de su país, no debe quejarse si emigran a otros países que sí lo hacen. El “robo de cerebros” es una falacia.
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Continuará…
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