“Se puede soñar, crear, diseñar y construir el lugar más maravilloso del mundo... pero son las personas quienes hacen realidad ese sueño”. Walt Disney
Roberto L. Capote Castillo.- A continuación, realizaré un análisis del cumplimiento de cada una de las fases descritas en el artículo anterior sobre la gestión de los recursos humanos, para exponer la poca importancia que a las mismas conceden los gobernantes y dirigentes del sistema empresarial.
a) Análisis del puesto de trabajo
En esta fase debe realizarse el estudio de las competencias requeridas. Pero, ¿cuáles competencias se deben tener en cuenta? Deben incluir las competencias racionales y las emocionales. El Ministerio del Trabajo siempre fue el que definió los requisitos de los puestos de trabajo haciendo hincapié en el nivel escolar y los años de experiencia para ocupar una determinada plaza. A inicios del perfeccionamiento empresarial las empresas podían definir las competencias de los puestos de trabajo, pero el desconocimiento, la ideología y la estupidez indujo que no se cumpliera el objetivo propuesto. De manera general son las competencias racionales las únicas que se tienen en cuenta, en buena parte están ausentes las emocionales.
En el desempeño de mi trabajo de consultor revisé múltiples documentos que establecían las competencias de los trabajadores, por lo general requerían el grado escolar y la experiencia, complementándose con otras como: “estar de acuerdo y cumplir los principios de la revolución, mantener una positiva actitud revolucionaria, tener espíritu internacionalista, demostrar combatividad revolucionaria y otras parecidas”.
Las competencias emocionales son desconocidas en la mayoría de las áreas de recursos humanos del sistema empresarial. La inteligencia emocional ha sido estudiada desde hace años, pero es a partir de la publicación de los resultados de las investigaciones de Daniel Goleman que alcanza su máximo auge. Según Goleman: “El cociente intelectual no es una medida infalible porque es muy frecuente que las personas que poseen un alto cociente intelectual no desempeñen adecuadamente su trabajo y que quienes tienen un cociente intelectual moderado, o más bajo, lo hagan considerablemente mejor”
En mi experiencia de consultor era frecuente observar personas con inteligencia emocional poco desarrollada ocupando puestos de trabajo atendiendo a los clientes. Pero el maltrato a los clientes nunca ha sido preocupación de los empresarios socialistas que se enfocan en la titulación exigida (competencia racional), una buena actitud revolucionaria y su militancia (ideología). Una investigación realizada por el Consortium for Research on Emotional Intelligence in Organizations, arrojó un resultado sorprendente vinculado al cociente de éxito: el mismo se debe un 23% a nuestras capacidades intelectuales, y un 77% a nuestras aptitudes emocionales.
Basado en la susodicha investigación, me pregunto: ¿cuáles investigaciones han validado las competencias requeridas para el buen desempeño de los proletarios? Las exigidas son: estar de acuerdo y cumplir los “principios de la revolución”, tener una buena “actitud revolucionaria”, demostrar “combatividad revolucionaria”, etcétera, “estas competencias” han sido una más de las causas que han llevado al fracaso a las empresas socialistas por la doblez que induce en los proletarios.
Entre las habilidades más demandadas para trabajar en las nuevas condiciones de la economía mundial, según encuestas e investigaciones, están: “saber escuchar y comunicarse oralmente, adaptabilidad y respuestas creativas ante obstáculos y reveses, dominio personal, confianza en uno mismo, motivación para trabajar por un objetivo definido, deseo de desarrollar su carrera y enorgullecerse de lo alcanzado, efectividad grupal e interpersonal, espíritu de colaboración y de equipo, habilidad para negociar desacuerdos entre otras”. Todas las habilidades anteriores corresponden a la inteligencia emocional.
El Ministerio de Trabajo nunca consideró importantes las competencias emocionales. Además, los estilos de dirección de los dirigentes empresariales no las demandan y cuando un trabajador las manifiesta por intuición el “statu quo” de las organizaciones las neutraliza. Este escenario ha propiciado que los proletarios apliquen la doble moral, cuya manifestación en la práctica es la expresión oral de un criterio que se contradice con las convicciones de la persona, este comportamiento impacta negativamente en la productividad y eficiencia de las empresas.
Las investigaciones demuestran la posibilidad de desarrollar la inteligencia emocional de las personas a cualquier edad, sin embargo, manifiestan que la inteligencia racional alcanza su plenitud a los diez años. Al respecto se recomienda a los padres desarrollar la emocional en sus hijos desde edades tempranas para favorecer su éxito en el trabajo pues no les bastará con tener un alto coeficiente intelectual, sin embargo, prevalece la “educación del miedo”, permanentemente estamos advirtiéndoles lo que no pueden hacer por las represalias comunistas. Tampoco se realiza ningún esfuerzo por los gobernantes, se continúa insistiendo en la necesidad de educar a las nuevas generaciones en la formación del “hombre nuevo Guevariano”, obligándolos a proclamar desde los estudios primarios: “seremos como el Che” (¡incompetentes, guerreros, violentos). Este comunista no fue paradigma de eficiencia, tolerancia, saber escuchar, etcétera.
Según Goleman:
“En un sentido muy real, todos nosotros tenemos dos mentes, una mente que piensa y otra mente que siente, y estas dos formas fundamentales de conocimiento interactúan para construir nuestra vida mental. Una de ellas es la mente racional, la modalidad de comprensión de la que solemos ser conscientes, más despierta, más pensativa, más capaz de ponderar y de reflexionar. El otro tipo de conocimiento, más impulsivo y más poderoso —aunque a veces ilógico—, es la mente emocional”.
Como consultor investigué cuáles competencias deciden el éxito de un trabajador para mi aprendizaje y recomendarlas a las empresas que asesoraba. En la búsqueda realizada encontré que el American Sucess Institute establece, basado en el resultado de diferentes investigaciones, lo siguiente:
“Los diez atributos básicos de una personalidad exitosa”:
“Fuera de la honradez y la buena salud que se dan por supuestas para competir en el mercado laboral, un análisis de las cualidades de la personalidad que hacen posible el buen éxito individual, en diferentes estudios estadísticos da como resultado las siguientes:
- 1. Ambición o Deseo.
- 2. Iniciativa o Determinación.
- 3. Confianza en sí mismo.
- 4. Entusiasmo.
- 5. Inteligencia.
- 6. Perseverancia.
- 7. Espíritu de cooperación y poder de persuasión.
- 8. Estabilidad emocional.
- 9. Conocimientos específicos.
- 10. Originalidad y creatividad.
Siete de los atributos anteriores son emocionales y solamente tres están relacionados con el cociente intelectual. No es necesario demostrar que el clima laboral existente en las empresas socialistas y la actual realidad económica, imposibilitan desarrollar las susodichas cualidades. Por ejemplo, cualquier manifestación de ambición o deseo de mejoramiento personal, por mencionar solamente el primero, induce que un trabajador sea mal interpretado ideológicamente. Los dirigentes de las empresas y el sindicato siempre están convocando a los trabajadores a dar su mayor esfuerzo, de forma altruista, por la Revolución y el socialismo, pero posterior a la “Tarea desordenamiento”, los precios aumentan descontroladamente y los salarios no alcanzan ni siquiera para satisfacer las necesidades de alimentación. El pasado 13 de mayo el presidente designado (Dr. En Ciencias de las estupideces), en la provincia Pinar del Rio, hizo un genial descubrimiento, al expresar: “Cuando tengamos más producción de alimentos, podremos bajar los precios”. Quizás sea el título de uno de los capítulos de su tesis de doctorado.
Ante el anterior escenario no se pueden formar proletarios exitosos, sino todo lo contrario obreros fracasados con negativas consecuencias para la eficiencia de las empresas.
b) Planeamiento de los recursos humanos
De forma resumida se puede decir que en esta fase se determina la cantidad de trabajadores y las especialidades necesarias, es decir, seleccionar el personal adecuado. La incorrecta planeación es otra de las causas de la ineficiencia de las empresas. Las empresas socialistas realizan la planeación a partir de un organigrama previamente elaborado (de arriba hacia abajo), cuando técnicamente debe ser al revés. Otro error es la aplicación de un concepto uniformador de los puestos de trabajo, al considerarlos genéricos. Por ejemplo, se asume que es lo mismo un auxiliar de limpieza en una oficina, un hotel, un hospital o en una fábrica de alimentos, sin diferenciar la cantidad de trabajadores y los conocimientos específicos requeridos para esa labor en cada tipo de organización. En mi estancia en Texas trabajé en una fábrica de alimentos y tenían externalizada la limpieza, por economía y la especialización que requiere la misma.
Durante la euforia de Raúl Castro por arreglar el desastre heredado, decidió “desinflar” las plantillas. Todos los ministerios decretaron la disminución del personal eliminando especialidades que desempeñaban similares ocupaciones para unificarlas en un solo puesto de trabajo, pero al final la función no se cumplía a cabalidad. Para mantener un determinado índice de trabajadores indirectos, se prescindieron de puestos que después hacían imposible el correcto cumplimiento de todas las etapas de un proceso de producción o servicio, se aplicó un concepto equivocado del “multioficios”, generando situaciones que impactaron de forma negativa en la eficiencia de las empresas pues se unieron funciones que en la práctica no lograban la eficacia requerida pues además no se remuneraban adecuadamente. Lo anterior puso de manifiesto la falta de conocimientos para realizar la planeación por los “especialistas” socialistas de recursos humanos.
No obstante, lo anterior, bajo el manto de plazas directamente vinculadas a la producción o los servicios, los dirigentes, por “sociolismo” y para formar “piñas”, solicitan nuevos puestos de trabajo generando más ineficiencia. Les relato una experiencia personal, trabajando en la Delegación Territorial del Comité Estatal de Normalización (CEN) de Camagüey, donde habíamos menos de treinta trabajadores, el jefe de personal (secretario del núcleo del PCC) expresó al delegado que necesitaba un auxiliar de personal y éste lo gratificó con una “botella”. La falta de conocimientos, así como las incorrectas políticas dirigidas a eliminar el desempleo, también son causantes de la existencia de trabajadores por encima de las verdaderas necesidades. El fracaso en la gestión de los recursos humanos induce los exiguos salarios que se les paga a los proletarios originando insatisfacción laboral y social, generando males como el hurto, desvío de recursos, etcétera, la propaganda castro-comunista insiste en que los obreros cubanos superan en felicidad al resto del mundo (pocos están convencidos de esto).
Queda demostrado incuestionablemente que el sistema empresarial ha sido incapaz de realizar la planeación de los recursos humanos correctamente lo cual ha impactado negativamente en la productividad y eficiencia de las empresas.
En el siguiente artículo continuaré explicando las fases que conforman los sistemas de gestión de los recursos humanos y su manifestación en las empresas socialistas cubanas actualmente.
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