(Parte 1) Las malas prácticas en las empresas socialistas cubanas. Por Roberto L. Capote Castillo.
“El liderazgo efectivo es poner primero lo primero. La gestión eficaz es la disciplina llevada a cabo”. Stephen Covey.
Actualmente existennumerosas publicaciones en las que se expone la desastrosa situación de la economía cubana comparándola a la existente antes del 1959. No creo que sea necesario hacer un estudio para demostrar que la economía socialista no funciona. Sin embargo, son pocos los que profundizan en sus causas a nivel microeconómico. En esta serie de artículos quiero exponer algunos errores que causan el mal funcionamiento de la empresa socialista en Cuba y el lector debe asumir que sus pares y negocios privados cubanos no cometían tales desatinos antes del casto-comunismo.Tampoco he conocido alguna empresa del desaparecido Segundo Mundo ni en Cuba cuyos resultados se hayan publicado para mostrarlas como paradigmas de eficiencia y eficacia.
En los artículos anteriores quedó evidenciado que los directores no manifiestan tener práctica en el desempeño de sus funciones. Según mi parecer poseen pocas habilidades para aplicar conocimientos y aptitudes en el ejercicio de la profesión. Aprovecharé para hacer un breve razonamiento sobre las principales consecuencias provocadas por los desaciertos en la dirección de las ramas más influyentes en la economía. No poseo estadísticas sobre los resultados a nivel de empresaya queno existen publicaciones sobre esta materia a disposición de los “verdaderos dueños” y las que publican los comunistas son falsas pues siempre somos los mejores.
Los errores cometidos por los directores sobrepasan la lógica, no tienen precedentes de ningún tipo en la historia de la economía cubana, solamente deseo exponer, para las nuevas generaciones, la irracionalidad de un sistema económico que ignora tanto la teoría como la práctica de la dirección empresarial, cuyos objetivos principales son políticos, no económicos, que no le interesa mantener el adecuado equilibrio entre lo realizado en el presente y el futuro de las empresas aunque se perjudique el bienestar de la sociedad.Los directores son responsables del desequilibrio existente entre el presente y el futuro de las empresas, por la búsqueda de resultados económicos inmediatos. Según mi criterio, la responsabilidad está compartida. Hay una causa importante originada por el cumplimiento del precepto ideológico del comunismoque exige a los directores de las empresas la obediencia a ciegas de las indicaciones y directivas del Partido, Gobierno o Estado.
Por lo general los directores han procurado el cumplimiento de los planes por encima de cualquier consideración de tipo económica. Esta irresponsable actuación ha ocasionado la pérdida de la vanguardia en diferentes ramas de la economía y que la mayoría de las empresas obtengan perdidas en sus resultados. Expondré las situacionesque demuestran lo anterior, de manera general, en algunos de los sectores más importantes de la economía pues además de la falta de información, se necesitaría escribir varios libros para lograr exponer elescenario en toda su dimensión pues la realidad supera la ficción:
Producción azucarera:
Las empresas se agruparon en ministerios según el parecer de las autoridades gubernamentales, tanto en la producción azucarera como entodas, realizando constantes cambios estructurales después del año 1959. En determinado momento se constituyeron empresas cañeras, subordinadas al ministerio de la agricultura, cuya misión fundamental era el cultivo de la caña, con vistas a su entrega a los centrales azucareros subordinados al ministerio del azúcar. Esta experiencia no logró la eficiencia deseada, no solamente por los problemas estructurales, sino además por su mal desempeño en lo funcional.
El cultivo de la caña se realiza en varias etapas en un proceso en el que la disciplina decide los resultados. Todas son decisivas para los requerimientosde la calidad del azúcar. Comenzando por la preparación de la tierra, la siembra, labores de cultivo, la cosecha, etcétera, con una alta dependencia de las condiciones climáticas en el momento de su ejecución. También influye, de forma decisiva, la calidad de la semilla utilizada.¿Cómo ha funcionado lo anterior en el período revolucionario?: para la siembra se fijan metas (cantidad de hectáreas a sembrar), las cuales responden a un plan elaborado por los ministerios de las empresas que se supone vinculado a los propósitos de producción de azúcar con vistas a la exportación. El cumplimiento de las metas es lo fundamental parael director y la dirección del Partido o Gobierno del área geográfica donde se encuentra la empresa, esto en la mayoría de los casos impide a los directores trazar estrategias al respecto. Así, por ejemplo, ha sido una práctica común que se siembren una gran cantidad de hectáreas, pero al hacerlo sin la disciplina tecnológica requerida, nila maquinaria adecuada y con una semilla de baja calidad no se logra la germinación esperada obteniéndose campos despoblados con bajos rendimientos de caña por hectárea sembrada.
Si en los casos anteriores se ha cumplido la meta de la cantidad de hectáreas a sembrar no se exige responsabilidad por la falta de eficacia y eficiencia a los directores de las empresas, pues los resultados negativos siempre se imputan a las adversidades climáticas. En definitiva, casi siempre los errores se deben al acatamiento de las órdenes del nivel superior, por lo general del primer secretario del Partido Provincial, desconocedor de los detalles técnicos de los procesos señalados anteriormente, pero, además, estas personas no rinden cuentas por los resultados económicos de las empresas. Estas malas prácticas han provocado que los directores valoren sobre todo los esfuerzos antes que los resultados.Además,se debe añadir otro aspecto importante y es que posterior a la confiscación de las empresas, las labores agrícolas de la zafra se realizaban por trabajadores de otros sectores, sin experiencia en la siembra o el corte de la caña, siendo sus resultados valorados por la cantidad que sembraran o cortaran sin importar la calidad. Uniendo todos los factores analizados se obtiene el siguiente panorama:
Los centrales azucareros reciben caña con edades promedios inferiores a la requerida; generalmente atrasadas por el tiempo transcurrido desde el corte hasta su traslado a la fábrica; con altos porcientos de materias extrañas (tierra, fango, piedras, entre otras) y alto por ciento de impurezas (paja y cogollo); causando ineficiencia industrial con pésimas consecuencias para los rendimientos de azúcar y su calidad. Además, esta materia primaocasiona roturas y paradas continuas, sin embargo, a la empresa o cooperativa cañera se le pagaba por la cantidad de caña entregada siendo normal que obtuviera “resultados económicos positivos” en su gestión, sus directores recibieran felicitaciones y estímulos, mientras la eficiencia de los centrales a los que tributaban se fuera a pique.
A lo anterior se añade la forma en que se cosecha la caña, ya fuera manual o mecanizada. Como lo más importante es la cantidad a recolectar es común que los cortadores manuales dejen los llamados “tocones” de caña en el plantón al igual que ocurre con las máquinas, por trabajar a altas velocidades con la cuchilla alta para avanzar más rápido y cortar más. Estos tocones son trozos de caña sobresalientes que limitan la duración del plantón induciendo que los campos se deterioren o se vayan “despoblando”, obligando a su frecuente demolición y siembra, haciendo una espiral descendente en la que se repiten todas las malas prácticas anteriores, pero partiendo de un punto cada vez más bajo. A lo anterior hay que añadir que en su afán por cumplir los planes de producción los directores de los complejos agroindustriales ordenan el corte de toda la caña existente cosechando las que generalmente se dejaban para el inicio de la próxima zafra. La “caña quedada”, término más común para identificarla, que estratégicamente iniciaba la zafra chiquita del próximo año, desapareció y en su lugar siempre están moliendo caña con poco tiempo de germinación cuyos rendimientos en términos de azúcar son bajos e inducen la ineficiencia de los centrales. Esta es la máxima expresión de la falta de equilibrio entre el presente y el futuro en las decisiones de los directores de este importante sector de la economía.
En el desastroso desempeño explicado anteriormente, incide, además, la intromisión de los dirigentes del Partido y Gobierno en las cuestiones más elementales desde la etapa de siembra, cosecha y el funcionamiento de los centrales azucareros. El cumplimiento de las metas los ciega, haciendo que sus emociones primen sobre la lógica. Históricamente, desde nuestros ancestros, la zafra terminaba con el inicio de las lluvias o paralizándola temporalmente. Conel castro-comunismo esto nunca más se cumplió, siendo frecuente su extensión hasta los meses de junio o julio tratando de cumplir la meta del plan de producción de azúcar. A los jefes de los niveles superiores les es difícil entender que cosechar, transportar y moler caña con las lluvias no aporta ningún beneficio, pero sí muchos perjuicios. Desde la rotura de los caminos, empeoramiento de la calidad de la caña, roturas y paradas del central,además afectaciones significativas a la calidad del azúcar obtenido.
El escenario anterior es provocado por dos principales causas: el estilo autoritario de dirección además de la falta de responsabilidad y disciplina de los jefes del Partido al emitir órdenes sin rendir cuentas por sus resultados. Cuando la zafra es un desastre se realizan cambios de los directores de las empresas que peores resultados obtuvieron (fundamentalmente en cuanto a los volúmenes de producción), en pocos casos se sancionan a los dirigentes del Partido, aunque en la mayoría de las ocasiones son los verdaderos causantes de los insuficientes resultados.Con frecuencia se realizaban campañas de propaganda, en la televisión, mostrando con mucha euforia a los “heroicos” trabajadores cortando o transportando la caña bajo intensas lluvias e inundaciones, incumpliendo las normas de cortes establecidas. Es evidente que se impone lo político sobre lo económico y más aún sobre la lógica.
Los cambios estructurales realizados ya sea con la creación de empresas cañeras cuya única misión era producir la caña y los centrales azucareros dedicados exclusivamente a la producción de azúcar o la constitución de los complejos agroindustriales en los que se unen la producción de la materia prima y de azúcar bajo una sola dirección empresarial, así como las cooperativas cañeras no se han traducido eneficiencia y eficacia en esta importante producción. En todos los casos, los resultados siempre han sido calamitosos hasta que se decidió la infausta medida de desmantelar la mayor parte de los centrales azucareros y Cuba dejó de ser el primer exportador de azúcar crudo de caña del mundo y convertirse en importador en ocasiones.
Cuando en una empresa azucarera se mantiene el corte de la caña a pesar de torrenciales lluvias destruyendo los caminos cañeros, dañando la maquinaria de corte y el transporte, afectando la calidad de la caña, perturbando la eficiencia del central azucarero, perjudicando la calidad del azúcar obtenido por el interés ciego de cumplir con las cantidades del producto establecidas en el plan de producción, que nunca se cumple, no se puede decir que se tiene en cuenta el equilibrio entre el presente y el futuro. A lo anterior se añade la obsolescencia generalizada de las tecnologías en los procesos mencionados. También las exigencias para las arrancadas tempranas de los centrales, la falta de recursos impide realizar adecuados mantenimientos y reparaciones de los equipos que participan en la zafra pues en la mayoría de los casos las piezas de repuestos y demás materiales, cuando existen, siempre se entregan fuera de las fechas acordadas.
Además, parece que no se elaboró ninguna estrategia, o no se cumplió la existente, sobre el beneficio de los derivados de la caña, desaprovechándose las oportunidades para su exportación o sustitutos de importaciones. Estos productos pueden ser alternativos a la producción azucarera sin necesidad de desmantelar los centrales, en las épocas de bajos precios del azúcar.También la producción de energía eléctrica a partir de la biomasa. Brasil es un país paradigmático al respecto.
La obsesión por el cumplimiento del plan de producción de azúcar adquiere matices dramáticos cuando un central azucarero consumesu caña a procesar, entonces se aplican soluciones insólitas como la de su traslado desde zonas lejanas. Es fácil sacar la cuenta en estos casos que los gastos de combustible por la transportación y la pérdida de la calidad de la materia prima eclipsa cualquier beneficio, siendo más rentable comprar el azúcar en el extranjero.
El castro-comunismo ha perjudicado a Cuba por las “ayudas” de sus socios ideológicos, incluyendo los generosos precios al azúcar. Desde sus inicios prácticamente le han regalado el combustible y las importaciones de azúcar realizadas por la URSS eran subsidiadas por esta nación lo cual no cooperó en la creación de un pensamiento económico en las empresas y sus directores. Digo que ha dañado a la economía del país porque está demostrado y Drucker lo expresó de forma clara en su libro “Managing in a time of great Change”, cuando señaló:
“Hay una correlación “negativa” casi perfecta entre ayuda y desarrollo. Las regiones que recibieron más ayuda, o bien no se desarrollaron en absoluto, o bien, perdieron terreno”.
No hay cifras reveladas pero algunos analistas económicos plantean que el subsidio entregado por la desaparecida URSS, era suficiente para que cada cubano viviera con todas las comodidades, tal como la clase media de cualquier país capitalista, si esos recursos se hubieran administrado eficientemente para el desarrolloy construccióndel “paraíso prometido” a los proletarios. Pero Fidel Castro lo despilfarró en sus aventuras de exportación del comunismo mediante guerrillas y guerras por el mundo, en sus desatinados experimentos económicos y la aplicación de experienciasde otros países, irrealizablesen nuestro clima tropical.
El primer secretario del Partido en la provincia donde nací y residí, en la década de los años ochenta, se propuso producir un millón de toneladas de azúcar y para esto, tal como hacen sus pares en las provincias, dirigió personalmente la zafra, en todas sus etapas, desde la agricultura hasta el funcionamiento de los complejos agroindustriales. Para garantizar la cantidad de materia prima necesaria ordenó una gran campaña de siembra, debido a los bajos rendimientos que generalmente se alcanzan en los campos sembrados. En esta locura ordenó demoler un bosque de árbolesfósiles cuya existencia databa de miles de años. No se si al final se realizó esta barbaridad.Al final de la zafra se logró, según la información oficial, contrastada por ninguna otra vía, la cantidad propuesta, pero las consecuencias fueron precisamente las de dejar “un casco incendiado”. La provincia que fuera importante productora de ganado, leche y sus derivados, así como de otros productos agrícolas con un relativo desarrollo de la industria alimentaria, más nunca se recuperó del descalabro, quedándose sin azúcar y sin los otros renglones. Esto se sumó a los perjuicios causados por la locura desatada por el propósito de la “zafra de los 10 millones” que merece el premio Nobel a la insensatez al creador de tal enajenación: Fidel Castro.
Pero los males de la producción azucarera no finalizaron con las actuaciones anteriores, sino que empeoraron. En el proceso de reestructuración de la industria que culminó con el desmantelamiento de la mayoría de los centrales. En la actualidad Cuba está produciendo cantidades de azúcar similares a las de principio del siglo XX. Además de disparatado es doloroso pues recuerdo una frase popular cuando era niño,convertida en profética, y que decía: “sin azúcar no hay país”. Un breve análisis de la historia de los precios del azúcar demuestra que éstos siempre han oscilado y nunca ha sido el desmantelamiento de las industrias la receta que se ha aplicado en las épocas de baja. Pero, además, otro elemento importante que impactó en la ineficiencia fue el establecimiento de la doble moneda que merece un capítulo aparte. Tampoco se permitió la inversión extranjera para salvar esta industria como se hizo en el caso del turismo, el níquel y otras industrias.
En los inicios de los años 80 Japón, importante importador del azúcar, renunció a nuestro mercado por la mala calidad del azúcar. Por esta razón fui invitado a un consejo de dirección del entonces Comité Estatal de Normalización en el que Osvaldo Dorticós explicó los problemas al respecto. El ministro me encargó realizar un estudio sobre las causas de la mala calidad del azúcar. Con un grupo de especialistas y una metodología visitamos casi todos los centrales azucareros del país. Este estudio demoró un año y generó un informe con más de 100 páginas con todas las deficienciasdetectadas. Estainformación fue discutida con el ministro del azúcar quien se comprometió a que en un plazo de dos años resolvería los problemas. Esto no se cumplió por la permanente intromisión del Partido y Gobierno de cada provincia en la dirección de las zafras, contra la cual no existía remedio alguno.
En otro artículo proseguiré analizando otras empresas de otras ramas de la economía.
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