Los valores para una Cuba democrática (1). Por Roberto L. Capote Castillo.
"Mantén positivos tus valores porque tus valores se convierten en tu destino” Mahatma Gandhi.
El pronunciamiento anterior de Gandhi es posible que los comunistas lo desconozcan, lo subvaloren o quizás lo menosprecien pues siempre han pretendido que la nueva sociedad, luego de alcanzar el poder mediante la revolución (realizada de forma violenta), se enfoquen en establecer los nuevos valores que tendría el “hombre nuevo”, surgido del proletariado después de “extinguir” al “hombre burgués”. No es necesario demostrar que esos ideólogos revolucionarios una vez establecida la “dictadura del proletariado” viven como burgueses.
Posterior a la caída del “Muro de Berlín” y la desaparición del Segundo Mundo, en algunos países, en sus inicios de la era democrática, se pusieron de manifiesto las consecuencias del adoctrinamiento del “Hombre Nuevo” de manera que la corrupción, la malversación, el robo y otros comportamientos incívicos, inmorales y antidemocráticos provocaron que la población en general no mejorara su nivel de vida aumentando la desigualdad e insatisfacción, a pesar de haber logrado la democracia y establecido la economía de mercado. Esto fue debido, en gran parte, a que no existía como base una sociedad civil con los valores requeridos para que la nueva sociedad funcionara. Una vez más lo repito, la economía de mercado no crea una sociedad civil apropiada sino que presupone que existe.
En una búsqueda bibliográfica realizada para escribir sobre este tema comprobé que existen diferencias de criterios sobre cuáles son los valores necesarios para una sociedad democrática en el siglo XXI y observo que algunos definen, los que según ellos, son indispensables. Hace unos años un amigo español me obsequió “El libro de los valores” del autor Gustavo López Quintás que a mi criterio es lo suficientemente abarcador para utilizarlo como paradigma de los valores necesarios y suficientes para una sociedad cívica y moral en la democracia, convencido de que quizás, como decimos los cubanos, es posible “que no sean todos los que están ni estén todos los que son”.
En los artículos que escribiré sobre este tema analizaré los siguientes valores y explicaré, según mi experiencia, la forma en que los ha interpretado el comunismo para su adoctrinamiento y la manera de manifestarse en la sociedad actual:
- - Solidaridad
- - Autenticidad
- - Fidelidad
- - Bondad
- - Agradecimiento
- - Responsabilidad
- - Libertad
- - Amistad
- - Belleza
- - Paz
- - Laboriosidad
- - Justicia
En un artículo anterior utilicé la definición de valor del profesor Milton Rokeach, de la Universidad de Michigan, una autoridad mundial en el estudio de los valores, sin embargo, el autor Gustavo López Quintás alega que la más correcta traducción cristiana de “valores” es virtud. Esta palabra también perdió su valía en la sociedad cubana y fue sustituida por la de “actitud revolucionaria” para evaluar los aspectos positivos de una persona. Es curioso que aún en la actualidad cuando se dice que una persona posee muchas virtudes uno se haga una idea de lo que se señala, sin embargo, al expresar que posee una buena “actitud revolucionaria” no queda claramente definida su valoración.
He respetado la denominación de los valores del autor, aunque por supuesto siempre serán necesarias algunas aclaraciones por las diferencias culturales e idiomáticas que pueden existir. Tampoco otorgo prioridad a uno sobre el otro.
Con los artículos que escribiré sobre los valores deseo que la actual oposición al régimen “castrocomunista" comience a reflexionar e incluya este importante tema en su lucha para la formación de la nueva sociedad civil, porque puede ocurrir, parafraseando a Don Tomas Estrada Palma, que cuando se logre derrocar la dictadura, ante el escenario actual, digamos: "Tenemos democracia, pero necesitamos ciudadanos”. La lucha por el presente no nos debe hacer ignorar el futuro. Una vez más convoco a tener en cuenta la sabia frase de Gandhi que encabeza el presente artículo.
He observado, con aflicción, que algunos opositores manifiestan sus ideas públicamente de manera en la que subyace el deterioro de sus valores lo cual no es su culpa pues el adoctrinamiento del régimen comunista ha transfigurado a Cuba en una sociedad anómica, que como expliqué en un artículo anterior, es aquella en la que se originan un “conjunto de situaciones que derivan de la carencia de normas sociales o de su degradación”. Además, un ambiente de supervivencia como el que prevalece actualmente puede incitar a las peores actuaciones del ser humano.
¿Es fácil cambiar nuestros valores personales? No, si en una buena parte de nuestra vida hemos actuado sobre la base de los que nos han adoctrinado y en consecuencia los hemos asumidos como hábitos arraigados. No obstante, siempre se puede realizar esfuerzos para lograrlo y adoptar valores humanos positivos.
Los valores se inculcan en el hogar, la escuela y en la sociedad por lo general. Por ahora solamente se puede intentar hacerlo en el domicilio, si los ascendientes poseen los adecuados, y en la nueva sociedad civil que vaya surgiendo en el camino hacia la democracia, pues todos los niveles de la enseñanza pertenecen al estado socialista y solamente están “diseñados” para el adoctrinamiento y lograr la formación del “hombre nuevo” que tampoco han conseguido de acuerdo a las “actitudes revolucionarias” que aspiran educar.
No obstante lo anterior, los valores enseñados en la sociedad socialista cubana actual han sido creados y fomentados por las leyes, normas, regulaciones, etc. Determinadas por los gobernantes comunistas las que a su vez generan una actitud en los ciudadanos que inducen sus conductas. La mayoría de los cubanos que emigramos, después de haber recibido el adoctrinamiento comunista, descubrimos que debemos cambiar nuestra conducta para adaptarnos al país que nos ha acogido porque nuestro comportamiento demuestra falta de educación y de valores o que carecemos de hábitos propios de una sociedad democrática civilizada.
Cada vez con más fuerza observo que la juventud y una buena parte de los adultos se manifiestan de forma grosera, indisciplinada, falta de respeto y otros comportamientos incívicos en las colas, que deben hacer obligados por las carencias de todo tipo que sufren, y en su interacción social en general. Además, cuando se dirigen a una persona mayor le dicen “puro” o “tía” según su género. Han rechazado la palabra compañero o compañera, pero también lo hacen con Señor o Señora porque los adoctrinaron a que esos eran títulos “burgueses” y no de respeto.
En el próximo artículo comenzaré mi análisis sobre el significado de los valores mencionados anteriormente del autor Gustavo López Quintás y la forma de manifestarse los mismos en la actual sociedad cubana.
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