Cuba Democracia y Vida

María Corina de América si. Porque jamás volverá a improvisarse en América ni la sombra de otro aventurero argentino y marxista leninista. Por José Vilasuso Rivero.

José Vilasuso Rivero.-María Corina de América. No viene al  caso endilgarle mejor título a mujer insigne alguna quien en momentos históricos encabece otra jornada gloriosa, original, pacificadora y heroica en pro de la libertad y no ya de América, sino de la democracia universal desde tiempos ha y  muy bien registrada. Por el momento ahorro anticiparme tanto elogios como las descalificaciones óptimamente encuadradas para militantes de uno u otro bando en el duelo sublime; lo que sobreabunda, en el sendero puede por igual sobrar. Afincando pues al firme confieso no poder ordenar justamente los acaecimientos del caso. Forzado al azar, todo suceso parece digno de primera plana en cualquier coloso internacional de la noticia y la información. Nos descubrimos inmersos en tan grave y grato aprieto.

Al grano. Las instantáneas repletas de vida, colorido, elocuencia cuando nuestra hero'na dirige su verbo cálido, razonable, desapasionado, convincente a multitudes valientes, seguras de sus ideales, y desafiando represores, esbirros y obedientes a la dictadura encabezada por el exchofer de guagua conocido por Maduro o “podrido” según lo ha bautizado recién un ilustre ciudadano dominicano. Sencillamente es que el tema carece de precio. Ag-tanse los medidores, no hallo utensilios indispensables. A no dudarlo, Venezuela acapara hoy toda la atenci-n universal que a mal, o a debilitado otrora nos supo; aunque su pueblo luchador jamás lo mereciera. Pero que el presente sin embargo, tan alegremente volatiliza aquellas tristezas disueltas en el horizonte lejano, borroso, infinito. Todo deviene precisamente al encuadrar la colosal pantalla de tv que los pelos pone de punta. Sin exagerar, a tenor de encabezamientos, secciones mil y declaraciones no raras de afamados comentaristas, no adivino, dudo que puedan transmitir a sus respectivas audiencias la totalidad informativa reflejo de semejante grandeza regional. Aunque por otra parte se impone confesarlo y preocupa, dado este medio en que las realidades vitales me han colocado.

Me refiero a nuestro Caribe estratégico en que sobresale Puerto Rico merced a su ubicaci-n geográfica encajada al pie de la gran democracia del Norte, Usa. Desde aqu' nomás, y pese a que Venezuela acerca su puntal norte-o al sur de Ponce, nuestra belleza urbana más tradicional y latinoamericana, desde aqu' reitero que la influencia norte-a tan mencionada por el bate nicaragüense Rubén Dar'o parece a diario querer pasar por alto nuestra verdad cultural, leg'timos intereses y fiel prop-sito de existir. Se trata de un drama preocupante burdamente semiencubierto por veloces, arrolladoras avalanchas de Nissan, Honda, Toyota, Chevy, Chryslers, Volkswagen o en su lugar las indigestiones de Wendys, Burger King, Taco Maker, El Caldero, MacDonalds, Subways y sinnúmero de etc, etc. Ciertamente en Borinquen disfrutamos el estándar de vida más alto del continente hispano parlante. Nada envidiamos a California, Florida o Nueva York. Aseveraci-n confirmable con s-lo calzar un zapato bien ajustado en El Aeropuerto Mu-oz Mar'n, de San Juan, y no me detengo. Pues hasta aqu', hoy mismo Puerto Rico plataforma reconocida de paz internacionalmente, acabamos de recibir los ladridos feroces del perro de presa Nicolás Maburro. Su baba repugnante acaba de empa-ar nuestra reposada ma-ana. Pero no obstante, siguiendo fielmente la marcha, basta un vistazo breve, de refil-n a la mejor prensa escrita internacional para reafirmarnos en que tantos componentes, comprobaciones al cuadrado de episodios, personajes y representativos de regia historia continental, con sus anécdotas, héroes, hero'nas e incidentes monticulares registrados culminantemente en Ayacucho hace dos siglos exactos, se repiten convincentemente ahora mismo en El Chacao de Caracas, toda Venezuela y sus ecos extendidos nuestra hasta la Patagonia. El estremecimiento vigoroso que me consta ha despertado hasta insomnes los más empedernidos y aletargados en lejanos puntos cardinales demuestra su ejemplar vigencia; por ello y tal vez hasta con mayor gallard'a me atrevo a proclamarlo por todo portal, rascacielos, grandes avenidas, llanos, selvas, r'os y el gran cerro Bol'var empinado en Mérida. Enfatizando, es que por entonces, por aquellos a-os gloriosos culminados en 1824, el lenguaje obligado eran las armas. El Mariscal Sucre y el Libertador Sim-n Bol'var ten'an raz-n, fueron hombres de su tiempo. Ayacucho no se puede borrar de la historia. Imposible. Ni lo pretendemos.

Ahora bien, pasando ahora la página. Avanzamos por el pleno del siglo XXI. El lenguaje de las armas ha dejado su razón de ser. Borrón y cuenta nueva. Basta un vistazo leve, de soslayo, a las carnicerías de Ucrania y Medio Oriente para confirmarlo dolorosamente. Hoy reflexiva, lentamente, vamos dejando a un lado militarizaciones de los cuerpos de seguridad, así como comandantes, generales con sus charreteras, entorchados, condecoraciones y sables o metralletas, para en su lugar profundizar en personalidades tan altas como Mahatma Gandhi, Henry Dunant, Mihail Shajarov, Florence Nightingale, Baronesa de Sutnner, Mijail Gorbachov, Elizardo Sánchez Santacruz, Martha Beatriz Roque Cabello, don Pepe Mujica, Jimmy Carter, Teresa de Calcuta  y con toda razón la incontable pléyade venezolana que encabeza María Corina de América y preside Edmundo González Urrutia. Es que reconocemos hombres, destinos y mujeres de nuestro tiempo y en consecuencia ofrecen un frente de ideas, libertades, derecho a la vida y a pensar de acuerdo a su conciencia. Entre tanto y sin perder el hilo de la trama, lo traigo forzadamente a ruedo.

Refiero y reitero ahora aquellos altisonantes pregones belicistas tan bien publicitados por Hollywood, presentados hasta en Cannes por Robert Redford con toda justicia, dada su indiscutible calidad cinematográfica; pero desafortunadamente registraron una lamentable falla, debieron buscar otro personaje como protagonista de la trama. Grave error. Error sin remedio. Jamás servirnos de un aventurero argentino marxista leninista con dotes de líder. Hay que pensar mejor las cosas. Porque reconocer lideratos no es sinónimo de reconocer virtudes, líderes también lo fueron Adolfo Hitler, Josef Stalin, Nikita Jruschov, José Antonio Primo de Rivera, Benito Mussolini, Francisco Franco Bahamonde, Rafael Leónidas Trujillo, Pol Pot y tantos otros lujosamente uniformados. Definitivamente. Si cito lo que corre y sigue va en respuesta directa a referencias altamente comprometidas acabadas de descubrir, por cierto expresadas en el mejor idioma inglés. No señor; no rotundo. El comandante Ernesto Guevara de la Serna no debió ocupar tamaño sitial en privilegiados ejemplares de la mejor prensa internacional, editoriales acreditadas las cimeras de España, Latinoamérica y Estados Unidos. Desde entonces se precipitaron desoyendo aquel chileno grande y previsor Luis Victoriano Lastarria quien, con buen tiempo en pleno siglo XIX lo advirtió: La historia se escribe mucho después de los acontecimientos registrados. Jamás al compás de los mismos. Tienen que transcurrir años y años para que las pasiones se asienten, la cordura renazca, prosiga la investigación objetiva y la verdad fluya con razones, imparcialidad, comprobados hechos, cartografía, documentación auténtica, y ancianos testigos con buena memoria. No importa que se les haya mantenido a la fuerza en el anonimato más reconocido y hermético. 

No estimado lector, aprovechando la ocasi-n, este humilde cardenense les invita a revisar sinnúmero de documentos, fotocopias, declaraciones, citas al por mayor en boca de Nicolás Maduro, Diosdado Cabello, Vladimir Vecino y sus representativos, acreditados, aliados y portavoces fundamentalmente desde La Habana en las que se puede constatar convincentemente la absoluta solidaridad entre los reg'menes castrista y actual caraque-o. Las citas del Che refuerzan comprometedoramente y con harta frecuencia; cantilenas, denuestos, vilipendios y amenazas en bocas de mal aliento y bien conocidas de cualquier corifeo afiliado a la mal llamada revoluci-n bolivariana. La flamante agencia Associats Press pongo al azar por caso. No debe olvidarse. Esto está claro. Confusiones se agotan.

En resumen entramos a un nuevo a-o y lamentablemente diferimos de figuras regionales altamente respetables quienes proponen el uso de las armas para liberar a Venezuela del yugo comunista. Equivaldr'a al mal recordado paso atrás recomendado por Vladimir Ilitch Ulianov Lenin. Eso nunca. No hay vuelta al pasado. Me opongo enérgicamente. La batalla no es para medidores de fuerzas, moyeros, o estrategas afamados; sino para valores, ideas, lecturas, sentimientos, humanidad. Reitero la cita de los antedichos paladines pacifistas, ellos expresan encajablemente los procedimientos, instrumental y estrategias a emplear como estreno en la batalla desafiante que ahora libramos, junto a Mar'a Corina de América y Edmundo González Urrutia. Ni un paso atrás en el extenso, surtido y animado terreno que ya nos es dable ocupar.

   poetamedioloco@yahoo.com