AHORA LOS BIELORUSOS. Conversatorio entre José Vilasuso y Emiliano Pérez Castellano.
ACLARACIóN INDISPENSABLE. EL SIGUIENTE ARTíCULO RESULTó INADMISIBLE EN DIVERSOS MEDIOS DEMOCRáTICOS A QUE FUERA SOMETIDO. CUBADEMOCRACIAYVIDA. ORG, ha sido excepción.
Emiliano Pérez Castellano.- Profe, ahora los bielorusos se registran entre quienes demandan la verdadera solución para Cuba.
José Vilasuso: O sea la libre empresa, ¿no es cierto?
EPC.- Cierto, profe.
JV: Esto parece un sarcasmo Hasta gobiernos que se registran como aliados de La Habana, coinciden con supuestos “enemigos” en búsqueda de la cura de espanto.
EPC.- Siendo la recomendación proveniente de fuentes tan opuestas mueve la curiosidad. ¿Estarán de acuerdo entre ellos?
JV: Tácitamente sí, es que no es necesario rubricar con tinta roja acuerdo alguno para coincidir en temas indiscutibles. El caso cubano se reduce a la simple obsesión de una tiranía empecinada en no variar un ápice de su estancamiento por temor a perder el poder. Simple y llanamente. No pasan de ahí.
EPC.-¿Y entonces, las consecuencias?
JV: Entonces las consecuencias extienden indefinidamente las causales generadoras de tales consecuencias, Emiliano. En otras palabras, el callejón sin salida. El hoyo en que nos vemos hundidos desde 1959. Pero con el agravante de que el barco no toca fondo. Esto va para laaaaargo, pica y se extiende. Las medidas precautorias de que dicen servirse provocan risas, amigo mío. Risas con lágrimas o lágrimas de risas. Por ejemplo, conminar a pacientes hospitalizados para solicitar de sus familiares en el exterior, las medicinas de que ellos (el oficialismo) carece, y aplicarlas a dichos enfermos. Por otra parte, valerse de estudiantes sirviendo como “inspectores” de hogares sospechosos de sustraer o derrochar energía, combustible, etc, (inspectores encubiertos, mejor chivatos) Conjuntamente los derrumbes van creciendo, cobrando víctimas y los escombros aterran. Pienso en incontables compatriotas pendientes de que un andamio les caiga en la cabeza, los pobres refugiados más seguros a la intemperie bajo lluvia que en los refugios; la última foto del Palacio de Aldama, Reina y Amistad apuntalado, causaba incertidumbre, pavor. . .¿cuándo acabará de desplomarse?
EPC.- Yo me pregunto, profe. Cuál sea la diferencia entre supuestos aliados de La Habana tanto latinoamericanos, y o europeos?
JV: La gran pregunta, Emiliano. Analice usted. Rusia y Bielorusia demandan de La Habana la libre empresa como solución a la crisis; en pocas palabras; ambos gobiernos han sido escuetos y detallados, al pan pan y al vino vino. Demuestran interés en recomponer el entuerto. Se juegan sus intereses. Contrariamente la lista regional de comprometidos cada día más imprecisa, no aporta soluciones, de hecho más bien critican al “malo de la película,” eso les basta. Una vez mas, pura propaganda previamente anunciada. De lo cual se pueden extraer conclusiones de muy variado corte.
EPC.- Profe, siga exponiendo esa idea de que el poder es como aquel NON PLUS ULTRA de los tiempos romanos.
JV: Con gusto. Para los comunistas el poder significa, lo es todo. Sobreponen la orden autoritaria por encima de cualquier observación, pluralismo, excepciones a la regla, contraste; desconocen por tanto el derecho ajeno por abrirle brecha a sus consignas e incluso propias equivocaciones, errores los más mínimos e insignificantes. En una palabra hacen papel de Sabelotodo, y de ahí la censura. Los camaradas visualizan en cada opinión independiente un adversario que les disputa el poder, origen de tantas prevenciones, miedos, obnubilaciones, pesimismos, complejos. No han descubierto que el poder es elemento objetivo. Jamás propiedad exclusiva de nadie. Realidad mandatoria que lo mismo puede ostentar Chala que Juana. Todo depende de circunstancias. Por encima del gobernante rige la voluntad popular, o sea quien verdaderamente ostenta la soberanía, el ciudadano. Y claramente los camaradas jamás aceptan derecho tal en manos de tercero. De ahí los sesenta y cuatro años de dictadura absoluta de la familia Castro al timón de la nave cubana. ¿Es eso aceptable modernamente? ¿Cabrá en el ruedo democrático al uso? La respuesta queda en manos de los gobernantes, mejor dicho de autoritarismos regionales al corte del pajuato Daniel Ortega, energúmeno Nicolás Maduro, Raúl Castro el cruel o el feroz Diosdado Cabello. Es hora de interrogarlos ventanas abiertas de par en par.
EPC.- Profe, quisiera ampliar un poco, su perspectiva bielorusa.
JV: Es un placer que no se me ofrece a menudo. Al grano. Vea usted. Bielorusia tal vez sea el único país liberado de la Antigua Unión Soviética tras la Revolución de Terciopelo 1989 que, continuó más o menos fiel a Rusia. Su dictadura es longeva y Alexander Lukashenko ostenta el mandato con mano de hierro dada su impopularidad. Impopularidad explicable cual mal menor causado a su vez por la constante, sostenida y verbal amenaza nuclear de Vladimir, Vladimirovich Putyn. Consecuentemente siguiendo aquella vieja costumbre imperial cuyos gobernantes, frente a manifestantes y manifestaciones de inconformidad, revueltas, resistencia, etc solían servirse de tropas de coloniales consideradas más seguras. Ejemplo, los gurkas de Nepal chinitos con sombrero de ala derecha vuelta arriba, fríos represores durante las marchas pacifistas en India en tiempos de Gandhi. Ahora bien, pasando la página. Resulta que actualmente el gobierno de Cuba tiene destacada en Bielorusia una brigada elitista de su ejército calculada por miles de efectivos, especializados en represión con sobrada y sangrienta veteranía en Angola. Asunto que a todas luces no puede resultar del agrado del dictador Lukashenko. Recordemos el caso acaso análogo de Polonia, cuando el general Wojciech Jaruszelski se vio forzado a tomar las riendas del ejecutivo, como mal menor en evitación de la inminente ocupación soviética. Por consiguiente, en nuestros días al revisar el elocuente video dónde el primer ministro habanero, Marrero es recibido oficialmente en Minsk, el simple escenario transparenta los entresuelos del coloquio.
Corte, acción
Alexander Lukashenko aparece en el salón recibo lujosamente amueblado; a su paso se respira la sumisión fielmente heredada desde los últimos Romanov. Es gobernante parco, medidamente cortés, habituado al mandato consuetudinario producto de su desconocimiento oceánico de toda partícula discrepante. La catilinaria es breve, no debe tomarle mayor tiempo, el indispensable, sabidas sus numerosas ocupaciones y deberes de estado. Al punto final, Alexander Lukeshensko no dilata la aquiescente expresión de su rostro. El breve discurso no requiere segunda parte, aprobatoria menor. Marrero quien supuestamente debe quedar satisfecho, deja escapar su gesto imbeciloide de total, sumisa aprobación.