ASÍ EN LA HABANA COMO EN EL CIELO. Por Félix José Hernández.
París, 20 de noviembre de 2008.
Mi querida Ofelia
Haciendo honor a tu definición sobre mí: "eres un devorador de libros", hace sólo un par de horas terminé de leer las 415 páginas, de esta novela en edición de bolsillo. Había oído hablar bien de ella. Te darás cuenta de que la pila de libros que se fue acumulando durante todo el año, va disminuyendo según pasan los días de vacaciones, hasta que parta hacia otras tierras lejanas.
Armas Marcelo dedica su libro: a todos los cubanos, a la Isla entera, la de ayer, la de hoy, la de mañana.
Comienza con dos citaciones, la primera de un gran poeta, que soñó con regresar algún día a una Cuba Libre, y cuya obra literaria fue prohibida, por los inquisidores rojos de la mal llamada UNEAC:
Yo te amo, ciudad, cuando la lluvia nace súbita en tu cabeza amenazando disolverte el rostro numeroso, cuando hasta en el silente cristal en que resido las estrellas arrojan su esperanza, cuando sé que padeces, cuando tu risa espectral se deshace en mis oídos, cuando mi piel te arde en la memoria, cuando recuerdas, niegas, resucitas, pereces, yo te amo, ciudad.
Gastón Baquero
La segunda es de un escritor antillano en lengua inglesa, ganador del Premio Nobel en 1992:
Amar un horizonte es insularidad.
Derek Walcott
El libro nos cuenta las peripecias en la Perla de las Antillas de Marcelo Rocha, un periodista español que en sus frecuentes viajes de trabajo a Cuba tomó contacto con La Tribu en San Cristóbal de La Habana ( "ciudad que se derrumba, mientras en sus solares se baila rumba") .
La Tribu está compuesta por un grupo de cubanos, que afrontan su disconformidad con el régimen castrista de diferentes maneras.
El ingeniero Hiram Solar, es un negro rescatado por los guardacostas norteamericanos, después de abandonar la isla en una balsa (y que se encontrará con Marcelo en esa pequeña isla "avanzadilla del imperio", que es Key West). Logra pasar del comunismo al consumismo, lo que no es lo mismo ni se escribe igual.
El Viejo Infinito, es un experto pescador de origen canario, que fue confidente de Hemingway, e inventa infinitas aventuras, supuestamente vividas con el célebre escritor.
Por último, el escritor cubano Tano Sánchez (un ex-servidor de la oligarquía roja, reciclado en gusano-disidente), que trató de salir de la lsla contactando con el embajador de nuestra Madre Patria, después de haber gozado de muchos privilegios, gracias a haber vivido en las órbitas de Raúl Castro, Arnaldo Ochoa, los hermanos de la Guardia, etc.
Todos los de La Tribu, tratan de paliar como pueden sus destinos de sobrevivientes, bajo el régimen durante el interminable Período Especial.
A continuación, te reproduzco una página de esta excelente novela, donde te podrás percatar de la tragicomedia cotidiana de los cubanos de la isla.
“-Cuba, Marcelo, ¿no te das cuenta?, es la hiperactividad improductiva -me dijo carcajeándose en La Habana, después de llegar de Angola-. Aquí, todo el mundo se mueve de atrás palante, de alante patrás, de arriba pabajo, y de abajo para el mismísimo carajo, compañero pacá, compañero pallá, y todo eso, claro, viejo, ése es el ritmo del guaguancó frenético que hay que llevar aquí, mi hermano, haciendo mucha bulla sobre la madera. Eso sí, se marcha hasta la victoria siempre, cualquiera va a decirle ahora al Hombre que dónde carajo es siempre y de qué victoria está colgado. Se baila y se canta, se tocan de cojones las tumbadoras y los metales, se singa que da miedo, todo el mundo se empata con todo el mundo, todo el mundo se enrala y embulla, lo mismo da mango, guayaba que mamey, y ésa es la vaina más jodida, nos da lo mismo un dios que un caballo, no hay otro mambo con el que soñar ni otra letra que rascar, aquí todo el que quiere cazabe tiene que rayar la yuca, Marcelo, ése es el gran secreto de la gran papaya musical, la tierra más hermosa del mundo.
Me lo decía convencido del fracaso de Cuba en todos estos años. Me lo confesaba en medio de su propia tormenta interior porque desde entonces, desde mi primera visita a La Habana a mitad de los años ochenta, sabía que la vida en Cuba era ya pura falsedad, la doble moral, mano (decía Harry), está instalada como una puta vieja y soplona en cada cubano, hay que resolver, sobrevivir, venderse y comprarse cada día, escapar con chivaterías y traiciones para que el Hombre esté contento con el culto que le rendimos y con la administración cotidiana de nuestras miserias. Ahí está él, en Siboney, todito entero, y nosotros sin movernos de aquí, de esta Isla que es lo más grande del mundo, prohibidito todo para que nadie se crea que aquí la vaina es otra distinta a su santísima y cojonudísima voluntad”.
El canario Armas Marcelo, al que muchos consideran como el más latinoamericano de los escritores españoles, ha seguido una larga trayectoria desde la aparición, en 1974, de "El camaleón sobre la alfombra", que lo situó de entrada entre los escritores españoles más interesantes y más seguidos por la crítica y el público lector. Este nuevo libro supone un giro importante en su trayectoria literaria.
En un curioso efecto de la perspectiva del viajero, dice su editorial que Marcelo Rocha, periodista español, en "Así en la Habana como en el cielo",...combina dos puntos de vista de la realidad cubana que hasta ahora parecían irreconciliables: lo que no percibe desde fuera y lo que no se ve desde dentro... El efecto es un logrado relato de unas visitas, primero inspiradas por la curiosidad y luego por las continuidades universales.
-¿Qué tiene Cuba para que le hayas dedicado dos libros y puede que sean tres en el futuro?, preguntó a Armas Marcelo recientemente un periodista.
- Para mí es una pasión que no cesa, una parte de la tierra que se escoge para ser también de uno mismo. Es un territorio ecléctico, me miro en sus espejismos y en sus espejos, me miro y me veo y, como escribió el poeta, me pregunto cómo ha podido suceder. Ése es el misterio de Cuba y su magia musical. Gracias.
-¿Ves semejanzas entre tu Canarias natal y Cuba ?
Canarias, lo dije hace mucho tiempo, es el Caribe sin negros, una excepción histórica y geográfica. Somos blancos, posamos como tales, en un continente de negros, África; somos españoles, pero hablamos como cubanos, venezolanos y panameños; somos islas en esta parte del Atlántico y, mentalmente, estamos a dos millas marinas de Cuba. Así lo sentí siempre y lo sigo viendo.
"Así en La Habana como en el cielo". Suma de Letras,S.L. Barquillo, 2&. Madrid ISBN:84-95501-56-2 www.puntodelectura.com
J.J. Armas Marcelo nació en Las Palmas de Gran Canaria en 1946 y es licenciado en Filología y Literatura Clásicas por la Universidad Complutense. Reside en Madrid desde 1978. Es autor de las novelas El camaleón sobre la alfombra (1974; Premio Galdós), Estado de coma (1976) y Calima(1978), Las naves quemadas (1982) y El árbol del bien y del mal (1985) Los dioses de sí mismos (Premio Internacional de novela Plaza & Janés 1989; Alfaguara, 1996), Madrid, Distrito Federal (1994; Alfaguara, 1999), Los años que fuimos Marilyn (1995), Cuando éramos los mejores (1997), Así en La Habana como en el cielo (Alfaguara, 1998) y El Niño de Luto y el cocinero del Papa (Alfaguara, 2001). Armas Marcelo colabora habitualmente en prensa, radio y televisión. En 1998 obtuvo el Premio González-Ruano de Periodismo y, desde ese mismo año, está en posesión de la Orden de Miranda.
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