El régimen mantiene movilizadas 'Brigadas de Respuesta Rápida' en La Habana para reprimir eventuales protestas Por Ricardo Peláez Diario de Cuba 13 de noviembre de 2024
Una calle del Cerro, La Habana, tras el paso del huracán Rafael. Diario de Cuba
Un trabajador cuenta cómo fue trasladado sin explicaciones a un lugar en el que debía permanecer a la espera de ser utilizado para neutralizar a posibles manifestantes.
Luego del paso del huracán Rafael y la caída del Sistema Eléctrico Nacional, continúan movilizadas en La Habana las llamadas "Brigadas de Respuesta Rápida", grupos parapoliciales que utiliza el Gobierno para la represión y que están integrados por trabajadores civiles de dependencias estatales. La movilización se debe al temor a que ocurran protestas por la falta de electricidad, agua, gas, y el colapso de otros servicios básicos, como la salud pública y la recogida de basura.
Puntos principales de esta movilización son las oficinas del Comité Provincial del Partido Comunista de Cuba, en calle M entre 21 y 23, en el Vedado. Allí, incluso desde antes del paso del huracán Rafael, se acuartelan todas las noches los miembros de las brigadas, pudo comprobar este reportero. A pesar de que en todos los centros laborales cubanos están creados estos grupos, ante la falta de cooperación de sus integrantes el Gobierno ha recurrido a la coacción y al engaño.
"En mi centro laboral, luego que pasó el ciclón Rafael, nos citaron para trabajar en las tareas de recuperación y también nos pidieron la voluntariedad para hacer guardias obreras nocturnas en instalaciones de mi organismo para protegerlas", dijo Esteban, un trabajador habanero. "Esta disposición era de carácter obligatorio para los militantes del Partido y la Unión de Jóvenes Comunistas, así como para los funcionarios, cuadros y sus reservas. A los trabajadores simples nos dijeron que sería tenida en cuenta para el futuro la disposición a dar el paso al frente ante las tareas de la Revolución. Esto sabemos que fue una amenaza velada, el que no acudiera a la movilización se marcaba para siempre", añadió.
"Yo no tenía ni luz ni agua en mi casa, pero para no marcarme acepté acudir a las guardias nocturnas. Unas de las noches nos sorprendieron y nos dijeron que debíamos tomar unos ómnibus para trasladarnos a un objetivo a proteger, sin que nos dijeran a dónde íbamos. Luego de un largo recorrido por toda La Habana recogiendo gente del organismo, las guaguas —al final vimos que eran varias— nos llevaron al Partido Provincial en el Vedado. Allí nos recibieron unos funcionarios y nos entregaron unas cajitas con comida y unos refrescos en bolsitas. Luego, un funcionario que se presentó como coordinador provincial de los Comité de Defensa de la Revolución nos dio una charla y nos explicó que nuestra misión era permanecer acuartelados en el Partido por si se producían alteraciones del orden público", relató Esteban.
"El cuadro de los CDR nos dijo que las guaguas que nos llevaron estaban listas para trasladarnos a los barrios donde hubiera problemas. Que allí debíamos conversar con las personas alteradas y calmarlas, explicándoles que se estaba trabajando para la solución de los problemas, que debían esperar. Si las personas protestaban y actuaban con violencia, debíamos neutralizarlas como fuera, que no tuviéramos miedo, que estaríamos apoyados por la Policía y por oficiales de la Contrainteligencia. Por suerte para mí, la noche que me tocó la guardia en el Partido no pasó nada, y ya pasada las 12:00 de la noche las guaguas hicieron el recorrido de vuelta a los puntos de recogida", finalizó Esteban.
Por su parte, Andrés, quien vive cerca del Comité Provincial del Partido en el Vedado, criticó esas "movilizaciones partidistas" diciendo que "son muy incómodas, pues el barrio siempre está lleno de gente y, a pesar de que ellos tienen dos grandes oficinas del Partido, una a cada lado de la acera, los movilizados prefieren permanecer conversando en la calle toda la noche".
"A veces hasta se orinan en los rincones y la cuadra amanece llena de cajitas, restos de comidas, jabitas y latas de refrescos. Mayormente son hombres, pero también hay mujeres; se ven pocos jóvenes. Al principio, las guardias eran más largas y masivas, casi toda la noche, ahora son menos y se van más temprano. Yo los escucho hablar y algunos vienen disgustados y dicen que ellos no están para reprimir a nadie, que para eso está la Policía, que ellos también están llenos de problemas", comentó Andrés
"No entiendo que no haya guaguas en la calle, ni combustible, pero para los ómnibus del Partido no haya carestía de petróleo; siempre están a tanque lleno, dando rueda", concluyó.
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