En Cuba: ¿qué comeremos dentro de tres meses? Por Roberto Álvarez Quiñones Diario de Cuba 5 de noviembre de 2024
Carretillero vendiendo productos agrícolas en La Habana en medio de un apagón. Diario de Cuba
La velocidad con la que se está reduciendo la producción agropecuaria no tiene precedentes. ¿Cuáles son las causas de este desastre y qué puede ocurrir si no se detiene?
¿Qué comeremos dentro de dos o tres meses? Esta es probablemente la pregunta que más se hacen hoy los cubanos en la Isla.
Para esta interrogante no hay respuesta a la vista. Como tampoco la hay para otras como ¿hasta cuándo durarán los apagones tan largos? o ¿cuándo serán colocados los restos de Raúl Castro en su mausoleo de la Sierra Cristal?
Pero como alimentarse es condición sine qua non para vivir, debemos empezar por desmenuzar las causas del ritmo asombroso al que está empeorando ahora la crisis de la agricultura cubana, y lo que puede ocurrir si no se detiene con la liberación del campo. Del colapso energético y de por qué la salud —o no— de una sola persona en Cuba es tan absurdamente importante para todo un pueblo, me ocuparé en otra oportunidad.
La velocidad con la que se está reduciendo la producción agropecuaria no tiene precedentes. De la angustia de conseguir algo para cocinar hoy o mañana, los cubanos han pasado a preguntarse qué van a poder comer, y cuánto, en el futuro próximo.
A las bodegas llegan cada vez menos alimentos
El campo socializado cubano nunca ha producido alimentos suficientes, pero ahora menos que nunca. Y el Gobierno no tiene divisas para importar alimentos para al menos aliviar el hambre, que va en ascenso aceleradamente.
En las bodegas de barrio, agromercados, MIPYMES, restaurantes privados, shopping, y hasta en el indispensable mercado negro, hay cada vez menos alimentos a la venta. Y cuando "aparecen", es en cantidades muy reducidas. Por ejemplo, los santiagueros luego de seis meses sin recibir ni una sola onza de pollo racionado ahora empezaron a recibir una librita per cápita para el mes. Este mes podrán comer ¡media onza diaria! de pollo, menos que en un campo de concentración nazi.
La situación es tan seria que será muy difícil, costosa y prolongada su recuperación. El ministro de Agricultura, Ydael Pérez Brito, desveló algunas cifras que evidenciaron la debacle agrícola en los últimos cuatro años. Se comprobó que en plena pandemia de Covid-19 se producía más que ahora, y que las publicitadas medidas socialista para aumentar la producción lo que hicieron fue empeorarlo todo.
Créase, o no, Cuba produce hoy menos de 200.000 toneladas de alimentos en total. Y solo de arroz se necesitan 700.000 toneladas para el consumo nacional. En 2023 se produjeron solo 27.900 toneladas de arroz, y se dejaron producir 238.000 toneladas de viandas en general.
Qué contraste con Uruguay, otro país pequeño en la región, con 3,4 millones de habitantes y un área territorial que no duplica la de Cuba, y produce alimentos para más de 30 millones de personas.
La "cultura del disparate" fidelista, genes comunistas y GAESA
¿Cuál es la causa de las causas de este desastre? Generalmente, cuando se analiza el tema las críticas se centran en los errores y el pésimo manejo de la agricultura por parte del régimen. Eso es cierto, y que el actual equipo de Gobierno es el más inepto desde la declaración de independencia, pero esos errores son efecto y no causa, o al menos no la principal.
La matriz causal es tripartita: 1) la "cultura del disparate revolucionario" instaurada por Fidel Castro; 2) el ADN del socialismo; y 3) una mafia militar (GAESA), que ostenta el poder supremo y dirige la economía básicamente para su propio beneficio.
La "cultura" mencionada la sembró un psicópata narcisista y sabihondo que nunca rindió cuentas a nadie de sus locuras, gobernaba dando puñetazos en la mesa para imponer sus ideas desconectadas de la realidad, y destituía a quienes las cuestionaban, por estúpidas que fueran.
Eso agravó el comunismo en Cuba. El "elegido", Embaucador en Jefe, superó a todos sus colegas del llamado campo socialista en disparates cometidos.
Recordemos la Zafra de los 10 Millones (destituyó al ministro de la Industria Azucarera, Orlando Borrego, cuando le confesó que eso no sería posible), las enfermizas vacas híbridas F-1, o las Holstein en vaquerías con aire acondicionado, el Cordón de La Habana, la obsesión delirante con Ubre Blanca o el toro semental Rosafé Signet.
O la deforestación (con la Brigada Che Guevara) de 215.000 hectáreas de frutales, bosques, y cultivos, a un costo de 500 millones de dólares, para sembrar arroz y pangola, que no se sembraron y agravaron las sequías en la Isla; el Cordón Lechero de La Habana, la escuela en el campo, el Triángulo de Ceba (Camagüey), el Plan Alimentario, la Opción Cero, el improductivo (y muy costoso) "trabajo voluntario" en el campo… y hasta la propuesta de desecar 67.000 hectáreas pantanosas de la Ciénaga de Zapata.
Ningún Estado puede ser campesino, ni monopolio agrícola
El colmo es que hoy el régimen presume de la "continuidad" de esa práctica fidelista del desastre. Y a eso sumemos ahora el ADN socialista, muy fácil de detectar con una pregunta: ¿se cometen fatales errores y locuras en el manejo de la agricultura en países con economía de mercado? No, porque está en manos privada y afincada en una ley natural infalible: "el ojo del amo engorda el caballo".
En ningún país que se respete el Estado puede ser campesino, ni monopolio de la agricultura y su comercio. Tampoco pálidos burócratas, que jamás han sembrado ni un boniato, dictan desde oficinas refrigeradas qué sembrar, cómo, y qué cantidad, a los hombres curtidos por el sol en los surcos. Ni los obligan a entregar al Estado sus cosechas a precios que no cubren ni los costos de producción. Tampoco encarcelan a los agricultores exitosos por "enriquecimiento ilícito".
Incluso en países en los que sigue gobernando el Partido Comunista, pero fue liberada la agricultura, la producción se disparó. Vietnam con su "Doi Moi" (reforma capitalista) pasó de masivas hambrunas a ser tercer exportador mundial de arroz y segundo de café.
Por último, veamos el factor mafioso. Un solo ejemplo es elocuente. En 2023 el Gobierno destinó 32.371 millones de pesos (1.349 millones de dólares, al cambio oficial de 24x1) para la industria turística, propiedad de la mafia (GAESA), y apenas invirtió 2.997 millones de pesos (125 millones de dólares) en la agricultura. Y en el primer semestre de 2024, con más hambre en Cuba, se invirtieron en el turismo 16.321 millones de pesos y 1.057 millones en la agricultura, ¡15 veces menos!
Precisamente el jefe de esa mafia, un ¿general? que no se ganó ninguna de sus cuatro estrellas, con su característica fría crueldad se niega a que los campesinos produzcan y comercien libremente sus cosechas. También prohíbe que los cubanos compren tierras e inviertan capital en su propio país para hacerlas producir en grande. Solo entrega tierras a extranjeros que acepten un maridaje con la mafia de GAESA.
Mientras el Gobierno meta la mano "nunca va a haber comida en Cuba"
Estas son las tres cabezas de la medusa causante del desastre agrícola en Cuba. Y tienen que ser cortadas cuanto antes. Sin libertad en el campo no hay agricultura que valga.
Eso lo advirtieron siempre, y lo siguen haciendo, los campesinos cubanos. Recuerdo que en 1966, en la Sierra Cristal, decenas de cafetaleros me dijeron que si el Estado seguía interviniendo en el cultivo del café y su comercialización se iba a derrumbar toda la producción nacional. Y así ocurrió, de 60.000 toneladas producidas en 1960 de un café excelente de fama mundial, hoy produce entre 8.000 y 9.000 toneladas.
Y hoy, 58 años después, en eso insiste el guajiro bayamés Emiliano González, quien desde su finca El Horno dijo a la prensa independiente: "Mientras el Gobierno tenga la mano puesta sobre los campesinos, sobre la agricultura, sobre la ganadería, sobre la producción de huevos, mientras la mano negra del comunismo esté puesta allí, olvídate, que nunca va a haber comida en Cuba".
Hay que desmantelar ¡ya! la asfixia estatal socialista de la agricultura, restaurar el sentido común que por sí misma es la propiedad privada, liberar al 100% en los campos de la nación. Que los cubanos inviertan capital en su propia agricultura, y abrirla también a la inversión libre extranjera, sin ataduras con mafiosos dictatoriales.
O habrá crisis humanitaria y hambruna. Y será esa la respuesta a la pregunta ¿qué comeremos…?
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