'El espíritu ideológico y los botones de conducción del cambio de régimen en México están en La Habana' Por Diego Santana Diario de Cuba 2 de septiembre de 2024
Andrés Manuel López Obrador y Miguel Díaz-Canel en La Habana. Cubadebate
DIARIO DE CUBA conversa sobre las relaciones entre ambos países con el periodista cubano Rubén Cortés, radicado en México desde hace más de 20 años.
Las relaciones entre México y Cuba, entre los gobiernos de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) y Miguel Díaz-Canel, han sido particularmente intensas en los años recientes, marcadas por acercamientos ideológicos, la influencia propagandística de La Habana en México y por el sostén económico que AMLO le ha brindado al régimen de la Isla, en medio del continuo resquebrajamiento de la sociedad cubana.
En las próximas semanas México cambiará de presidente, y será Claudia Sheinbaum, heredera del actual gobernante, quien asuma el cargo, pero, ¿cambiarán las relaciones con La Habana? DIARIO DE CUBA conversa con el periodista cubano radicado en México Rubén Cortés, con una dilatada experiencia en los medios de ese país, para analizar el contexto actual de las relaciones bilaterales, cómo se han influido mutuamente y como lo harán en el futuro.
¿Cuál es, a su juicio, el nivel real de influencia de Cuba en México a día de hoy?
La Habana tutela y monitorea el diseño, la estructura y la ejecución del desmantelamiento de la democracia en México, al igual que lo hizo en Venezuela y en Nicaragua, con algunas variaciones, según las características locales. Tras la caída del Muro de Berlín, y con ello el fin de la estrategia cubana de exportar el comunismo en América Latina mediante focos guerrilleros y movimientos insurgentes urbanos, La Habana rediseñó el método, y ordenó a los políticos latinoamericanos (que adiestró por años para la toma del poder en sus países) cambiar la estrategia, que consiste, desde mediados de los 90, en reventar la democracia desde adentro, aceptando las reglas del juego democrático para ganar las elecciones y luego destruir el Estado de Derecho.
El actual presidente de México es (junto con Maduro, de Venezuela; Lula, de Brasil; Evo Morales, de Bolivia; Ortega, de Nicaragua; o Petro, de Colombia) integrante de la miríada de políticos latinoamericanos con formación cubana y manutención castrista.
Hasta entrado en sus 50 años, el actual presidente de México solo había salido dos veces del país, y las dos fueron a Cuba. En 2006, Fidel Castro lo destapó en uno de sus textos habituales en Granma, al escribir que "López Obrador será la persona de más autoridad moral y política de México cuando el sistema se derrumbe y, con él, la mafia del poder".
A lo largo de sus dos décadas de campaña por la presidencia, el actual presidente mexicano abrevó en todos los sentidos de La Habana. Y, al llegar al poder en 2018, empezó a pagar con creces el apoyo cubano: en el plano económico, con aportes millonarios a través de convenios a los que está blindado el acceso a la información, y en el plano político, con gestos sin miramiento de costos, como invitar al gobernante designado a dar el discurso central de las Fiestas Patrias, o ausentarse de la Cumbre de las Américas en protesta por no haber sido invitada Cuba, aunque el evento fue en EEUU y es el comercio con este país lo que mantiene a la economía mexicana, con un intercambio anual de 800.000 millones de dólares.
¿Cuál es, a su juicio, el nivel real de dependencia del Gobierno cubano del sostén, tanto político como económico (demostrado en los envíos de petróleo y la contratación de médicos) que le ha bridando México durante el Gobierno de AMLO?
La dependencia de Cuba es básicamente en el tema económico, cuyos montos reales son difíciles de conocer, porque el actual presidente mexicano congeló (y en septiembre los eliminará por votación de su mayoría en el Congreso) los organismos autónomos de transparencia y acceso a la información que funcionaban en la época democrática, y de los cuales se valió en sus tres campañas presidenciales para obtener información fidedigna apara atacar a los gobiernos de turno.
Pero a través de organizaciones diversas, se conoce un aproximado de los montos, como el envío a Cuba de 3.600 barriles diarios de gasolina, así como siete millones de barriles de petróleo de 2023 a 2024.
Además, le paga 10.700 dólares mensuales por cada uno de los 3.000 médicos que tiene contratados como esclavos, pues reciben solamente 220 dólares, y solo al regresar. El poder de La Habana sobre el Gobierno mexicano es tal, que a este no le importa poner en riesgo su propia economía por paliar un poco la cubana. Más aún, el presidente mexicano compró también nueve millones de dosis de la vacuna cubana anticovid, que es un placebo, pues Cuba se niega a que a que sea revisada por laboratorios externos, como aceptaron Moderna, Pzifer/BioNTech, AstraZeneca, Sinovac, Novavax.
La combinación entre el gran poder que tendrá Claudia Sheinbaum y la crisis en Venezuela, ¿sería un escenario para que Cuba estableciera a México como su principal aliado regional?
Si la depauperación integral de Venezuela continua, pues sí; por supuesto que sí. Pero el apoyo no crecerá de manera exponencial. Será más o menos al mismo nivel que durante el Gobierno del actual presidente: unos miles de barriles de petróleo, la compra de puñados de piedras, unas decenas de médicos, vacunas. Digamos que es algo cuyo símil coloquial puede ser un sorbo de agua que no quita la sed. ¿Por qué el apoyo no crecerá de manera exponencial? Porque México no podrá llegar a más que eso, debido al determinismo geográfico que representa ser el patio trasero de EEUU, y es improbable que EEUU le permita convertirse en una colonia extractiva de Cuba, como lo es Venezuela.
EEUU no permitirá una "invasión" cubana consentida en México, como pudo admitir Venezuela, porque no tiene el determinismo geográfico de 3.000 kilómetros de frontera con EEUU. Además, tampoco México se va a suicidar por Cuba, mientras la supervivencia económica de México dependa de su integración exclusiva a la economía estadounidense.
Sin embargo, lo que sí permitirá EEUU es que las ayudas de México den a Cuba la respiración boca a boca que impidan una crisis que eventualmente provoque un levantamiento popular en la Isla, una crisis humanitaria y política que inevitablemente salpique al populoso e influyente enclave de inmigrantes cubanos que es el sur de La Florida.
Al hilo de lo anterior, ¿la reciente inauguración del Centro México-Cuba Benny Moré pudiera entenderse como un despliegue aún más fuerte de la propaganda del gobierno cubano en México? ¿Estaría el Gobierno cubano "moviendo los muebles" de Venezuela hacia México?
No está moviendo los muebles, sino que está moviendo más muebles, porque ya tiene más espacios para ampliarse. La inauguración del Centro México-Cuba Benny Moré es parte de la pica en Flandes que, desde 2018, clava el Gobierno cubano en México en el área de la cultura y las artes, que es un área eminentemente ideológica y un área en la cual es casi imposible que pueda ser alcanzada por los resortes de EEUU, que solo pueden llegar a áreas decisivas de la geopolítica, como la infiltración de las Fuerzas Armadas por parte de Cuba, el aparato de Inteligencia o la paraestatal Petróleos Mexicanos, como en Venezuela.
La cultura y las artes, el deporte y los intercambios en la educación no entran en las prioridades de la geopolítica en este caso. Pero es el área que se convertirá en el Caballo de Troya para la penetración cubana en México, sobre todo porque el actual régimen nacionalpopulista llegó para quedarse un cuarto de siglo, cuanto menos.
Con centros como este México-Cuba Benny Moré, lo que hará Cuba (y EEUU ahí ni puede hacer nada) es realizar una labor de zapa ideológica, de adoctrinamiento nacionalpopulista en los sectores populares, las escuelas y las universidades públicas para que México no salga jamás del sistema actual, basado en la compra de votos con dádivas en efectivo a la ciudadanía y control de los poderes del Estado, las instituciones y los medios.
El régimen cubano está diseñado para pensar y estructurar sus planes a plazos de décadas y décadas. El presidente de México es un ejemplo: La Habana lo empezó a pastorear hace 30 años, y en 20 años el hombre llegó al poder. Y ahora les está pagando bien.
Teniendo en cuenta la popularidad de 72% con la que deja el poder Andrés Manuel López Obrador, ¿qué influencia podrá ejercer el expresidente en el Gobierno de Claudia Sheinbaum?
Tendrá una influencia total y efectiva. Para entender la forma de gobernar que se instaló en México en 2018 y que continuará el próximo 1 de octubre, el referente está en la Rusia de Vladimir Putin. Con la aplastante mayoría de legisladores leales que deja López Obrador en el Congreso, la próxima presidenta jugará el papel que ha jugado en Rusia Dmitri Medvédev, quien fue presidente porque Putin no se podía reelegir, pero Putin gobernaba de facto. Medvedev estaba de acuerdo con ese pacto: funcionar como mascarón de proa, pero con Putin en el cuarto de mando. Eso es lo que ocurre en México hoy, donde gobierna desde 2018 un cerrado grupo político, formado hace un cuarto de siglo por el actual presidente con amigos íntimos y familiares, que lo aceptan de manera natural como el jefe de por vida.
El grupo funciona alrededor del actual presidente, sin menor ánimo de oposición, como los Castro en Cuba, Chávez y Maduro en Venezuela, Putin en Rusia: bajo la mística de "prefiero no ser nada antes que traicionar al presidente", como afirma uno de sus integrantes insignes, Ricardo Monreal. Y eso que Monreal es un político duro, que retó y venció a la llamada "presidencia imperial" priista.
Ese grupo tiene hoy todo el poder político y económico, el Congreso, las gubernaturas y, desde el 1 de octubre la Suprema Corte de Justicia y el órgano electoral. Decenas de miembros de sus familias copan los cargos en los tres poderes y los tres niveles de Gobierno. Controlan todo el botín de la burocracia gubernamental, y desde 2018 otorgaron por inspiración divina, a sus amigos, ocho de cada diez contratos de la obra pública, sin llevarlas a concurso abierto, como manda la Constitución.
Sí, el espíritu ideológico y los botones de conducción del cambio de régimen en México están en La Habana, pero el ensamble de Gobierno está en Rusia. Es decir, un comisariato ideológico fundamentalista, gobernando al amparo legal de una democracia cosmética, de pura fachada, que en sus primeros seis años de control absoluto del poder se pudrió en dinero, saqueado de las arcas de la nación. Es una mafiocracia.
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