Querida Ofelia,
Félix José Hernández.- París, 5 de junio de 2024.- Desembarcamos en Busan el 28 de marzo de 2024. Los rostros antiguos y modernos de Busan se revelan en toda su gloria: desde el famoso templo milenario de Beomeosa a los lugares modernos y a la moda del centro de la ciudad. ¡Y no faltan oportunidades para ir de compras!
Es una ciudad contemporánea con numerosos rascacielos y animadas calles repletas de comercios de todo tipo.
Subimos al autocar para llegar al templo budista de Beomeosa, construido en 678 por iniciativa del monje Uisang, una figura importante del budismo coreano. Este lugar está bañado en un ambiente tranquilo y espiritual e incluye una pagoda, varios pabellones, tres puertas decoradas y 11 ermitas. El complejo de Beomeosa es considerado uno de los tesoros nacionales de Corea del Sur y un lugar de especial interés artístico.
Después de esta visita, exploramos el mercado de pescado de Jagalchi, el más grande de toda Corea del Sur, con una fuerte preponderancia de vendedoras. Deambulamos entre puestos de colores con fuertes aromas y constituidos por simples cajas de madera que descansan sobre el suelo, sobre las que podemos ver peces, pulpos y rodajas de ballena. Parece más un acuárium que un mercado.
También recorrimos el mercado de Gukje, es el tradicional más grande de Busan. Destinado en los años 50 a los refugiados, que podían abrir tiendas para ganarse la vida, se ha transformado con el tiempo en un mercado colorido, próspero y popular, donde realmente se puede encontrar de todo a precios asequibles.
Al regresar a bordo hicimos una tertulia en el Atrium, algunos tomaban piñas coladas, otros mojitos, etc. Como de costumbre, fue un placer el hablar sobre arte con Daniele, de cine con Marco y Giorgio, de literatura con Lella, de historia con Françoise, etc. Nunca ningún amigo tocó los temas religiosos, políticos o de dinero. Simplemente, porque son personas educadas.
Tuve la desgracia de conocer a un arrogante señor español que había vivido en Miami durante 30 años, debido a que un amigo común le había dicho que yo era cubano. Inmediatamente, él pensó que yo venía de esa ciudad. Su conversación se limitó a hacerme la larga lista de todo lo que poseía materialmente y que estaba con su esposa en una suite, por la que había pagado 70 000 euros por la Vuelta al Mundo. Lo soporté estoicamente y al final lo felicité. Le respondí que yo había nacido en cuna pobre campesina y que solo gracias a Francia había podido ascender en la escala social, pero que las personas como él no me interesaban. A partir de allí lo evitaba cuando lo veía acercarse.
Al día siguiente celebramos el Viernes Santo con una emocionante Misa en el teatro. Una señora que estaba sentada delante de mí se pasó todo el tiempo que duró la Misa con el teléfono celular en la mano escribiendo SMS.
Podrás ver todas las fotos que tomé en Corea del Sur en mi perfil de Facebook.
Un gran abrazo desde La Ciudad Luz,
marcelo.valdes@wanadoo.fr |