«Muchas personas brillantes creen que las ideas mueven montañas. Pero las excavadoras mueven montañas; las ideas muestran dónde deberían ir las excavadoras a trabajar». Peter Drucker
Ingeniero Químico Roberto L. Capote Castillo.- Continuaré analizando, resumidamente, las características que distinguen El modo de producción propuesto por el filósofo con vida poco comunista, Karl Marx en el contexto de la economía socialista y que Cuba las ha aplicado según su conveniencia y provecho. En la Parte I analicé las primeras cuatro y a continuación concluyó con el resto.
Economía planificada.
Según los expertos uno de los mayores hándicaps de la economía planificada es la falta de incentivos para la innovación tecnológica y la eficiencia productiva, afectando negativamente la calidad y cantidad de los bienes y servicios. Además, la falta de competencia en el mercado y los excesos en la planificación económica pueden generar escasez y desabastecimiento. El castro-comunismo lo validó con creces.
El 11 de marzo de 1960 el “Destructor en Jefe” promulga la Ley 757, creando la Junta Central de Planificación (JUCEPLAN), encargada de fijar, orientar, supervisar y coordinar la política económica de los diferentes organismos del Estado y de las entidades autónomas, de manera que entre éstos existiera unidad de criterios y acción; así como señalar las normas generales orientadoras de la acción del aún existente sector privado. La Ley 935 del 23 de febrero de 1961 transformó la estructura y funciones de la Juceplan. De acuerdo con esta Ley la Junta “sería el organismo responsable de trazar las orientaciones fundamentales, para lograr el desarrollo independiente y equilibrado de la economía nacional, para la debida elaboración y control de la ejecución de los planes económicos a largo y corto plazo, que fueran la expresión cuantitativa y detallada de la política económica del gobierno Revolucionario”.
El 6 de septiembre de 1961 se dispuso la confección del presupuesto para el próximo año “bautizándose” el 1962 como el “Año de la Planificación”. En abril de 1994 mediante el decreto-ley No. 147 se define que la Junta Central de Planificación se denominará Ministerio de Economía y Planificación (MEP). El 2 de abril de 1997 se dicta el acuerdo 5959 del Comité ejecutivo del Consejo de Ministros, que a tenor con el DL 147, reestructura el MEP, con la misión de dirigir la política del estado y el Gobierno en materia de economía, planificación, diseño, planificación física y estadísticas. Lo contradictorio de esta última reestructuración del MEP es que le encarga dirigir la economía y además controla las estadísticas así que puede informar lo conveniente.
A Marx se le olvidó o su genialidad no alcanzó a proponer cómo organizar la economía planificada, sus seguidores han andado como se dice “dando palos a ciegas”. La planificación y todas las reorganizaciones de los organismos de la Administración Central del Estado no han servido de nada y han provocado la quiebra de la economía socialista del castro-comunismo. Recientemente la cúpula defenestró al ministro de economía Gil, que, según las supuestas corrupciones descubiertas, no es tan tonto como sugiere el sinónimo cubano de su apellido. Solo un cretino puede creer que un nuevo ministro arreglará el desorden económico y conseguirá salvar al país de la bancarrota.
Recuerdo que en una entrevista Salvador Allende expresó: “Nuestros empresarios ya no tendrán que preocuparse por las cantidades a producir, la competencia ni los precios pues nuestra planificación los liberará”. Sería un buen médico cirujano, pero de economía no tenía noción alguna. En tres años destruyó la próspera economía y desorganizó totalmente a Chile.
Fijación de precios.
La fijación de precios imposibilita establecer un precio justo sin la existencia de un mercado competitivo. Esta característica del socialismo coarta la libertad de empresarios y consumidores provocando desigualdades sociales. El control de precios ha generado escasez y baja calidad de los productos y servicios. El “estúpido en jefe” ni el “estúpido designado” fueron capaces de aprender de lo ocurrido en los años 80 cuando en los países socialistas la economía planificada y el control de precios indujo una crisis económica en la que la escasez de bienes y servicios así como el atraso tecnológico llevaron al derrumbe del Muro de Berlín y el fin de la Guerra Fría.
La fijación de precios es la principal causa de que los precios dictados por el gobierno siempre fracasan. En economía, aun en los países más subdesarrollados, los precios se determinan según la oferta y la demanda. Las preferencias de los consumidores y otros factores determinan la curva de la demanda. Los costos de operación y de oportunidad conforman la curva de la oferta. Esta teoría se llama Teoría del precio. Los dirigentes castro-comunista son expertos mafiosos y ladrones pero profanos en economía.
En los años 70 y 80 los zapatos en Cuba, plásticos y otros como los de tela, eran de tan mala calidad, por el diseño, durabilidad y apariencia, que no había demanda. No obstante, las fábricas continuaban produciendo para cumplir sus planes llegando al abarrote de las tiendas y almacenes. Asistí a una reunión en la que un “sesudo” dirigente quería imponer los zapatos de tela como parte del uniforme de los escolares primarios, por absurdo todos los asistentes nos opusimos y “salvamos” a los estudiantes. Bajaron los precios a centavos y ni aun así se vendieron, después fueron retirados de las tiendas. Con la vestimenta ocurría algo similar, pues la poca variedad y calidad, tenían poca demanda y los obligados a usarla parecíamos un pueblo uniformado.
En un entrenamiento en Moscú en el año 1980 asistí a una conferencia sobre la planificación y fijación de precios, ni aun en teoría me parecían lógicos los principios y argumentos del conferencista. Al pasear por las tiendas percibí que estaban abarrotadas y pocos moscovitas comprando, el recorrido por otras repúblicas de la URSS mostró otra realidad, pues las tiendas estaban menos abastecidas y los pocos productos que exhibían eran a simple vista de muy mala calidad. Al regresar a Cuba mis compañeros me preguntaron sobre mis experiencias y les respondí: “Si ese es el socialismo desarrollado cuál será nuestro futuro teniendo menos recursos”. La actual situación me dio la razón pues, por supuesto, la mayoría discreparon de mis opiniones.
Una ucraniana que conocí en Cuba le pregunté qué era lo que más le había sorprendido de nuestro país y me respondió: “aquí venden en el llamado mercado paralelo neveras, máquinas de coser y otros productos que se fabrican en mi república y allá no los venden”. Le respondí esa es la “vitrina del comunismo” y le expliqué el significado de mi expresión dándome la razón. En esa época, por el subsidio soviético, se vendían en pesos cubanos.
Control económico total y absoluto.
Esta característica del socialismo significa que el Estado o la “sociedad” tienen un control completo sobre la economía. Esto incluye la propiedad de las empresas, la regulación de la producción y la distribución, así como la gestión de los recursos. Esta característica la considero una de las mayores falacias de la versión socialista del castro-comunismo pues son dueños, pero no controlan ni regulan adecuadamente las susodichas funciones, tampoco gestionan adecuadamente los recursos y es otra burrada del poco comunista Karl Marx y su compañero Engels pues si no fueron capaces de expresar el modo en que debían organizarse el Estado y la economía socialista, cómo se atrevieron a definir sus características. Tampoco establecieron las pautas para que los proletarios ejercerían realmente su función de dueños. No conozco ningún país comunista cuya dirección del Estado esté integrada por auténticos proletarios, siempre son, como menos, procedentes de la clase media. En Cuba provienen de los políticos privilegiados que nunca han padecido necesidades.
En la mejor década del comunismo (años 80), el sistema económico socialista mundial se había establecido en un tercio de la población mundial, pero generaba apenas el 15 por ciento de la producción económica mundial, indicio de su fracasada economía. El Consejo de Ayuda Mutua Económica (CAME) creado para promover el desarrollo económico, debía desempeñar un papel importante en la planificación conjunta, el establecimiento de organismos económicos, científicos y técnicos internacionales y métodos de cooperación entre agencias y empresas estatales, incluidos proyectos y empresas conjuntas. El CAME fracasó en su misión y visión. Gorbachov expresó, al alcanzar al poder, que era un organismo de subsidio de la URSS a los países socialistas y no de cooperación para el desarrollo. Los ejemplos son numerosos, pero solo expresaré los siguientes: “un amigo que estudiaba en los puertos de Polonia observó azúcar almacenado a la intemperie echándose a perder y al averiguar le dijeron que era azúcar cubana que el CAME los obligaba a comprar pero que no necesitaban”. Otro amigo con un importante cargo me dijo que Cuba le iba a comprar carros y camiones a un país capitalista y el CAME los obligó a comprarlos en Rumania de la marca “ARO” que fueron, según los mecánicos y empresarios, los de peor calidad utilizados en el socialismo castro-comunista. Así no se logra la eficiencia ni el desarrollo.
![(Parte II y Final) El fracaso del modo de producción castro-comunista. Por el Ingeniero Químico Roberto L. Capote Castillo. CUBA DEMOCRACIA Y VIDA.ORG web/folder.asp?folderID=136 CUBA DEMOCRACIA Y VIDA.ORG web/folder.asp?folderID=136](media/-%20EVA%202015.9/______1RCCAPOTECASTILLO8.jpg) Gorbachov
Trabajo y salario en función de las necesidades.
La Teoría del Valor Trabajo es una idea esencial en el pensamiento socialista. Los socialistas suponen que el trabajo es la fuente de todo valor y por tanto los trabajadores deben tener el control de los medios de producción. En un sistema socialista, los bienes, servicios y el valor de los mismos se deben distribuir equitativamente entre todos los miembros de la sociedad. La Teoría del Valor Trabajo sugiere que el trabajo es más importante que el capital. Algunos socialistas critican esta teoría pues arguyen que no tiene en cuenta la tecnología y la innovación, que tienen influencia en el valor de una mercancía. Otros críticos impugnan que la Teoría del Valor Trabajo no explica cómo los proletarios deciden sobre la distribución del valor de los bienes producidos. Otra falacia del socialismo, según mi criterio, es que considera que los trabajadores son la fuente de todo valor y que siendo “propietarios” de los medios de producción garantizan la distribución equitativa de la riqueza. En ningún país se ha logrado este “Sueño Proletario”.
Uno de los mayores desafíos de la Teoría del Valor Trabajo es cómo aplicarla en un mundo cada vez más globalizado y tecnológico. Otra interrogante es cómo garantizar una distribución equitativa del valor de los bienes producidos y eliminar la desigualdad social. Pudieran opinar algunos que mediante la eliminación de la propiedad privada y estableciendo la propiedad colectiva. Sin embargo, los países comunistas más desarrollados actualmente lo han logrado reestableciendo la propiedad privada y admitiendo multimillonarios clasificados entre los más ricos del mundo.
El socialismo real definido por Leonid Brézhnev para diferenciarse del resto fracasó, la variante Maoísta derivó en un “capitalismo de Estado”, el Doi Moi vietnamita siguió los pasos de China. Otros renunciaron definitivamente al socialismo y apelaron al capitalismo. El Marxismo formó la base filosófica para el surgimiento del comunismo a principios del siglo XX, pero su teoría dio respuesta al “qué” pero no al “cómo”. No dudo que algún filósofo marxista critique los criterios expuestos en mis artículos, pero solamente le preguntaría: Si saben cómo establecer una economía socialista próspera, feliz y cumplir el “Sueño Proletario” ¿por qué ningún país comunista lo ha logrado prescindiendo totalmente del capitalismo? como sugería El León de Tréveris”. Los críticos del marxismo exponen que ningún estado importante ha sido capaz de implementar con éxito una sociedad capitalista libre y sin clases. Sin embargo, en lugar de su desvanecimiento el capitalismo continúa prosperando aún en el nuevo escenario de la globalización. El marxismo ha proporcionado una explicación parcial del porqué de la brecha entre la riqueza del hemisferio norte y sur, pero no propuso alternativas adaptables y exitosas para su solución.
![(Parte II y Final) El fracaso del modo de producción castro-comunista. Por el Ingeniero Químico Roberto L. Capote Castillo. CUBA DEMOCRACIA Y VIDA.ORG web/folder.asp?folderID=136 CUBA DEMOCRACIA Y VIDA.ORG web/folder.asp?folderID=136](media/-%20EVA%202015.9/______1RCCAPOTECASTILLO7.jpg) Leonid Brézhnev
De acuerdo a la teoría marxista la economía es la fuerza impulsora del cambio político y social. En Cuba según el “estúpido en jefe” mediante la Revolución, que lideró, pretendía resolver los “graves” problemas económicos y eliminar la desigualdad social del país. Para lograrlo se basó en la teoría marxista en la variante castro-comunista y el resultado ha sido situar al país entre los más pobres del mundo y una desigualdad improductiva que ha paralizado las fuerzas productivas y la mayoría de la población solamente piensa en la emigración hacia cualquier país.
![(Parte II y Final) El fracaso del modo de producción castro-comunista. Por el Ingeniero Químico Roberto L. Capote Castillo. CUBA DEMOCRACIA Y VIDA.ORG web/folder.asp?folderID=136 CUBA DEMOCRACIA Y VIDA.ORG web/folder.asp?folderID=136](media/-%20EVA%202015.9/______1RCCAPOTECASTILLO6.jpg) Winston Churchill
Concluiré con una frase de uno de mis paradigmáticos políticos, Winston Churchill: “El socialismo es la filosofía del fracaso, el credo a la ignorancia y la prédica a la envidia; su virtud inherente es la distribución igualitaria de la miseria”.
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