DDC VIDEO: Henry Constantín: 'Siempre encuentro razones para continuar o para regresar a Cuba'. Entrevista por Náyare Menoyo Florián. Diario de Cuba.
09-04-2024
Henry Constantín: 'Siempre encuentro razones para continuar o para regresar a Cuba' Por NÁYARE MENOYO FLORIÁN Diario de Cuba 9 de abril de 2024
El periodista cubano, vicepresidente regional de la Comisión de Libertad de Prensa e Información de la Sociedad Interamericana de Prensa y director del medio independiente 'La Hora de Cuba', habla sobre su trabajo.
Henry Constantín es el vicepresidente regional de la Comisión de Libertad de Prensa e Información de la Sociedad Interamericana de Prensa. Lo hace a pesar de que el Gobierno cubano lo acosa, censura y detiene constantemente. Su vocación periodística está por encima de todo lo demás. Él prefiere llamarla "responsabilidad cívica".
Director del medio independiente camagüeyano La Hora de Cuba, Constantín es una de las voces de la sociedad civil que se resiste al exilio. "Siempre, por suerte o por desgracia para otras personas, encuentro razones para continuar o para regresar", dice en entrevista con DIARIO DE CUBA.
El enfrentamiento a la dictadura cubana de Henry Constantín tiene casi 20 años, si es que la falta de libertad de expresión se puede contabilizar. Su primer encontronazo y que marcaría su vida fue, cuando en el año 2006, apenas siendo un estudiante de Periodismo, fue expulsado de la Universidad de Santiago de Cuba.
A pesar del primer tropiezo, el periodista quería titularse por un centro de enseñanza superior cubana. Lo volvió a intentar y, dos años más tarde, era expulsado de la misma carrera, pero en la universidad Marta Abreu, de las Villas. Luego hubo otro intento de graduarse del Instituto Superior de Arte.
Tienes el récord no escrito de expulsiones de un centro de educación superior en Cuba...
Fueron cuatro separaciones. Entre la carrera en Santiago y en Santa Clara, hice Derecho a distancia en la universidad de Camagüey. Poco después de que me sacaran de Santa Clara fui a indagar cómo estaban mis cosas en Derecho y mi expediente había desaparecido milagrosamente. Según me dijeron, en la inundación que hubo, el único expediente de mi aula al que el río le llegó fue al mío.
¿Por qué fueron esas medidas?
En cada caso los detalles eran muy distintos, pero la esencia era la misma. Alguien daba la orden a la universidad de sacarme de la manera menos pública posible. Las dos últimas ocasiones yo decidí mantenerme dentro de la universidad y apelar hasta las últimas consecuencias. Todo por mi libertad de expresión.
En todas las universidades yo me expresaba como si estuviera estudiando en Suiza, en México o en Miami. Mis ideas eran críticas con la realidad del país, con la historia oficial contada, con el tipo de exigencias que hay en la carrera. Matizado también porque como estudiante de periodismotuve que hacer prácticas dos veces, estando en Santiago y en Santa Clara, en medios de prensa oficiales, y sufrí y me enfrenté a fenómenos como la mediocridad, la ausencia de periodismo y la concentración de todo el esfuerzo del estudiante en la propaganda política, y no en el periodismo.
En Santa Clara el caso fue más complicado. Según los "decisores" había un "agravante". Henry Constantín fundó un medio de prensa: La Rosa Blanca. Aunque reconoce que era de primitivismo visual y periodístico, ve en La Rosa Blanca los antecedentes de La Hora de Cuba. Ahí empezó a contactar con personas que "estaban mal vistas por la autoridad, y que son admirables en el panorama del periodismo cubano, como Yoani Sánchez o Dagoberto Valdés".
¿Podemos decir que estas expulsiones marcaran tu despertar político?
Fue una sucesión de hechos. Yo tengo que admitir que desde chiquito oí a mis padres expresarse con muy poca buena voluntad respecto a este régimen. Mi papá tenía conciencia de qué es una dictadura. Quizás no usaba la palabra en público, por el contexto. Hemos estado rodeados de muchas personas para quienes el concepto de Cuba como dictadura, años atrás, era como hablar de Satanás. Pero sí, mi familia ha estado clara de que la manera en la que Cuba vive no sirve.
¿No experimentaste una ruptura ideológica con tu hogar?
No hubo una ruptura con los padres. Lo que sí hubo fue miedo a raíz de las amenazasen las universidades, porque ellos querían que yo tuviera estudios universitarios. Ya cuando la represión empezó a pasar a otros niveles, para mí fue muy difícil, porque vivía con ellos y sentía que los perjudicaba. Una vez fueron al trabajo de mi mamá para que ella fuese a mi casa e interrumpiera una reunión de trabajo que yo tenía. Siempre ayuda tener el apoyo de la familia. Ellos entienden que yo estoy haciendo lo correcto.
¿Recuerdas cuál fue tu primer enfrentamiento con la Seguridad del Estado?
Fue precisamente cuando intentaron usar a mi mamá para afectarme en el trabajo. Fueron una mañana a mi casa. Yo estaba muy cargado porque habían afectado a mi mamá, la habían hecho llorar y la habían asustado mucho. Bajé la escalera sin siquiera tomarme la molestia de vestirme decentemente. Quería demostrarles mi escaso respeto porque ellos llevaban días demostrando el poco que tenían por mi familia. Abrí la puerta a la agente me dijo que la acompañara para conversar conmigo. Yo di un portazo que la casa retumbó. Buscaron una patrulla y me detuvieron.
¿Cómo afecta tu día a día el acoso de la Seguridad del Estado?
Yo no puedo decir que mi caso sea igual al de todos. Sabemos que inclusive por provincia o hasta por agentes trabajan de manera distinta, agreden de manera distinta de acuerdo a lo que consideran que pueden lograr. En mi caso se enfocan en buscar el aislamiento, ir a las personas cercanas o importantes para mí, un vecino inclusive, una gente que me saluda o que me da like para tratar de apartarlos o convertirlos en informantes. No tengo a diario patrullas frente a mi casa, pero sí tengo personas que miran quién entra y quién sale. Es muy complicado hacer una vida laboral normal. También hay que tener cuidado con qué compras, a qué lugar vas, porque las ilegalidades que le toleran a cualquier ciudadano a mí no me las van a permitir.
Reportar es una quimera…
La barrera más difícil para el periodismo independiente son los apagones que se llevan por completo la conexión de internet. Entonces hay que dejar el trabajo para el horario de electricidad, que a veces coincide con el horario de descanso, el horario de dedicar tiempo a la familia o de ocio.
Desde la primera expulsión de la universidad hasta hoy han pasado 18 años, casi dos décadas. ¿Te has planteado el exilio?
Como broma, sí. He estado fuera de Cuba temporadas largas. La gente me dice: "Quédate, es lo que hacemos". Pero yo siempre, por suerte o por desgracia para otras personas, encuentro razones para continuar o para regresar. Es una decisión difícil. No voy a decir que es divertido estar en Cuba. No soy masoquista. Sé que en Cuba pude haber tenido otro tipo de vida. La vida en Cuba es muy difícil, lo ha sido, desde que estoy en uso de razones cívicas y esta temporada es especialmente dura para todos los cubanos. Al menos, todavía tengo razones de peso para mantenerme aquí, por encima de las que puede haber para pensar en ir a donde van todos los cubanos.