Cagliari.
Querida Ofelia:
Félix José Hernández.- París, 31 de enero de 2018.- EI Costa Diadema siguió durante la noche del 25 de diciembre la navegación con ruta este-sureste en dirección a Cagliari. Alrededor de las 2 y 30 a.m. aproximadamente a una distancia de 5 millas aestribor, pasamos el faro de la isla de El Toro. Continuó la navegación con vistas a la costa meridional de Cerdeña y alcanzamos el Cabo Teulada a las 3 y 30 a.m. (la punta más meridional de Cerdeña) para atravesar después frente al Cabo Spartivento. Alrededor de las 4 y 30 a.m. se prosiguió con ruta noreste para entrar en el Golfo de Cagliari. Por la mañana temprano, nos aproximamos al puerto de e iniciamos la maniobra de entrada en el puerto alrededor de las 8 a .m. Atracamos en el muelle a las 9:00. El cielo estaba nublado y teníamos una temperatura de +9°c. pero poco a poco fue aumentado hasta los +14°c.
Cagliari constituye el principal centro político, administrativo, económico y cultural de Cerdeña, además de ser, naturalmente, el primer puerto de la isla. En la Edad Media, Cagliari estuvo a un paso de la ruina, pero se recuperó con el dominio de la República de Pisa, para luego pasar a estar bajo el control del Reino de España.
El clima cálido da la isla queda mitigado por los vientos de verano sin que la temperatura descienda por debajo de los 13-14 °C del invierno.
Después de desayunar tomamos un autobús de lanzadera gratuito que nos llevó al Paseo Marítimo llamado: "Lungomare New York 11 settembre 2001". Por la mañana visitamos la bella Catedral de Santa María, construida por los pisanos en el siglo XIII, la cual con el paso de los siglos ha sufrido profundas transformaciones de estilo. Se encuentra en lo alto de la colina del casco histórico. Recorrimos la Basílica de Nuestra Señora de Bonaria, el santuario más antiguo de la ciudad, el que fue construido por los aragoneses entre 1324 y 1326. Paseamos por La Ciudadela de los Museos, alrededor de la Catedral, que acoge los institutos universitarios de antigüedad, arqueología, arte y de estudios sardos, una amplia sala de reuniones (la denominada Sala Verde), el Museo Arqueológico Nacional, la Pinacoteca Nacional y el Museo Siamese Cardu. Fuimos hasta el Anfiteatro Romano, el cual es el monumento más importante de la era clásica existente en Cerdeña. Fue construido en el siglo II después de Cristo.
No vimos ningún acto de delincuencia y en todo momento nos sentimos en seguridad. Sin embargo a bordo nos habían dado por escrito la siguiente información:
"En zonas concurridas, tales como calles comerciales, mercados y lugares históricos, así como en el transporte público, existe una amenaza constante de carteristas y delitos menores. Como medida de precaución, le rogamos que tenga en cuenta las siguientes recomendaciones de seguridad: lleve poco dinero en efectivo y deje en su camarote sus joyas, relojes y gafas de sol de valor. Les recomendamos que lleven las cámaras, los teléfonos y las tarjetas de embarque en un bolso o una mochila. Si es posible, lleven únicamente las copias de los documentos de identidad. Le recomendamos retirar dinero solo en cajeros automáticos situados en el interior de oficinas bancarias. Preste especial atención a posibles timadores. En caso de robo, no ofrezca resistencia."
Almorzamos en un restaurante típico en La Piazza Yenne. El cifraxu, es el tipo de pan más popular, es una masa de harina en forma de gran hogaza de pan. Una comida al estilo de Cerdeña, comienza siempre con un antipasto de tierra o de mar: jamón de jabalí, salchichas, piernas de cordero o de ternero, almejas o mejillones a la marinera, burrida (cazón con perejil y nueces), bottarga (huevas prensadas de atún o mújol) servida en tostadas de pan con aceite de oliva. Uno de los primeros platos es el malloreddus, ñoquis de sémola y azafrán con queso y tomate. Entre las carnes destacan el lechón asado, el cordero y el cabrito al horno. En lo que se refiere al pescado, la cocina de la isla prefiere los pescados a la brasa.
Alrededor de la plaza había un Mercado de Navidad, en el que se podían comprar:alfombras, tapices, cerámicas y barro cocido, hierro forjado, joyas de plata y oro, navajas artesanales, etc.
Tres pintadas que vimos en las paredes del casco histórico: Il lusso è una provocazione! (¡El lujo es una provocación!); Refugees Welcome! Y junto a la puerta de una discoteca: Per la quiete del nostro vicinato, dentro urlate quanto volete, fouri rispettate più che potete...Grazie! (Por la tranquilidad de nuestro vecindario, dentro griten cuanto quieran, afuera respeten lo más que puedan. ¡Gracias!
Después de almorzar abandonamos el centro de la ciudad en un taxi y con un corto trayecto llegamos a nuestra meta: la playa del Poetto, en la zona este de la ciudad. Pudimos relajarnos con la comodidad y la elegancia de una de las famosas playas del Mediterráneo : arena fina blanca, mar azul y el verde de las palmeras que se mecían acariciadas por el viento.
Frente a nosotros se abría una media luna de arena de 8 kilómetros de extensión, considerada una de las más bellas playas de Cerdeña, muy popular entre la gente de Cagliari y los numerosos turistas que visitan la ciudad.
El promontorio llamado Sella del Diavolo (Montura del Diablo), al sur de la playa y con vistas al puerto turístico de Marina Piccola, hace aún más fascinante esta hermosa playa, con su torre en ruinas en la cima.
Transcurrimos la tarde como huéspedes del Lido Emerson, una elegante playa privada en el tramo más animado y equipado de Poetto.
El establecimiento playero cuenta con un bar, restaurante, zona de juegospara niños, tumbonas y sombrillas para disfrutar de lo mejor de la playa sin renunciar a la comodidad.
Como el servicio de taxis es muy eficaz y nos fue muy fácil tomar uno para regresar al puerto.
A bordo estuve conversando con los amabilísimos Serena Matrundola y Guglielmo Rossi en el Costa Travel Office, ya los conocía por haberlos encontrado en cruceros anteriores. También conversé con el caballero catalán Aleix Ferrus, en La Mesa de Información para turistas hispánicos.
Fuimos a cenar al Ristorante Fiorentino. Fue una cena típica rústica y aromática de Cerdeña.
En esta hermosa isla los higos chumbos flanquean los huertos y los campos de árboles frutales como guardianes espinosos que protegen el jardín de las maravillas, en donde el agua del pozo nutre esa tierra, que de no ser así estaría seca. El pastor, bajo el alcornoque, toca las launeddas y evoca, con sus notas, los tiempos remotos de su juventud. El perro fiel está a sus pies, con un ojo siempre atento al rebaño.
El olor del mirto, mezclado con el intenso aroma del azafrán en flor, nos recuerda el sabor antiguo de Cerdeña. Y, en la mesa, nos esperan: las alcachofas fritas, el inolvidable pan Carasau con huevos escalfados, perfecto equilibrio entre la fina lámina de pan crujiente y la aterciopelada voluptuosidad del huevo, y después, la pasta.
Nosotros pedimos: capellini en caldo de carne con queso Pecorino, pollo a la cazadora con puré de patatas y espinacas con mantequilla, flan de coco con ciruelas y vino Vermentino di Sardegna "Pala".
El capitán Giorgio Moretti ofreció el Cocktail Bentornati - al cual fuimos invitados - en el Teatro Esmeralda. A continuación comenzó el espectáculo "Circus Carolix", que encantó a nuestros nietos: payasos, malabaristas, magos, etc.
Fue "La Notte Bianca" y hubo una gran fiesta por todas partes en el Costa Diadema. Se nos había pedido que nos vistiéramos de blanco.
Al regresar a nuestros camarotes encontramos varios regalos de parte del capitán: maletines, maquetas del barco de metal, pasadores, chocolates, etc.
El Costa Diadema había reanudado su viaje hacia Palermo a las 6 p.m. Después de su salida, pasó de nuevo por el Golfo de Cagliari para tomar la ruta hacia el sureste. Por la noche pasamos frente al Cabo Carbonar a la estribor y la isla de Cavoli a una distancia aproximada de seis millas y media, donde, aproximándonos con ruta noreste, dejamos la costa de Cerdeña detrás de nosotros, con dirección a Palermo. Navegamos toda la tarde y la noche por el Mar Tirreno.
Mañana te contaré sobre nuestro recorrido por la espléndida Palermo.
Un gran abrazo desde París, donde al fin el Sena ha dejado de aumentar su caudal,
marcelo.valdes@wanadoo.fr |