Alocusión personal y directa a la señora Kamala Harris, vicepresidenta de USA.
Cambio de impresiones entre José Vilasuso Rivero y Emiliano Pérez Castellano.
A la memoria y defensa del Nonnato.
(1).- Emiliano Pérez Castellano.- Caramba profe. Me parece que las emisarias del aborto perdieron la pista a la hora de proclamar sus derechos.
José Vilasuso Rivero: En efecto, Emiliano. Se trata de un craso error semántico que, se viene esgrimiendo en sentido opuesto y ha llegado la hora de corregirlo en uso idóneo del lenguaje, no importa el idioma. Cuando hablamos o escribimos expresamos conceptos, ideas y ello no empece al léxico empleado, léxico e ideas no siempre coinciden. Ni significan lo mismo.
(2).-EPC.- De acuerdo, profe. Ahora entremos de una vez al tópico de marras.
JVR. Alla voy, cuando se dice derechos reproductivos de la mujer, nos referimos a derechos inherentes que ella pone en acción, dinamiza con el propósito de transmitir vida. Presenciamos un acto loable, sublime que reviste a la mujer del don más maravilloso concedible a sus funciones biológicas y dignidad. La vida se origina en el altar secreto del útero, donde el germen masculino espermatozoide se fusiona con el femenino óvulo, produciendo el estallido vigoroso creativo por excelencia que origina el feto. Ahora bien, el feto también conocido por nonnato, es el depositario primigenio de la vida en el seno materno. En nuestro humilde cuento, titulado EL Mejor Regalo para una Madre, se describe el testimonio de una embarazada dominicana, refiriéndose alegremente a la criatura que lleva en su seno, cito: “sabe usted, como le digo ella es comelona, muy comelona, y a cada rato siento su patadita,” termino la cita. Este ejemplo palpablemente refleja la condición del ser viviente que se aloja en el santuario materno. Por ello, se mueve, come, pide, majaderea; instintos rudimentarios exigiéndole a la madre quien así experimenta la satisfacción de cuidar, alimentar, mimar, proteger al ser querido que pronto se abrirá a la vida por una vía más plena. Sin embargo, y a todo pesar, este ser viviente todavía no es un verdadero niño, en este punto difiero de la Corte Suprema del Estado de Alabama. Conste que nuestra diferencia no es ideológica, yo humilde y resueltamente apoyo la resolución, pues se trata de pura semántica. En el sendero, la palabra niño, empleada por la resolucion equivale jurídicamente a persona, pero conforme a nuestro Código Civil español no resulta aplicable al feto o nonnato quien carece de plenas facultades para razonar, pensar, seleccionar, tomar decisiones, características indesprendibles del ser humano una vez separado del seno materno tras el corte del cordón umbilical.
Por lo pronto, aceptado que el ente descrito feto o nonnato, no es verderamente un niño no enfrenta desligarlo de los derechos reproductivos de la mujer. Todo lo contrario la vida se engendra, desarrolla y pervive en el magnánimo proceso reproductivo femenino, su embarazo. Troncharlo es acto negativo, impedimento violento del ejercicio complementario de su destino glorioso. En consecuencia jurídicamente un crimen.
En sufragio de todo lo descrito, me retrotraigo a la citada embarazada. Evolución que, desde sus síntomas prenatales demanda un acrisolado derroche de bondades, mimos, cariñosos sentimientos que hacen de la madre su manifestación más singular, simpática y bendecida por todos. Ese ser viviente indefenso y promisorio es portador de esperanza, alegría, optimismo que nos robustece la confianza en un porvenir mejor. Es por ello que legisladores venerables y justos, penalizan la interrupción de acto sin igual. Hay que proteger al indefenso, penalizar la supresión del embarazo ha sido siempre decisión idónea en defensa de la vida.
Sin embargo profundizando en el tema, lo expuesto no obsta a que, paralelamente, sentemos base al respeto recíproco a los derechos defensivos del presunto culpable. Penetramos pues al laberinto de la individualidad, motivaciones y particularidades humanas. Las causales porque se haya violado aquel principio pudieron contabilizarse infinitas. La conciencia de cada hombre o mujer será eternamente un grande, insondable misterio. Consejo sabio pues no interferir lo insondable. Si el legislador traspasa en la persona del violador su opción no sólo a la vida, sino a su libertad, honra, pecúleo, u otros derechos. el valor justicia quedaría truncado. Pese a constituir la vida derecho por excelencia e inviolable, su violación no excusa sancionar injusta o desproporcionadamente al violador. Un exceso no se corrige con otro. La bofetada en la mejilla izquierda, no la justifica en la derecha. En este punto se alojan criterios múltiples a escoger dependientes de cada caso. Tal el espacio abierto a reflexionar, toma de consejo, rebuscar en el trasfondo; derecho a la adopción por ejemplo. Me permito citar unas palabras del Maestro Jesús. Cito, mujer, ellos no te condenaron, yo tampoco te condeno, vete y no peques mas.
Pero la nuez del engendro permanece afincada en el feto o nonnato depositario de la vida cuya denominación puede variarse al antojo. Ahí está el detalle, el cometido múltiple que el mismo desempeña, y dada la multiplicidad creciente de manifestaciones proyectadas desde su habitat, incluye sus derechos reproductivos con que nos machaca insistentemente la señora Kamala Harris. Entonces al apoyar literalmente sus palabras, la semántica por paradoja abre puerta para defender el derecho a la vida ignorando los tristes propósitos de tan alta funcionaria. Apoyar pues los derechos reproductivos de la madre culminantes al momento del embarazo, apoyaremos el derecho pleno a la vida del feto alojado en su seno.
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