El subterráneo de Nápoles
Querida Ofelia,
Félix José Hernández.- Nápoles, 1 de enero de 2024.- El subterráneo de Nápoles es una visita obligada para los visitantes y ciudadanos de Nápoles. Visitar este sustrato que ha sustentado la ciudad de Nápoles durante unos 5000 años significa sumergirse en una experiencia única y emocionante.
Desde hace más de 30 años, ofrecemos excursiones a este fascinante y evocador metro. Además, con la ayuda de los miembros de la Asociación que trabajan -sin haber recibido nunca ningún tipo de financiación por parte de instituciones públicas o entidades privadas- en la recuperación y puesta en valor del subsuelo, se han recuperado importantes obras de ingeniería civil de la antigüedad.
Gracias a la experiencia y colaboración de la Asociación, cuyo único objetivo es dar a conocer y amar la ciudad de Nápoles, Nápoles Sotterranea ha representado un punto de partida fundamental para otras realidades nacidas en Italia y Europa.
Participar en esta excursión no solo significa hacer un recorrido por un sendero a 40 metros de profundidad entre túneles y aljibes: significa sumergirse por completo en el camino histórico, de 2400 años de duración, al que se han enfrentado la ciudad de Nápoles y sus habitantes.
De hecho, durante la excursión será posible admirar varios artefactos históricos que van desde los restos del antiguo acueducto greco-romano hasta los refugios antiaéreos de la Segunda Guerra Mundial: un verdadero viaje en el tiempo que se puede hacer a pie.
Afrontar este viaje en el tiempo es posible gracias a los antiguos orígenes del subsuelo de Nápoles que se pueden situar en tiempos prehistóricos.
Este particular sustrato ha pasado por así diferentes periodos históricos, como el que se inició en el siglo III a.C., donde los griegos abrieron las primeras canteras subterráneas para obtener los bloques de toba necesarios para construir las murallas y templos de su Neápolis.
O la de la época romana, donde comenzó el impresionante desarrollo de la red subterránea: los romanos en la época de Augusto equiparon la ciudad con túneles de carretera y, sobre todo, con una compleja red de acueductos, alimentados por conductos subterráneos desde los manantiales de Serino, a 70 km del centro de Nápoles.
Otros ramales del acueducto de la época augusta llegaban a Miseno, para alimentar la Piscina mirabilis, que era la reserva de agua de la flota romana.
Lo suficientemente estrechos como para que un hombre pudiera pasar por ellos, los túneles del acueducto se ramificaban en todas direcciones, con el objetivo de alimentar fuentes y casas ubicadas en diferentes zonas de la ciudad alta.
En algunos lugares, en las paredes, todavía se pueden ver rastros del yeso hidráulico, utilizado por los ingenieros de la antigüedad para impermeabilizar los túneles.
En el siglo XVI, el antiguo acueducto y las numerosas cisternas de agua de lluvia ya no podían satisfacer la necesidad de agua de la ciudad, que se había extendido como un reguero de pólvora, y así fue como el rico noble napolitano Cesare Carmignano construyó un nuevo acueducto.
No fue hasta principios del siglo XX cuando se detuvo la excavación subterránea para el suministro de agua y se abandonó una red de túneles y charranes repartidos por toda la ciudad de más de 2.000.000 de metros cuadrados.
Los sótanos se utilizaron durante la Segunda Guerra Mundial como refugios antiaéreos para protegerse de los desastrosos bombardeos que azotaron la ciudad: las cavidades se iluminaron y se dispusieron para acomodar a decenas y decenas de personas que, al sonido de la sirena, se apresuraron a bajar las empinadas escaleras.
Restos de muebles, grafitis y diversos objetos en excelente estado aún atestiguan el gran miedo a los bombardeos y los numerosos períodos del día vividos en los refugios, sacando a la luz un importante y al mismo tiempo trágico trozo de la vida en la historia de la ciudad.
La primera Asociación dedicada al estudio de Nápoles se fundó a finales de los años 60 gracias a un grupo de profesionales apasionados: así comenzó un programa exploratorio, geológico, espeleológico, antropológico y arqueológico de todos los artefactos de extracción artificial y del subsuelo de la ciudad.
Uno de los objetivos de la Asociación era disponer de un camino topográfico-exploratorio subterráneo, conocer tanto los aspectos estáticos como los conservadores y evaluar la seguridad de la ciudad de Nápoles, que según las fuentes históricas descansa en un tercio sobre el "vacío".
Las fases exploratorias continúan a lo largo de los años también con la atención de los órganos institucionales encargados: la Región, la Municipalidad, la Superintendencia, ven en la Asociación un verdadero punto de referencia profesional.
A lo largo de los años, ha habido un gran interés en los medios de comunicación, fascinados por el mundo subterráneo sacado a la superficie, a través de notables descubrimientos.
A finales de los años 70, Enzo Albertini, actual presidente de la Asociación Subterránea de Nápoles, creó un comité para la puesta en valor y el renacimiento del subsuelo de Nápoles, organizando verdaderos paseos en algunos puntos de interés histórico, antropológico y arqueológico de la ciudad.
Estas excursiones se repiten cada semana en la isla, despertando el interés de miles de personas.
Las televisiones y periódicos locales y nacionales definen el fenómeno como el primer caso de turismo subterráneo.
De vez en cuando, se organizan excursiones con regularidad, con la creación, a finales de los años 80, de lo que hoy se define como un icono internacional: NÁPOLES UNDERGROUND.
De un fenómeno local, el metro de Nápoles atrae la curiosidad de personajes famosos, como el presidente estadounidense Bill Clinton que, al visitar la ciudad, también quiso descubrir el otro lado con sus 2.400 años de historia, desde la fundación griega hasta nuestros días, a través de los caminos del metro de Nápoles.
Un gran abrazo desde la bella y culta Nápoles,
marcelo.valdes@wanadoo.fr
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