La gran pregunta. Habremos alcanzado el final. Conversatorio entre José Vilasuso Rivero y Emiliano Pérez Castellano. En Memoria de Alexei Navalny.
(1).- Emiliano Pérez Castellano: Profe, por el momento no veo nada nuevo bajo nuestro radiante sol cubano. Y usted seguramente piensa igual.
José Vilasuso Rivero.- Desde el punto de vista dialéctico coincidimos, El régimen ya repartió los sobrantes entre los nuevos capitalistas y El Hombre Mas vigilado de Cuba ostenta una autoridad ficticia representada por la burocracia; todos responden a Raúl y cuando éste guarde el carro, ya se las arreglarán para el nuevo reparto de las migajas restantes del pastel, y por supuesto del poder. Asunto complejo e impredecible. Sin embargo, no abrigo mera duda sobre la presencia y predominio de los intereses materiales en las futuras decisiones que tomen los agraciados herederos. Los motivos de lucro, ganancia y beneficio personal prevalecerán con pintas y coloramas mucho más patentes y palpitantes que hasta el presente. Cuadro nuevo, hasta de estreno lo llamaría, y probatorio del fraude colosal, histórico que se llamó la revolución cubana. Esto me trae a la memoria la piñata sandinista, tremendo escándalo. El proceso criollo no difiere gran cosa. Pelea a dentelladas entre perros y gatos. Para ese final hay que reservar balcones, no quiero perderme el grande, soberbio espectáculo hasta que caiga el telón.
(2).- EPC: ¿Valió la pena? Profe.
JVR.- A mi humilde entender no, el sufrimiento, dolor y pesares padecidos por los cubanos durante 65 años no ha arrojado frutos de madurez proporcionales. Ya era hora de probar sucesos, personalidades, acontecimientos en general compensatorios de tamaño sacrificio. Por lo menos desde nuestro ángulo humano; el enfoque divino inclina a percibir las cosas distinto, no olvide que Dios escribe derecho con letras torcidas. En otras palalabras, a Dios no lo podemos entender, pertenece a otros niveles; por lo tanto armados de virtud, quedamos pendientes de sus sapientes decisiones finales, misterios que trascienden nuestros parámetros terrestres.
(3).- EPC: ¿Entonces?
JVR.- Entonces tenemos que observar cautelosamente la agarrada por el pastel y por lo tanto del poder tanto económico como político entre un ceremil de aspirantes, influyentes, herederos, compartidores, asociados, adversarios, guatacones, aparecidos, desconocidos y acreedores que, en su momento han de mostrar la oreja ambiciosa y relamidos de lenguas aguachentas. Reafirmo; todo imprevisible, sorpresivo, cosa de molleros, e inesperados al doblar de la esquina caliente.
(4).- EPC: Pero ¿y el signo? Profe.
JVR.- Ya le dije, todo bajo el signo de la utilidad, la ganancia, signo capitalista, los herederos no son otra cosa; la naturaleza de las Mipymes, Gaesa, y compañías que aparezcan, lo confirmarán de manera aplastante, como martillazos. Recuerde usted las frecuentes trifulcas que siempre se ventilan entre picapleitos a la hora de toda declatoria de herederos. Cualquier abogado en ejercicio tiene algo que contarnos tocante al tema.
(5).- EPC: Entonces, ¿que podemos esperar de Raúl?
JVR.- Nada, ya Raúl cumplió su tarea. Hizo el reparto y a esperar su entierro. Nada puede cambiarlo.
(6).- EPC: ¿No podría, suceder algo inesperado ¿proceder de acuerdo a emergencias del momento?
JVR.- No, al menos yo no lo esperaría, Raúl ha de morir fiel a lo programado, sin mover una tecla. Recuerde que Raúl es peor que Fidel.
(7).- ¿Cómo dice? Repítame. No entiendo, profe.
JVR.- Lo que oye, Emiliano, Raúl es peor que Fidel. No lo dude, tengo pruebas.
(8).-EPC: ¿Cómo es eso?
JVR.- Vea esto. Desde hace décadas nos han vendido el cuento barato de que Raúl era pragmático, realista, y que prefería el modelo chino. Así lo pregonaban, a vox populi y muertos de la risa. Pero una vez tomado el poder omnímodo las cosas se han mantenido al pie de la letra; quizás algunos ajustes sin importancia, menos alharaca, y pese a su ausencia de la escena: sabemos que vigila escrupulosamente hasta el último detalle, pasillo, herramienta, ficha movida de todos y por cada uno de los cabecillas en turno. Nada de lo prometido se ha cumplido, los chinos quedaron a la luna de Valencia. No importa que la soga alcanzara las puntas y no de mas. Ahí se ha de quedar tendida y alargada mientras Raúl viva. Fijese que a pesar del estrechamiento del cerco, la política oficial es la de mayor rigor. Mayor severidad en las cárceles, contraofensiva propagandística internacional, mas cubanos peleando en Ucrania, cambalaches de ejecutivos como puro entretenimiento barajando chivos expiatorios, Alejandro Gil el de turno. Si aquellas promesas de aplicar el modelo chino, hubieran resultado serias ahora era el instante de hacerlas cumplir. Buena falta hacen y nada ni nadie lo impide. Hasta los rusos lo recomiendan. Pero implican un cambio y Raúl lo sabe, le teme, es un oscurantista intransigente. No tiene alma, ni inteligencia, por lo tanto no lo mueven sentimientos ni realidades mas allá de su alcance. Por eso aprieta las tuercas y que se mueva quien se atreva.
(9).-EPC: ¿Usted cree que Fidel hubiera alcanzado este límite de intransigencia?
JVR.- Lo desconozco. Tal vez, pero al desaparecer del escenario, nada suyo resta fuera de rastro.
(10).-EPC: Pero en cambio Raúl pervive,
JVR.- Exacto. Con eso solo demuestra ser peor que Fidel. De Fidel queda la incógnita; de Raúl las evidencias imponen una prueba como mapamundi. El sucesor es peor que el ausente. Recuerde que en derecho civil el ausente deja derechos y obligaciones latentes, pero sin ejecutoria. Resume una entidad de ocaso, fuera de responsabilidades.
(11).-EPC: Entonces moralmente ¿cuál es peor?
JVR.- Desde el punto de vista moral: ambos son intrínsecamente perversos, mientras gozaron el poder absoluto gobernaron sirviéndose con el supremo grado de maldad disponible, cada uno en su momento. Luego es que viene el mas allá.
(12).-EPC: Por consiguiente, profe. Usted cree en el mas allá.
JVR.- Por supuesto…
(13).-EPC: Entonces, sabiendo que en esta vida ni pensarlo ¿cree que en el mas allá haya justicia?
JVR.- Le diré, Emiliano. De esta vida no me resta demasiado por decir. A la vista está, como dijo Jorge Luis Borges, puede ser un sueño. Algo volátil que nos cruza para alejarse en lontananza, según el gran poeta don Francisco de Quevedo: es polvo, es nada. A su pesar, contrariamente nuestra convicción de justicia es una realidad sólida e indiscutible que ni la vemos ni esperamos en esta vivencia efímera que camina hacia lo venidero. Aunque ese camino es largo, la jornada no termina, me recuerda al profeta Elias. Elias fue perseverante y su ruta avanza con rumbo recto hacia todo lo que nos queda por explorar, el infinito. En el infinito está Dios que, nos espera con los brazos abiertos.
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