“Mi ideal político es el democrático. Cada uno debe ser respetado como persona y nadie debe ser divinizado”. Albert Einstein.
Ingeniero industrial Roberto L. Capote Castillo.- En el presente año mi esposa y yo fuimos de vacaciones a Miami para visitar a familiares y amigos. Desde el punto de vista del paseo lo pasamos de maravilla, pero en las fiestas, salidas, invitaciones, etcétera, siempre conversábamos de política pues para los cubanos, en ese país, se ha convertido en un tema obligado. En España, donde resido, Cuba no es noticia, pero en Miami existen diversos medios de teledifusión, redes sociales, negocios, etcétera, dedicados a Cuba. Creo que la desaparición del comunismo en nuestro país inducirá a esas personas, que no son pocas, a reorientar sus quehaceres. Algo que me sorprendió es que una buena parte de los cubanos, con los que dialogué, acusan al presidente Biden de comunista como si no hubieran residido en Cuba, incluso algunos eran recién llegados. Está demás decir que aquello nada tiene que ver con el comunismo. Además, la mayoría son fanáticos seguidores de Donald Trump, que aseguran, es el mejor presidente para ese país. Soy ajeno a ese ámbito, por lo que no opinaré al respecto.
Quedé atónito cuando un amigo allegado me dijo que yo estaba “viviendo” en el comunismo en España. Le respondí que soy ciudadano español, propietario de un piso, tengo una pensión que me es suficiente para vivir holgadamente incluyendo vacaciones, no tengo ninguna deuda, me proporcionan atención médica y las medicinas gratuitas, asimismo tengo la libertad de votar por cualquier partido sea de derecha, centro, izquierda o ejercer la abstención en elecciones libres y democráticas. Además del respeto y reconocimiento de la sociedad, en diversos negocios particulares, como el transporte, me hacen descuentos por ser pensionista. Si esto es comunismo pido para Cuba que Dios le conceda un sistema político igual a este. Mi interlocutor trabaja manejando un camión en Miami permaneciendo varios días fuera de su casa, cuya hipoteca pagará cuando sea un anciano, tiene deudas y por lo que observé vive para trabajar mientras yo trabajé para vivir y disfrutar la vida. Respeto el derecho de cada persona a elegir su proyecto de vida, pero prefiero el “Estado de bienestar” al “Sueño americano” que mi amigo sueña alcanzar.
Algunos cubanos, residentes en Miami, utilizan las redes sociales para acosar a sus paisanos del exilio por visitar familiares en Cuba, enviarles remesas y a los artistas los fuerzan a pronunciarse públicamente contra el comunismo y comprometerse a no visitar su país para no ser víctimas de campañas que perjudiquen su desempeño profesional en los EEUU u otros países. Solo quiero mencionar dos ejemplos de España: Raphael triunfó con su película “Digan lo que digan” en la URSS en el año 1970 y realizó múltiples giras por ese país con récords de venta de sus discos. Julio Iglesias actuó en todos los continentes incluyendo países con dictaduras como Chile. Ninguno soportó campañas en su contra por estas actuaciones pues son cantantes y no promotores de ideologías. Con estos comportamientos los cubanos exiliados muestran conductas intransigentes, dictatoriales y antidemocráticas pues considero que, excepto los que hayan cometido crímenes, cualquier persona puede cambiar su ideología sin perjudicar su patriotismo. Además, según mi criterio, los deportistas, artistas, intelectuales o cualquier ciudadano no están obligados a politizarse, esto debe ser un acto voluntario acorde a sus convicciones. Imaginémonos que el otorgamiento de premios a los artistas, deportistas, investigadores, etcétera, estuviera supeditado a las ideas políticas del premiado y no a sus logros, eso sí sería comunismo.
Otro aspecto al que deseo referirme es la existencia de numerosos analistas económicos conocedores que la economía socialista cubana está quebrada porque su modelo no funciona, sin embargo, en su lugar, se necesitan más jóvenes incorporados a la lucha contra la dictadura castro-comunista. Cuba es un país envejecido por la política de los gobernantes de promover la emigración de los cubanos pues son conscientes que generalmente son los jóvenes los principales promotores de los cambios. Si se desea una oposición capaz de lograr la libertad y la democracia se ha de renunciar a la “búsqueda de mejores perspectivas”, en el extranjero. La juventud debe asumir su responsabilidad civil liderando el cambio de forma pacífica, unificada y organizada para alcanzar la Cuba que todos deseamos: reconciliada, inclusiva, democrática, cívica, próspera, bella, civilizada y moderna.
El castro-comunismo en su permanente adoctrinamiento ha impuesto la idea de que “el socialismo en Cuba es indestructible”. El dictador en jefe en uno de sus tantos desvaríos proclamó: “Nacimos en un país libre que nos legaron nuestros padres, y primero se hundirá la Isla en el mar antes que consintamos en ser esclavos de nadie”. Estas palabras presumen que solamente tenemos derecho a ser cautivos del comunismo. Todas estas falacias pretenden mantener el inmovilismo de los ciudadanos y del sistema, para hacerle creer a la población que las únicas opciones son el comunismo o la emigración. Estas estrategias fracasaron en el “Segundo Mundo”, demostrando que eran castillos de naipes, al igual que en Cuba, dirigidos por cobardes dictadores que no pudieron impedir la democratización de sus respectivos países de forma pacífica en la mayoría de los casos. No obstante, creo apropiado hacer un breve recuento sobre lo ocurrido en los susodichos países exsocialistas.
Breve excurso sobre el enfrentamiento a las dictaduras comunistas en el “Segundo Mundo”
La mayoría de los países de Europa Oriental, excepto Yugoslavia, formaron parte del Pacto de Varsovia, el cual se constituyó como un equilibrio de poder y contraparte de la OTAN. Antes del arribo al poder de Gorbachov en la desaparecida URSS, todos los intentos de rebelión de los países comunistas fueron neutralizados por la intervención de las tropas del susodicho pacto, verbigracia, las revueltas de Berlín oriental en 1953 y de Polonia y Hungría en 1956. Hasta finales de la década de los años ochenta, la mayoría de los países de Europa del Este fueron gobernados por dictaduras comunistas, sometidas a los mandatos de Moscú.
El 2 de julio de 1980 el gobierno polaco anunció aumentos masivos de los precios de los productos alimenticios provocando un estallido de huelgas y manifestaciones que, según mi criterio, fueron el inicio del fin de la dictadura comunista, mediante una lucha pacífica, organizada, unificada, sistemática y liderada por Lech Walesa que se extendió algunos años, pero logró sus principales objetivos de libertad y democracia. He sabido de algunos opositores cubanos que se han entrevistado con el susodicho líder, pero al parecer no han asimilado sus experiencias y tampoco sus consejos sobre cómo desarrollar la lucha pacífica contra la dictadura comunista, pues siendo un simple electricista en los astilleros de Gdansk organizó y lideró el sindicato “Solidaridad”, cuyas primeras demandas fueron las de constituir sindicatos independientes al partido y el gobierno, pero posteriormente se transformó en un partido político y en la democracia fue elegido presidente.
Si analizamos cualesquiera de los estudios que se han realizado sobre la desaparición del “Segundo Mundo”, por ejemplo, “La crisis del socialismo real”, confirmamos que la situación actual en Cuba, comparada con la de esos países en aquellos años, es mucho peor en lo económico, político y social. Sin embargo, todos aquellos dictadores, “todopoderosos e imbatibles”, renunciaron al poder pacíficamente sin ninguna oposición, excepto en Rumania, donde las fuerzas armadas y el pueblo lincharon a su dictador. Algunos de los comunistas defenestrados en los susodichos países, aprovechándose de la democracia, y con el apoyo de las mafias formadas por los nuevos ricos, se mantuvieron en el poder.
Para finalizar utilizaré una de las conclusiones del estudio de “La crisis del socialismo real”, mencionado anteriormente: “Las disidencias de Europa del Este, vistas desde la actualidad, retrospectivamente, nos dan la verdadera dimensión del malestar que impuso en una serie de países un régimen que fue una interpretación perversa desde sus mismos orígenes de las ideas del socialismo, que se tradujo en “Estatismo” y que supuso un sufrimiento, aún no suficientemente evaluado, a millones de personas, bajo la esperanza de una utopía falseada desde sus inicios. En 1989, tras la caída del comunismo, se enterró por fin en una tumba digna…”
La oposición en Cuba una esperanza o una utopía.
En uno de mis artículos anteriores comenté que en una empresa que asesoraba siendo consultor, en el año 2005, me relacioné con un italiano que estaba contratado y me comentó que debíamos preocuparnos por el futuro de Cuba pues estaba aconteciendo lo mismo que en Rusia. Esta persona había laborado en el susodicho país. Me explicó que realizaba sus compras en el centro comercial de 3ra y 70 en la Habana y observaba que profesionales y profesores de la universidad, amigos suyos, solamente compraban uno o dos artículos, para sobrevivir, mientras que personas con mala apariencia, carentes a simple vista de formación, cultura y valores, mostraban orgullosos los carros de compra completamente llenos. De lo expresado por el mencionado colega concluyo: “Si un profesional o intelectual hace fortuna por sus conocimientos, invertirá el dinero en negocios legales que favorecerán el desarrollo y prosperidad del país, pero una cleptocracia mafiosa poscomunista utilizará su dinero para la corrupción, la delincuencia y el amparo político para sus ilegalidades como ocurrió en Rusia y otros países”.
Observo con preocupación que se está cumpliendo el presagio de mi amigo italiano. Actualmente hay una improvista entrada en Cuba de “negociantes” rusos haciendo inversiones, o lavando dinero, y supongo que asesorando a Diaz Canel y sus acólitos cercanos para que aprendan las acciones a ejecutar para una “transición comunista hacia la democracia” conservando las riquezas robadas. Como hizo su par ruso Vladimir Putin, oficial de inteligencia exterior de la KGB durante 16 años, que se transmutó en un presidente autócrata, con una incalculable fortuna.
En más de veinte años de consultor aprendí técnicas y adquirí habilidades para formular problemas, determinar sus causas y proponer las acciones correctivas correspondientes, ajustándome a la realidad para lograr resultados a corto plazo y que fueran sostenibles. No obstante, lo anterior no me acredita como sociólogo ni politólogo, sin embargo, me atrevo a emitir mis conclusiones sobre la oposición y la democratización pues residí durante 53 años en el comunismo cubano, siendo víctima de sus mentiras, corrupciones, dobleces, manipulaciones, tergiversaciones, etcétera. Con este currículo, cualquier persona tiene la pericia para analizar y opinar. Sobre la oposición y las posibilidades de democratización de Cuba concluyo lo siguiente:
- - Los grupos opositores están incurriendo en los mismos errores que los independentistas de la guerra de los “Diez Años”, que acarrearon el Pacto del Zanjón. En la primera parte de este artículo analicé este aspecto. Por estas razones no es unida, estratégica, sistemática ni existe un único líder. Esta situación beneficia a la dictadura castro-comunista y a la seguridad del estado.
- - No se puede avanzar en la lucha contra el castro-comunismo si frecuentemente se crean nuevos partidos u organizaciones como se dice “cada una por su lado”, con diferentes propósitos, nombres y lideres. La lucha pacífica es posible si es unificada, organizada y sistemática.
- - La convocatoria a la rebelión pacífica no pueden hacerla “lideres” exiliados, debe organizarse, coordinarse y dirigirse desde Cuba. Además, no se pueden permitir actos vandálicos en las manifestaciones pues descalifican a la oposición, esto se debe impedir con una estrategia al respecto. Los lideres de las protestas o huelgas deben ser conscientes de las reprimendas a las que serán sometidos y no emigrar por las presiones de la seguridad del estado abandonando su organización y seguidores creyendo que desde el extranjero puede hacer un decisivo aporte para derrocar a la dictadura. Las huelgas duraderas y unificadas al estilo de las realizadas por Lech Walesa en Polonia son una poderosa arma de rebelión, en Cuba son poco utilizadas pues las acaecidas, en su mayoría, han sido impulsivas.
Mi pronóstico, valorando los indicios y actual situación, es que la dictadura colapsará de forma organizada, planificada y pacífica, dirigida por personas pertenecientes a la cúpula del castro-comunismo con imagen de moderación e implementarán una democracia dirigida por un autócrata. De esta forma conservarán sus riquezas, en Cuba y el extranjero, obtenidas por la corrupción y además salvaguardarán el poder.
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