Jorge Hernández Fonseca.- sábado 24 de Junio de 2023.- Se calcula que hay más de tres millones de cubanos (y cubanos-descendientes) en el exilio. Uno de ellos fue en su momento José Ángel Buesa. Muy temprano en la revolución comunista cubana, un poeta romántico, desafecto de la dictadura en ciernes, sobró en las filas de los intelectuales cubanos porque el dictador requería incondicionalidad y un hombre de los vuelos de Buesa no podía, de ninguna manera, serlo. Su romanticismo chocaba de manera frontal con los paredones de fusilamiento y los actos de repudio de su violenta época y tuvo que exiliarse.
El poeta pasó por la madre patria, España, tratando de establecerse en Canarias, desde donde el destino lo llevó a acercarse un poco a su tierra, en el El Salvador. De allí, de nuevo, más cerca todavía, se estableció finalmente en Santo Domingo, República Dominicana, donde impartió cátedra universitaria y publicó numerosos versos que hoy llenan de orgullo a cubanos de dentro y fuera de la isla. Varias generaciones estuvieron prohibidas de leer a Buesa en Cuba. Su romanticismo, se estimaba, no era "bueno a un pueblo que debía odiar al enemigo".
Sin embargo, nos llegan noticias desde la isla que recientemente se ha destapado una cierta idolatría hacia el poeta. La necesidad de dólares que la dictadura padece por su incapacidad e ineficiencia, ha provocado que se publicaran obras de Buesa en libros de lujo para su venta en moneda convertible, es decir para turistas, pero como toda prohibición que se levanta, hasta en la radio oficial sus poemas enloquecieron a cubanas y cubanos desconocedores que habían tenido un poeta de tal calibre, nascido en Cruces, pero desterrado por gusano detestable.
Los cubanos del exilio no hemos sido ajenos a la polémica que existe criticando a los poetas románticos. Sea cual fuera la posición personal de cada cual, esa polémica no implica censura de ninguna de las tendencias poéticas, porque hay campo para todos, como se demuestra en la isla, que censuró durante muchas décadas a Buesa, queriendo correr la balanza en su contra y favoreciendo el materialismo en la literatura y ahora le estalla entre sus manos esta especie de Buesomanía, no más que por la ternura de sus versos y su profundidad cantándole al amor.
José Ángel Buesa merece un sitial entre los intelectuales cubanos contemporáneos y ese sitial la dictadura cubana no se lo va a ofrecer, por ser su poesía romántica, la negación misma de la filosofía política y social que una dictadura ha implantado de manera totalitaria. Siendo así, es un deber entre los buenos cubanos del exilio, sean de la profesión que fueren, formar parte del homenaje que Buesa merece, para finalmente descanse en la paz de su tumba en Miami
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