(Parte I) ¿Gestión de personal o Gestión de los recursos humanos? Por Roberto L. Capote Castillo.
12-05-2023
“Se puede soñar, crear, diseñar y construir el lugar más maravilloso del mundo... pero son las personas quienes hacen realidad ese sueño”. Walt Disney
Roberto L. Capote Castillo.- Ingeniero y Consultor.- El principio socialista sobre la eficaz y eficiente utilización de la fuerza de trabajo de los proletarios está definido en la frase: “de cada cual según su capacidad y a cada cual según su trabajo”. Este enunciado es oriundo de los clásicos del socialismo (Siglo XVIII). Sin embargo, el “socialismo real” nunca cumplió este propósito por anteponer la ideología. Nos encontramos en la Cuarta Revolución Industrial, es la cuarta etapa industrial más importante que se ha verificado desde el inicio de la revolución industrial en el siglo XVIII. Esta etapa se caracteriza por una fusión de tecnologías actualmente en prueba o en desarrollo, lo que está desintegrando las fronteras entre las esferas física, digital, y biológica. Aunque los gobernantes y empresarios castro-comunistas traten de mantener vigente la expresión socialista ya es obsoleta.
No obstante, analizaré algunas palabras de la susodicha frase, “según su capacidad” y “según su trabajo”. La medición del desempeño en las empresas ha demostrado que la antedicha capacidad se refiere a la física y la locución “según su trabajo” la interpretación generalmente tiene un sentido muscular. De ahí la injusta clasificación de los trabajadores en, vinculado directamente a la producción (mejor remunerados) o indirectamente. Vale añadir que cualquier remuneración basada en tal principio es injusta pues la sabia naturaleza ha distribuido inteligencia y fortaleza con justicia, permitiendo que algunos puedan basar su sustento fundamentalmente en la fuerza con menor dependencia de la inteligencia y viceversa. Empero si el sistema socialista implementado establece la remuneración basados únicamente en el “sudor”, discrimina quizá la parte más substancial de los proletarios (su cerebro), a quienes condena a la miseria, por mucha inteligencia que posean.
En la bibliografía del socialismo real a mi alcance hallé referencias teóricas desde el punto de vista de las fuerzas productivas y otras definiciones con enfoque político e ideológico sin mencionar las motivaciones, insatisfacciones, emociones, conflictos, y otros temas vinculados. Solamente encontré alguna literatura sobre los métodos para medir el trabajo, la determinación de las tasas para el pago del salario, basados fundamentalmente en los postulados de Frederick W. Taylor, en su peor interpretación, considerando que los proletarios se comportan igual que una máquina, a pesar de la obsolescencia de dicha teoría.
Prefiero lo expresado por Peter Druckersobre los “recursos humanos” (término creado por éste destacado consultor) al formular:
“El hecho de que uno solamente puede emplear a un hombre entero y no a parte alguna de él explica por qué la mejora de la efectividad del hombre en el trabajo es la mayor oportunidad de mejorar el desempeño y las realizaciones. El recurso humano- el hombre entero- es, de todos los recursos confiados al hombre, el más productivo, el más versátil, el más lleno de recursos”.
El castro-comunismo estableció en las organizaciones, aun con diferentes nombres, la gestión de personal, es decir, su trabajo se circunscribe a controlar su asistencia, puntualidad, permanencia en el puesto de trabajo (aunque no trabaje lo suficiente), hacer el reporte de pago, aplicar las medidas disciplinarias, etcétera. Los gestores de personal no cumplen tareas estratégicas de desarrollo respecto a los recursos humanos. No conocí sistema de gestión de los recursos humanos con todas sus fases durante mi trabajo como ingeniero y de consultor. Si se formularon nunca fueron implementados.
Las empresas socialistas por lo general no emplean al hombre entero sino solamente una parte de él. Está bien delimitada su utilización: la fuerza de trabajo o su cerebro, pocas veces se incluyen a los dos. Al respecto pudiera exponer un sinnúmero de ejemplos en mis más de veinte años de consultor, para sintetizar, comparto la siguiente:
Realizando una consultoría en un combinado cárnico, había un puesto de trabajo en el que un obrero, con un machete, debía eliminar el exceso de grasa a las pieles de los cerdos sacrificados. Le pregunté al operario si conocía a plenitud la tarea a desempeñar y su importancia, con expresión de asombro me respondió desconocerlo. Me manifestó: “me dijeron que no debían tener ni mucha ni poca grasa, pero sin ninguna otra explicación”.
Examinando las normas técnicas compruebo que los susodichos requisitos (establecidos en un rango de centímetros), debían cumplirse porque si las pieles tenían más grasa de la señalada se agujereaban por el crecimiento microbiano, pero si tenían menos al añadirles los curtientes se perforaba la piel y de ninguna manera servían para la producción de calzado que era su destino. Estas especificaciones se las comuniqué al laborioso empleado. Aquel humilde proletario, con sus botas de trabajo rotas, se lamentó de no conocer su trabajo a plenitud pues hasta ese momento no le daba ninguna importancia a la tarea que realizaba, sin embargo, según su propia expresión: “eran muchos los zapatos dejados de producir por mis errores a pesar de que los míos están rotos y no tengo otros para trabajar.
¿Cómo los proletarios van a sentirse dueños de los medios de producción y de las fábricas si ni siquiera saben cuáles son los objetivos de su trabajo? Sin embargo, los gobernantes se quejan del insuficiente sentido de propiedad existente entre los trabajadores y su baja productividad, pero el problema es ocasionado, en parte, por no utilizar la gestión de los recursos humanos y enfocarse solamente en la gestión de personal sin considerar al trabajador como un recurso completo. Recientemente la funcionaria Johana Tablada del MINREX reunida con unos estadounidenses expresó: “…el dueño de los hoteles es el pueblo cubano…” Como chiste pudiera ser admisible, pero en realidad es una de las tantas estupideces que dijo en esa reunión.
En las empresas la convocatoria a los trabajadores para involucrarlos en las innovaciones (utilizar su cerebro), yo las denominaba “retro-innovaciones” ya que se trata en realidad de resolver las necesidades de piezas de repuestos por la obsolescencia de la economía y en la actualidad los empresarios deben basarse en las ideas del presidente designado (Dr. en “ciencias de las estupideces”). ¿Qué invenciones se lograrán? La realidad está demostrando el fracaso.
Otro problema de la gestión de personal es el igualitarismo en el tratamiento de los trabajadores. El socialismo en su utopía de la igualdad ignora que cada persona es única e irrepetible y sus competencias pueden marcar la diferencia entre un buen o mal desempeño. Es frecuente escuchar a los dirigentes gubernamentales, empresariales y de los sindicatos hablar del “hombre promedio”, de lo que se sobreentiende que no se enfocan en el trabajo relevante de los proletarios en las organizaciones. Están convencidos de que su gestión de personal e ideológica induce motivos para lograr el máximo desempeño en sus organizaciones.
… “Singularidad de las personas: Las personas desempeñan diferentes roles, pero también son diferentes entre ellas. No existe una persona promedio. Sin embargo, con frecuencia en las empresas se supone todo lo contrario. Las empresas desarrollan reglas, procedimientos, programas de trabajo, estándares de seguridad y descripciones de puestos; todo bajo el supuesto de que las personas son sencillamente similares. Por supuesto, esta suposición es altamente necesaria en los esfuerzos organizados, pero es igualmente importante reconocer que los individuos son únicos y que tienen necesidades, ambiciones, actitudes diferentes, deseos de responsabilidad diferente, niveles de conocimientos y aptitudes diferentes.
A menos que los administradores comprendan la complejidad e individualidad de las personas, es posible que apliquen las generalizaciones sobre motivación, liderazgo y comunicación” ....
Los gobernantes y directores no han comprendido la complejidad e individualidad de los trabajadores que dirigen, pero tampoco aplican las generalizaciones sobre motivación, liderazgo y comunicación, por su desconocimiento e ideologización del trabajo.
Drucker fue enfático respecto a los recursos humanos cuando expresó: “Las cualidades de la persona son específicas y únicas. El ser humano, a diferencia de cualquier otro recurso, tiene un control absoluto de si trabaja o no. Las dictaduras tienden a olvidar esto; pero fusilar gente no hace el trabajo. El recurso humano debe por lo tanto tener motivo para trabajar”.
Con la gestión de personal solo se logra el igualitarismo, desconociendo que la igualdad es la mayor de las desigualdades. No comprenden que en su desempeño los trabajadores no aportan lo mismo en la organización, ni actúan con los mismos estímulos.
Los gobernantes y empresarios apelan a la arenga política para estimular a los obreros hacia el máximo rendimiento y eficiencia. La dictadura del proletariado es ejercida en realidad por los burócratas quienes no han reconocido lo expresado anteriormente y si bien en Cuba no se fusilaron trabajadores como hizo el estalinismo, el desaprovechamiento de los recursos humanos ha sido de tal magnitud que no tiene precedentes y con la Tarea Ordenamiento se han superado todos los récords de desorden en el trabajo y la economía en general.
La máxima dirección del Partido y el Estado culpa a los trabajadores por su baja productividad aduciendo su ociosidad, pero este argumento es una falacia. El cubano es por naturaleza trabajador, demostrado por las comunidades creadas, en su obligada diáspora, superando económicamente a otras que radicaban en los respectivos países desde tiempos más remotos. Lo que han ignorado los gobernantes y dirigentes empresariales socialistas es la idiosincrasia del cubano la cual no admite dar el máximo esfuerzo con la menor remuneración o de gratis, tal como siempre se les ha exigido. Los resultados de los emprendedores por cuenta propia, aun con las taras del trabajo socialista, ha demostrado ser superior que los negocios estatales.
Sobre el aspecto anterior Drucker fue más explícito cuando expresó:
“...No podemos suponer que no quiere trabajar. Eso es contrario a lo que sabemos sobre la naturaleza humana. La mayor parte de la gente se desintegra física y moralmente si no trabaja. Y los que no se desintegran sobreviven intactos porque sus recursos internos los capacitan para generar su propio trabajo. Suponer que la gente no quiere trabajar haría que la tarea de dirigir al trabajador y al trabajo fuese completamente irrealizable”.
La suposición de la vagancia de los trabajadores es resultado del desconocimiento que se tiene en el sistema empresarial sobre una adecuada gestión de los recursos humanos. Según los criterios más generalizados cualquier sistema de este tipo debe incluir las siguientes fases, aun cuando su nombre pueda diferir:
a) Análisis del puesto de trabajo,
b) Planeamiento de los recursos humanos,
c) Reclutamiento de los recursos humanos,
d) Selección de los recursos humanos,
e) Orientación del personal,
f) Capacitación del personal,
g) Desarrollo de los recursos humanos,
h) Evaluación del desempeño, y
i) Estimulación o motivación del personal.
En el siguiente artículo explicaré como se manifiestan las fases anteriores, cuando existen, en las empresas socialistas cubanas.