Porque muchos la han pedido, aquí va sin editar: * Predicación Domingo de Ramos Domingo en la Mañana * Por Lester Rafael Zayas Días en Facebook
2 de abril de 2023 Parroquia Sagrado Corazón de Jesús del Vedado Fr. Lester Rafael Zayas Días O.P
Queridos hermanos y hermanas:
No cabe dudas que la celebración del Domingo de Ramos tiene algo en su misma esencia, que nos pone en sintonía con lo más profundo, lo más hondo de nuestra naturaleza humana. Tal vez porque la escucha atenta de la lectura de la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo va develando, dejando a la luz, facetas de nuestra propia vida personal que son en definitiva las facetas por las que pasa toda vida humana. Ya sea porque la lectura de la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo nos va en una medida o en otra identificando con determinados personajes de la misma, o a veces, incluso, mientras escuchamos la lectura de la Pasión nos damos cuenta que también nosotros podemos ser no solo uno, sino varios de los personajes de los que intervienen en ella.
Porque de hecho así versa en nuestra vida, porque al escuchar, la lectura de la Pasión nos damos cuenta que aquel pueblo que rodeaba a Jesús de Nazaret no es muy diferente a nuestra sociedad actual, en la que nosotros nos movemos, y vivimos, con sus altibajos, con sus grandezas, y también con sus miserias. Ya sea porque al escuchar la lectura de la Pasión nos damos cuenta que las autoridades civiles de aquel tiempo funcionaban de igual manera que las autoridades civiles de este tiempo, porque parece, que unido a la autoridad hay una especie de inclinación al populismo, a la autocomplacencia, un deseo de ganar a toda costa a las mayorías, una tendencia a quedar bien con los mas importantes.
Porque tras escuchar la lectura de la Pasión nos da la sensación que al igual que pasa con las autoridades civiles, las autoridades religiosas de aquel tiempo no eran tampoco muy diferentes a las autoridades religiosas de ahora, con el permanente miedo a perder el control, a perder privilegios, a perder las buenas relaciones con el gobierno de entonces como con los gobiernos de ahora. Nos damos cuenta de que las autoridades religiosas y las autoridades civiles de entonces, se dan la mano como suele ocurrir tantas veces o muchas veces en nuestra contemporaneidad. Nos damos cuenta en este texto de la Palabra de Dios que la autoridad religiosa se mantiene genuflexa ante las autoridades civiles para conseguir determinados privilegios, o espacios, a costa del silencio cómplice, que de ninguna manera el silencio cómplice puede ser considerado prudencia. La prudencia es virtud, el silencio cómplice es pecado.
Tal vez por eso la lectura de la Pasión de Jesús nos va colocando a cada uno en el centro de nuestra propia humanidad. A veces nos damos cuenta que somos como aquellos personajes de Jerusalén que salimos contentos a aclamar a Jesús, porque hemos descubierto en ese hombre, un hombre bueno, un hombre santo. Alguien que ama diferente, alguien que no proclama violencia, alguien que no invita a la confrontación, alguien quien no miente. Que bueno encontrarse con gente que no miente. Salimos a su encuentro porque a lo mejor al encontrarnos con Jesús de Nazaret hemos encontrado un personaje que habla el idioma que nuestra alma necesita, el lenguaje que nuestra alma necesita, que es el lenguaje de la reconciliación, de la paz, de la integración, que dice que todos somos hijos y por tanto todos somos hermanos independientemente de si estamos de acuerdo con una determinada política, con un determinado partido, que no por ser único tiene que ser el mejor o si estamos de acuerdo con una determinada manera de expresar la religión, o si estamos de acuerdo con una determinada manera de llamar a Dios, al escuchar a Jesús de Nazaret salimos al encuentro de Él, como los de Jerusalén, porque descubrimos en Él a alguien que ha tocado el corazón, sin resentimientos, sin prejuicios, que nos habla de amor y de bien porque también nosotros estamos cansados del lenguaje de la guerra, del lenguaje de la enemistad, del lenguaje de la sospecha, del lenguaje que nos invita a vigilar al vecino, a estar pendiente de la vida del otro.
También nosotros al escuchar la lectura de la Pasión escuchamos la necesidad de dar la bienvenida a ese Jesús en nuestra vida. Porque nuestra vida necesita de hombres como él, de un Dios como él.
Por eso el símbolo del guano bendito, con que iniciábamos la celebración, todos sabemos que el guano bendito en última instancia no sirve para nada, ni espanta los truenos, ni quita el mal de ojo, yo no sé qué es el mal de ojo, los únicos niños con mal de ojo son los niños cubanos, nunca he visto un niño canadiense con mal de ojo. Ni quita la brujería de las puertas de nuestras casas, no sirve para nada de eso, aun cuando mucha gente viene buscando el Guano Bendito porque necesita algo de bien para llevar a sus casas. Si buscamos bien entonces sí, el Guano Bendito lleva a nuestras casas como su nombre lo indica la bendición. Que no es otra cosa que las palabras buenas que salvan, que restauran del mal, que revitalizan, que construyen lo noble, lo llevamos a nuestra casa para que la palabra bendita de Dios transforme mi vida.
Pero el Guano Bendito con que iniciábamos la celebración simboliza mucho más, simboliza la alegría de re recibir a un hombre como ese en nuestra vida, a un hombre Dios. Por eso portar el Guano Bendito es algo más que llevarlo como un resguardo, no es un resguardo, ni es un “detente”, ni es en definitiva como suele usarse la oración de San Luis Beltrán, tampoco. Es un indicador, quien porta el Guano Bendito le está diciendo a Dios: ven a mi vida, yo quiero que tu bondad, que tu bien, que tu gracia venga a mi vida. Es un signo de alegría para todo el que porta el Guano Bendito.
Podríamos preguntarnos como se preguntaban los de Jerusalén: ¿Tenemos motivos para estar alegres? En medio de las dificultades que nos rodean: ¿Tenemos motivos para estar alegres? Viendo el precio del pecadillo, del arroz, del azúcar: ¿Tenemos motivos para estar alegres? Viendo que las colas no disminuyen en ninguna parte, sino que aumentan; ¿Tenemos motivos para estar alegres? Viendo en definitiva a nuestro lado que las farmacias están vacías, que los ancianos no les alcanza para llegar a fin de mes: ¿Tenemos motivos para estar alegres? Podríamos preguntarle, cuando llevamos el Guano Bendito a nuestra casa, a Jesús de Nazaret: ¿Señor tenemos motivos para estar alegres? Cuando descubrimos que necesitamos una moneda con la cual no nos pagan y que cada día aumenta su valor. Podríamos preguntarnos ¿Tenemos motivos para estar alegres? Cuando nuestras familias se han dividido como nunca antes, con la catástrofe migratoria, creciente, constante y que no se detiene, porque no es un problema de fronteras nosotros lo sabemos. El problema migratorio es mucho más hondo no se trata de que este estado u otro cierre fronteras, regale o no regale visas, la gente migra por otros problemas más hondos, más profundos: ¿Tenemos motivos para estar alegres?
Es el momento de levantar nuestro Guano Bendito y decir: sí Señor tenemos motivos para estar alegres. A pesar de esto que nos rodea tenemos motivos para estar alegres porque tú todavía permaneces fiel a nosotros. A pesar que nosotros podríamos decir como el salmista: “Dios mío, Dios mío, porque nos has abandonado”. Nos queda todavía la firme esperanza que, en medio de ese abandono aparente, como el que experimentó Jesús a lo largo de su Pasión, Dios permanece con nosotros. Por eso durante está Cuaresma nos ha acompañado esta frase en lo mas alto del retablo: “No abandones Señor a tu pueblo, no lo entregues al oprobio”. Tenemos motivos para estar alegres porque Dios sigue animando nuestra esperanza, porque Dios sigue siendo fiel a su amor, porque Dios sigue extendiendo sus brazos en la cruz por amor a nosotros.
Entonces el Guano cobra todo el significado que lleva, es un signo de que yo quiero seguir abrazado, abrazado, abrazado, a esa Cruz que nos Salva. Es signo que yo quiero seguir apostando por el bien, porque Él sigue crucificado. Entonces el Guano es signo de alegría, porque me dice que el bien, aunque hace menos bulla que el mal, no va a perder la batalla, que, aunque el mal grita más, el bien va a vencer. Entonces el guano se convierte en signo de alegría porque me dice, que no, que la muerte no es lo definitivo, ni la muerte biológica, que es terrible, ni esas pequeñas muertes a las que se nos obliga diariamente, y que nos quita fuerza, la muerte que supone decir adiós permanentemente a los amigos, a los seres queridos, a nuestros familiares. La muerte que supone la soledad del anciano, que se ha quedado solo porque todos han emigrado. La muerte que supone la muerte del pobre porque no le alcanza para vivir con dignidad.
Hoy el Guano Bendito es signo de alegría porque nos dice que Jesús en la Cruz con el Corazón traspasado nos aguarda, nos dice que el mal no vencerá para siempre. Por eso siempre que escucho la proclamación de la Pasión, pienso en la humanidad. En cada una de nuestras formas diversas de expresar lo humano. Necesitamos año tras año, permanentemente identificarnos con ese hombre Jesús, con ese hombre Dios que nos dice que la Cruz, que la muerte, que la violencia, que el repudio, que los gritos, que la cárcel, que la prisión, que el miedo, no van a vencer para siempre.
Se lo pedimos al Señor en está eucaristía.
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