Las ganancias millonarias de tabaco que no llegan a los productores Por Claudia Padrón Cueto Cubanet 16 de marzo de 2023
 Un productor de tabaco en Pinar del Rio (Cubadebate)
A inicios de este mes, vimos a Miguel Díaz-Canel junto a su esposa Lis Cuesta, ambos vestidos con ropa elegante, fumando puros y frente a una mesa donde abundaban las bebidas. Las fotos fueron tomadas durante el Festival del Habano, uno de los eventos comerciales más importantes para Cuba. Al día siguiente, la prensa oficial cubana detalló que la gala había sido un éxito y recaudado en subasta una cifra récord: 11,2 millones de dólares.
Pero la imagen del lujo que disfrutan Díaz-Canel y Cuesta contrasta con las condiciones en las que subsisten los campesinos cubanos en los campos, a quienes no se les facilita un par de botas, ni la ropa adecuada para trabajar al sol. Tampoco les pagan lo justo, ni a tiempo.
A unos 187 kilómetros de la fastuosa gala, los productores, que casi sin insumos siguen cosechando uno de los tabacos más famosos del mundo, aún no han cobrado parte de la campaña anterior. Nueve meses han transcurrido desde que entregaron a la empresa Tabacuba sus cosechas, y todavía el porcentaje que deben cobrar en MLC no se les entrega. Cada vez que cuestionan a los dirigentes de la provincia sobre el impago, la respuesta es la misma: “no hay dinero”.
“Cuando yo veo a los jefes del país, que no saben lo que es el trabajo en la tierra, disfrutando en el Festival del Habano, mientras a los guajiros no nos pagan, me siento utilizado”, dice R, un productor pinareño de 60 años que ha dedicado toda su vida al cultivo de la hoja, y que pidió proteger su identidad.
Desde hace dos años el pago a los productores de tabaco se divide en dos etapas. Primero cobran ―según la cantidad y calidad de la cosecha― lo correspondiente en moneda nacional, siendo 8020 pesos el precio máximo por quintal. Sin embargo ―aclaran dos productores consultados por CubaNet―, es casi imposible que las autoridades valoren la hoja a ese precio; por lo que el pago promedio por quintal, al menos en su experiencia, oscila entre 6500 y 7800 pesos. Este último es un valor muy bueno.
Un porcentaje de ese pago, luego de la instauración del dólar bancario, se les da en Moneda Libremente Convertible (MLC). Es decir, les permiten comprar en el banco una cantidad de MLC (establecida según su cosecha) a 24 pesos cada uno.
“Ellos dicen que es un estímulo, pero realmente es lo mínimo que pueden darnos. En este país sin MLC no eres nadie: no puedes comprar alimentos, equipos. Además, a nosotros nos venden muchos insumos en esta moneda virtual. Si no nos pagan con ella, ¿cómo vamos a adquirir lo que hace falta para el tabaco?, cuestiona R, cuya familia ha trabajado la tierra en San Juan y Martínez por tres generaciones.
Todo subió, menos el pago a los productores
El proceso inflacionario que ha disparado todos los precios en el país también ha aumentado los costos de los insumos necesarios para el cultivo del tabaco. Por ejemplo, los fertilizantes que en la cosecha anterior podían adquirirse por 600 pesos, ahora valen 1200. “En MLC también aumentaron y el costo pasó de 30 a 52. De una campaña a la otra aumentaron los precios de todo, excepto del combustible”, apunta R.
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Si bien hoy los campesinos deben pagar hasta el doble por los insumos que requieren para sus plantaciones, el pago del Estado por la hoja de tabaco se ha mantenido igual, lo que reduce las utilidades y los empobrece.
“Trabajamos con un mínimo de recursos, inventando, con muy poco combustible, poco pesticida, poco fertilizante. Como decimos nosotros los campesinos, la cosecha la hicimos al pecho”.
R confiesa que es uno de los afortunados que lo logró, pues aproximadamente el 70% de la cooperativa a la que pertenece no pudo sembrar por falta de dinero y recursos. “No tenían ahorros de la otra cosecha para invertir, y no hay casi apoyo estatal”, explica.
En mayo de 2022, la corporación Habanos S.A. dio a conocer que el país obtuvo 568 millones de dólares gracias a la exportación tabacalera, lo cual representa un 15% más de ingresos que el año anterior. Ese dinero ―en teoría― debía invertirse en mejorar las condiciones de cultivo y suministrar recursos a los productores, pero la realidad ha sido otra.
“No sé a dónde va el dinero, porque a comprar recursos no es, y a pagarnos tampoco”, comenta otro campesino pinareño consultado por CubaNet.
“Ahora la empresa nos dice que tienen hasta un año para pagarnos. Eso nunca lo habían dicho, ni está en ningún contrato. Ellos también abusan de que la mayoría de los guajiros son unos infelices y no reclaman. A mí me han dejado de invitar a las reuniones porque les exijo mi dinero a esos estafadores”, comentó la fuente, que pidió guardar su identidad.
La nueva cosecha
Con el pago de la campaña de 2022 pendiente, los campesinos iniciaron la actual zafra poniendo de sus ahorros para comprar lo necesario. Pinar del Río resultó la provincia más afectada por el huracán Ian, que destruyó más de 10 000 casas de tabaco. La madera, los clavos y los techos para reponerlas fueron vendidos por el Estado, a plazos y en MLC. Sin embargo, no solo los estragos causados por el meteoro atentan contra el rendimiento de la nueva cosecha.
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Los productores entrevistados agregan que los afecta la falta de fertilizantes y plaguicidas. A pesar de las ganancias millonarias, el Estado no los está importando en los volúmenes requeridos.
“Quieren que el guajiro produzca más, pero no dan nada: ni recursos ni insumos. Así, ¿cómo vamos a producir? Es imposible. Nos tienen sometidos bajo un régimen de explotación”, sostiene el hijo de R, de 29 años.
En una de las últimas reuniones de la cooperativa a la que pertenece esta familia, se les comunicó que las autoridades estaban valorando reducir las hectáreas donde siembran tabaco, ante la falta de recursos. “No han explicado qué pasaría con esas personas que trabajan las tierras que ellos descarten, ni de qué van a vivir si ya no pueden producir tabaco”.
Dentro de un mes y medio, R y su familia esperan estar recogiendo la hoja para luego pasar al secado y ensartado. Para junio comienzan las negociaciones con Tabacuba. Después viene la espera que antecede al cobro. Para esa fecha se cumplirá el año de atraso y esperan que finalmente les paguen, pero no hay certeza. De otro modo, no saben cómo lograrán mantenerse a flote.
“Me despierto cada día a las 6:00 de la mañana y termino a las 8:00 de la noche. Hay que saber lo que es el trabajo duro en la tierra para entender la injusticia que nos hacen al negarnos nuestro dinero. Ellos cobran divisas y nosotros no vemos un dólar o un euro. Tenemos que conformarnos con el invento del MLC, y ni eso nos dan a tiempo. Yo solo quisiera tener a [Manuel] Marrero o Díaz-Canel al frente para exigirles mi dinero, para gritarles que acaben de pagarnos”, concluye el productor.
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