Las restricciones en la extracción minera harán que EE UU importe níquel cubano vía otros países
Uno de los dueños legítimos de las minas de Moa y Punta Gorda señala a la canadiense Sherritt
14ymedio
15 de marzo de 2023

El níquel extraído de las minas cubanas de Moa y Punta Gorda, en Holguín, por la empresa canadiense Sherritt tiene el camino abierto hacia las grandes fábricas de automóviles eléctricos de Estados Unidos gracias a una serie de medidas tomadas por la Administración de Joe Biden el pasado enero. Con su decisión de restringir la extracción de minerales en su territorio, para satisfacer el lobby ecologista, EE UU deberá importar ciertos productos con contenido cubano, pese al embargo, asegura William Pitt, uno de los herederos de la familia Pitt-Wasmer, a quienes Fidel Castro expropió sus minas en 1960. 

La prohibición decretada por Washington ha paralizado el proyecto de explotación de las enormes reservas minerales, sobre todo cobre, níquel y cobalto, de la compañía Duluth Complex, en el estado de Minnesota. Al perder el acceso a esa materia prima, necesaria en grandes cantidades para fabricar las baterías de vehículos eléctricas, EE UU deberá buscar suministradores fuera de sus fronteras.

Dos coyunturas comerciales, el llamado "canje del cobalto" –con el que Cuba pagará a Sherritt una deuda de 362 millones de dólares– y las medidas aprobadas por Biden, le vienen como anillo al dedo al Gobierno cubano, explica a 14ymedio Pitt. Ahora podrá "vender y exportar el níquel y el cobalto de las minas de mi familia en Moa y Punta Gorda, y lavar el dinero a través de otro país", lamenta.

Según el empresario, Sherritt ya vendió minerales cubanos a la compañía Panasonic, que fabrica baterías para vehículos eléctricos. A su vez, asegura, Panasonic vendió sus baterías a Tesla, la empresa fabricante de autos dirigida por Elon Musk. "Supuestamente, Musk rompió ese negocio al enterarse de que los minerales procedían de la Isla", señala Pitt, aunque añade que ni Panasonic ni las demás compañías de Europa y Asia han suspendido la compra de minerales a Sherritt.

En cuanto a Estados Unidos, un artículo del Wall Street Journal publicado a finales de enero da cuenta de los beneficios políticos que tendrá para el Gobierno de Joe Biden el bloqueo de los recursos minerales de Minnesota, uno de los yacimientos de cobre, níquel y cobalto más importantes e inexplotados del país. No obstante, la Casa Blanca ha impulsado la circulación de vehículos eléctricos, para cuya producción son indispensables estos metales.

La solución, anunciada por la secretaria del Interior, Deb Haaland, será "proteger" los recursos, lo cual "preservará el estilo de vida de subsistencia" de las comunidades indoamericanas de Minnesota y, de paso, dará un impulso de popularidad a Biden entre los ecologistas. Pero, como el ritmo de producción de autos eléctricos debe preservarse, los metales tendrán que importarse desde países donde se puede negociar con mayor "flexibilidad", como Rusia, China, Indonesia, Filipinas y probablemente –gracias al trato con Sherritt– Cuba.

"Cuba avanza hacia un modelo económico semejante al ruso", dice Pitt, "de manera que pronto surgirán oligarcas millonarios que controlarán todos los sectores de la economía, incluyendo la minería".

El empresario teme que el Gobierno cubano aproveche su trato con la canadiense Sherritt –a la que acaba de pagar una porción de su millonaria deuda con 760 toneladas de cobalto, valoradas en 27 millones de dólares– para enviar minerales a EE UU. De las minas se extraen constantemente los recursos que fueron arrebatados a su familia.

"Al igual que en Rusia, cualquier industria que dependa de los recursos naturales, como el turismo, el azúcar, la pesca, la medicina, el transporte, etcétera, caerá en ese sistema y será controlada en Cuba por los oligarcas, al igual que en Rusia", afirma. "Irónicamente, el resultado será que los carros eléctricos de EE UU van a ser propulsados por baterías fabricadas con metal cubano".

En opinión de Pitt, el régimen cubano optará siempre por el método del "canje" para solventar sus deudas, pues no tiene –como quedó demostrado en el juicio por impago que enfrentó recientemente en Londres– la capacidad financiera para poner al día sus cuentas. Este tipo de "intercambios" no es una propuesta infrecuente de los países que ofrecieron el préstamo a los Estados deudores, y Cuba ha usado a menudo este método.

Además, como ya advirtió a este diario el pasado diciembre, el trato con Sherritt sentó un "peligroso precedente" para las negociaciones internacionales del régimen, además de drenar uno de los pocos recursos valiosos que le quedan a la Isla.

Otra cuestión es la total impunidad con la que el Gobierno cubano maneja los recursos de los Pitt-Wasmer. "Tienen que determinar cómo pagarnos a nosotros, los dueños de esas propiedades mineras, antes de que puedan canjearlas por el pago de sus deudas", insiste. La familia ha iniciado un proceso legal por la confiscación de las minas de Holguín, que colindan con las de otra compañía, la Moa Bay Mining Company, una antigua propiedad de la familia Rockefeller también usurpada por Castro.

La conducta del Gobierno cubano, que pretende un nuevo deshielo con Washington para garantizar su supervivencia económica, se traduce en una estrategia geopolítica que consiste en "vender pedazos del país".