¿Qué sería del Gobierno de Cuba sin los fondos buitre?
Declararle la guerra a los fondos buitre no es conveniente a largo plazo para La Habana.
Por RAFAELA CRUZ
Diario de Cuba
17 de enero de 2023

Busque en Google "fondos buitre" y no encontrará una sola línea positiva. Se les acusa de ser la excreción más supina de ese "horrible" capitalismo financiero que muchos imaginan que gobierna al mundo. Pero como todo en economía, la realidad suele estar más allá de lo aparentemente obvio.

En esencia, un fondo buitre es una firma de manejo de capitales especializada en inversiones de alto riesgo; es decir, se meten allí donde nadie más quiere… como los buitres. Cuando una empresa o país necesita financiarse y no encuentra prestamista, pues su balance contable es muy dudoso, ahí están estos fondos dispuestos a asumir el riesgo por un beneficio extra.

Como el tipo de interés se compone de tiempo, expectativa inflacionaria y riesgo, cobrar más por mayor riesgo es normal; no hay nada raro ni especialmente maligno en ello. Entonces, ¿por qué la mala fama de estos fondos?

Los fondos buitre son especialmente activos en los mercados secundarios; es decir, adquieren deudas ya emitidas y negociadas anteriormente en el mercado primario por alguien que, por alguna razón —normalmente temor de impago—, quiere deshacerse de esta. Ese tipo de deuda, con mucha frecuencia debe llevarse a litigio para poder cobrarla, y muchas veces los demandados son gobiernos irresponsables que no quieren pagar.

Esos pleitos son noticiosamente jugosos y, donde hay prensa y políticos involucrados con oportunidad y necesidad de autovictimizarse, la demagogia toca cima y vuelan los titulares contra los "malvados capitalistas", labrándose así la mala fama en un mundo con un sesgo ideológico contra lo financiero.

Además del importantísimo servicio de financiar asumiendo riesgos que otros evaden, suministrando capitales que muchas veces salvan países y empresas —éxitos que no ocupan titulares— el rol más importante de los fondos buitre es proveer "vendibilidad" al sistema financiero, que es una garantía o seguro para los inversores/acreedores de que, si un activo (por ejemplo, la deuda cubana) se deprecia mucho, aunque posiblemente haya pérdidas por mala inversión habrá quien lo compre, aunque sea a gran descuento, reduciendo así la pérdida del acreedor original.

La vendibilidad es una "salida de emergencia" por cuya existencia muchos más ahorristas se animan a meter liquidez en el mercado financiero, lo que baja el tipo de interés promedio con respecto al que existiría en ausencia de vendibilidad. Así, se puede afirmar rotundamente que la mera existencia de los fondos buitre le ahorra, tanto a deudores como a acreedores, varios billones de dólares anualmente.

Sin fondos buitre, Cuba, deudor catalogado como inversión especulativa por las agencias de calificación de riesgo, no encontraría financiación o la encontraría mucho más cara que actualmente.

Hacer la triquiñuela de culpar a funcionarios cubanos de firmar documentos sin consentimiento del Gobierno para negarse a pagar la deuda, es declararle la guerra a los fondos buitre, lo que no es conveniente a largo plazo porque, aunque se gane el litigio, el resultado será un aumento del riesgo-país, debido a lo difícil que será renegociar la deuda cubana en los mercados secundarios donde trabajan los fondos buitre. Esto cerrará o encarecerá futuras fuentes de financiamiento.

Aunque muchos países litigan sus deudas —el reciente caso argentino es el más notorio—, los gobiernos allí cambian y la confianza se renueva. ¡Pero Cuba es continuidad! Aquí el Gobierno es el mismo hace 64 años, lo que marca una diferencia importante de la cual el castrismo es muy consciente. Así que si recurren a esta medida desesperada y cortoplacista es porque están, financieramente hablando, literalmente con el agua al cuello, y no pagan no porque crean tener razón —que podrían tenerla y aun así pagar por ser más conveniente a largo plazo—, sino porque no tienen dinero.

En otro artículo dijimos que, contrario a la opinión general, el castrismo claro que sí lograría arreglar el sistema eléctrico y eliminar los apagones, que eso no era dudable, lo desconocido era el costo de tal remiendo, hecho con más miedo político que racionalidad económica. Muy probablemente, este juicio en el Reino Unido es consecuencia de remendar termoeléctricas con dineros que tenían para saldar deuda externa. En esta Cuba que han destruido, La Habana se ilumina con la candela que encendieron en Londres. Veamos cómo arden.