TRANSICIÓN PACÍFICA EN CUBA, MI PROYECTO Por Pedro Junco López La Hora de Cuba 28 de junio de 2022
Pedro Junco López (Facebook)
Miguel Díaz-Canel Bermúdez:
Me dirijo a usted por reiterada ocasión y a todo riesgo, puesto que luego de la primer misiva pública que le hice, obtuve por resultado a la par de su silencio, mi expulsión de la UNEAC, organización de la que fui miembro durante treinta años. Pero me he sentido nuevamente impulsado a escribirle al escucharlo en sus últimas apariciones televisivas expresar la necesidad de atender los planteamientos de la población y, en caso de no poder resolver todas sus inquietudes, al menos explicarles las limitaciones y comprometerse en ayudar a resolverlas.
Lastimosamente, desde las voces del poder prácticamente se desconoce y silencia toda proposición opositora y se le tilda de enemiga o mercenaria, sin tomar en cuenta que los gobernantes inteligentes son dados a escuchar las críticas, prestos al estudio de los análisis y dispuestos a poner en práctica las soluciones certeras cuando encuentran razones en ellas. No es así la terquedad de los autócratas que se creen los más diestros en implementar gobiernos y tener siempre la razón de su parte.
En aquella vieja misiva me quejaba con toda justicia de las tiendas de MLC por no ser la moneda con que se compra en ellas la que recibe el pueblo trabajador de Cuba. Y le recomendaba también abrir francamente la economía sin trabas burocráticas ni demasiados entremetimientos estatales, para que el cubano productor se sintiera estimulado y lo diera todo por producir más y mejor, y así, enriquecerse.
Pero ahí están plantadas las tiendas en MLC y vacías las en moneda nacional, con una galopante inflación. Defenestrar a Murillo y sustituirlo por Gil no ha cambiado nada el resultado miserable de esa gestión, poco se logra con eliminar al aparente culpable si no se elimina la culpabilidad. Y sobre la apertura económica que le sugerí, inventar MIPYMES con lacitos al cuello de los productores por el mítico miedo a que un particular se enriquezca produciendo bienes, tampoco ha resuelto ni va a resolver el problema de la miseria en Cuba, ni el éxodo masivo de nuestros jóvenes. Es un crimen de lesa humanidad que el cubano, para progresar honestamente, tenga que hacerlo lejos de su país.
Recuerdo que terminé aquel mensaje con unos versos escritos en mi adolescencia, que presagiaron lo que unos días después fuera el levantamiento popular del once de julio. Se los repito: …porque los pueblos que sufren como la ortiga que llora cuando de sufrir se aburren echan veneno en las hojas.
Hasta los más ilusos se percatan y hasta los menos inconformes se suponen que otro próximo 11 de julio va a estallar en breve tiempo a despecho de otra apertura desintegradora de la nación cubana vía Nicaragua y el encarcelamiento de cientos de jóvenes, cuyo único delito fuera gritar en público, sacar un cartel, ser coautor de una canción contestataria o realizar un performance con la bandera cubana. Hasta recuerdo la vez que usted también vistió un pulóver con la bandera de la patria.
Mejor sería poner en libertad de inmediato a todos los presos políticos cubanos, porque son injustos y a usted mismo no le hacen favor frente a otros gobiernos de izquierda que hoy colman el continente y ven en Cuba, Venezuela y Nicaragua una triada de antidemocracias muy dañinas para el futuro regional que pretenden construir unidos. Esos jóvenes presos le hacen mayor daño a su gobierno allí que sacando cartelones en la calle, porque dentro de sus celdas se hacen líderes y no son para obviar ejemplos de presos políticos como Nelson Mandela, quien al cabo de veinte años de presidio derrotó el apartheid, fue presidente de Sudáfrica y brilla hoy como un símbolo en la historia política universal.
La situación del país es insostenible. El pueblo está al borde de otro estallido social y su gobierno no cuenta con recursos –a no ser represivos– con qué resolver este caótico escenario. Es necesario un espacio para los que piensan diferente y proponen cambios. Solo el reconocimiento oficial de una oposición pacífica con todas las garantías de respeto a sus derechos humanos y el diálogo franco y bien intencionado de ambas partes, podrán abrir el camino de la estabilidad y el bienestar para toda Cuba, pacíficamente.
He aquí mi propuesta:
Para la transición pacífica en Cuba
Pasos previos: 1 Reconocimiento oficial de la oposición cubana. Si el actual gobierno de Cuba quiere representar una genuina democracia, está obligado a reconocer a la oposición, ya que la palabra “democracia” desde su raíz griega, significa gobierno de las mayorías; por lo tanto, se desprende que cuando haya una mayoría, debe existir, forzosamente una minoría, o el concepto quedaría en un sinsentido evidente. 2 Respeto irrestricto a las libertades de reunión, prensa y manifestación, especialmente a toda manifestación pacífica que sea llevada a cabo mediante consignas, carteles, o cualquier medio masivo de información. 3 Libertad de todos los presos políticos del país. 4 Libertad económica sin ataduras estatales, para los principales campos productivos de servicios y bienes de consumo.
Segunda parte: 5 Consulta popular (plebiscito) verificable por instituciones no gubernamentales independientes, y extranjeras, con solo dos opciones: continuidad o cambio de sistema.
En caso de ganar el cambio: 6 Revocación de la constitución actual, y puesta en vigencia provisional de la de 1940. 7 Creación de nuevos partidos políticos con garantías y prerrogativas. 8 Elecciones en un tiempo no menor de seis meses ni mayor a un año después del plebiscito. 9 Otorgamiento del poder de manera pacífica y armónica a quien resulte ganador en las elecciones.
|