«El fracaso te da la oportunidad de empezar de nuevo, con más inteligencia». Henry Ford.
Roberto L. Capote Castillo.- Según Lenin, conseguido el dominio del Estado por «la lucha de la clase obrera contra la clase de los capitalistas», toda la tierra, los instrumentos de trabajo, fábricas, máquinas y minas pasarían a manos de «toda la sociedad para estructurar la producción socialista», en la que toda la producción beneficiaría a los proletarios. Las anteriores expresiones fueron una falacia del líder bolchevique. La historia demostró que lo logrado por el socialismo real fue todo lo contrario. Cuba se encuentra viviendo una de las mayores miserias de su historia como República independiente. Similar suerte padeció los que integraron el desaparecido CAME [1], que supuestamente impulsaría el desarrollo de los países socialistas.
Durante años tuve la creencia de que el autoritarismo en las empresas socialistas cubanas, era imitado de los dirigentes del Partido quienes lo habían copiado de la URSS, fundamentalmente de Lenin y Stalin. Sin embargo, en el capitalismo la mayoría de las empresas funcionan de manera autocrática. Pero este método funciona mientras no colapsen las compañías y entonces realizan los cambios necesarios. Sobre la centralización del poder en las empresas Lenin expuso en su libro “Las tareas inmediatas del poder soviético”:
“…toda gran industria mecanizada- es decir, precisamente el origen y la base material, de producción, del socialismo- requiere unidad de voluntad absoluta y rigurosísima que dirija el trabajo común de centenares, miles y decenas de miles de personas. Esta necesidad es evidente desde tres puntos de vista- técnico, económico e histórico-, y cuantos pensaban en el socialismo la han reconocido siempre como una condición para llegar a él. Pero, ¿cómo puede asegurarse la más rigurosa unidad de voluntad? Subordinando la voluntad de miles de hombres a la de uno solo”.
Este principio enunciado por Lenin, admirador de Ford que glorificaba la dirección mediante una dictadura personal, también ha sido implementado en la economía del país. En la expresión anterior se denota que era la época en que se creía que la industrialización era la principal vía para el desarrollo. La tercerización[2] de algunas economías desarrolladas demuestra la obsolescencia de tal concepto. Al convertir la ideología en religión ninguno de estos “preceptos” han sido modificados y el que lo critique será tildado de revisionista. ¿Cómo es posible que se intente en el siglo XXI, en la era del conocimiento, dirigir aplicando los conceptos de Lenin quien fue incapaz de validarlos?, además, datan de los inicios del siglo XX, en uno de los países capitalistas más atrasados casi feudal. Sin embargo, en las empresas estatales cubanas el Partido, Gobierno y todas las instancias de poder del país, se continua “subordinando la voluntad de miles de hombres a la de uno solo”.
Fue Lenin quien aplicó en la práctica la hipótesis del Estado como máximo dirigente de la economía en la denominada “etapa de tránsito” hacia la sociedad comunista. Para lograrlo recomendó utilizar métodos de dirección tiránicos en la conducción de las empresas, aunque tuvo que aplicar métodos capitalistas en la denominada NEP [3]. También los resultados del sistema empresarial del Segundo Mundo [4], incluyendo la URSS, demostraron el fracaso de sus pretensiones. Sus razonamientos afirmaban que en la etapa de tránsito era necesario que el Estado fuera la institución omnipotente, omnipresente y con su omnisciencia se construyera la sociedad comunista en la cual según los “descubrimientos” de Marx debe desaparecer. No puedo entender cómo se imaginó el profeta que el Estado fuera innecesario si según la teoría de la evolución cualquier órgano solamente se hace superfluo cuando sus funciones se debilitan hasta el punto en que prácticamente desaparecen. Intrigado por esta idea indagué para conocer lo expresado por Lenin y en su libro “El Estado y la Revolución” [5], enunció lo siguiente: “El Estado podrá extinguirse por completo cuando la sociedad ponga en práctica la regla: “de cada cual, según su capacidad; a cada cual, según sus necesidades”; es decir, cuando los hombres estén ya habituados a observar las normas fundamentales para su convivencia y cuando su trabajo sea tan productivo, que trabajen voluntariamente según su capacidad”.
No he hallado bibliografía donde se explique cómo los dirigentes de las empresas socialistas logran que el trabajo de los proletarios sea tan productivo, pero además cuáles motivaciones logran que trabajen voluntariamente según su capacidad. Supuso Lenin que mediante la más férrea dictadura de los directores empresariales la producción crecería a los máximos niveles conjuntamente con la conciencia de los proletarios. En más de sesenta años de economía socialista en Cuba el control estatal se hace cada vez más férreo, las empresas son cada día más ineficientes (actualmente más de 400 tienen perdidas) y los trabajadores están más interesados en el dinero que en su trabajo y el sistema los ha obligado a hurtar lo que puedan en sus centros laborales para complementar el salario miserable que les pagan, la tendencia es a empeorar. Ante el panorama anterior puedo concluir que la extinción del Estado es imposible según el sueño comunista.
La dirección de los directivos en las empresas se realiza mediante los dos métodos más utilizados por los directores: “dirección por crisis” o “dirección por instrucciones”. De ahí, que la mayoría de las veces su trabajo sea resolver problemas y/o el cumplimiento de los acuerdos impuestos en las reuniones, además de la ejecución de tareas urgentes de último momento que desplazan a las importantes. Aplicando la dirección por crisis o por instrucciones no se puede lograr acierto en la dirección de los directivos, de los trabajadores ni de su trabajo. Tampoco se alcanza la eficiencia de las empresas.
Kenichi Ohmae [6] prestigioso consultor internacional, especializado en Economía Global, en su libro “El Próximo Escenario Global” expresa, refiriéndose a las experiencias de la ciudad China de Dalian, en la península de Liaodong: “alcaldes y otras autoridades locales deben lograr un crecimiento anual superior al 7%, pues de no alcanzarlo durante dos años consecutivos, perderán sus empleos”. Esta política de un país comunista reconoce que son las autoridades gubernamentales las máximas responsables por la realización económica de las empresas socialistas. Si la experiencia ha sido positiva, ¿por qué no aplicarla en nuestro caso? En lugar de estar culpando al bloqueo imperialista y a los trabajadores mientras permanecen en sus puestos, con sus privilegios, los dirigentes de todos los niveles del Partido, del Gobierno, así como los directores y demás dirigentes que se les subordinan, como si no tuvieran responsabilidad por la ineficacia e ineficiencia de las empresas. Ante el fracaso de la Tarea Ordenamiento solamente hablan de las medidas que se aplicarán para rentabilizar la economía socialista la cual han sepultado con sus inventos e incompetencias en más de sesenta años. No importa la cantidad de medidas les auguro que ninguna resolverá el problema.
En los más de veinte años que trabajé como asesor de empresas, detecté que la generalidad de las mismas padece el Síndrome del SAPO [7]. Este acrónimo se utiliza para describir 4 “habilidades” que debes evitar, no importa si eres un empleado, emprendedor o líder, para tener éxito: Soberbia, Arrogancia, Prepotencia y Obstinación. Según mi experiencia las extrapolo al escenario de todos los dirigentes del PCC, Gobierno y en cualquier organización comunista. Antes de explicarlas debo expresar que todos los cubanos somos conscientes de que el paradigma del mencionado Síndrome fue Fidel Castro, que en su proceder las manifestó en todas las esferas de la sociedad siendo la causa principal de la destrucción y depauperación en la que se encuentra el país en lo económico, político y social.
Soberbia:
“El soberbio cree que lo tiene todo, que es el mejor y que no necesita ayuda para lograr sus propósitos”. En la mayoría de las empresas que asesoré los directores poseían esta “habilidad” y la aplicaban con sus directivos, trabajadores y hasta con los clientes pues se imponía el criterio “lo tomas o lo dejas”. Por mi experiencia en diferentes temas fui invitado a participar en reuniones con las máximas autoridades políticas, gubernamentales y del sistema empresarial tanto a nivel provincial como nacional. Debo reconocer que en la mayoría de las ocasiones me trataron con respeto y se dirigían a mí con el calificativo de ingeniero o especialista. El objetivo de mi participación era informar los resultados de mis investigaciones de los problemas que suscitaban quejas en la población y que el PCC y gobierno mediante sus canales de información conocían. Además de los dirigentes antes mencionados, siempre había periodistas y antes de hacer mi intervención el jefe que presidia la reunión les decía: “ustedes no pueden publicar esto por ningún medio”. No merece comentarios. Siempre los resultados de mis investigaciones eran pésimos, es decir ratificaban el mal funcionamiento de las empresas.
Arrogancia:
“El arrogante cree tener más derechos o privilegios que los demás”. Según mi experiencia y observación esta “habilidad” se manifiesta mayormente por el maltrato a los subordinados y obsecuentes, además, cuando los jefes de cualquier nivel recorren las áreas de las empresas ni siquiera saludan a los trabajadores y además tratan a sus acólitos de forma ultrajante, para mostrarse como un personaje importante. También cuando un proletario o un simple ciudadano, desea acceder a la máxima autoridad empresarial o gubernamental para exponer un problema es difícil pues han creado una muralla formada por sus obsecuentes. El método de dirección de “puertas abiertas” [8] aplicado en las empresas capitalistas no existe en la economía socialista, en la que el proletario es supuestamente el dueño. Esta “habilidad” se convirtió en un bumerán pues provocó una nueva forma de comunicación que nombré “la guerra de los anónimos”, que consistía en enviar una carta denunciando corrupciones, hurtos u otros delitos, sin identificarse el denunciante. Estas delaciones eran enviadas al partido o gobierno de las instancias correspondientes, las que ordenaban su investigación y en varias ocasiones eran sancionados los propios jefes arrogantes. Este procedimiento se aplicó por muchos años desconozco si aún se utiliza.
Prepotencia:
“La prepotencia se pone de manifiesto cuando el jefe impone sus ideas y autoridad, para aprovecharse de los demás. Esta habilidad conseguirá seguidores, pero no respeto”. Esta fue otra de las principales habilidades de Fidel Castro. Es innecesario relatar sus imposiciones en lo político, económico y social que han destruido a Cuba, incumpliendo su promesa de llevar el desarrollo del país a niveles superiores a los de Suiza y ser la envidia de EEUU. Verdaderamente se encuentra al nivel de Haití, al extremo que muchos cubanos han emigrado a este país y además otros lo aprovechan para el comercio mediante las denominadas “mulas”.Quiero hacer alusión a un ejemplo de prepotencia: El partido en los niveles provinciales tienen dependencias nombradas DOR (departamento de orientación revolucionaria), según un amigo periodista, el jefe de esta dependencia se reúne mensualmente con los dirigentes de los medios de radiodifusión, prensa y otros existentes en el territorio para “orientarles” los temas a publicar, así como las noticias que tienen prioridades en su divulgación y lo que no pueden. ¿Este comportamiento es prepotencia? Esta habilidad ha sido imitada por los dirigentes partidistas, de gobierno, empresas y todas las organizaciones comunistas. Cuando encontramos una excepción nos asombramos pues no es lo esperado.
Obstinación:
“Las personas obstinadas creen ser perfectos y que siempre tienen la razón, fracasan sin aprender de sus errores. La terquedad no es sinónimo de constancia, sino que es un reflejo de inmadurez y falta de preparación”. Aunque no se puede negar la inteligencia de Fidel Castro su prepotencia y obstinación, sin tener los conocimientos que sustentaran sus imposiciones ha sido otra de las principales causas del desastre económico y social al que ha llevado al país, conjuntamente con los cabecillas que lo han acompañado y participado en sus locuras. Aunque pudiera ser redundante es fácil reconocer que los nuevos dirigentes políticos y empresariales aplican todas las habilidades anteriores pues suponen que de esta forma cumplen el legado del desaparecido máximo líder.
Para finalizar quiero exponer lo que según Peter Drucker [9] debe ser el comportamiento de los dirigentes empresariales: “Aunque, los gerentes son individuos, tienen que trabajar juntos en equipo, y un grupo así organizado siempre tiene un carácter que lo distingue. Aunque resulta de individuos, de su visión, de sus prácticas, de sus actitudes, de su conducta, este carácter es común.
Sobrevive mucho después que los hombres que lo crearon se han ido. Moldea la conducta y las actitudes de los recién llegados.
Decide en gran parte quien habrá de tener éxito en la organización. Determina si la organización reconocerá y recompensará lo sobresaliente o si se deslizará dentro de la tranquila bahía de la mediocridad plácida. En realidad, controla la posibilidad de que los hombres crezcan o no, de que puedan erguirse o que se encorven. Un espíritu mezquino en la organización producirá directivos mezquinos; un gran espíritu, grandes directivos. Por lo tanto, un requisito importante de la dirección de directivos es la creación del espíritu correcto en la organización”.
Drucker amplió sobre el tema lo siguiente: “La gerencia es necesaria no solamente porque la tarea es demasiado grande para que hombre alguno la realice de por sí, sino porque dirigir una empresa es algo enteramente diferente de dirigir la propiedad de uno mismo”.
Las afirmaciones anteriores contradicen lo señalado por Lenin sobre la necesidad de “Subordinar la voluntad de miles de hombres a la de uno solo” y por supuesto que la prevalencia en el sistema empresarial cubano la tiene el precepto del desaparecido líder bolchevique que ha provocado, entre otras causas, el fracaso de los dirigentes del sistema empresarial y como consecuencia el de la economía del país.
capotecastillo@yahoo.es
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