“El socialismo, que presume de juventud, es un viejo parricida. Él es quien ha matado siempre a su madre, la República, y a la Libertad, su hermana.” Honoré de Balzac
Roberto L. Capote Castillo.- El diccionario de la RAE define proletario de la siguiente forma: “En la sociedad industrial, trabajador que no posee medios de producción y que obtiene su salario de la venta del propio trabajo” y añade que proviene del latín “proletarius” que sugiere como sinónimo ‘pobre’.
La época actual es muy distinta a la que imaginó Karl Marx pues el profeta no imaginó la Cuarta Revolución Industrial que posibilitaría a los proletarios en el capitalismo desarrollado, en los emergentes y en cualquier país, por sus emprendimientos, integrarse a la clase pequeña, media o alta burguesía. Estos esforzados “proletarios” no apoyarían una dictadura del proletariado que, tal como demostró el socialismo real, les confiscaría sus propiedades y los obligara a vender su trabajo a un Estado todopoderoso por un salario miserable. Algunos filósofos y críticos de la teoría marxista-leninista pronostican que en la futura evolución de la historia el proletariado desaparecerá.
Los apologistas del socialismo del siglo XXI aspiran a que la democracia les posibilite conseguir sus objetivos políticos pero la realidad está demostrando lo contrario. Aquellos que han logrado, por medio de elecciones, asumir el poder no han sido elegidos en posteriores sufragios a pesar de todos sus esfuerzos fraudulentos. La mayor parte de mi vida laboral la realicé como consultor gerencial y las diferentes especialidades que lo conforman, por lo tanto, no estoy cualificado para hacer pronósticos políticos, pero mi trabajo me exigía pragmatismo y basado en esto puedo afirmar que el socialismo real, el socialismo del siglo XXI así como los casos de Vietnam y China no demuestran que la economía socialista sea eficaz y eficiente para lograr la satisfacción plena de las necesidades del proletariado, además tampoco se vislumbra la desaparición del capitalismo. Me sorprende que haya personas inteligentes con títulos respetables defendiendo las ideas marxistas-leninistas y otros llegan al extremo de valorar a Cuba como paradigma de éxito.
Respondiendo a la interrogante del título del presente artículo es imposible hablar de cliente en una economía socialista. La palabra cliente se comenzó a utilizar en el turismo, pero dadas las condiciones actuales, no se puede aplicar a todo el escenario económico cubano pues el nombre más adecuado es consumidores o usuarios. Los términos anteriores son los apropiados ya que los ciudadanos, en su mayoría, carecen de soberanía para elegir al proveedor y además tienen el escollo de la libreta de racionamiento que cada día se hace más imprescindible. Desde el año 1959 la “nueva clase” revolucionaria aplicó el clientelismo para mantenerse en el poder y asegurarse la fidelidad del pueblo a cambio de beneficios engañosos que sabían no podrían mantener en el futuro, cuando establecieran la economía socialista y la dirección de la sociedad utilizando la ideología comunista.
En el sistema empresarial y en la sociedad prevalece el criterio de que solamente se puede lograr un bajo precio en la producción o los servicios adquiriendo materia prima barata, que en nuestro caso es sinónimo de mala calidad. Los ejemplos que corroboran lo anterior son numerosos. Desde el punto de vista doméstico la experiencia es funesta pues cuando los ciudadanos creen que satisficieron las principales necesidades de su hogar, tiene que recomenzar a gastar su dinero por la rotura de un equipo, la ineficacia de un servicio de reparación y otras contrariedades similares. Lo anterior provoca un círculo vicioso pues el Estado compra barato en el exterior, por falta de liquidez, adquiriendo productos de mala calidad de poca duración, pero los revende muy caros a la población obligando a su reposición antes de lo previsto. El socialismo rechaza la economía de mercado al extremo de lo que califico de “mercado-fobia”, pero esto es un importante obstáculo para sus intenciones de satisfacer las necesidades del proletariado pues la competencia es la única capaz de conseguir una mejor calidad a menores precios.
Al no depender su puesto de tener clientes para asegurar el éxito de su negocio los directores no actúan de acuerdo a sus exigencias ni tampoco reaccionan a los cambios del entorno que modifican su demanda. En mi último viaje a México, por cuestiones de trabajo, visité un hotel en el Distrito Federal y su gerente compartió la siguiente experiencia:
En un periodo la ocupación de su hotel comienza a decrecer acercándose peligrosamente al punto de equilibrio. Ante tal situación contrata los servicios de un consultor. Al finalizar su trabajo el especialista argumenta que la zona donde se encuentra ubicado el hotel se ha transformado en un polo científico y los visitantes lo hacen con objetivos vinculados a estas actividades. Para este turismo se requieren servicios básicos que no existían en el referido hotel, por ejemplo, salones de reuniones, salas de conferencia, equipos y medios que apoyen las actividades científicas y diferentes alternativas para la gastronomía, que debía ser en algún momento de tipo rápido y ligero, para lo cual no contaba con la infraestructura requerida. Hasta ese momento los servicios del hotel estaban diseñados para el ocio de ciudad.
Luego de realizar las inversiones necesarias para la reconversión del hotel orientándolo al turismo científico, los resultados mejoraron rápidamente y durante mi visita recorrí en compañía del gerente las nuevas instalaciones donde se ofrecían servicios para un evento científico que se estaba realizando. Con estas acciones se recobraron los niveles de ocupación anteriores y estaban en vías de mejorarlos. Esto demuestra la importancia del cliente para definir un negocio pues una variación del entorno provocó una modificación de las necesidades y expectativas de los turistas que visitaban la zona donde se encontraba el hotel. Continuar creyendo que estaba en el negocio del turismo de ocio en la ciudad continuaría en el negocio equivocado y de no ser por su rápida reacción hubiera fracasado.
En Cuba por la baja de turistas extranjeros se autorizó el turismo nacional en MLC. Para esto se seleccionaron como única oferta los hoteles, de cuatro y cinco estrellas, que están deteriorados por falta de mantenimiento con desperfectos en las habitaciones y con una oferta de alimentos escaza y de mala calidad (tanto en su variedad como en la elaboración), por supuesto con precios abusivos y al alcance de los nuevos ricos no para los proletarios. Diferenciar el turismo en nacional o internacional es otro ejemplo de negocio equivocado porque no cautivan a los clientes.
Otra de las medidas “clientelistas” inventada por Fidel Castro, fue la denominada “Revolución energética” en la que obligó a la población a cambiar los equipos de alto consumo por otros semejantes a precios aparentemente accesibles contrastados con los de las “Shoping”, además, el gobierno los adquirió en zonas especiales y mercados de bajos precios sin instalar talleres especializados de las marcas productoras. Esta fue otra catástrofe para la población pues una buena parte continúa pagando los créditos otorgados para su compra y los equipos ya no funcionan. Otros han tenido que realizar gastos en su reparación, cuando es factible. Sin discusión fue una estafa del clientelismo y de la economía socialista del “castro-comunismo”.
El control centralizado de los precios por el Estado solamente logra desproteger a la población y garantiza la ineficiencia de las empresas. Las empresas exitosas del mundo investigan el precio que está dispuesto a pagar el mercado y a partir de éste definen el costo al cual se debe producir, o sea, tienen costos basados en los precios o costos objetivos. En otra época se procedía de la forma tradicional donde al costo de producción o del servicio se le añadía el margen de utilidad, es decir, precios basados en los costos. La economía socialista cubana creó un nuevo concepto, según mi criterio, “precios basados en la ineficiencia”. Para ilustrar y entender lo expresado he inventado la siguiente fórmula, aplicable al peso cubano o la MLC:
Precio (del producto o servicio) = Costo de producción + utilidad planificada + ganancia para encubrir la ineficiencia (depende del tipo de producto o servicio) + impuesto no declarado (para recoger el exceso de dinero circulante y para enriquecer a la cúpula castro-comunista).
Los resultados de esta fórmula, sumados a las consecuencias de la Tarea Ordenamiento, han motivado el aumento descontrolado de los precios, tanto los del mercado formal como los del mercado negro. El escenario anterior propicia una mayor penuria e insatisfacción de los proletarios, encaminando a una buena parte de los ciudadanos a la miseria. La situación se complica más para los cubanos debido a los mecanismos de mercadeo creados por el Estado (libreta de racionamiento y tiendas en MLC). En todo este panorama influye decisivamente el hecho de que a los directores no se les mantiene en el puesto por la realización económica de sus negocios, su eficacia y eficiencia, ni el cumplimiento de su rol social, sino por su demostrada fe en la “religión comunista”.
Los objetivos de las empresas socialistas.
Todas las empresas trabajan con objetivos, aunque no tengan conciencia de esto pues es imposible dirigir sin ellos, pero el problema es encontrar los correctos. Desde el punto de vista de la gestión, las empresas socialistas no tienen en cuenta esta herramienta de dirección, mucho menos otras más actuales que favorecen la gerencia empresarial. No conozco, personalmente o por referencias, de algún director empresarial que haya dimitido o defenestrado por el incumplimiento de las ganancias planificadas.
En primer lugar, no es su principal objetivo y además posee muchas justificaciones, en su “arsenal”, para argumentar cualquier exigencia al respecto por parte del Partido, gobierno o ministerios, siendo éstos, en la mayoría de los casos, quienes propician tales incumplimientos. Además, la sustitución de un director raras veces se realiza por otro con las competencias necesarias para desempeñar el cargo de forma eficaz y eficiente sino por su fe a la “religión comunista”. Entonces nos hacemos la pregunta ¿cuáles son los objetivos por los que trabajan los directores? Según mi criterio, primeramente, los que lo mantienen en el cargo por sus prebendas y otros mirando interiormente a la empresa. De acuerdo a mi experiencia la lista de objetivos se encabeza con el número uno: cumplir el plan técnico económico del año (que pocas veces logran) y en lo adelante le sigue un listado que puede variar de un ministerio a otro pero en su mayoría se relacionan con otras actividades internas de la empresa, por ejemplo: combatir el delito, obtener certificaciones en función de la preparación para la defensa del país, la celebración de fechas históricas, la lucha contra las ilegalidades, la protección del centro laboral, tareas vinculadas al Partido y el sindicato en el centro de trabajo, entre otras. Por lo general no se trata de objetivos económicos medibles con criterios de eficiencia, sino que son de carácter político y cuando se incumple el plan de producción, la falta de recursos y otras justificaciones son las causas, el resto de los objetivos son cumplidos y así se obtiene un alto por ciento del “cumplimiento de los objetivos del negocio”.
La empresa socialista cubana, desde el punto de vista de la evolución empresarial, se encuentra en uno de los estados más primitivos pues prevalece la dirección por instrucciones en unos casos o por crisis en otros. En ninguno es posible utilizar la dirección por objetivos y otras herramientas de dirección. Sin temor a equivocarme puedo asegurar que las empresas son “juguetes del tiempo, los vientos y los accidentes”, con el agravante de que el pueblo sufre las consecuencias por este desempeño. Esto demuestra la falta de visión del Partido, Gobierno, los ministros y el resto de los niveles de dirección subordinados a los mismos originando en los proletarios un sentimiento de frustración que no les permite vislumbrar los senderos que los conducirán hacia la construcción del paraíso comunista. El futuro es un túnel sin luz, lo cual explica el desinterés de los proletarios por la realización económica de las empresas donde trabajan, aunque la propaganda mediática repite incansablemente que son los dueños, de los medios de producción y los protagonistas de nuestra sociedad.
La situación anterior fue señalada por Peter Drucker, quien expresó:
“La gerencia no tiene más camino que prever el futuro, intentar moldearlo y equilibrar las metas de corto y largo alcance. No es dado a los mortales hacer bien ninguna de estas cosas. Pero careciendo de orientación divina, la gerencia comercial debe asegurarse de que estas difíciles responsabilidades no se pasen por alto ni se descuiden, sino que se las atienda tan bien como sea humanamente posible”.
Los directores dedican su mayor esfuerzo a mantenerse en el cargo, por lo general, "las predicciones referentes a los próximos cinco, diez o quince años son siempre conjeturas". Actualmente pregonan que en el 2030 se cumplirán las metas más ambiciosas para resolver los problemas del país. La realidad ha demostrado que no se han cumplido las promesas; económicas, sociales, o políticas; después de transcurridos más de sesenta años de Revolución. Continuamente se le hacen predicciones al pueblo, para mantener la esperanza, y al incumplirlas defenestran a miembros de la cúpula y no se habla más al respecto. Pero los sustitutos tampoco las cumplen.
Sin la definición de objetivos vinculados a la realización comercial que lo guíen, con la intromisión de los organismos externos y aplicando una dirección por crisis o por instrucciones, el único camino que les queda a sus directores es dirigir por medio de “conjeturas que no son más que un juego de azar” y apelar a la ideología. Ante esta situación les propongo las herramientas de dirección más acertadas para trabajar de esta forma: Un libro de refranes y anticipar los errores utilizando el libro “La Ley de Murphy”. Ambas incorporarían algo de lógica al trabajo de los gobernantes y dirigentes del sistema empresarial socialista. Creo que de esta forma no cometerían tantos disparates en su desempeño.
capotecastillo@yahoo.es
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