Doctor Alberto Roteta Dorado.- Santa Cruz de Tenerife. España.- Hace solo un par de semanas publiqué un trabajo analítico acerca de la Marcha Cívica por el Cambio. De manera anticipada, en el acápite dedicado a lo que pudiera suceder el 15 de noviembre, el día de la convocatoria a la marcha de la Plataforma Archipiélago, expresé:
“No hay que tener poderes mediumnísticos, ni ser previsor del futuro, para percibir lo que realmente ocurrirá en los próximos días. El régimen impedirá la movilidad de los principales líderes de la oposición, lo que, sin duda, afectará el sentido organizativo de la marcha pacífica. Sin embargo, la marcha tendrá lugar. Se trata de la determinación de una multitud de cubanos dispuestos a todo por tal de salir de la inacción a que son sometidos por las fuerzas represoras de la dictadura cubana”.
Lo que, al menos de manera parcial, sucedió. Efectivamente, desde varios días antes del escogido por los organizadores de la marcha tuvo lugar un gigantesco despliegue de las fuerzas represoras del régimen castrista contra los supuestos participantes, sin olvidar a otros que fueron igualmente asediados, citados a estaciones policiales u oficinas de la Seguridad del Estado y amenazados, por el simple hecho de tener vínculos de amistad o de familia con los posibles participantes.
Igualmente, de manera anticipada los hogares de los principales líderes fueron rodeados de agentes encubiertos del régimen para impedir su salida, hecho que fue determinante para frustrar el verdadero propósito de la convocatoria, esto es, la realización de una marcha pacífica en diferentes lugares del país para exigir, entre otras cosas, la liberación de los cientos de prisioneros políticos, amén del reclamo de los derechos mínimos de los cubanos a la igualdad, la libertad de pensamiento y expresión, de reunión y de manifestación.
La no realización de la marcha propiamente dicha pudiera ser vista por algunos como un fracaso, hecho que ya el régimen comunista de la isla seguramente se ha querido anotar entre sus “victorias”. Imposible descontextualizar un hecho como este para que quede limitado a un “triunfo” de los defensores de la “continuidad”. Se pudiera hablar de fracaso de las acciones convocadas para este día si no hubiera existido participación ciudadana en ausencia de represión, intimidación, amenazas y asedio; pero por todos es bien conocido que el aterrador despliegue policial y las constantes amenazas a los gestores de la marcha fue lo que realmente impidió que se concretara la Marcha Pacífica por el Cambio.
Imagen arriba: Yunior García, en solitario y con una rosa blanca, en evocación al héroe cubano José Martí, ha sido capaz de movilizar a las fuerzas del castrismo y llamar la atención de la comunidad internacional.
La ausencia de los líderes de Archipiélago, así como de diversas agrupaciones opositoras, ya sea por encontrarse detenidos o por no permitirles su movilidad desde los días previos al 15 de noviembre, frustró la materialización de la marcha, algo que ya había precisado dos semanas antes en el escrito citado al inicio de este análisis y que aparece con el título: ‘A solo dos semanas del 15 de noviembre’, en este sentido expresé: “El régimen impedirá la movilidad de los principales líderes de la oposición, lo que, sin duda, afectará el sentido organizativo de la marcha pacífica”.
De cualquier modo, el 15N le ha ofrecido una gran lección a la tiranía castrista y al mundo. A los primeros les enseñó – y les seguirá enseñando, toda vez que esto es solo el comienzo de una nueva etapa– que una multitud de jóvenes quiere un cambio trascendental y radical en la isla, lo que presupone el fin de todo remanente de las absurdas ideas del socialismo y el comunismo promulgadas por el castrismo, lo que, sin duda, para que pueda tener lugar en el orden práctico se impone la disolución de la longeva dictadura y la restauración del orden democrático en la nación.
Les está enseñando también que el pueblo cubano no está solo, sino de desde más de un centenar de ciudades de Europa y América se realizaron acciones encaminadas a apoyar al verdadero pueblo cubano – el que cada día sufre amargamente los duros embates de la vida de supervivencia, el que está sometido a la represión y adoctrinamiento forzado del régimen, a los que mueren abandonados sin medicinas y alimentos, entre otras tantas calamidades provocadas por los efectos devastadores de la llamada revolución cubana –. De igual modo, diversas instituciones, organizaciones y personalidades del mundo se pronunciaron a favor de la Marcha Pacífica por el Cambio, entre las que se encuentran los partidos políticos españoles Partido Popular, PP, y Vox, amén de un grupo de expresidentes de América Latina, el Gobierno de Estados Unidos, entre otros.
El 15N le ha mostrado al mundo que la aparente inacción del pueblo cubano durante décadas ha terminado. Ya se perdió el miedo, aún cuando la represión es cada vez mayor, y es evidente que las protestas continuarán a pesar de los sendos despliegues represivos de la policía política y de los miles de agentes encubiertos.
Recordemos que centenares de cubanos salieron a las calles el pasado 11 de julio con valentía dispuestos a todo, lo que constituye el primer levantamiento contra el régimen de carácter nacional, toda vez que las manifestaciones no se limitaron a la capital del país – como ocurrió en agosto de 1994 cuando los hechos conocidos como El Maleconazo con movilizaciones locales–, sino a varias localidades de la isla; cerca de trescientos jóvenes se habían anticipado con su plantón en las afueras de la sede del Ministerio de Cultura de La Habana el 27 de noviembre de 2020, y ahora, este 15 de noviembre, a pesar de que finalmente no se logró el objetivo último de la propuesta de Archipiélago, mediante otras variantes de la lucha pacífica miles de cubanos se pronunciaron contra la tiranía castrista en reclamo a los derechos elementales del pueblo cubano.
De igual manera las acciones del 15N han podido demostrar, tanto a la dictadura como al mundo, que ese arraigo popular, del que tanto orgullo han sentido por décadas los líderes comunistas de Cuba, se les ha desmoronado. Las imágenes de los llamados actos de repudio que han tenido lugar por estos tristes días lo demuestran. Solo una exigua minoría procedente de los estratos sociales más bajos se ha lanzado a insultar a los supuestos manifestantes, algo que, como todos sabéis, no constituye nada espontáneo, sino orquestado y dirigido por el régimen.
Las denigrantes turbas del castrismo son manipuladas desde los viejos tiempos del delirante dictador Fidel Castro, quien se encargó de moldearlos a su manera y los lanzó en 1980 cuando la apertura de salidas hacia la Florida, después de los sucesos de la Embajada de Perú y del Mariel. En lo adelante, se convirtieron en una de las expresiones más crueles, bajas, y despreciables que la dictadura ha manejado muy a su manera siempre que la ocasión se les da.
Imposible concluir un trabajo de este tipo sin hacer mención al alma de las acciones del 15N, Yunior García Aguilera. Este joven, escritor, ensayista y dramaturgo cubano, ha podido demostrar al mundo, y muy especialmente a la dictadura castrista, su enorme fuerza moral.
Un hombre con una flor blanca – en evocación al Maestro de Maestros, quien nos enseñó no solo a cultivar la rosa blanca “en julio como en enero”, sino que “para EL CRUEL QUE ME ARRANCA EL CORAZÓN CON QUE VIVO, cardo ni ortiga cultivo; CULTIVO UNA ROSA BLANCA” – fue capaz de sacudir a los esbirros de la dictadura castrista y de atraer las miradas y corazones de miles de personalidades del mundo.
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