Algunos antecedentes del fracaso de las empresas socialistas. Por Roberto L. Capote Castillo.
En el año 1959 la mayor parte de las empresas industriales o de otros sectores eran privados, con capital nacional o extranjero, esto condicionaba que los errores por mala gerencia ocasionaran su desaparición, si no se aplicaban las medidas correctivas a tiempo. Al efectuarse la confiscación de la totalidad de las empresas, se produjo la emigración de la mayoría de los dueños, sus principales directivos y los técnicos de las mismas. Fue en estos tiempos cuando aparecieron los dirigentes revolucionarios, confiables políticamente, pero con niveles escolares bajos y sin conocimientos técnicos ni de dirección. Se calificaba como heroico cualquier esfuerzo en aras de echar a andar, o mantener en funcionamiento, cualquier entidad económica sin tener en cuenta su eficiencia. Los “nuevos dueños” desconocían los conceptos de eficacia, eficiencia y responsabilidad social, dejando a un lado la importancia de tener en cuenta el equilibrio que debe existir entre el presente y el futuro. Tampoco había una estrategia definida para la economía en su conjunto.
En un discurso de Ernesto Guevara el 14 de octubre de 1961 ante el Consejo Asesor y funcionarios del Ministerio de Industrias en el salón de actos del antiguo Colegio Teresiano en Camagüey, expresó:
“Y recuerden una vez más que el socialismo, como sistema nuevo, es un sistema que tiene una base económica. No está simplemente asentado sobre una concepción filosófica diferente. Tiene la base económica de una producción mayor que alcance para todo el mundo y que se distribuya equitativamente entre todo el mundo. Si nosotros cumplimos solamente la segunda parte y distribuimos equitativamente lo que haremos será distribuir la miseria, pero así no se llega al socialismo”.
No se imaginaba el “guerrillero heroico” que sus palabras eran proféticas y que el sistema económico socialista fracasaría a nivel mundial por distribuir equitativamente la miseria.
En los años sesenta del pasado siglo se desplegó la campaña denominada “lucha contra el burocratismo” considerado un vicio del capitalismo, con fatales consecuencias para la naciente economía revolucionaria. Se suprimieron las relaciones contractuales, desapareció el pago entre las empresas, casi desaparecen los departamentos de contabilidad y a sus empleados se les ofreció trabajo en la agricultura, causando prácticamente la desaparición de esta profesión. Desaparecieron los sindicatos pues eran innecesarios en el socialismo. La insensatez llegó a límites inconcebibles, al punto en que se efectuaron actos públicos donde se realizaron quemas de los libros de contabilidad de las entidades y las escuelas de economía prácticamente dejaron de funcionar.
La situación descrita en el párrafo anterior se agravaba por la indefinición de las estructuras gubernamentales, políticas y económicas. Después de una serie de cambios, el partido se declara comunista y se hace cargo de la dirección de la economía, además de todo el quehacer de la sociedad. No puedo dejar de mencionar uno de los mayores disparates económicos del país, me refiero a la zafra del año 1970 (la de los diez millones), en la que hubo una pérdida total del sentido común, de la lógica en las decisiones tomadas y un largo listado de desbarajustes cometidos en aras del cumplimiento de la ansiada meta. Después de este fracaso se inició una nueva campaña denominada “convertir el revés en victoria” que nunca reveló cuál, pues no se trataba de uno sólo. Fidel Castro realizó un acercamiento estratégico al bloque socialista integrándose al CAME (Consejo de Ayuda Mutua Económica). Con el ingreso de Cuba a este organismo se pretendió reproducir el modelo económico de la Unión Soviética. El CAME no funcionó como un organismo de integración económica ventajoso para los países integrantes, sino a modo de una entidad de subsidio de la Unión Soviética a las ineficientes economías del Segundo Mundo y por este medio “salvarlas” y evitar su quiebra a costa de arruinar a la URSS.
El CAME decidía de forma centralizada, lo que cada país integrante debía producir y comerciar con el resto de los miembros, independientemente de las necesidades de sus respectivas economías. Un amigo graduado en Polonia en una especialidad relacionada con la construcción de barcos me comentaba haber observado en los muelles, donde realizaba sus prácticas, montañas de azúcar a granel proveniente de Cuba que se deterioraban por el tiempo expuesto a la intemperie. Cuando averiguó los motivos de tal situación, le respondieron los polacos que su país no necesitaba el producto, pero estaban obligados a importarlo por decisión del CAME.
Otros antecedentes importantes en el fracaso del sistema económico socialista fueron los desatinos de los líderes de los Partidos Comunistas en sus respectivos países, provocando negativas consecuencias para su desarrollo y la sociedad. Las “fantasías” de estos mandatarios causaron un impacto negativo que supera con creces cualquier daño que se pudiera imaginar el enemigo para perjudicar al sistema socialista. En las décadas de los años setenta y ochenta del siglo pasado existía un diferendo político entre Cuba y China cuyas causas no pretendo analizar, pero se divulgaban duras críticas contra este país. En este ambiente de tensiones se proyectó un documental sobre el gigante asiático. En el mencionado film se exponían algunos acontecimientos ocurridos por las irracionales indicaciones del Máximo líder del Partido Comunista Chino, Mao Tse-Tung. A continuación, expongo una síntesis de algunos:
En el año 1958 como parte del proyecto “El gran salto”, Mao Tse-Tung realiza el cálculo matemático de los granos de arroz que podía consumir un gorrión. En base a lo anterior llega a la conclusión de que esta pequeña ave les causaba una gran pérdida a las cosechas, de ahí que su eliminación sería favorable para alcanzar mayores niveles de producción. En el documental se aprecian grandes masas populares cazando las asustadas aves y camiones cargados hasta su máxima capacidad con los “cadáveres”, resultado de la “exitosa campaña”. Esta “hazaña” provocó fatales consecuencias. El iluminado líder no tuvo en cuenta la cantidad de insectos perjudiciales al arroz que consumía cada gorrión. Los efectos no se hicieron esperar, a pesar de la casi extinción de las infelices pequeñas aves, se malograron las cosechas por el festín que libremente llevaron a cabo los inadvertidos verdaderos enemigos: las langostas y otros. Luego se vieron obligados a importar gorriones desde la URSS.
También como parte de “El gran salto”, el documental muestra que Mao decide convertir a China en un importante productor de acero y así evitar las importaciones de maquinarias pesadas. Para lograr tal objetivo ordenó la construcción de “pequeños altos hornos” en los patios de las casas y en donde fuera posible para alcanzar la ansiada meta. El resultado fue otro desastre, pues el producto obtenido era inservible por la tecnología empleada, además, las personas no estaban capacitadas para esta producción. Por este despropósito se desatendió el resto de la economía.
Como consecuencia del Gran Salto murieron un sinnúmero de personas, que algunos historiadores cifran en incluso 30 millones, debido a la hambruna desatada por las malas cosechas de aquellos años. Con esta hazaña puede haber superado el récord de su admirado émulo Stalin por el “Holodomor”, las purgas, los crímenes y desapariciones durante su dictadura. La llegada al poder de Gorbachov impidió la ejecución de un proyecto, aprobado por el anterior líder de la URSS, mediante el cual se realizaría el desvío de los cauces de los ríos caudalosos de la Siberia Occidental y del Norte Europeo, llevando el agua a zonas del Asia Central para la explotación de sus tierras, de haberse ejecutado, las consecuencias para el medio ambiente serían imprevisibles. Este líder comunista dirigía el PCUS cuando se produjo la catástrofe de Chernóbil. Según se ha conocido el accidente nuclear fue el resultado de las presiones de la dirección del PCUS para aumentar la producción en esa planta. El XXVII Congreso del PCUS (presidido por Gorbachov en el año 1986) convoca a duplicar la producción de energía nuclear lo cual indujo a una serie de acciones que provocaron el mayor desastre atómico que ha conocido la humanidad en una planta de este tipo. Como es costumbre los hechos trataron de ocultarse. La ciudad fue evacuada treinta seis horas después del accidente. Durante diez días no se informó de lo ocurrido en la URSS.
Cuba también ha sido víctima de similares “experimentos irracionales”, como la idea de desecar la Ciénaga de Zapata el mayor humedal de la nación, para sembrar de arroz. Son impredecibles las consecuencias de haberse realizado tal desatino. Pero mejor recomiendo leer el documento “La patria es de todos” escrito por destacados y calificados opositores cubanos, que relacionan algunos de los principales disparates de Fidel.
En el año 1975 se realiza el I Congreso del Partido Comunista de Cuba, donde, entre otras resoluciones, se define la forma de organizar y dirigir la economía. Así surge el Sistema de Dirección y Planificación de la Economía (conocido por las siglas SDPE). En la nueva legislación se crearon variados organismos nombrados Comités Estatales con el objetivo de rectorar y controlar las actividades asignadas según su nombre. Las empresas fueron subordinadas a diversas direcciones nacionales las que se supeditaban a diferentes ministerios, que también habían sido reestructurados al efecto. La economía entonces era dirigida por la JUCEPLAN (Junta Central de Planificación). Fui miembro de la comisión provincial para la implantación del SDPE cuya misión era asesorar a las empresas que implantarían el nuevo sistema en la provincia. Este sistema tenía algunos lineamientos interesantes: El trabajo voluntario en horas extralaborales, que anteriormente era convocado de forma indiscriminada y como instrumento de formación política, debía tener una justificación económica de lo contrario no se podía realizar.
Las movilizaciones en horario laboral para desempeñar actividades ajenas a las de las empresas (algunos lo nombraban trabajo productivo), debían estar plenamente justificadas y si eran por más de tres días, debían pagarlas los organismos que recibían a los trabajadores movilizados, en esto se incluían todos los ministerios, incluso el MINFAR.
Las diferentes instancias de dirección del Partido, aunque seguían siendo rectoras de la sociedad, se les limitaba su intromisión en las decisiones de carácter económico de las empresas de su territorio.
Independientemente de las fallas del nuevo sistema que lo valoré de burocrático, pues concebía su aplicación rígida independientemente del tamaño, especialidad y estructura de las empresas de producción o servicios, sin embargo, pretendía otorgar mayor autonomía a los directores de las empresas. En lo personal dudo de su éxito, no obstante, tenían más independencia los dirigentes para aplicar sus decisiones. A lo anterior hay que añadir la implementación de nuevas formas de pago para los trabajadores que estimulaban su productividad (malamente definida, con un gran sentido muscular). También se crearon institutos de superación para los dirigentes de las empresas permitiéndoles alcanzar el nivel de licenciados en dirección de la economía. El principal objetivo de estas escuelas era la consolidación del sistema creado, desde el punto de vista teórico. Por primera vez se hizo un esfuerzo por introducir técnicas y métodos de dirección empresarial del sistema capitalista (por no existir alguno de origen socialista), los que de forma general fueron bien acogidos por su pragmatismo y posibilidades de aplicación. No puedo realizar una verdadera evaluación de la eficacia del SDPE implantado pues los logros alcanzados eran apuntalados por el subsidio a la economía proveniente de la URSS. No obstante, desde el punto de vista del consumo, por primera vez estuvieron al alcance de la población productos que habían desaparecidos luego del triunfo de la Revolución. Los resultados económicos obtenidos a finales de los años setenta y hasta la quiebra del sistema socialista son catalogados, por los comunistas, como los más exitosos. Sin embargo, los niveles de eficiencia, sin compararlos con empresas líderes similares, eran muy bajos a simple vista. Esta época se caracterizó por el derroche de recursos de todo tipo.
Durante mi primera visita a la URSS en el año 1980, el Partido Comunista de la URSS (PCUS) había declarado que se encontraba culminando la etapa del “socialismo desarrollado”. En los paseos realizados por Moscú quedé desilusionado por la baja calidad de los bienes de consumo que abarrotaban las grandes tiendas que los moscovitas no compraban. Los alimentos de origen agrícola tampoco escapaban a esta realidad pues los mejores solamente se podían adquirir en los mercados denominados “Koljosianos” de propiedad particular, con altos precios. Los ofertados por las cooperativas del Estado eran más baratos, pero de poca variedad, escasos y con evidentes deficiencias en la calidad. La visita a Kirguizia constituyó un rudo golpe a mi creencia sobre el nuevo sistema aplicado. En esta República soviética observé una realidad no sospechada ni remotamente, pues se contradecía con la información recibida. Como parte de la acogida que recibimos visitamos la “Exposición de logros de la República”, la cual mostraba una economía desarrollada quedando impresionado por los logros expuestos en las diferentes esferas de la economía, la ciencia, el desarrollo industrial, con muestras de productos de diferentes tipos (equipos industriales, maquinarias, bienes de consumo o alimentos). En el primer recorrido realizado por la capital (Frunce), observé la triste realidad que vivía esa República, pues las tiendas y supermercados mostraban un desabastecimiento peor a sus pares cubanos en aquellos momentos. Había escasez de todo tipo de productos ya fueran de alimentación, ropas, zapatos, equipos electrodomésticos. Había muy poca oferta a la población, entonces comprendimos que ésta era la razón por la que nuestros anfitriones evitaban que paseáramos por la ciudad sin su compañía. A pesar de solicitarles tiempo para realizar compras, siempre nos daban una excusa sugiriéndonos que ellos las podían realizar si le expresábamos lo que deseábamos adquirir.
La perestroika en la URSS, provoca cambios en la economía cubana en una campaña denominada “rectificación de errores”. Se proclamó que el SDPE violaba los preceptos ideológicos socialistas generando una gran purga entre sus máximos dirigentes y partidarios, retornándose con más fuerza a las antiguas prácticas de la intromisión del Partido en las decisiones de las empresas. En esta nueva cruzada se desmantelaron los métodos de trabajo y las escuelas creadas por el SDPE sin tener un modelo que lo sustituyera. Se regresó al régimen en que el director era un títere de los factores externos, además de acentuarse la falta de equilibrio entre el presente y el futuro.
La desaparición del sistema socialista y la desintegración de la URSS, a inicios de los años noventa, privan a Cuba de los subsidios y créditos que apuntalaban su ineficiente economía. De esta forma se llega al incorrectamente denominado “período especial”. Según las cifras oficiales en esta etapa hay una caída del 35 % del PIB y se pierde el 85% de las importaciones, también se produjo un total desequilibrio financiero tanto interno como externo. Esta situación indujo a mayores irracionalidades en el contexto empresarial. En estos años se experimentó con el “Sistema de Perfeccionamiento Empresarial”, aprobado por el Decreto 281 del Comité Ejecutivo del Consejo de Ministros que establecía las bases para confirmar “el éxito de la empresa socialista”. Actualmente la cúpula que dirige al país está realizando otro ensayo con la “actualización del modelo económico cubano” acompañado de la desastrosa “tarea de ordenamiento”. La palabra actualizar incluye la acción de cambiar y según el diccionario se debe entender como adecuarlo al presente, pero cabe preguntarse: ¿a cuál presente?, el socialismo dejó de ser un sistema a nivel mundial y el gigante asiático, señalado en ocasiones como ejemplo, no puede considerarse un modelo de economía socialista y el tal “ordenamiento” es un desastre financieramente, que ha provocado un déficit fiscal desproporcionado y una hiperinflación, además de los graves problemas sociales creados, por tal motivo muchos lo denominan “tarea de desordenamiento”.
La totalidad de las barbaridades llevadas a cabo por los dirigentes de los Partidos Comunistas por sus irresponsables intromisiones en el contexto económico, así como sus “inventos y experimentos”, en los países donde gobernaron, serán del conocimiento público cuando algún escritor dedique su tiempo a la investigación de estos tristes acontecimientos y sean divulgados. Hasta entonces solamente conoceremos la punta del Iceberg.
capotecastillo@yahoo.es
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