El fin de los medicamentos en Cuba. La nueva ofensiva decretada en la Isla contra los vendedores privados de medicinas promete ser muy contraproducente. Por René Gomez Manzano. Cubanet.+ VIDEO.
09-08-2021
El fin de los medicamentos en Cuba La nueva ofensiva decretada en la Isla contra los vendedores privados de medicinas promete ser muy contraproducente Por RENÉ GÓMEZ MANZANO Cubanet 8 de agosto de 2021
LA HABANA, Cuba. ─ Este sábado, los medios informativos del régimen castrista dieron a conocer el inicio de una nueva persecución (¡la enésima!) contra un sector de emprendedores. En este caso, los destinatarios de los desvelos de los altos jefes han sido los compatriotas que, ante la crítica escasez de medicamentos, se dedican a comercializarlos privadamente.
Quise conocer de modo más detallado la versión oficial de esta nueva arremetida. Para ello me armé de valor y me consagré a revisar los distintos portales del castrismo. La búsqueda de nuevos detalles en la cobertura de la información sirvió como una razón más (¡si la necesitara!) para convencerme de una obviedad: este sistema inhumano no sirve.
La pesquisa me condujo a los sitios web de la Presidencia del Gobierno, Cubadebate, Prensa Latina, Granma, Juventud Rebelde, Tribuna de La Habana. Mi exploración para encontrar algunos matices diferentes fue vana. ¡Todas las informaciones (de algún modo hay que llamarlas) eran idénticas entre sí!
En esa cobertura unánime se destacan las palabras del mandamás del momento, Miguel Díaz-Canel Bermúdez: “Se acabó la contemplación en los territorios con la venta ilegal de medicamentos”. “Eso no se puede permitir y tenemos todas las maneras operativas para hacerlo”.
El Primer Secretario del único partido y Presidente de la República (electo por sólo 605 cubanos) “indicó a todas las autoridades locales meterse de lleno en ese problema, coordinar con el Ministerio del Interior en cada territorio y decomisar todos los medicamentos que se están vendiendo de manera ilegal”. “Que vayan hacia los hospitales y los lugares donde se está enfrentando la COVID-19”.
Sólo le faltó repetir la frase fratricida que pronunció por televisión el pasado 11 de julio (y de la cual supongo que a estas alturas esté más que arrepentido): “¡La orden de combate está dada!”. La autorización expresa para todo género de abusos y atropellos —pues— ha sido emitida ahora, y al más alto nivel del Partido y el Estado (que, como diría el famoso cantautor, “no es lo mismo, pero es igual”).
De modo análogo a como lo hicieron con ocasión del Gran Alzamiento Nacional Anticomunista del pasado mes, los perros de presa al servicio del régimen saldrán en pos de cualquiera que haya vendido u ofertado un simple paquete de aspirinas. Seguirán al pie de la letra las órdenes concretas que les den los gritos de sus amos “¡Muerde!”, “¡sacude!” o “¡suelta!”.
Y conste que esos particulares que lucran con la escasez y la miseria en las que está sumido el pueblo de Cuba (y en un terreno tan sensible como el de la salud) no despiertan especiales simpatías. ¡Pero es que ellos no son los autores de esa escasez ni de esa miseria! ¡No han sido ellos quienes virtualmente han desaparecido las medicinas del lúgubre panorama nacional de hoy!
A alguien pudieran parecerle acertadas o al menos razonables las palabras que, en la misma reunión, pronunció el primer ministro Manuel Marrero Cruz: “No se está hablando de alguien que vendió un medicamento por una mínima ganancia, sino de personas que venden un blíster de pastillas en 2,000 y hasta 3,000 pesos. Es un abuso”.
Claro que siempre habría espacio para la frase popular: “Esta Gente predica moral en calzoncillos”. O para que el símil sea diferente y más impactante: “Desnudos y en cuatro patas”… ¿Porque acaso el señor Premier ha olvidado la red de farmacias en divisas que opera el pulpo militar GAESA, en la cual se venden a precio de oro (como cuadra a un buen monopolio) las medicinas más indispensables!
Volvemos a lo mismo. Si un especulador reclama el pago de miles de pesos por un remedio cuyo precio oficial es muchísimas veces menor; ¡y encuentra a quien esté dispuesto a desembolsar esa pequeña fortuna para lograr la cura propia o de un ser querido!, es justamente por el increíble grado de desabastecimiento al que hemos llegado (incluyendo las mencionadas boticas en moneda libremente convertible).
Los jerarcas castristas, nuevos aprendices de brujo, confunden causas con efectos. Son incapaces de ver que la flamante “planificación socialista” (sí, la misma que sus estudiosos y teóricos proclamaban como la sepulturera de la “anarquía de la producción”) ha conducido a la actual carestía. ¡Y es tanto su despiste, que siguen proclamando que esa oxidada herramienta (¡la misma que ha metido al país en el atolladero actual!) constituye el instrumento adecuado para sacarlo de allí!
Otro aspecto muy preocupante de la nueva ofensiva es la coyuntura en que ella ha sido iniciada. Hace apenas unos días, el régimen castrista anunció a bombo y platillo que, entre otras cosas, quedaría autorizada la libre importación de medicinas. “Si hay algún límite”, decían muy orondos los cotorrones, “será el fijado por las aerolíneas”.
En medio de la miseria imperante, ese anuncio despertó entre los cubanos una fundada esperanza: que la libre iniciativa de un emprendedor, sin otra herramienta que un boleto de aviación y algunos dólares, sería capaz de resolver la terrible carestía que el omnipotente Estado que es dueño de todo y no resuelve nada (“planificación socialista” mediante), ha implantado en nuestra infortunada Patria.
La esperanza que despertaron hace apenas unos días con aquel anuncio, la borran ahora los mismos jefescon la “orden de combate” que acaban de impartir. Sabemos que ellos no se caracterizan por el tino de las medidas que adoptan; ahí está el estado calamitoso del país para demostrarlo con creces. Pero es tanto su despiste que no se percatan de algo obvio: ¡sólo un loco utilizaría ahora su equipaje para traer un poco de medicamentos que, al tiempo que alivien la terrible carestía existente, les permita ganar algún dinero! ¡Qué desastre!