La única opción era 'un salto al vacío': un médico cubano cuenta cómo huyó de la Seguridad del Estado en Namibia. Por Alberto Arego. Diario de Cuba. + VIDEO.
09-06-2021
La única opción era 'un salto al vacío': un médico cubano cuenta cómo huyó de la Seguridad del Estado en Namibia Por Alberto Arego Diario de Cuba 8 de junio de 2021
'Dejas atrás absolutamente todo', cuenta a DIARIO DE CUBA el psiquiatra Emilio Arteaga Pérez, quien actualmente pide asilo en España.
El médico cubano Emilio Arteaga Pérez estuvo en tres países como parte de los acuerdos de salud del Gobierno de la Isla con Bolivia, Angola y Namibia. Sin embargo, la vida de este psiquiatra cambió en 2020 cuando fue citado por el responsable de la misión en Namibia por sus publicaciones críticas en las redes sociales sobre la difícil situación en Cuba.
Arteaga reside ahora en España,donde está a la espera de la resolución de asilo, tras abandonar "la misión médica" en Namibia. En ese país africano estuvo cinco meses escondido en un garaje para evitar a los agentes de la Seguridad del Estado. "Es un proceso doloroso, es duro, dejas atrás absolutamente todo", confiesa a DIARIO DE CUBA.
El psiquiatra habla en esta entrevista sobre el abandono de "la misión médica", su participación en el documental Una vida mejor está en otra parte, de Rolando Colla,quien siguió su vida por más de ocho años, y sobre el Gremio Médico Cubano Libre.
Para el Gobierno de Cuba eres un "desertor". ¿Cómo te defines?
Soy un médico libre, un ser humano libre. Nosotros los médicos que nos hemos ido de misiones y hemos abandonado somos denominados así, "desertores", de forma despectiva. Es como si te estuviesen diciendo traidor, y la única forma que tenemos para responderles es que no somos desertores, somos libres.
Emilio, ¿cuéntanos cuándo decides abandonar la misión médica y cómo fue todo el proceso?
El detonante fue el día 26 de septiembre de 2020. Yo era psiquiatra de la misión cubana en un país africano, Namibia. Ese día me convocan a una reunión con el jefe máximo de la misión. Todo como una cosa ultrasecreta: que apagara el teléfono, que lo pusiera en la mesa, que no quedara evidencia de esa conversación...
Es ahí donde me entero que había llegado información de algunas publicaciones mías en las redes sociales. No eran nada del otro mundo, eran crítica social, alguna que otra sátira política, algún que otro meme compartido, estados míos de opinión sobre la situación social de Cuba. Pero ellos consideraban que eran muy ofensivos, que atacaban a la Revolución. Tenían capturas de pantalla de semanas, incluso de par de meses atrás. Alguien se dedicó a enviar esas publicaciones mías a la jefatura de la misión y es por eso que fui convocado.
Cuando dices "alguien", ¿dices la Seguridad del Estado?
Supongo que es la Seguridad del Estado o alguien de mi grupo que tenía en los contactos de Facebook (...) porque en aquel momento mis redes eran cerradas, solo para mis contactos. Ni siquiera tenía la opción de compartir mis publicaciones. Lo llamativo es que ocurre la misma semana que al doctor Alexander Pupo Casas, en Cuba. Y el proceso con él ya es de conocimiento público, el doctor está ahora sin ejercer, lo expulsaron de su residencia de Neurocirugía.
Aquel encuentro fue bien incómodo, se extendió durante unas dos o tres horas. Confirmé que era mi perfil, el mismo Emilio que veían en redes es el mismo que soy yo. Pero insistían mucho en que repitiera como una especie de coletilla "si mis criterios en redes le hacían el juego al enemigo" y que "si un médico revolucionario que estuviera de misión internacionalista podía escribir las cosas que escribía yo". Rápidamente me di cuenta de qué iba todo.
Yo decía todo el tiempo que suscribía todas esas publicaciones y que podía debatirlas con ellos. Había una muy tonta de un meme de (Ricardo) Alarcón diciendo que "si todos los cubanos usaran Whatsapp querrían hablar de política". Era como una especie de analogía con el incidente de Alarcón en 2007, cuando dijo que si todo el mundo viajaba, chocaban los aviones.
Lo grave para ellos fue que yo compartí ese meme de la página de Eliécer Ávila.Ellos decían que eso era muy grave. "Tú sabes de quién compartiste ese meme. ¿Tú no conoces que es uno de los enemigos fundamentales de la Revolución cubana y tú compartiendo eso?". Les dije que compartí el meme porque me pareció simpático.
Me querían pasar por una maquinilla por compartir un meme y otras cosas que no eran tan graves: "en qué país del mundo decomisan un racimo de plátano como si fuera cocaína y encima se llevan preso al que siembra el platanal", ese tipo de cosas.
Lo que enciende mi alarma es cuando pregunto "¿a qué es a lo que debo atenerme?" La respuesta fue: "doctor, ya eso está a otro nivel. Eso no depende de mí". Ahí entendí que mi caso venía directamente de La Habana, pero además, como estoy en contacto con el doctor Alexander Pupo, sabía que le estaba pasando eso en Cuba, y me dije "¿qué me va a esperar a mí aquí?". Lo que pasa es que no había vuelos, no había por la pandemia manera de mandarme urgente para Cuba. Solamente me dijeron "mantente trabajando en la casa"; que estuviera, como decimos los cubanos, "quieto en base".
En cuestión de 24 a 48 horas tomé la decisión, elaboré un plan de escape y me fui de la casa donde estaba asignado a vivir con otros doctores. Decidí irme de madrugada, con la ayuda de alguien que conocía allá. Literalmente escapé de la casa como si fuera un fugitivo. No tuve otra opción que tomar esa decisión, porque sabía que no me podía defender una vez que me cuestionaron si era o no "un médico revolucionario".
Por cierto, es un proceso doloroso, es duro, dejas atrás absolutamente todo: tu historia, tu profesión, tu vida personal, tus cosas en Cuba, tu pareja, tu familia, en fin. Y además tienes la incertidumbre al dar un salto al vacío en el cual no sabes qué te va a esperar de ahí para allá. Tenía una certeza, y era que lo único que me convenía, la única opción, era saltar esa portería por donde me fui de esa casa, porque no había nada bueno para mí reservado.
Y después estuviste cinco meses en Namibia…
Estaba en un territorio hostil, porque todas las brigadas médicas cubanas tienen una dotación de agentes de la Seguridad del Estado y personas del Ministerio del Interior (MININT) que no son médicos, sino que son policías que te están chequeando. Yo sabía que mientras yo siguiera en la capital de Namibia, Windhoek, estaba expuesto a ser perseguido, dañado, no sé, hay tantas formas de ellos vengarse de ti cuando te enfrentas o cuando los abandonas...
Aquello significó que estuviese en un sitio que no voy a revelar. Pasaron cinco meses. Yo estuve literalmente, como decimos los cubanos, "enterrado" en un sitio, una especie de garaje. Ahí se me habilitó algo, estuve protegido, sin salir a la calle, ni a la esquina, nada. Salía de noche un poco al patio, al jardín de allí que tenía una tapia que me protegía de la calle. Esa sensación de peligro realmente no se la deseo a nadie, y ahí empecé a pensar qué hacer.
Y finalmente llegaste a España.
Finalmente llegué a España por un itinerario que hice comprando, a través de una compañía aérea, un boleto con destino a La Habana. Fue muy gracioso, porque el día que tuve que presentarme al Consulado español en Namibia fui casi disfrazado. Me dieron un visado de tránsito de cinco días para territorio europeo, porque la escala era en Madrid.
En Namibia ni pensar en posibilidades de refugio,ni de protección, ni nada, porque son países afines y tienen un convenio intergubernamental con cláusulas del contrato que dicen que todo doctor cubano que se quede en Namibia no puede trabajar, ni residir. Tampoco en Johannesburgo, Sudáfrica, y en El Cairo (Egipto) ni pensarlo.