Del robo de dólares en Cuba nadie habla Por Roberto Álvarez Quiñones Diario de Cuba 2 de junio de 2021
Una casa de cambio en La Habana. CUBALLAMA
Con las nuevas medidas, el régimen se encarga de arrebatar a los cubanos cada dólar que entra al país.
Cuando hace 20 años en Argentina se produjo el "corralito", estallaron multitudinarias y violentas protestas, saqueos de comercios, incendios devastadores, y vandalismo con un saldo de 39 muertos. El presidente del país, Fernando de la Rúa, en rigor fue derrocado, pues fue obligado a renunciar.
¿En qué consistió el corralito? En diciembre de 2001, para poner fin a una fuga de miles de millones de dólares hacia el extranjero, el Gobierno argentino decretó que de las cuentas bancarias y las cajas de ahorro solo se podían extraer 250 dólares semanales como máximo. Es decir, 1.083 dólares mensuales o 13.000 dólares en el año.
Los medios argentinos y de todo el mundo, sobre todo los de izquierda, atacaron ferozmente al presidente argentino, que tuvo que irse de la Casa Rosada, pese a que le quedaban dos años en el cargo. Calificaron de "robo colosal" el decreto presidencial, que duró un año, hasta diciembre de 2002.
El corralito castrista es peor que el argentino y nadie lo critica
Sin embargo, del robo colosal de dólares (este sí lo es) que hace la mafia militar gobernante a los cubanos nadie dice una palabra. Peor aún, la mayoría de los medios en Latinoamérica y Europa achacan la quiebra financiera cubana al recrudecimiento del "bloqueo" de EEUU.
El Banco Central de Cuba suspendió el 19 de mayo último la venta de divisas en el aeropuerto de La Habana, que era donde únicamente se vendían divisas a cambio de pesos, hasta un máximo de 290 dólares por persona. Y también decretó que los cuentapropistas y agricultores privados tienen ahora que realizar todas sus operaciones en pesos cubanos. Son obligados a comprar pesos y entregar los billetes verdes al Estado.
El 1 de junio el Banco de Crédito y Comercio (BANDEC) anunció que emitirá tarjetas de 200, 500 y hasta 1.000 dólares que se adquirirán con dólares para comprar en las tiendas en divisas, pero aclaró que el retiro en efectivo de esas tarjetas prepagadas en divisas "solo se realizará en pesos cubanos en la red de cajeros automáticos (…) el monto no es reembolsable en divisas (…) el banco no está obligado a devolver el importe no utilizado".
O sea, que el consumidor que no gasta con su tarjeta todo lo que pagó por ella al adquirirla, pierde las divisas no utilizadas. Se advierte claramente que el BANDEC con esta medida se está haciendo cargo del jugoso negocio de las remesas a Cuba, tras la salida de Western Union de la Isla.
Ahora los cubanos que no disponen de divisas salen de viaje al exterior como pordioseros, sin un centavo en el bolsillo. Los turistas que regresan a sus países no pueden recuperar ni una parte de las divisas que gastaron al comprar pesos al arribar a Cuba.
Los cuentapropistas y agricultores que obtienen dólares en sus negocios los pierden al entregarlos al Estado y luego no pueden recuperarlos en efectivo. Y quienes tienen tarjetas magnéticas con cargo a cuentas bancarias en dólares tampoco pueden extraer ni un solo dólar de sus propias cuentas.
¿Ha habido mayor robo de divisas a los ciudadanos que este del castrismo a los cubanos? El corralito argentino fue solo un inocente juego infantil comparado con el de Raúl Castro.
Los dólares en Cuba son convertidos en vales para ir a la tienda
Tal expropiación castrista de dólares la inició Fidel Castro en 1999 con la colaboración de la agencia Western Union al establecerse en Cuba por una licencia concedida por el presidente Bill Clinton. El dictador le exigió a dicha agencia neoyorquina (fundada en 1856) entregar CUC y no dólares a quienes recibieran remesas en la Isla.
Fue una colaboración de la Western Union porque, si bien en otros países la agencia entrega las remesas convertidas en moneda nacional, en todos esos países quienes reciben moneda nacional la pueden cambiar al instante por divisas, en cualquier banco comercial.
En Cuba eso es imposible. Cada dólar que entra en el país es secuestrado por el régimen. Primero fue con la invención del CUC, comprado con dólares, que eran solo vales, papelitos sin valor real como los que daba el viejo Ángel Castro a sus trabajadores en su latifundio de Birán, que solo servían para comprar en su propia tienda, cuyo administrador era precisamente su hijo Raúl Castro Ruz.
Y qué casualidad, aquel joven administrador abusador en Birán sigue abusando hoy al entregar a los cubanos vales (tarjetas) a cambio de billetes verdes, de los cuales se apropian él y la mafia que lo protege.
A la dictadura, más presión, porque hoy es más débil que nunca
Cuba ha llegado a una situación tal en la que, o se abre la economía al sector privado y se hacen cambios profundos, o habrá estallidos sociales. La presión que tiene el régimen, interna y externa, no puede ser disminuida, sino cada vez más fuerte. Solo bajo una gran presión es que la cofradía dictatorial va a hacer cambios importantes.
Sin duda el castrismo es hoy más vulnerable que nunca antes. Por tanto, sería un error de la Administración Biden aflojar la mano y levantar los límites a los viajes y las remesas a Cuba.
Ante todo hay que tener en cuenta que hoy desde EEUU se pueden enviar a Cuba hasta 1.000 dólares trimestrales. Son 333 dólares mensuales que agregados a un salario mínimo de 87.50 dólares suman un sueldo de 420.50 dólares mensuales (10.092 pesos), un ingreso que no tiene hoy ningún asalariado en la Isla. Y si el receptor de la remesa gana 166 dólares (4.000 pesos), digamos, en la práctica tiene un sueldo mensual de 500 dólares mensuales, 12.000 pesos. Nadie gana eso en Cuba.
Es más, el sueldo mensual de alguien con salario mínimo que recibe 333 dólares mensuales en remesas es igual al salario mínimo de 423 mensuales en Chile, el país más desarrollado de Latinoamérica. Y es muy superior al de Colombia (265 dólares) Perú (279 dólares), y duplica al de El Salvador (203 dólares) y supera al de todos los países latinoamericanos.
No obstante, todo indica que, aunque no de inmediato, así lo va a hacer Washington, según el director para las Américas en el Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Juan González, quien recientemente reiteró que la apertura a viajes y remesas sin límites a Cuba "se hará en algún momento".
El presidente Biden debe favores a Bernie Sanders, Black Lives Matter e infinidad de políticos y congresistas demócratas de izquierda que lo ayudaron a llegar a la Casa Blanca. También millonarios, empresarios cubanoamericanos y estadounidenses presionan para que el Gobierno levante las sanciones contra la dictadura del general Castro.
Liberar viajes y remesas a Cuba sería lanzar salvavidas a la tiranía
Pero ello sería un error costoso para los cubanos, que ya vimos que no reciben los dólares que les envían sus familiares, sino que van a engrosar las arcas de los militares. Sería lanzar un salvavidas a la tiranía si se le reduce la presión cuando se halla en su peor situación en 62 años.
Levantar las sanciones de EEUU con el corralito raulista más asfixiante cada vez haría más ricos y poderosos al dictador y su claque. Está probado que dólar que entra en la Isla va automáticamente a los militares, nunca al pueblo ni a los cuentapropistas, obligados a cambiarlos por vales.
La crápula militar millonaria ni cuentas rinde siquiera al Gobierno. El pueblo seguiría pasando hambre, desnutrición, falta de medicinas, de todo, y cada vez más oprimido, pues la dictadura tendría más divisas para fortalecer su enorme aparato represivo. Es así de simple y dramático.
Lo que debe hacer la Administración Biden, y toda la comunidad internacional, es rechazar el despojo de divisas al pueblo que practica el régimen de Raúl Castro, un corralito mucho más devastador que el que hubo en Argentina y tanto revuelo causó en el mundo.
Este del general Castro es inmoral, agrava el hambre y hace más miserable la vida impuesta a la sociedad cubana desde mediados del siglo XX.
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