Los valores para una Cuba democrática. Agradecimiento (Parte 6). Por Roberto L. Capote Castillo.
¡Venturoso aquel a quien el cielo dio un pedazo de pan, sin que le quede obligación de agradecérselo a otro que al mismo cielo! Miguel de Cervantes.
El agradecimiento es un fenómeno relacional en el que al menos intervienen dos personas y tiene lugar cuando una parte da y la otra agradece. No se debe sentir agradecimiento hacia un gobernante o un Estado por lo que han facilitado a sus gobernados. No es bondad lo que espera un ciudadano del gobierno que lo dirige sino sobre todo justicia y facilidades para el progreso y bienestar. Como expresó sabiamente Miguel de Cervantes solamente habría que agradecer nuestro pan al mismo cielo.
Los políticos en las democracias se involucran en las elecciones para alcanzar el poder, en cualquiera de las formas en que esté estructurado el gobierno en su país, para facilitar con sus acciones los mayores logros en la población independientemente de su raza o ideología. Son los populistas los que utilizan el clientelismo como instrumento de sometimiento a los ciudadanos convirtiéndolos mediante “favores” en clientes de su partido o dictadura.
Fidel Castro y su “castrocomunismo” adoctrinaron al pueblo cubano en que debían eterno agradecimiento a su Revolución por las leyes promulgadas en favor de los ciudadanos. Ya me he referido en un artículo anterior que luego se aprobaron otras que perjudicaron en mayor medida que las conquistas de las primeras. Los comunistas no entienden o no saben de Economía política y la socialista que inventaron no está concebida para desarrollar un país sino para que la cúpula dirigente de la “Dictadura del Proletariado” disfrute la miel del poder y en su afán del clientelismo destruyen las riquezas de los países en los que se instauran distribuyéndola sin previamente crearla.
Las leyes de reforma urbana y agraria, por citar dos ejemplos, aprobadas en los inicios de la Revolución, sin entrar en detalle, solamente propiciaron que Fidel se hiciera dueño de todas las casas y edificios que les confiscó a los dueños. Sus moradores debieron pagar al gobierno el alquiler sin derecho a propiedad por muchos años y además asumir su mantenimiento y reparación. No obstante, recuerdo que en la puerta de muchas casas se colocaron placas metálicas que decían: “Gracias Fidel, esta es tu casa”. Era una frase de cortesía y agradecimiento, pero en la práctica se convirtió en el dueño del país completo.
En el caso de la agricultura después de muchos fallidos ensayos el “castrocomunismo” ha obligado a la gran mayoría de los campesinos a incorporarse a las diferentes formas de cooperativas comunistas, ineficientes e improductivas y en la actualidad hay más hambre en los campos que en las ciudades de Cuba. Esto lo “lograron” en grado superlativo Stalin y Mao con sus alocados experimentos provocando millones de muertos por hambre en la URSS y China respectivamente.
Fidel Castro y sus acólitos se adueñaron de todas las riquezas del país y en el caso de la educación, la salud y la cultura fueron utilizadas como medios de adoctrinamiento y no para la misión que le corresponde a cada una en una sociedad civilizada y democrática. Igual ha ocurrido con el deporte que además ha sido empleado como medio de propaganda para mostrar al mundo la superioridad del socialismo. Es obvio que el dinero dedicado a este supuesto logro afectaba el nivel de vida de la población en general.
Pocas personas encontraban lógico que Cuba lograra estar en los primeros lugares de las más importantes competiciones deportivas en el mundo mientras la población cubana sufría un rígido racionamiento y escasez de los productos indispensables para la vida. Por supuesto que dedicaban presupuestos a los deportes que la economía no se podía permitir. Por la falta de información, todavía una parte del pueblo cubano desconoce que muchos países democráticos ofrecen a los ciudadanos la salud, educación gratuita y otros beneficios que el comunismo nunca pudo dar a sus partidarios.
Una de las actitudes exigidas a los ciudadanos en Cuba es su eterno agradecimiento a la Revolución por todo lo que le ha “facilitado desinteresadamente”. Estudié en un Tecnológico militar (antigua Universidad de Villanueva en la Habana), en el cual además también fui artillero para defendernos del imperialismo. Los oficiales nos decían que éramos reclutas con derecho a estudiar. Los abusos, injusticias y encarcelamientos a los que se insubordinaron, pues éramos reclutas del Servicio Militar Obligatorio, pueden ser temas para que se escriban libros y quizás no logren reflejar totalmente la realidad.
Estudié en la Universidad en los llamados cursos para trabajadores y esto lo podía haber hecho en cualquier país. Muchos destacados médicos, arquitectos, ingenieros, abogados etc. se graduaron en las universidades cubanas estudiando y trabajando antes del año 1959. Sin embargo, cada vez que venía al caso me decían que debía agradecimiento a la Revolución por haberme graduado de ingeniero, respondiendo siempre que también gracias a mi esfuerzo, porque tuve la suerte de tener profesores muy exigentes que me obligaban a descansar poco para estudiar. En mi curso comenzamos la carrera más de 50 alumnos y nos graduamos de ingeniero químico 12. Al parecer los que no lo lograron no deben agradecimiento a la gratuidad de la universidad. Si a esto añado el miserable salario que me pagaron y mis aportes como ingeniero puedo decir que pagué mis estudios con creces.
Al igual que hicieron con la cultura al decir Fidel: “Dentro de la Revolución todo, fuera de la Revolución nada”. En la universidad donde estudié había un letrero en la entrada que decía: “La universidad es para los Revolucionarios”. Yo comentaba con mis amigos allegados que eso era una evidencia suficiente para presentarla ante los organismos internacionales como apartheid ideológico y es una flagrante violación de los derechos humanos.
En las Universidades a los alumnos que matriculaban en los cursos diurnos les hacían una entrevista y los catalogaban según sus respuestas al interrogatorio ideológico al que eran sometidos. Después eran clasificados por siglas en diferentes categorías que solamente recuerdo las PTI, que significaba que el alumno necesitaba un Plan de Tratamiento Ideológico por supuestamente tener problemas ideológicos. Si estos alumnos no cumplían adecuadamente al plan podían ser acusados en las asambleas de radicalización en las que sus compañeros de clase “solicitaban” que fueran expulsados por no tener una adecuada actitud revolucionaria. Al igual que en la cultura es imposible conocer el daño perpetrado al desarrollo del país por la pérdida de los que podían haber sido excelentes profesionales.
Aunque es cierto que en la salud se le dio cobertura a toda la población esto no es motivo de agradecimiento. Los gobiernos deben procurar el mayor bienestar a los pueblos que dirigen porque para eso son electos en las democracias. Solo el comunismo ha politizado este beneficio para su conveniencia. Actualmente soy ciudadano español y me beneficio de un desarrollado sistema de salud pública que funciona independientemente al partido que sea elegido para dirigir el país. Incluso a mi edad me entregan los medicamentos gratuitamente, pero soy consciente de que esto lo paga la población mediante los impuestos y no debo agradecimiento al partido que se encuentre en el poder ni a ningún líder, independientemente de mi voto electoral.
Además de lo anterior, los antivalores inculcados al “hombre nuevo”, eliminaban el agradecimiento en lo personal, es decir, de persona a persona, pues el adoctrinamiento simplemente había conseguido la división entre las familias, los vecinos, amigos, compañeros de trabajo y cualquier otro individuo, el único “logro” ha sido fomentar la envidia, división, suspicacia y otras actitudes maliciosas que son contrarias a los valores humanos.
El adoctrinamiento ha hecho creer a una buena parte de los cubanos que el Estado comunista es un manantial inagotable de riqueza y que las calamidades son causadas por el imperialismo yanqui, o sea, hasta que en USA no triunfe el socialismo, Cuba no tendrá bienestar por la aburrida y obsoleta justificación del “bloqueo”. Por esta razón lo que recibe el pueblo debe agradecerlo al “castrocomunismo” y por tanto es el único agradecimiento que se promueve.
El agradecimiento es un valor que se inculca en el marco de la familia y se refuerza en la escuela con auténticos maestros, no comprometidos con ninguna ideología. No puede ser fruto del adoctrinamiento ni de la exigencia de una actitud necesaria e imprescindible para progresar en su vida personal. Existe el refrán: “es de bien nacido el ser agradecido”. Pero no hay referencia en el mismo a ninguna ideología o gobierno, sino que subyace su carácter personal.
Según Adam Smith (padre de la Economía Política), “El gran objeto de la Economía Política de cada país es el de aumentar la riqueza y poder de dicho país”. La Economía Política Socialista, asignatura obligada en todas las carreras universitarias en mi época de estudiante, solamente capacita para destruir la riqueza y repartir la miseria entre sus ciudadanos, convirtiendo a los países en miserables si es posible que este término refleje la realidad pues hay países que se clasifican en esta categoría como Haití y los amigos que lo han visitado lo perciben mejor que Cuba en algunos aspectos económicos. Los médicos que van de “Misión” por el gobierno, regresan con contenedores llenos de todo tipo de artículos electrodomésticos, ropa, etc. A pesar que solo les entregan el 25% de su salario como máximo.
No estoy de acuerdo con los que quieren exhibir a Cuba como un Edén antes del año 1959, aunque es cierto que la economía posibilitaba que los gobernantes, algunos más y otros menos, tuvieran recursos para aumentar la riqueza y el poder del país gracias al desarrollo de la economía permitiéndoles mejorar el nivel de vida de los ciudadanos. Los que lucharon contra el dictador Batista lo hicieron por un cambio no para establecer la “Dictadura del Proletariado”, que es la coartada de los gobernantes más corruptos y asesinos de la historia de la humanidad, sino para restablecer la democracia, eliminar la corrupción y lograr una mejor distribución de la riqueza.
Debemos ser conscientes que restablecer la democracia en una Cuba sin valores no resolverá los grandes problemas creados por el “castrocomunismo” y el país pudiera verse en una situación parecida a la que han enfrentado y padecen actualmente algunos países exsocialistas donde las mafias comparten poder y riquezas. Tampoco lo posibilitarán los populistas con su clientelismo. Por esto exhorto a los grupos opositores a que en su enfrentamiento al comunismo y en la creación de la nueva sociedad civil no descuiden la formación en los valores humanos que serán necesarios en el futuro.
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capotecastillo@yahoo.es
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