Caso Padilla: el tiro por la culata. 50 años del discurso de autocrítica de Heberto Padilla, entrevista a Antonio JoséPonte. /Entrevista a Coco Fusco sobre "La sombra de Padilla". Diario de Cuba.
27-04-2021
Caso Padilla: el tiro por la culata Diario de Cuba 27 de abril de 2021
Ilustración: Heberto Padilla. DIARIO DE CUBA
Hoy se cumplen 50 años del 'discurso de autocrítica' de Heberto Padilla y entrevistamos a Antonio José Ponte sobre un momento tan decisivo para la cultura y la política de Cuba.
Padilla, recién salido de su arresto por Seguridad del Estado, pronunciara ante un grupo de miembros de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) su "discurso de autocrítica". Unas palabras que cambiaron decisivamente la cultura cubana, la imagen de la revolución cubana y la vida del propio poeta.
Para acercarnos a ese momento, DIARIO DE CUBA conversa con Antonio José Ponte, vicedirector nuestro, que escribe un libro sobre el tema.
¿Cómo podría leerse, 50 años después de pronunciado, el discurso de autocrítica de Heberto Padilla?
Creo que lo mejor es entenderlo como pieza judicial. Pieza en la acepción de parte de un todo y en la acepción de obra teatral. El todo del cual forma parte es el sistema de justicia que construye la administración revolucionaria. Un sistema de justicia en el cual, a solo dos días de entrar en La Habana el Ejército Rebelde, se establece la pena de muerte. En el que existen juicios sumarios y fusilamientos como los que Raúl Castro ordena el 2 de enero de 1959, y vendrán más. Una justicia con tribunales revolucionarios. Y hay que recordar que Padilla afirma en su discurso que pudo haber sido llevado ante un tribunal revolucionario e incluso ante un tribunal militar.
Un sistema que, cuando lo considera conveniente, hace de los juicios espectáculos públicos y los televisa. Así alcanzan a verse en televisión los juicios contra varias figuras del batistato. Son televisados durante cuatro tardes seguidas los interrogatorios a los integrantes de la Brigada 2506. Y, más acá en el tiempo, televisan el juicio del general Ochoa. En cada uno de estos ejemplos hablo, claro está, de juicio entrecomillado. Bajo ese mismo concepto de exhibicionismo de la justicia es que varias cámaras del instituto oficial de cine (ICAIC) filman el discurso de autocrítica de Heberto Padilla.
¿Esa filmación es exhibida públicamente?
No. No está del todo claro qué utilización iban a darle a esa filmación. No llega a exhibirse públicamente. Durante todos estos años es guardada en secretoy solo trasciende de ella un fragmento muy breve, apenas un pestañazo, que Rebeca Chávez incluye en su documental Luneta No. 1 (ICAIC, 2012). Rebeca Chávez realiza el documental a la gloria de Alfredo Guevara, director del ICAIC que ordenara filmar la noche de Padilla, así que no debió serle complicado recibir la concesión de ese fragmento. En él puede reconocerse, entre los escritores reunidos en el salón de actos de la UNEAC, a una joven Nancy Morejón que bosteza a la cámara. Lo cual hizo que me preguntara, cuando lo vi, qué puede conducir a alguien, en medio de una situación de pánico, a bostezar.
Esa filmación existe. No sé si en una o varias copias, pero espero que alguna vez podamos verla.
Hablas de juicios e interrogatorios televisados, aunque el discurso de autocrítica de Padilla no es ni un juicio ni un interrogatorio…
Los interrogatorios habían ocurrido ya. En Villa Maristadispusieron de más de un mes para interrogarlo y torturarlopsicológicamente. Así que lo que se escucha en el salón de actos de la UNEAC es el resultado final de aquellos interrogatorios. Al interrogado le ordenan que refiera en público las actas de sus interrogatorios. En eso que él dice están implícitas las preguntas que le han hecho sus interrogadores. Los días de arresto lo han hecho coincidir en opiniones con sus carceleros. Si está libre y habla en un salón de actos es por haber arribado a esa coincidencia. No es extraño entonces que él represente allí a sus interrogadores. No es extraño que encomie el trabajo que hicieron sobre él. Los alaba por ser jóvenes y talentosos.
Todo esto responde al mismo esquema encontrable en los discursos de reos de los juicios de Moscú bajo Stalin y en intervenciones de reeducados del maoísmo. Es la lectura de una pieza teatral a cargo de un solo actor, que hace todos los personajes y canta loas a lo que salió de las torturas y los interrogatorios, y habla como un renacido. Heberto Padilla menciona una novela suya de la que abjura y que ha hecho pedazos, y habla de hermosos poemas escritos por él durante el arresto.
¿Puede entonces considerarse a Heberto Padilla como un actor?
Cuidado, habría que tener cuidado en este punto. Un actor, sí, pero únicamente si lo consideramos como un actor que no gozará del reposo que da a cualquier actor acabar la función, acabar la temporada, y dejar atrás a un personaje y sus conflictos. Para Padilla la función no va a terminar nunca. No importa que no esté obligado a actuarla otra vez, se la recuerdan siempre. Es recordado principalmente por ella.
Su autocrítica es acordada previamente con los carceleros. Él afirma en su discurso que está improvisándola. Esa noche lleva con él unas notas y las justifica por "la cobardía del que cree que va a olvidar un dato". Aclara que improvisa a partir de una carta que dirigió a los jefes en sus días de Villa Marista. Sin embargo, ya venga de una carta o de unos apuntes o improvisado allí, él apenas puede apartarse de lo que acordó. No puede dar pie a volver atrás, a Villa Marista. Tal vez añade un énfasis, unos gestos. Tal vez sobreactúa con tal de sugerir en quienes oyen su discurso de autocrítica que, no importa lo que esté diciendo, sus palabras no son auténticas y habla en falso.
Esta es una de las razones por las que convendría acceder al discurso filmado. Para calibrar el histrionismo de Padilla. Algo que ahora resulta imposible, cuando únicamente contamos con la transcripción del discurso. Y transcripción que no sabemos si es fidedigna del todo.
Además de culparse a sí mismo en su discurso, él culpa a su esposa Belkis Cuza Malé y a varios amigos.
Sí, denuncia por opiniones contrarrevolucionarias a su esposa,que había sido arrestada también,y a un grupo de amigos y colegas: Pablo Armando Fernández, César López, José Yanes, Norberto Fuentes, Manuel Díaz Martínez, José Lezama Lima y David Buzzi.
Es de suponer que ya los habría delatado en los interrogatorios. O solamente le tocó confirmar las evidencias que le mostraron contra ellos. En cualquier caso, pronunciar sus nombres en la sala de actos de la UNEAC formaliza las acusaciones de contrarrevolución.Padilla hace el trabajo de los represores,ayuda a difundir el pánico. La joven Nancy Morejón bosteza, no de aburrimiento o hambre, sino de miedo. Bosteza a la cámara con tal de aparecer como desentendida de lo que ocurre allí.
Nosotros no sabemos si Padilla cuenta con garantías de que a los colegas que mencione no les ocurrirá nada. No sabemos qué promesas le han hecho sus carceleros. Ahora vemos el Caso Padilla como historia ocurrida, cuyas consecuencias conocemos, pero entonces todo se encuentra abierto a lo que pueda ocurrir.
Medio siglo después seguimos tratando de juzgar lo que hizo él aquella noche. Y mientras hay poco que agregar acerca del papel jugado por las autoridades, no termina de sopesarse lo que Padilla hizo. O por lo menos, yo no termino de sopesarlo. Y me parece significativo que hablemos de un caso, del Caso Padilla. Significativo, no por lo de caso policial o judicial que tiene, sino por el caso de conciencia que es. Caso de conciencia en el sentido de asunto que resulta dudoso en materia de moral.
Tú trabajas en un libro sobre este tema.
No, no es precisamente un libro sobre el Caso Padilla. Aparecen algunos de estos pormenores, pero mi libro está centrado en las suertes de Virgilio Piñera y de José Lezama Lima.
Antes hablábamos de estalinismo. Algunos estudiosos consideraron y consideran que los poemas del libro Fuera del juego, de Padilla, mostraban un estalinismo que no existía en Cuba.
Sí. Según esa versión, Padilla va destinado a Moscú, escucha allí demasiadas historias del pasado estalinista, intoxica de esas historias a su poesía, y sus poemas empiezan a tratar la tensión entre el poeta y un Estado represor. Tensión que él se inventa, imaginada por él porque, en verdad, no existe en Cuba. Hasta aquí esa versión.
Lo débil de ella es que deja sin explicar cómo, en un ambiente tan imposible de asociar con el estalinismo, vienen a ocurrir la detención aquella y aquel discurso de autocrítica. Deja sin explicar cómo Padilla logra imponer un episodio de estalinismo en la nada estalinista revolución cubana. Cómo un poeta convence a un régimen de que le cumpla los poemas terribles que ha escrito.
¿El discurso de autocrítica de Padilla es relacionado con los juicios del estalinismo en ese mismo momento o se trata de una interpretación posterior?
No, esa relación salta enseguida. La segunda carta pública, firmada por intelectuales europeos y latinoamericanos y dirigida a Fidel Castro, es del 20 de mayo de 1971, a casi un mes de la velada de la UNEAC. En ella se dice: "El contenido y la forma de dicha confesión, con sus acusaciones absurdas y afirmaciones delirantes, así como el acto celebrado en la UNEAC […] recuerda los momentos más sórdidos de la época estalinista, sus juicios prefabricados y sus cacerías de brujas".
Algo así tuvo que ser altamente preocupante para las autoridades cubanas.Arrestaban a Padilla por compartir sus opiniones críticas con intelectuales extranjeros de paso por el país. Varios de ellos, denunciados en el discurso de autocrítica: K. S. Karol, René Dumont, Hans Magnus Enzensberger. Y más tarde el arresto y la autocrítica de Padilla no hacen más que empeorar las cosas para la imagen del régimen revolucionario.
Debió ser a causa de esto que la filmación ordenada para algún golpe maestro de propaganda termina archivada. El espectáculo no sale tal como las autoridades esperaban. Cumple con difundir entre los escritores el pánico, pero resulta un chasco como pieza de convicción en busca de solidaridad o complicidad. La filmación no es útil como propaganda. A diferencia de los juicios contra figuras del batistato y del interrogatorio de la Brigada 2506, el tiro les sale aquí por la culata.
Pero, ¿cómo es que las autoridades no se dan cuenta de lo que va a ocurrir?
Ah, esa es la pregunta del millón. Para responderla habría que leer el discurso de autocrítica de Padilla con los ojos de sus carceleros. Lo cual resulta un ejercicio bastante imposible.
Habría que averiguar cómo es que, conviniendo con Padilla su contenido, ellos no detectan lo farsesco que hay en ese discurso. Da igual si los argumentos del discurso provienen de ellos, los carceleros, o de un Padilla capaz de tenderles una emboscada. Se trata de un texto consensuado, un texto colectivo. Es un empeño parecido al teatro de creación colectiva del Grupo Teatro Escambray, de Sergio Corrieri y Gisela Hernández, que se inicia por esa época.
Heberto Padilla y los miembros de Seguridad del Estado a cargo de su caso componen juntos una pieza donde cabe toda la poesía que estos últimos alcanzan a apreciar. Mala poesía, basura del realismo socialista. Se relamen de gusto con ella. Se la imponen a Padilla o este les halaga el gusto fabricándola para ellos. Los de Seguridad del Estado están tan imbuidos de mala poesía que no caen en la cuenta de que esta vez quien va a recitarla no es el enjuiciado cualquiera de un juicio televisado, sino un poeta verdadero. Confían tanto en la mala poesía que no les salta a la vista lo incongruente de ponerla en boca de un poeta. Les cuesta percibir que las palabras que en cualquier otro funcionarían, en este sujeto no funcionan. Yerran al calcular el efecto del discurso porque lidian con un poeta, desconocen qué es poesía y pretenden dotar al poeta de palabras. Se equivocan de muñeco de ventrílocuo.
Hablemos, por último, de cuánto marcó esto la vida y la obra de Heberto Padilla.
Los paralelismos estalinistas no terminan para él en ese salón de actos de la UNEAC. Al igual que los autores castigados por el estalinismo, a él le serán permitidas únicamente las labores de traducción. Recuerdo ahora una antología de la poesía romántica inglesa que tradujo y especialmente su traducción de "A Song of Opposites" ("Welcome joy, and welcome sorrow…") de Keats.
Padilla consigue salir al exilio en 1980. Hace con Belkis Cuza Malé, también exiliada, la revista Linden Lane Magazine, que todavía aparece. Publica un libro de memorias: La mala memoria. Publica varios libros de poemas. Recuerdo poemas de ellos. Uno magnífico, "En la margen izquierda del Almendares", que homenajea a Juana Borrero y Carlos Pío Uhrbach.
Padilla muere de un ataque cardíaco en Alabama, a los 68 años. En septiembre van a hacer 21 años.
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Coco Fusco rescata el discurso de 'autocrítica' del poeta cubano Heberto Padilla 50 años después Por Lien Carrazana Diario de Cuba 26 de abril de 2021
La sombra de Heberto Padilla/Padilla's Shadow - Coco Fusco 27 abril 2021
DIARIO DE CUBA conversa con la artista cubanoamericana sobre la lectura coral 'La sombra de Padilla', que se presentará en internet este 27 de abril.
Este 27 de abril se cumplen 50 años de la confesión pública del poeta cubano Heberto Padilla, una fecha que la artista cubanoamericana Coco Fusco ha querido recordar con La sombra de Padilla, una lectura coral de las palabras autoinculpatorias que el escritor pronunciara en la sede de la Unión de Artistas y Escritores de Cuba (UNEAC) en 1971.
A pesar de ser un poeta reconocido nacional e internacionalmente, Heberto Padilla cayó en desgracia por sus opiniones críticas. En 1971 fue detenido, recluido durante 36 días y sometido a torturas psicológicas.Tras su liberación Padilla fue forzado por la Seguridad del Estado a hacer una confesión pública donde se acusó a sí mismo, a su esposa y a varios amigos de contrarrevolucionarios.
"El Gobierno cubano intentó utilizar la confesión como confirmación de sus razones para encarcelar al poeta. Sin embargo, el gesto fue visto en el extranjero como la versión cubana de un juicio-espectáculo estalinista. Como resultado de la protesta internacional, la película de la confesión fue censurada", indica Fusco, para quien este suceso es "uno de los momentos decisivos de la revolución cubana en lo que respecta a la libertad de expresión".
El Caso Padilla ha funcionado desde entonces como una advertencia para aquellos que pretenden desafiar a las autoridades, y marcó el período conocido como el Quinquenio Gris, durante el cual decenas de artistas y escritores cubanos fueron separados de la vida pública.
La sombra de Padilla es un proyecto impulsado por el Movimiento Internacional San Isidro y el 27N. Será presentado este martes en internet y los portales webs del Showroom en Londres, el Kunstlerhaus Bethanien de Berlín, el Instituto Herberger en Arizona, el Museo Pérez de Miami y Franklin Furnace de Nueva York.
DIARIO DE CUBA conversa con Coco Fusco sobre este proyecto, en el que participan 20 intelectuales residentes en la Isla y la diáspora.
¿Por qué crees importante rescatar la confesión de Heberto Padilla, al cumplirse 50 años de este hecho, y qué ha cambiado en Cuba desde entonces?
Quise revivir la confesión porque las condiciones de vida de los artistas e intelectuales en Cuba no han cambiado, a pesar de que el Gobierno cubano ha realizado un gran esfuerzo durante años para ocultar esa verdad.
Ni el más brillante de los dramaturgos podría haber imaginado algo tan patético como las confesiones de Padilla y su cohorte. Mientras leía las palabras de un escritor tras otro esforzándose por encontrar formas de condenarse, me encontré comparando lo que estaba leyendo con las obras absurdas de Eugène Ionesco.
La experiencia para todos los participantes en la recuperación de esa historia ha sido dolorosa y reveladora. Todos conocíamos a Padilla, pero pocos habíamos estudiado las palabras que pronunció aquella fatídica noche.
Algunos de los lectores me han dicho que la lectura del texto en voz alta les produjo malestar, ansiedad o incluso pesadillas. Otros pronunciaron sus partes con una evidente nota de perplejidad, como si sencillamente no pudieran aceptar que esas declaraciones autoinculpatorias hubieran sido hechas con sinceridad. Sin embargo, en el fondo, todos los que trabajamos en este proyecto nos reconocemos en la situación de Padilla.
Participan en la lectura Carlos Aguilera, Lupe Álvarez, Katherine Bisquet, María Antonia Cabrera Arus, Sandra Ceballos, Armando Correa, Mabel Cuesta, Enrique Del Risco, Néstor Díaz de Villegas, Rafael Díaz-Casas, Julio Llópiz Casal, Eilyn Lombard, Martica Minipunto, Yanelys Nuñez Leyva, Amaury Pacheco, Orlando Luis Pardo Lazo, Alexis Romay, Iris Ruiz y Abel Sierra Madero. ¿Por qué has seleccionado a estos 20 intelectuales cubanos?
Quería crear algo en lo que muchas voces se unieran como una sola. Los cubanos tienen muchas voces diferentes, muchos puntos de vista y muchos hogares en el mundo. Pero hay historias y experiencias que se comparten, y esta es una de ellas. Invité a intelectuales porque las confesiones originales fueron pronunciadas por intelectuales.
¿Leer esta inculpación es un modo performático de ponerse en la piel de Padilla, y por tanto, autoinculparse?
Recordemos que los niños cubanos son llamados a menudo a representar una versión triunfalista de la historia de la revolución en la escuela —los he visto desfilar por avenidas de La Habana participando en tales actos de teatro político. Los lectores en este proyecto son actores que recitan líneas. Representan a personajes históricos, no a ellos mismos, aunque se pueden establecer paralelismos. Padilla nunca fue culpable de nada de lo que se le acusó, pero se vio obligado a hablar contra sí mismo. Eso es lo que el Estado quiere oír de sus críticos.
Cinco instituciones de EEUU y Europa proyectarán en sus webs la lectura, aunque has señalado que "este perturbador capítulo de la historia cubana aún se discute en la prensa latinoamericana, pero ha sido olvidado en EEUU". Por décadas has trabajado para captar el interés del mundo académico norteamericano, donde prima el discurso de izquierdas, ¿cómo ha sido, y cuáles son las mayores trabas y logros?
Ahora son seis instituciones, también participará Artists at Risk Connection, PEN America.
Me recuerdo cada día que uno no hace arte para gustar. Uno hace arte para hacer arte. Uno hace arte como parte de un esfuerzo por expresar verdades que trascienden hechos, historias y tendencias. Cada vez que presento obras de arte o doy una conferencia o publico algo sobre el arte cubano o el activismo cubano, me encuentro con partidarios acérrimos de la revolución cubana que inmediatamente quieren descartarme, o me acusan de ser una extremista o una apologista del imperialismo. Yo sé que no soy nada de eso. O sienten la necesidad de hablarme de la solidaridad de Cuba con otros países del Tercer Mundo. Así se exponen a sí mismos en el proceso y demuestran los límites de su política.
No quiero ser un censor, así que tengo que dejarles hablar. He tenido que aprender a rebatir sus argumentos, a no recurrir a la ira y a los insultos pase lo que pase. En el camino, también he conocido a muchas personas que comprenden y simpatizan con mi posición. Y creo que los esfuerzos de muchos artistas e intelectuales cubanos jóvenes que actualmente participan en debates públicos a nivel internacional están ayudando a cambiar la opinión pública.
Luis Manuel Otero Alcántara, en entrevista reciente para este medio, te nombró como una de sus referencias artísticas. Al calor de lo ocurrido recientemente, con el allanamiento de la sede del Movimiento San Isidro (MSI) para sustraer y destruir sus obras, ¿cómo ves el panorama para los artistas independientes que como Alcántara se niegan a "autoinculparse" por disentir en la Isla?
Hay que tener en cuenta que los cambios políticos no se consiguen de la noche a la mañana. Las luchas pueden ser largas; debemos mantener los ojos en el premio, para citar la canción popular del movimiento por los derechos civiles. Decidí volver a la confesión para tomar nota de una importante diferencia entre 1971 y 2021.
A diferencia de los artistas y escritores que no se atrevieron a desafiar la detención de Padilla en 1971, los artistas y periodistas independientes de la Cuba actual están impugnando el acoso orquestado por el Estado contra sus colegas y documentando las acciones y palabras indecorosas de los funcionarios del Gobierno. Responden a la larga estrategia del Gobierno de aislar a los opositores formando organizaciones independientes como el Movimiento San Isidro y el 27N.
El acceso a internet en los últimos años ha proporcionado una plataforma para la emisión de opiniones críticas, y la circulación de música, arte, cine y periodismo que hoy día están "fuera del juego". El poder y la diversidad de la cultura cubana en la esfera digital están ahogando la monotonía de los medios de comunicación estatales, que ya no atraen a los jóvenes cubanos. Alarmado por la pérdida de su hegemonía en el ámbito cultural, el Estado denuncia frenéticamente a sus competidores como enemigos demoníacos. Al igual que en su día el Gobierno cubano tachó a las editoriales extranjeras de villanos que pretendían socavar la revolución, atrayendo a los escritores para que produjeran obras que satisficieran una demanda extranjera de voces rebeldes, ahora es internet la que se describe como promotora de la subversión y toda forma de crítica se considera parte de un complot controlado por Estados Unidos.
Los artistas e intelectuales de la Cuba actual se niegan a emitir confesiones falsas.Se niegan a llamarse a sí mismos contrarrevolucionarios, sin importar las acusaciones que su Gobierno haga contra ellos. Han heredado un sistema que no han elegido, que se ha proclamado inmutable. Simplemente no aceptan esa inflexibilidad.
¿En qué proyectos trabajas actualmente?
Acabo de terminar un video para una exhibición en el MACBA y el MAMM (Medellín) y estoy preparando un cortometraje que voy a filmar en verano, basado en el testimonio del escritor Néstor Díaz de Villegas. El escritor Enrique Del Risco colaboró como guionista. La película contará con tres actores cubanos: Héctor Medina, Joel Lara y Luis Manuel Álvarez.