Los valores para una Cuba democrática. Bondad. (Parte 5) Por Roberto L. Capote Castillo.
“Nadie puede hacer el bien en un espacio de su vida, mientras hace daño en otro. La vida es un todo indivisible. Mahatma Gandhi.
Según los autores del “Libro de los valores” la bondad como valor humano incluye: amabilidad, compresión y compasión.
Admiro a muchos de los grandes estadistas que han existido en la historia moderna de la humanidad, pero tengo dos que son mis paradigmas: Mahatma Gandhi y Nelson Mandela. El primero fue capaz de lograr la independencia de la India de un poderoso imperio por medios pacíficos y Mandela logró la desaparición del apartheid mediante la lucha armada y luego asumió la presidencia de Sudáfrica una nación dividida por el racismo entre blancos y negros con mucho odio y rencor por ambas partes. Fue su bondad, comprensión y compasión la que le permitió aplicar la política del perdón para lograr la reconciliación, de lo contrario el derramamiento de sangre hubiera sido incontenible.
El “castrocomunismo” ha estimulado una enorme división en el pueblo cubano y esto ha inducido que exista mucho odio y rencor. Aunque en los artículos anteriores he expuesto algunas causas y ejemplos que explican esta afirmación. Las medidas “revolucionarias” desde el año 1959 y la sociedad civil comunista creada, han sido las causas fundamentales de la situación actual. Exponer cada una de las nuevas organizaciones creadas y los males engendrados por las mismas es innecesario para los cubanos que lo han vivido en carne propia.
A Fidel Castro lo considero el paradigma de dictador populista y su comportamiento lo demostró de forma insuperable para su época, aunque aplicó el clientelismo, principal instrumento que utilizan, lo hizo en una sola dirección, o sea, el intercambio de favores no fue recíproco ni mutuamente benéfico entre su régimen y el pueblo. Las leyes que favorecieron materialmente a una parte de la población después se cambiaron y lo perjudicaron. Tal como dice la célebre frase de Gandhi que expuse en el encabezamiento del presente artículo, “Nadie puede hacer el bien en un espacio de su vida, mientras hace daño en otro...”.
Las leyes “revolucionarias” al inicio de la Revolución fueron aparentemente buenas pues favorecían a las capas más desfavorecidas del pueblo cubano, pero fue sobre la base de perjudicar a otra buena parte. Ningún país, según mi criterio, tiene futuro si pretende repartir riqueza sin previamente crearla, sino hacerlo confiscando propiedades a los dueños de empresas y negocios prósperos que no cometieron delitos que lo justificaran. Al final, como demostró la realidad, acaban repartiendo la miseria.
La economía cubana antes del año 1959 era próspera, aunque tenía problemas en la distribución de la riqueza y de corrupción, pero nunca precisó de un país que la subsidiara, sino que se basaba en su desarrollo. El erróneamente denominado “Periodo especial” de los años 90 cuyo nombre correcto debió ser “Periodo de escasez” o “Periodo de miseria”, como consecuencia de la desaparición de la URSS, demostró que para que funcionara la economía socialista cubana necesitaba que le regalaran el dinero ya que por sí sola no era capaz de crear riqueza. Fue Venezuela la que ocupó este vacío con la llegada de Hugo Chávez al poder. Los cubanos decían, en broma, aunque era una realidad, que Lenin no era filósofo sino el inventor del hambre.
Mientras Fidel informaba, en sus frecuentes discursos en los inicios del año 1959, de las nuevas leyes que “favorecían” al pueblo, simultáneamente llenaba las cárceles con sus opositores y realizaba los fusilamientos sin juicios o mediante los denominados sumarísimos que eliminaban al “hombre burgués” o contrarrevolucionario, para dar espacio al “hombre nuevo” según las doctrinas “guevaristas”. En estas acciones no hubo bondad, compasión ni comprensión hacia los opositores.
Ningún opositor al “castrocomunismo” ha sido tratado con amabilidad, compasión y mucho menos con la comprensión de sus puntos de vista. Todo lo contrario, por muchos libros, películas o documentales que se hagan para reflejar los abusos contra el pueblo cubano, siempre la realidad supera la ficción porque ninguno puede recopilar todos los abusos y atropellos que sufrieron los que se opusieron al comunismo o los que no aceptaron sus doctrinas.
Los grupos de respuesta rápida (versión comunista de los camisas pardas fascistas), creados para enfrentar a los cubanos contra los opositores mostraron todo lo que es necesario rescatar para restituir los valores de la bondad, la amabilidad, la compasión y la comprensión para una Cuba democrática. La hipocresía y cobardía de estos grupos es inconmensurable y además obligan a los participantes o debes enfrentar consecuencias. Recuerdo que en el año 1980 fueron a mi casa unos “cederistas” para que participara en un “acto de repudio” a un vecino. Me negué porque lo consideraba un acto indigno contra una familia decente y que siempre estuvo en contra del comunismo.
Además, de los insultos recibidos por mi desaprobación, unos días posteriores fui citado a una reunión con los jefes de zona del CDR y una persona que al parecer era de la seguridad del estado. Después de explicar mi criterio me amenazaron con que mi mala actitud sería informada a los “órganos correspondientes”. Nunca supe cuáles fueron los informados, pero no olvidaré que la hermana del vecino al que querían maltratar me felicitó y agradeció mi actitud. No sé cómo conoció de mi desaprobación del acto de repudio.
Un cercano amigo que es médico fue convocado para ser miembro del grupo de respuesta rápida del hospital donde trabajaba para participar en estos actos de repudio y se negó dando muestra de sus valores y valentía. Días después fue informado, en asamblea con los trabajadores, que había sido sustituido como subdirector del hospital en el que trabajaba por no tener una buena “actitud revolucionaria”. La represión alimenta el odio y así no se puede ser bondadoso.
La bondad como valor humano fue siendo sustituida, manipulando la represión y el adoctrinamiento, por el egoísmo, la envidia, la intransigencia, el oportunismo y otros “atributos” que deben “crear” al “hombre nuevo”. Tan profundo ha sido el daño que he detectado que algunos miembros de los grupos opositores actuales siguen “contaminados” con algunos antivalores por lo que deben cambiar algunos de ellos.
La dictadura comunista solamente acepta la bondad proveniente del Estado (clientelismo) y rechaza cualquier otra pues su objetivo es que el pueblo solamente muestre agradecimiento hacia el gobierno. No son pocas las organizaciones internacionales y países a los que se les ha negado entregar ayudas de diferentes formas a la población cubana. Algunos grupos opositores están siendo perseguidos y castigados por entregar comida, medicinas, etc. a las personas que se encuentran en una situación económicamente precaria.
El pueblo cubano siempre ha sido por naturaleza bondadoso pues a pesar que después de la independencia se convirtió en un país receptor, desde el punto de vista de la migración, nunca fue xenofóbico sino todo lo contrario siempre fue tolerante, hospitalario y condescendiente pues los inmigrantes de diferentes países que fueron en busca de mejoras económicas se integraban a la sociedad sin discriminación independientemente de su raza o ideas políticas.
Otro aspecto que he observado con preocupación es la confrontación entre cubanos. Los de la diáspora le piden a los que permanecen en Cuba (la mayoría no tienen otra alternativa), que realicen ciertas acciones políticas o económicas para afectar al gobierno conociendo que les es muy difícil cumplirlas y además en caso de que las ejecuten ninguna les afectará a los miembros de la cúpula comunista y al final perjudican a los cubanos de a pie como se dice. Esto lo promueve la Seguridad del Estado aplicando aquello de que “divide y vencerás”. Si hablamos de bondad como un valor humano imprescindible en una Cuba democrática debemos incluir, además, la amabilidad, compresión y compasión entre los propios cubanos.
También debo reconocer que se realizan muchas acciones por artistas, opositores, etc. para ayudar a familiares, amigos y personas en situación de penuria, siendo estos los ejemplos a imitar por los cubanos en la diáspora. Ayudar nunca puede ser considerada una labor de apoyo al comunismo, sino que es una acción humanitaria de lo contrario están demostrando que existe confusión sobre el significado del valor humano de la bondad. Mandela fue bondadoso hasta con sus adversarios o enemigos, no entiendo que existan personas que están ganándose la vida en el extranjero convocando acciones que perjudican en mayor parte a los cubanos. Algunos fueron seguidores del presidente Trump no por los beneficios que podía dar al pueblo americano sino por las medidas que aplicaba en contra del gobierno cubano que han afectado en mayor medida a los ciudadanos de a pie.
El cambio hacia la democracia estoy convencido que lo facilitarán los miembros de la cúpula comunista cuando comprueben que ya su sistema es insostenible y lo harán para tratar de mantener las riquezas y prebendas obtenidas de forma ilegal. Recuerdo que los Sandinistas en Nicaragua, fieles seguidores del modelo de dictadura “Fidelista”, cuando se vieron obligados a permitir la democracia hicieron el denominado “Plan piñata”, repartiéndose las riquezas antes de permitir elecciones libres y democráticas. La nueva sociedad civil que está surgiendo en Cuba debe impedir que esto suceda, pero mientras tanto seamos hermanos con valores humanos y eliminemos para siempre la idea del “hombre nuevo” guevarista.
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capotecastillo@yahoo.es
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