PROPUESTA PARA EL DESARROLLO DE CUBA DEMOCRÁTICA. (PARTE I). Por Roberto L. Capote Castillo.
Se ha demostrado que ninguna iniciativa para la mejora de la economía cubana tendrá éxito mientras el país continúe dirigido por la cúpula “castrocomunista”, que aún cuando la mayoría de la población discrepa con su ideología, sufren la ineptitud de la dictadura. Un arreglo pleno del diferendo cubano norteamericano debe anteceder cualquier tentativa de desarrollo para Cuba. A pesar de la normalización de las relaciones diplomáticas, sus divergencias están en un punto en el que la existencia de sus respectivas embajadas puede ser considerada simbólica.
He leído varias propuestas de desarrollo emitidas por la oposición pero casi siempre se limitan a directrices o a enunciar las acciones que proponen pero sin fundamento teórico y sus correspondientes explicaciones. A continuación lo haré de forma más explícita.
Un período postcomunista
Al analizar el panorama actual de la economía cubana llego a la conclusión que los cambios estructurales, necesarios para resolver los principales problemas de la economía, deben pasar por un período al cual denomino “postcomunista”. Puede que el término por sí mismo provoque temor pero no es el propósito. En esta etapa será imprescindible la eliminación del monopolio político e ideológico existente, dando paso, además, a la descentralización e independencia de los poderes legislativo, ejecutivo y judicial. No me extenderé en explicar la necesidad de esta medida como condición “sine qua non” para el cambio, es suficiente expresar que la centralización de los mismos, vigente actualmente, únicamente ha servido para que la dirección política actúe sin limitaciones en todo el quehacer económico, político y social; promoviendo abusos y quebrantamientos de los derechos de los ciudadanos e incluso de los extranjeros que han realizado inversiones en el país.
Opino que solamente de esta manera se podrá lograr un cambio hacia una verdadera democracia, además, deseo evitar cualquier interpretación politiquera (tanto de derecha o izquierda) de este periodo que sugiero. Esta fase no tiene que ser “archicapitalista” donde nos postremos de rodillas a las ciegas leyes del mercado y la desregulación, ni “anti socialista” eliminando cualquier beneficio de la ciudadanía remanente de los años de comunismo. Conviene caracterizarla como una etapa en la cual se realizaría la redefinición y restructuración de las actuales relaciones de producción (al decir del marxismo), además, se precisarían las líneas de desarrollo capaces de dar un salto, aprovechando las experiencias de otros países. Estas acciones deben permitir alcanzar el progreso en el menor tiempo posible.
Este período debe aprovecharse también para la eliminación de las secuelas del totalitarismo de tantos años, con especial énfasis de aquellas vinculadas a la economía. Además de lo anterior, antes de implementar las acciones definidas para acelerar el desarrollo, es necesario proteger a la sociedad de los abusos, las especulaciones, las explotaciones y proveerle el máximo de seguridad. Para esto debe acometerse en esta etapa la edificación de una sociedad civil como requisito previo indispensable de cualquier opción.
¿Por qué una sociedad civil? Porque la economía de mercado no crea una sociedad que funcione; presupone que existe. Sin esa sociedad civil en funcionamiento, unos cuantos especuladores pueden hacerse muy ricos, pero la economía seguirá siendo pobre. De lo contrario estaríamos haciendo un “Clon” de China o Viet Nam, en los que aún cuando se ha instaurado una economía de mercado, los derechos civiles, económicos y humanos están limitados por una dictadura comunista.
El concepto anterior fue validado en países que pertenecieron al campo socialista, principalmente en la desintegrada URSS, al intentar utilizar el mercado libre y la desregulación para resolver expeditamente los problemas económicos y por esta vía alcanzar su desarrollo. Al no contemplar la existencia de una sociedad civil a modo de prerrequisito, originaron el enriquecimiento de una parte de la sociedad sobre la base del empobrecimiento de la otra y a la postre sus economías no avanzaron lo suficiente y aumentó la miseria y la desigualdad.
Según el Estado Socialista, en Cuba existe una “sociedad civil”, sin embargo, la mayoría de los ciudadanos consideran esto una de sus tantas falacias manipuladoras debido a los conceptos y la legalidad que la sustentan, pues carece de la representatividad necesaria para cumplir su propósito. Las instituciones que la forman son gobernadas por el Estado quien designa sus dirigentes, establece su funcionamiento, les provee los recursos y también controla su desempeño. Los recursos humanos son utilizados de acuerdo a lo establecido por las leyes decretadas por el gobierno, las que generalmente anteponen sus intereses al de los trabajadores causando su permanente desmotivación e insatisfacción.
En la etapa postcomunista debe dársele un cambio radical al concepto de propiedad privada, pues el vigente actualmente no cumple los requisitos de una sociedad civilizada. La propiedad aparece “protegida” en las leyes, pero a la menor confrontación con los intereses del Estado el propietario pierde todos los derechos. No es posible enumerar la totalidad de los casos, los ejemplos son numerosos, pero baste con señalar que aún el Estado no encuentra la manera de restablecer estos derechos según su conveniencia. Las herencias de cualquier patrimonio están reguladas de forma que desfiguran el concepto. Entre la población se ha difundido una expresión popular que dice: “en Cuba todos los ciudadanos somos propietarios pero hay un solo dueño, El Estado”.
Otro de los problemas a resolver es la implementación, en toda la sociedad, del verdadero concepto de libertad individual. Durante el período revolucionario se ha adoctrinado a la población sobre la existencia de libertad plena de los ciudadanos pero es una libertad sin derechos. Solamente basta nombrar uno solo de los quebrantados, la imposibilidad de entrar y salir libremente del país para cualquier ciudadano cubano independientemente de su ideología. Además, ningún dirigente del Partido, Gobierno, ministro, dirigente estatal o director empresarial, está obligado a dar respuesta a una queja o reclamación ciudadana. No existe organización independiente a la cual se pueda acudir cuando a un ciudadano se le ha vulnerado un derecho humano, aún los contemplados por la declaración universal de la cual Cuba es signataria.
Los derechos económicos vigentes para un ciudadano cubano no le posibilitan participar de forma activa en ninguna alternativa de desarrollo, excepto, como mano de obra barata al servicio de las empresas empleadoras pertenecientes al Estado y un limitado de llamados “cuentapropistas” constantemente perseguidos y que sobreviven sobre la base del fraude y violación de la legalidad existente creando una mentalidad peligrosa para la democracia. Los anteriores señalamientos sobre propiedad, libertad individual y derechos humanos, siempre han tenido una respuesta agresiva por parte de las autoridades políticas y gubernamentales, no aceptando siquiera su discusión de forma civilizada. Inmediatamente recurren a los preceptos ideológicos comunistas asumidos de forma dogmática, no por una verdadera conciencia política, sino utilizados a modo de escudo para evitar cualquier cambio que les arrebate el poder o los obligue a compartirlo.
Vaclav Havel, ex-presidente de la República Checa, expresó, en cierta ocasión, refiriéndose a las secuelas del totalitarismo: “…depender exclusivamente de la capacidad de las autoridades del Estado central o de los organismos políticos centrales para decidir siempre lo que hay que hacer y de qué manera hay que hacerlo, equipara al poder con la verdad, que es el concepto político más peligroso de este siglo”.
Desde el año 1959 la sociedad cubana ha sido adoctrinada sobre el dogma de que debe actuarse de acuerdo a las normas, leyes o regulaciones establecidas, sin dudar de su justeza, pues “defienden” los intereses de los proletarios. En el periodo revolucionario una parte de la sociedad ha considerado que las autoridades políticas o gubernamentales son poseedoras de la verdad absoluta, aceptando hacer lo que dice y de qué manera hacerlo, sin reconocer que es un concepto político peligroso. Esta mentalidad debe ser modificada en el período postcomunista a través de otras ideas basadas en los conceptos civilizados y democráticos actuales. Una parte importante de la población penal en Cuba cumple condenas por supuestos delitos que no lo serían en ningún otro país.
No obstante las consideraciones anteriores, es indiscutible la necesaria liberación del mercado a modo de principio organizador de la economía, nadie puede defender la utilización de la planificación centralizada para alcanzar el desarrollo, pues su fracaso en Cuba y en el desaparecido campo socialista, ha demostrado la ineficacia de esta opción. Pero es ingenuo creer que solamente liberar el mercado nos conducirá al bienestar.
- Estrategias de desarrollo
Pasados más de sesenta años de economía socialista en el país solamente se ha acentuado el subdesarrollo, caracterizados por la destrucción y abandono de la infraestructura industrial, agrícola, de los servicios y la financiera, así como la descapitalización total de la economía. En estas condiciones se convierte en un acto de adivinación definir y proponer una estrategia de desarrollo.
Los países pertenecientes al Segundo Mundo, luego del denominado “fin de la historia”, optaron en su mayoría, por la aplicación de la economía de mercado para superar su atraso económico. Pero según analicé anteriormente esta vía tiene sus prerrequisitos. Es una triste realidad, para los cubanos, que en más de sesenta años de experimentos del Estado Socialista, lejos de hacer algo positivo en pos del desarrollo del país, solamente logró la depauperación generalizada de la economía, llevándola a una situación peor a la existente al período pre revolucionario. A tal punto ha llegado el desastre económico que el Estado ya no es capaz de mantener los servicios de educación, salud, el deporte y otros que tanto ha utilizado para su propaganda mediática.
Teniendo como telón de fondo lo anterior, deben aplicarse alternativas osadas capaces de aprovechar las fortalezas remanentes para impulsar el desarrollo por senderos seguros, que proporcionen una importante ganancia de tiempo, manteniendo en el nivel mínimo los sacrificios que sean necesarios. Los “ideólogos-economistas”, pertenecientes a la cúpula castrista sugieren utilizar como principal activo para el desarrollo a las personas, por su alta calificación y elevada capacidad de aprendizaje, pero es paradójico que en más de sesenta años de comunismo este recurso no haya sido utilizado con ese objetivo. Subyace en el planteamiento de estos “especialistas” que esta fortaleza no ha sido aprovechada por los dirigentes empresariales en función de la realización económica de las empresas socialistas. Todo parece indicar que se quedaron siendo recursos sin poder ser transformados en riqueza.
Continuar creyendo en la posibilidad de una estrategia de desarrollo basada fundamentalmente en los recursos humanos, sin otros esclarecimientos, no aporta nada nuevo, por tanto, es necesario pronunciarse por un cambio estructural que sustente las nuevas estrategias, de lo contrario, pudiera aplicarse la expresión popular que dice: “sería más de lo mismo”, sin obtener resultado alguno. Nunca he coincidido con el criterio fatalista, de algunos economistas y dirigentes políticos, justificando nuestro subdesarrollo por la carencia de recursos naturales y la tan aburrida justificación del “bloqueo imperialista”. Según esta apreciación los japoneses se hubieran cruzado de brazos resignados a la mayor de las miserias luego de su derrota en la II Guerra Mundial. Una importante fuente de recursos, ignorada por el sistema empresarial socialista, son las excelentes condiciones naturales de la isla.
Cuba ha sido bendecida por la madre naturaleza con una tierra fértil y una ubicación geográfica privilegiada, motivo de ambiciones geopolíticas de las superpotencias. Por lo tanto, no se puede prescindir de los recursos definidos por la economía tradicional en la estrategia de desarrollo. Resumiendo, soy del criterio que las estrategias más viables para el desarrollo provienen de dos direcciones fundamentales: explotación de los recursos definidos por la economía tradicional y aprovechar las ventajas que proporcionan las nuevas tecnologías en el marco de la economía global. A continuación trataré de describir las principales acciones contenidas en cada una.
- Utilización de los recursos de la economía tradicional
Las grandes extensiones de tierra fértil, desaprovechadas y dañadas en su mayoría por la inadecuada política agrícola aplicada, unido a un amable clima, convierten a la agricultura en un importante medio para el desarrollo, aplicando métodos intensivos de explotación. En algunos cultivos se pueden obtener dos cosechas en el año y en otros esta posibilidad es permanente, como aquellos en los que son aplicables las nuevas tecnologías de los cultivos tapados u otras. La ganadería constituye un recurso importante para la alimentación de la población y para la exportación de sus productos derivados. Lo anterior posibilita desarrollar una industria alimentaria de altos potenciales con los adelantos de la ciencia y la técnica actuales. Los alimentos siempre tendrán una importante demanda internacional, sólo se necesita la tecnología adecuada para lograr niveles de calidad, inocuidad y precios competitivos en los mercados externos a los que se pretenda ingresar. El crecimiento de la población mundial en los próximos años, el progreso económico de los países más poblados y la recuperación de la economía global constituyen importantes oportunidades en cualquier análisis estratégico de desarrollo.
El azúcar de caña será siempre una importante opción, por el poder de arrastre de otros sectores de la economía y por la posibilidad de la industrialización de sus derivados con costos competitivos para ingresar en cualquier mercado. Por supuesto que debe previamente acometerse la modernización tecnológica mediante las inversiones requeridas ya sean de nacionales o extranjeros.
La ubicación geográfica de la isla bautizada como “la llave del golfo” en el escudo nacional y el eterno verano que caracteriza a nuestro clima, hacen del turismo y sus diferentes variantes, otra alternativa importante de desarrollo. Para lo anterior es necesaria una visión gubernamental que facilite el desarrollo del resto de los sectores de la economía vinculados. Solamente se requiere la implementación de políticas que faciliten a los productores nacionales convertirse en los proveedores de los insumos requeridos eliminando la importación innecesaria que afecta los costos de operación. Además, se deben promover pequeñas industrias y negocios para cubrir otras demandas de los visitantes, que en el marco de la economía de mercado van encontrando acomodo de acuerdo a las posibilidades existentes en cada zona turística. Esto permite el desarrollo de potencialidades mercantiles de tipo local, no explotadas por las limitaciones impuestas actualmente al trabajo por cuenta propia.
Otra vía importante de la economía tradicional es facilitar la inversión privada para la creación y funcionamiento de la infraestructura necesaria para la comercialización, tanto mayorista como minorista, de los artículos de consumo para satisfacer las necesidades de la población y aprovechar el consumo como otra palanca de desarrollo. Esto permitirá la construcción de almacenes, tiendas, etcétera.
Un elemento importante para hacer realidad lo anterior es la búsqueda del capital que apoye las inversiones necesarias. Para lograrlo es preciso recuperar el prestigio de Cuba en cuanto al cumplimiento de sus compromisos financieros, se debe realizar una renegociación de la abultada deuda externa y tratar de atraer el dinero acumulado por las comunidades de cubanos residentes en el extranjero, principalmente en Norteamérica, dejando a un lado los puntos de vistas politiqueros sobre el tema y por supuesto con el soporte legal requerido para el adecuado funcionamiento de una economía de mercado. Coincido con el criterio de que la regulación es más eficaz que la nacionalización.
Se debe imponer en las negociaciones con los inversionistas el enfoque ganar-ganar, para recuperar la confianza que permita el flujo de recursos financieros y las inversiones directas. Al analizar todas las potencialidades que posee Cuba en los recursos de la llamada economía tradicional es inexplicable el grado de empobrecimiento en que nos encontramos, solamente una muy desacertada política económica justifica su incorrecta explotación.
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