La tormenta perfecta: San Isidro más la anunciada "tarea ordenamiento". Por Jorge Hernández Fonseca.
La eliminación de la dualidad monetaria en Cuba, todos los sabemos, es un imperativo para el sano desarrollo de la economía de la isla, aspecto que la alta nomenclatura comunista ha anunciado, pero no quiere acometer por miedo a perder el poder político que detenta por la fuerza. No obstante lo anterior, el castrismo ya anunció la llamada "tarea de ordenamiento" en el peor momento posible de su economía y lo hizo para restar protagonismo, intentando opacar al "Isidrazo, que ha promovido un movimiento espontaneo contra la dictadura. Esto desde luego ha añadido más "leña al fuego" de un incendio a todas luces incontrolable: la rebelión.
No es posible un ordenamiento monetario sin oferta de bienes o servicios. La validez de cualquier moneda se decide en el mercado, no en un escritorio burocrático. A su vez, todo mercado es siempre oferta y demanda. Oferta y demanda, se entiende, de bienes o servicios, precisamente lo que el socialismo universal no sabe ofrecer. Así, no habrá "ordenamiento" posible sin ofrecer bienes y servicios. Sin embargo, los problemas ocasionados por la represión de San Isidro y el papelazo de la dirección en pleno del ministerio de cultura ante el pueblo de Cuba, es un tema que continúa abierto y que el desorden que ocasionará la tarea ordenamiento incentivará, con nefastas consecuencias, cuando se crucen el caos con el "desorden" en 2021.
Todo lo anterior se le suma las expectativas sobrestimadas por la Habana respecto al apoyo que la dictadura recibirá de la nueva administración norteamericana. En cualquier caso, apoyo económico se descarta en una primera etapa de la nuevas relaciones de la administración Biden, que tendrán que lidiar con la represión que desbordan las calles de la Habana y el caos duplo que ocasiona un desordenado "ordenamiento" monetario, sin bienes y servicios que ofrecer, en un terreno donde se puede lesionar sin dudas el aspecto más sensible de toda población, los sectores más vulnerables de la sociedad, jubilados, ancianos y desfavorecidos.
Hoy, es claro que la élite bipartidista norteamericana no quiere, en este preciso momento, la derrota y sustitución de la dictadura cubana, por razones diversas. Sin embargo, el desorden que las propias autoridades de la isla han programado para inicios del año próximo, pudiera poner en peligro este principio. Un aspecto que la élite norteamericana aprecia en la isla hoy por hoy, es su estabilidad, contra la cual conspira la tormenta perfecta que se formará al unir los desafíos políticos pendientes del "Isidrazo", con el desorden que preparan en su economía.
Los primeros 20 días de enero todavía gobernará en EUA Donald Trump, que no dudará en ser enérgico con las posibles violaciones de los derechos civiles y políticos de los cubanos, como parte importante de los Derechos Humanos que la dictadura se ha negado a respetar. En caso de acciones represivas evidentes, la nueva administración Biden se verá obligada a reaccionar contra el régimen, porque una cosa es el reconocimiento civil y otra muy diferente es el apoyo a una dictadura represiva en plena acción contra un pueblo reclamando derechos sin comida ni Libertad.
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