ESTALLÓ LA GUERRA. Por Alfredo M. Cepero. Director de /La Nueva Nación/. Sígame en /Twitter/.
Donald Trump no es un hombre normal. Es un escogido por la Providencia para salvar a los Estados Unidos de América.
Desde el mismo instante en que anunció su postulación a la presidencia mientras bajaba por la escalera rodante de Trump Tower acompañado de Melania, Donald Trump ha sido objeto de los ataques más ensañados y más virulentos que haya sufrido candidato alguno en las elecciones presidenciales de los Estados Unidos. Un hombre que hacía donaciones cuantiosas a líderes negros como Al Sharpton y Jesse Jackson ha sido acusado de racista. Un empresario que hizo su fortuna utilizando los mecanismos del capitalismo americano ha sido acusado de ser espía del comunista rusoVladimir Putin.
Ambas mentiras han sido desmentidas por la conducta de Trump como presidente y por las investigaciones a que ha sido injustamente sometido por la izquierda enloquecida que no le perdona su pateadura a Hillary Clinton en las elecciones de 2016. La abuela corrupta y la mentirosa congénita que ahora aconseja a Biden "no ceder un palmo de terreno". Pero, buena suerte con ese consejo. Porque, como se ha comprobado en estas elecciones de 2020, Donald Trump ha sido el candidato republicano que más votos ha obtenido de las minorías negras e hispana.
Y los treinta millones malgastados por la investigación dirigida por Robert Mueller durante tres años terminó con una total reivindicación del Presidente. Pero esa especie de guerra sucia ha estallado ahora como una guerra abierta donde todo indica que no se harán prisioneros ni se dará cuartel a los adversarios. Quienes defendemos la constitución, la ley, el orden y la democracia tenemos que decir presente y mantener a Trump en la Casa Blanca. Porque si perdemos a Trump, perdemos a los Estados Unidos y se pierde la libertad en el mundo.
Empecemos por reconocer los tentáculos de esta conspiración multitudinaria y multifacética contra Trump y contra quienes lo apoyamos. En ella participan en forma activa los multimillonarios globalistas como Bloomberg, Soros y Gates, los grandes medios de prensa como el New York Times y el Washington Post, los medios sociales como Tweeter y Facebook, la mayoría de los encuestadores, los centros de enseñanza y los bancos de Wall Street. Con enemigos con este poder galáctico ningún hombre normal podría dormir. Pero Donald Trump no es un hombre normal. Es un escogido por la Providencia para salvar a los Estados Unidos de América.
De hecho, la izquierda que se ha lanzado a las calles y perpetrado fraudes contra Donald Trump para sacarlo de la Casa Blanca por intimidación o por trampa me recuerda un pasaje central de la película "A few good men", protagonizada por Tom Cruise y Jack Nicholson. En el curso del interrogatorio a que era sometido por Tom Cruise en el Consejo de Guerra, el Coronel Nathan R. Jessup −Jack Nicholson− le gritó a Cruise a todo pulmón: "Usted se ha metido con el marine equivocado". Ese es el error que han cometido los testaferros de la izquierda que, utilizando a Biden como Caballo de Troya, quieren colarse en la Casa Blanca por la puerta trasera. Donald Trump no es miembro de un partido como lo fueron McCain y Romney. Donald Trump es fundador de un movimiento que representa a una nueva derecha militante cansada de ser aplastada por una izquierda vociferante y vitriólica. Donald Trump es Donald Trump y no está preocupado por lo que otros piensen sobre él.
Veamos ahora la batalla a la que nos enfrentamos. La campaña de Trump ha pedido que se cuenten de nuevo los votos en el estado de Wisconsin y ha presentado demandas ante los tribunales contra los estados de Georgia, Pennsylvania y Michigan sobre la forma en que han sido contadas las boletas en unas elecciones que están lejos de haber concluido. En la noche del miércoles cuatro la Cadena Fox News declaró que Biden había ganado el estado de Arizona y que se encontraba a sólo seis votos de distancia de los 270 votos electorales que necesitaba para ser declarado presidente.
Por su parte, la campaña de Trump objetó la decisión de Fox News de adjudicar el estado de Arizona a Biden y se quejó de que no había adjudicado a Trump los estados de Georgia y Carolina del Norte que estaban más adelantados que Arizona en el conteo de los votos. En un giro interesante, el gobernador de Arizona dijo en la noche del miércoles que no habían sido contados decenas de miles de votos que muy bien podrían cambiar el resultado de las elecciones. En el mismo sentido, el estado de Pennsylvania puede inclinarse en cualquier dirección con Donald Trump disfrutando de ventaja.
Por otra parte, fuentes imparciales han hecho la observación de que la Cadena Fox se había apresurado a declarar como decididos los estados favorables a Biden mientras había actuado con lentitud en los estados favorables a Trump. Todo esto ha traído consigo acusaciones de parcialidad hacia Biden de elementos dentro de la Cadena Fox, entre ellos Chris Wallace y Chris Stirewalt.
Como de costumbre, los expertos, las encuestas y la prensa hostil al presidente han estado totalmente equivocados. Hace un mes nos dijeron que Biden tenía el 95 por ciento de probabilidades de ganarle a Trump. Los encuestadores considerados importantes se equivocaron en 8, 10 y hasta 14 puntos en algunos estados. Como en 2016 han hecho un absoluto ridículo.
Por su parte, la página web "Votos Católicos" informó que los católicos prefirieron a Trump con el 62 por ciento de sus votos frente al 37 por ciento para Biden, el "católico" que mantiene silencio sobre el aborto al por mayor. La misma página tiene una muy mala noticia para la izquierda demócrata. Los republicanos han aumentado en 5 escaños sus miembros en la Cámara de Representantes− incluyendo 13 mujeres pro-vida−y todo indica que mantendrán la mayoría en el Senado. ¿Qué quiere decir todo esto? Que aún cuando Joe Biden se las arreglara para ganar, no podrán aumentar el número de magistrados en la Corte Suprema, no podrán aprobar una ley para dar permanencia al adefesio de RoeVSWade u obtener un financiamiento gubernamental del aborto, no Ley de Igualdad, no un Nuevo Trato Verde y no jueces radicales. Estos serían los frutos de su siembra de trampas, mentiras y odio.
Al mismo tiempo, los demócratas se quejan de las demandas entabladas por Trump pero tienen mala memoria. Hace seis meses presentaron demandas ante la Corte Suprema de Pennsylvania pidiendo un plazo extra de tres días después del 3 de noviembre para aceptar boletas por correo. La Corte Suprema de Pennsylvania se los concedió. Trump ha objetado esta decisión y presentado una demanda. Un dato revelador, los magistrados de la Corte Suprema de Pennsylvania son elegidos por voto popular en un estado de mayoría demócrata. La imparcialidad judicial fue echada por la ventana.
Todo parece indicar que, según afirma el equipo legal de la campaña de Trump, muchos miembros del Partido Demócrata y sus aliados en el fraude electoral, han cometido numerosos delitos en los estados de Pennsylvania, Michigan, Arizona, Nevada y Georgia. Esto demanda que la Corte Suprema de Justicia emita un fallo sobre la violación de las leyes federales electorales, tal como la violación de la fecha límite para aceptar votos después que los colegios han sido cerrados el día de las elecciones.
La madeja complicada de este proceso electoral fue prevista por el Presidente Republicano del Senado, Mitch McConnell, un hombre de vasta experiencia legislativa. Ignorando todas las críticas y hasta las amenazas a su integridad personal, McConnell, siguió adelante con la aprobación de Amy Coney Barrett como magistrada de la Corte Suprema. Gracias a McConnell, si esta disputa llegara a la Corte Suprema, los conservadores contaríamos con los votos de cinco de los nueve magistrados que la integran. A saber, Clarence Thomas, Samuel A. Alito, Jr, Neil M. Gorsuch, Brett M. Kavanaugh y Amy Coney Barrett. No estoy contando el voto del Presidente John G. Roberts, Jr., que fue nombrado por George W. Bush pero fue un traidor que votó a favor del Obamacare. Al igual que César después de cruzar el Rubicón, para nosotros "la suerte está echada". No podemos darnos el lujo de evadir esta batalla porque, si la perdemos, no tendremos lugar donde escaparnos de la mano tenebrosa del comunismo diabólico.
alfredocepero@bellsouth.net
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