Ernesto Cardenal, otra víctima del sandinismo. Por Luis Cino. Cubanet. + VIDEOS.
03-03-2020
Ernesto Cardenal, otra víctima del sandinismo Por Luis Cino Cubanet 3 de marzo de 2020
Sacerdote y poeta de los grandes… Cantó a los indios y a Marilyn Monroe, a sus compañeros muertos en la guerra, a Dios y a la Nada
LA HABANA, Cuba. – Reverenciado por su pueblo y sus lectores, pero odiado por el régimen mafioso de Daniel Ortega y Rosario Murillo, ha muerto, a los 94 años, Ernesto Cardenal.
Fue sacerdote y poeta de los grandes, en un país tan pródigo en poetas como en lagos. Cantó a los indios y a Marilyn Monroe, a sus compañeros muertos en la guerra, a Dios y a la Nada. Alguna vez se enamoró platónicamente y escribió hermosos epigramas para una muchacha llamada Claudia. Pero ella amaba a otro y el cura-poeta se encerró en su habitación y escribió, en vez de poemas, un artículo contra la dictadura de Somoza por el que lo metieron preso.
Con melena y barba blanca, boina, corona y crucifijo, Ernesto Cardenal dividió su amor entre Dios y la revolución. Pero lo traicionó la pandilla de ladrones que se hizo llamar “la revolución”: traicionaron los sueños por los que luchó y sufrió.
Cardenal, que combatió como guerrillero contra la dictadura de Somoza y que fue ministro de Cultura en los años 80,rompió con el régimen sandinista y pasó sus últimos años enfrentándolo y denunciando sus abusos, que sufrió en carne propia.
En agosto de 2009, un juez vendido al gobierno halló culpable al poeta y lo condenó a pagar una multa de 20 000 córdobas. Ernesto Cardenal denunció que fue una venganza de Daniel Ortega. Si alguien conocía bien de qué era capaz su antiguo jefe y compañero de trajines revolucionarios, era Cardenal.
El poeta sacerdote llevaba años de pleito legal contra el alemán Enmanuel Zerger, un negociante sin escrúpulos que en complicidad con Daniel Ortega y Rosario Murillo, además de robarles tierras, se llevó pinturas y artesaníasde los humildes artistas de las islas Solentiname para venderlas en Europa y nunca las pagó a sus autores.
Por cumplir con su deber de defender los derechos de los pintores y escultores de Solentiname, aquellos campesinos e indígenas que a inicios de los 70, en las islitas en medio de las aguas del Lago Nicaragua, se aglutinaron en torno a él y sus enseñanzas, Cardenal fue multado por “injurias y calumnias” y poco faltó para que lo enviaran a la cárcel. Fue la venganza contra Cardenal, su antiguo camarada, de Daniel Ortega, un gánster disfrazado de revolucionario.
Cardenal comprendió que tenía razón el Papa Juan Pablo II cuando lo amonestó públicamente en Managua, en marzo de 1983, y le dio a escoger entre ser ministro o sacerdote. No se puede servir a dos amos. No es posible que un pastor sea amigo de los lobos.
Respecto al castrismo, existen cartas de Ernesto Cardenal donde criticaba la deriva hacia el comunismo soviético del régimen de Fidel Castro, pero nunca llegó a pronunciarse públicamente en contra suya.
El ya fallecido poeta disidente Rogelio Fabio Hurtado, que conoció a Ernesto Cardenal cuando vino a La Habana en 1970, y luego volvió a encontrase con él en posteriores visitas -la última de ellas a fines de los 90-, me comentó hace más de diez años en una entrevista: “Cardenal era una persona que impresionaba por su sencillez en el trato. A los pocos minutos de conocerlo, te daba la impresión de que eras tú quien le estaba haciendo el honor de comunicarte con él, una persona muy cordial y muy inteligente, atentísimo a cuanto uno le decía, sin pizca de vanidad ni de autosuficiencia.”
En aquella misma entrevista, me refirió que Cardenal, que había incluido varios poemas y declaraciones de Fabio en el libro “Ernesto Cardenal en Cuba”, le dijo que le solicitaría a Retamar que publicase en la revista Casa de las Américas aquellos poemas basados en sus vivencias como soldado.
Recordaba Fabio: “Cuando le expresé mi escepticismo al respecto, diciéndole que no serían del agrado del Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), me preguntó qué tenía que ver el MINFAR con la poesía y le contesté que en Cuba sí tenía que ver. El tiempo me dio desgraciadamente la razón. No sólo Retamar jamás publicó mis textos, sino que el propio libro de Cardenal, pese a estar dedicado a Fidel y al pueblo de Cuba, no ha sido ni siquiera reseñado jamás en la prensa oficial.”
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