AMÉRICA EN LLAMAS, DATOS DE UN DESASTRE. (SEGUNDA PARTE). Por el historiador Rolando Gallardo.
Alertas básicas en la región.
Quito-Ecuador. Hay datos al parecer poco relevantes o vagamente usados para fundamentar criterios macroeconómicos, aunque son, sin duda, señales peligrosas en el camino a una crisis social. Debemos anotar que la reducción del estado genera desempleo por definición, siendo además lenta la reabsorción de la fuerza laboral en paro. Sumando la devaluación monetaria veremos limitada la capacidad de compra, afectando pequeños y medianos negocios. Como si fuera poco se eliminan subsidios, se aumentan impuestos y costos de servicios básicos como luz o transporte.
Pero al chequear los datos de Chile la capacidad de compra (poder adquisitivo) aumentó un 2% en el último año, al mismo tiempo que crece el endeudamiento de los hogares chilenos que destinan el 74,3% de sus ingresos para pagos de deudas.
Es significativo un aumento promedio anual de los salarios en 2% mientras que el endeudamiento promedio es del 10% anual, a todas luces insostenible. Este egreso en deudas tan elevado hace que los hogares chilenos aumentan sus gastos de crédito para sostener el nivel de vida, a la vez que la carestía aumenta sumado a una devaluación récord del peso; llevando a 26% la morosidad en los pagos de créditos bancarios. El 82% de la población mayor de edad en Chile tienen deudas con entidades financieras. La sensación de ahogo se está viendo reflejada en las manifestaciones que se desarrollan en este momento en las calles de Santiago de Chile, una ciudad que tiene un 8,4% de desempleo en ascenso.
Devaluación del peso chileno variación en %
El peso colombiano sigue en la lista de las monedas más depreciadas frente al dólar. Debemos agregar en el caso colombiano que el desempleo escaló al 10,2% en el pasado mes. La carestía de la vida, vista desde la inflación que subió al 3,43% entre enero y octubre de 2019, en un país donde los recortes de presupuesto y el desempleo están a la orden del día. Aunque el nivel de endeudamiento de los hogares no sobrepasa el 15% de los ingresos, el aumento del desempleo, la devaluación monetaria, la subida del costo de los productos son síntomas alarmantes que señalan la toma de políticas públicas cautelosas que no promuevan la percepción de una situación crítica y permita mantener la capacidad de compra de la mayoría de la población.
Mientras tanto Ecuador, bajo una economía dolarizada, donde no existe control sobre la moneda que circula en país, la devaluación de divisa no conforma un indicador de alerta inmediata. Pero el crecimiento a 4,9% del desempleo en el país, en su máximo nivel en los últimos tres años, así como la informalización del mercado laboral, reduce la capacidad de compra de las clases medias, el pago de deudas. La reducción de los trabajos adecuados ha generado que 62% de los trabajadores ecuatorianos perciban remuneraciones menores al salario mínimo y no tengan acceso a los derechos laborales establecidos en la legislación, un caso clásico de precarización de los derechos laborales.
Para colmo de males el presidente Lenin Moreno asume un conjunto de medidas para el cumplimiento de los acuerdo con el FMI que incluyen reducción de empleados públicos, reducción del 20% de los salarios de empleados públicos en contratación ocasional y reducción del 50% de las vacaciones en el sector público. Por lo que la liberalización de los combustibles fue la gota que derramó el vaso, arrastrando a marchas violentas no solo a los sectores indígenas, sino también a las clases medias y bajas de la sociedad ecuatoriana.
Evolución del Mercado Laboral en tasas. Tomado del diario El Comercio
Brasil en riesgo. Cuando veas las barbas de tus vecinos arder…
Mientras Sudamérica se debate entre el retorno a la izquierda o la refundación nacional Brasil parece un observador tranquilo de los vientos de cambio que azotan la región. Pero es preocupación los indicadores que afloran en la sociedad brasileña. El país muestra un aumento de la percepción de la corrupción, con un puntaje de 35, su índice ha caído en 5 puntos en apenas 3 años, ocupando el ranking 105 en 2018.
Los datos de desaprobación y desconfianza hacia el presidente de Brasil, el derechista Jair Bolsonaro, hablan por sí solos. Los datos porcentuales de su desconfianza en abril del presente año se encontraban en el 45%, aumentando al 51% en junio, hasta llegar al 55% en septiembre. Mientras que la desaprobación a su gobierno en abril fue del 40%, en junio del 48%, y en septiembre del 50%.
El desempleo en Brasil desciende a pasos muy lentos. Durante 2019 se registró 12,4%, con un caldo de cultivo para un estallido social de 13 millones de personas. La cada vez menos capacidad de los trabajadores brasileños de cubrir las deudas contraídas con entidades financieras hace que las 57 millones de personas que no pagaban en 2015 a los bancos brasileños subieran a 62 millones en 2018, de los cuales el 46% no tienen como pagar. La desigualdad en Brasil es la más alta de la región, con unos 51,3 puntos en el Índice de Gini.* Un estallido social en Brasil supondría un choque de clases sociales, donde el único muro de contención será el ejército.
La lucha de clases vuelve a ponerse de moda en las sociedades latinoamericanas ante la desaparición paulatina de la clase media y los beneficios ingentes al sector empresarial en detrimentos de las masas obreras.
Tras los grandes cambios políticos y sociales de la modernidad están las crisis económicas y los niveles de desigualdad social. América Latina es un polvorín que estalla constantemente desde la izquierda, el centro o la derecha. El equilibrio entre ideologías políticas, estadísticas y políticas públicas coherentes no es una fortaleza en la región y es la causa de la inestabilidad endémica.
El escenario continúa en desarrollo, los indicadores de alerta supondrán la diferencia entre el consenso social o la crisis violenta.
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* El índice de Gini o coeficiente de Gini es una medida económica que sirve para calcular la desigualdad de ingresos que existe entre los ciudadanos de un territorio, normalmente de un país. Este índice mide la desigualdad en base a dos variables absolutas: porcentaje acumulado de población y porcentaje acumulado de ingresos. El valor del índice de Gini se encuentra entre 0 y 1, siendo cero la máxima igualdad (todos los ciudadanos tienen los mismos ingresos) y 1 la máxima desigualdad (todos los ingresos los tiene un solo ciudadano).
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