AMÉRICA EN LLAMAS, DATOS DE UN DESASTRE. /Primera Parte/. Por el historiador Rolando Gallardo.
¿Ha llegado la “Primavera Latinoamericana”?
Quito. Ecuador. Una oleada de protestas y reclamos sociales contagia a la región. A diferencia del Medio Oriente, las naciones latinoamericanas son democracias republicanas (nominales) con una tradición tan larga de luchas populares como de corrupción y degeneración gubernamental.
Las jornadas de manifestaciones que tienen lugar por estos días aún no culminan, y amenazan con extenderse por 2020 con un evidente efecto dominó. La acumulación del descontento de las clases medias y bajas ha provocado un estallido detonado por múltiples factores comunes.
La política tradicional se desentendió de los indicadores de alerta arrojados por los datos. Comprender las similitudes en el contexto, su mantenimiento en el tiempo y su impacto en la psicología de las masas nos permitirá poner luz sobre un proceso regional que no vislumbra un final halagüeño a corto plazo. Traducir los datos a políticas públicas acertadas constituirá, si la inteligencia política lo permite, una América Latina más estable y con oportunidades para un pueblo descontento que paga por una economía en desaceleración.
Los escenarios latinoamericanos relativamente distantes en cultura, condiciones económicas e historia política, se unen en los “indicadores de alerta” que los llevaron a las actuales crisis sociales. En este análisis es preferible que los datos hablen por sí solos. Concentraremos nuestra atención en los casos Colombia, Ecuador y Chile con un intento final de pronóstico de extensión a otras naciones de la región.
Percepción de la corrupción.
El índice de percepción de la corrupción se mide en un rango del 0 al 100, donde cero es alto nivel de corrupción y cien es muy bajo nivel de percepción de la corrupción.
Si se observa los datos de percepción de la corrupción se verá que a nivel mundial los tres países están en posiciones relativamente distantes. Chile, por ejemplo, presenta un indicador similar a naciones del primer mundo como Australia, Nueva Zelanda o incluso Estados Unidos. Daría la impresión que no había ningún indicio de depauperación de la imagen del gobierno. Pero una frase llama la atención en las marchas chilenas: No son 30 pesos, son 30 años.
Foto arriba: Una frase llama la atención en las marchas chilenas: No son 30 pesos, son 30 años.
Si analizamos el criterio de la población chilena sobre la corrupción en sus instituciones veríamos que en el año 1995 la percepción de la corrupción era de 79, ubicando a Chile en el puesto 14, entre los 20 países menos corruptos del mundo. Dos décadas después la percepción de la corrupción ha descendido 12 puntos. El pueblo en las calles reclama hoy la refundación del país a través de un proceso constituyente.
Ecuador con un índice de percepción de la corrupción comparable con países como Níger o Tanzania, se enfrenta a un índice alto de percepción sostenido por años. Pero debemos destacar, que a pesar de Ecuador ser una de las naciones donde se percibe niveles altos de corrupción, en los años de gobierno del economista Rafael Correa experimentó un aumento del índice, siendo un indicador a favor del pasado gobierno keynesiano,* antítesis de los gobiernos neoliberales que le precedieron; los cuales contaban con una percepción de la corrupción de las más altas del mundo. El gobierno actual al tener que romper con el frágil “estado de bienestar” del Ecuador la población termina comparándolo con aquellos gobiernos de saqueo de las arcas públicas, patentado por un escándalo de corrupción solapado por la prensa nacional, los INA Papers.
Colombia mantiene niveles altos de percepción de la corrupción con un puntaje sostenido de 37, con un punto negativo en 2018, cuando el país sumido en la ruptura de los acuerdos de paz tiene que, además, tomar medidas restrictivas antipopulares que acentúa la percepción negativa sobre las autoridades de gobierno.
Desaprobación de la gestión.
Puerto Rico vivió la degeneración progresiva del gobierno de Ricardo Rosselló por la pésima gestión de la recuperación tras el desastre generado por el Huracán María en 2017; unido a los recortes, despidos y precarización de servicios públicos con tal de aliviar la deuda que agobia al país. Rosselló para 2018, a mitad de su mandato tenía una desaprobación del 39%, mientras que los datos muestran un 85% de desconfianza al gobierno del único Estado Libre Asociado del continente.
Puerto Rico vivió la degeneración progresiva del gobierno de Ricardo Rosselló por la pésima gestión de la recuperación tras el desastre generado por el Huracán María en 2017.
Con una salud tan débil el gobierno no pudo sobrevivir los embates de la indignación popular tras un escándalo de filtración de chats. La pérdida del respeto y la estima al gobernante en un estado democrático tiene una elevada probabilidad de culminar con su dimisión por la presión popular. La isla boricua es naturalmente un caso excepcional por su filiación a la ley norteamericana.
En el caso de Ecuador, en los momentos previos al inicio del reciente paro nacional el presidente Lenin Moreno tenía un 78% de desaprobación. A pesar de un indicador tan desfavorable lanza una medida antipopular como la eliminación del subsidio a los combustibles, lo que provocó una reacción en cadena en gremios y sectores sociales diversos, provocando la mayor crisis política del país en la última década.
La desaprobación a Lenin no se detiene a pesar de estar en negociaciones con los sectores indígenas y organizaciones sociales. En la actualidad el presidente cuenta con 81% de desaprobación a su gestión lo que es una alerta ante la posibilidad de desacuerdos en las negociaciones que podrían llevar al país nuevamente al caos y la violencia.
Iván Duque en Colombia se enfrenta a una caída estrepitosa de la aprobación de su gestión saltando en solo 3 meses del 48% al 60% de desaprobación (entre febrero y mayo de 2019). La psicología de las masas demuestra que al ser conscientes del criterio común pueden pasar a la acción política violenta en las calles como medio de presión al gobierno. En este momento se organizan los preparativos para el paro convocado para el próximo 21 de noviembre.
Chile, siguiendo la misma línea de tomar medidas antipopulares justamente cuando transita por picos de desaprobación popular culmina con una confrontación popular callejera que continúa de manera indefinida a pesar de los intentos de Sebastián Piñera de apaciguar con leves aumentos salariales.Con un 78% de desaprobación a la gestión del presidente y un 83 % de desaprobación de su gobierno, el presidente chileno sólo puede contar con los carabineros para suplir la ausencia de su autoridad.
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*El Keynesianismo es una de las teorías económicas más conocidas, su principal característica es que apoya el intervencionismo como mejor manera para salir de una crisis. Debe su nombre al economista británico John Maynard Keynes, que centró su carrera en estudiar los agregados y los ciclos económicos. Keynes creía que la principal causa de las crisis es la baja demanda, derivada de las bajas expectativas de los consumidores. Propuso el intervencionismo como mecanismo para estimular la demanda y regular la economía en momentos de depresión. Keynes estudió los problemas agregados de la economía, como el paro, la inversión, el consumo, la producción y el ahorro de un país. Sus argumentos construyeron la base de la Macroeconomía.
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