Estas son las razones por las que yo voto No. Por Marta M. Requeiro Dueñas.
En vistas al Referéndum constitucional del 24 de febrero en Cuba, yo voto No por estas razones que explico: Yo voto No para que el cubano vuelva a ser el que era antes: trabajador, emprendedor, que tenga ilusiones de progreso. Yo voto No para que los campos que ayer eran fértiles y producían caña de azúcar, tabaco, café y todo lo que consumían los isleños, vuelvan a florecer. Para que, además, ese producto se exporte y el país se enderece y crezca económicamente.
Yo voto No para que por fin un trabajador, si importar si tiene título o no, tenga un salario que le alcance para ir a una tienda y comprar de forma liberada, sin más restricción que las de sus posibilidades (acorde a su trabajo: porque el trabajo es la mayor fuente de riquezas, como dijera el apóstol), unos zapatos a su hijo para que no asista a la escuela con unos remendados, o enviado desde fuera porque tuvo que pedírselos a un familiar.
Yo voto No, para que haya un Ministerio de Vivienda y Urbanismo que funcione. Con la ilusión de que al fin los materiales de construcción puedan adquirirse de forma liberada, a un precio asequible. Para que al que se le afecte su casa por cualquier motivo, o la pierda en un evento natural, pueda ponerse en función de repararla lo antes posible sin sentirse miserable esperando la respuesta tardía de un Ministerio que no tiene recursos asignados para ellos, porque no son prioridad, porque la prioridad siempre la va a tener la construcción y mejora de las casas de los gobernantes y las instalaciones turísticas.
Yo voto No, porque quisiera que el cubano tuviera una atención de salud digna. Que si van a existir los Médicos de Familia, ¡que existan, muy bien!, y que receten lo que en las farmacias se pueda encontrar. Además para que ningún médico tenga que salir de misión solo por la posibilidad de que le paguen un salario en divisa con el que el Gobierno, al final, se queda con la mayor parte, y sin quererlo ese médico tenga que estar años separado de los suyos.
Yo voto No, para que queden atrás los hospitales convertido en pocilgas. Para que el que tenga la desgracia de enfermarse pueda saber que cuenta, en caso de hospitalización, con una cama con sábanas, una habitación limpia, un baño con agua sin que tenga que hospitalizarse con un cubo para poderse servir del preciado líquido traído de alguna parte.
Yo voto No para que, porque lo viví y aún existe, en los policlínicos haya hilo para suturar, o material para colocar un yeso (por decir lo menos). Para que haya con qué reparar un diente. Para que el dentista, mal pagado, mal valorado, y con miles de necesidades como cualquier otro ciudadano, no tenga que guardar los materiales para usarlos en quienes le puedan pagar con "la moneda fuerte" Para que no sienta la necesidad de aceptar un champú, un jabón, o pasta de dientes a cambio de sus servicios.
Yo voto No para que se acabe el dominio sobre los medios de prensa y hayan diferentes periódicos dando a conocer las noticias reales sin el tapiz de la manipulación. Para que se pueda hablar de lo que se desea sin miedo a represalias porque es un derecho de todo hombre el expresarse consecuentemente.
Yo voto No, para abolir la restricción alimenticia, para que se acabe el tener que cumplir determinadas condiciones de: "La leche para niños y la carne para embarazadas". En un país donde antes del triunfo de la revolución había de todo y hoy lo que hay se reserva para abastecer los hoteles a donde van los turistas a conocer la Cuba que no existe, a menos en las postales. Porque hay un pueblo que las pasa bien negra para llegar a fin de mes con las cinco libras de arroz, con los cuatro deditos de aceite las tres onzas de frijoles (todo esto por persona). Porque un país con la tierra tan fértil y la posición geográfica tan ventajosa como la de la isla de Cuba, no tiene que tener a sus pobladores sufriendo escasez.
Voto No porque quiero que exista la posibilidad de reconstruir la economía de aquella Cuba del 1957 que era uno de los dos, a veces el tercero y a menudo el primer país de Latinoamérica, en muchos renglones económicos, que era autosuficiente en el consumo de azúcar, leche, café, tabaco, frutas tropicales y carne de res, en 1940. Y prácticamente autosuficiente en productos del mar, carne de cerdo, tubérculos, hortalizas, aves de corral, huevo y producción de calzado. Cuando Fidel Castro se hizo del poder en la isla habían 6,325,000 cabezas de ganado, de las cuales 940,000 eran vacas lecheras, quinto productor de la región según la ONU, para una población de seis millones (datos son de 1961 publicados por el Instituto de la Reforma Agraria. Para el periodo 1986-1989 y se pueden encontrar en Internet).
Por eso: ¡Yo voto No! Mientras una manito de plátanos valga 25 pesos, una calabaza 30 y la pensión por retiro de algún ciudadano bordee los 200 pesos (el equivalente a 8 dólares al mes). Porque el pan es verde, hecho con harina de boniato y mal elaborado, porque dan uno por persona y el padre lo guarda para cuando su hijo regrese hambriento de la escuela dárselo de merienda. Porque no hay otra posibilidad de tener el "pan nuestro de cada día" a menos, que se compre la harina a sobre precio, en el "mercado negro", y hagamos el pan en casa. Yo voto No, porque el café que se toma no es café y todo hay que "pugilatearlo" a sobre precio en la misma bodega donde se vende de forma normada. Yo voto No mientras 1.00 dólar equivalga a 25 pesos cubanos. Yo voto No por ese gobierno que lleva sesenta años, mal administrando la economía, mostrando logros solo en la tele. Que engañó e hizo creer en la quimera de que siempre existiría para el pueblo y por el pueblo, mientras sus dirigentes se enriquecían cada vez más y ya hoy, con absoluto descaro, se pasean en Mercedes, usan relojes caros, lentes y ropas de marcas, pueden salir del país cuando de les antoje, poseer lujosas mansiones sin importarle nada porque han perdido la vergüenza.
Yo voto No mientras el pasaporte cubano sea el más caro del mundo y porque aunque ya seas ciudadano de otro país te obligan a entrar con él y a responder por leyes injustas que resguardan los intereses del malévolo gobierno por el que tuviste que abandonar el terruño y gran parte de la familia en busca de mejores condiciones de vida. Yo voto No por todo eso y por mucho más, por tantas que llenaría un periódico. Y seguiré votando No mientras todo siga igual y no se acabe la injusticia, el hambre y la falta de oportunidades...
¿Y tú, entonces, por qué votas Sí?
luis_balboa02@yahoo.es
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