Régimen agobia con propaganda por el Sí y busca sacar ventajas del tornado Por IVÁN GARCÍA Diario Las Américas 15 de febrero de 2019
EFE
Ante la proximidad del 24 de febrero, fecha escogida para la realización del referendo constitucional, los damnificados del desastre que azotó a La Habana y los trabajadores privados son blanco principal de la avalancha oficialista
LA HABANA.- Temprano en la mañana, dos operarios con overoles grises y rodillos de mano, despliegan un cartel en la Vía Blanca proponiendo votar Sí en el referendo que busca ratificar la Constitución, el próximo 24 de febrero.
Un empleado de la terminal Santa Amalia, en el sur de La Habana, revisa que cada ómnibus articulado tenga su publicidad electoral visible en la parte frontal y trasera de los vehículos.
“Esta vez el Gobierno se ha esmerado en divulgar el referendo. En el cristal delantero y trasero de las guaguas hay un plegable con Yo Voto Sí. Y aquellos carros que el lumínico funciona también tienen propaganda en la parte de atrás”, cuenta un chofer de la ruta P-9.
Cientos de taxis y ómnibus de cooperativas igual se unen a la campaña electoral para atraer el voto positivo. En la entrada de una empresa, pizzería estatal u oficina de trámite, cuelgan propaganda favorable al Sí.
Según Héctor, trabajador de la imprenta Federico Engels, en la barriada de Palatino, “desde noviembre estamos imprimiendo plegables, propaganda y folletos sobre el tema constitucional. Llevo veinte años trabajando en la imprenta y nunca había visto nada igual”.
La radio y televisión han desplegado una cruzada demoledora. Cualquier programa televisivo, sea un juego de béisbol, concierto musical o programa de participación, en los cortes se hace publicidad por el Sí mediante entrevistas a campesinos, obreros, deportistas e intelectuales que detallan por qué ‘votarán por la revolución y el socialismo’.
Georgina, ama de casa, se pregunta cuál es la razón para desplegar esa intensa campaña. “Yo noto que están indecisos o tienen miedo que mucha gente vote No. En Cuba siempre gana el Gobierno, por eso no entiendo esa publicidad, que llega a aburrir, para que los cubanos apoyen a la nueva Constitución”.
Daniel, especialista en publicidad, asegura que “cualquier campaña, ya sea política o de marketing comercial, tiene que tener cuidado de no agobiar al posible consumidor. Hay que dosificarla con inteligencia, de lo contrario los resultados son contrarios a lo esperado. He hablado con personas en la calle a las cuales nunca les ha interesado la política y que de manera automática suelen votar a favor del Gobierno, y ahora se pregunta qué hay detrás de tanta insistencia y por qué el voto negativo no se menciona si es también una opción que aparece en la boleta”.
Excepto en las redes sociales, donde las opciones Yo voto NO o Yo No voto, ganan por goleada, los medios estatales despliegan su campaña sin tener oponentes.
“Si la disidencia y otros actores que optan por votar NO tuvieran espacios televisivos o radiales, [entonces sí] hubiera sido una campaña justa. Pero la dictadura tiene miedo. Incluso con esas limitaciones los que van a votar NO o se abstengan, podría llegar al 30 por ciento de los votos totales. Estamos hablando de casi tres millones de personas. Si el régimen hubiera permitido que los cubanos que están en el exterior, que no han sobrepasado los dos años que les garantiza las norma migratoria para perder sus derechos, pudieran votar desde el extranjero ya estaríamos hablando de un 40 por ciento de cubanos que se oponen al bodrio constitucional”, subraya Rolando Rodríguez Lobaina, líder de un movimiento opositor y director de Palenque Visión.
Periodistas independientes como Reinaldo Escobar, Julio Alega, Luz Escobar, Yoani Sánchez y Jorge Enrique Rodríguez, entre otros, han desplegado una formidable cruzada a favor de votar NO, tanto en las redes sociales como en artículos que han escrito sobre el tema.
Reinaldo Escobar, un viejo zorro del periodismo libre en Cuba y polemista intenso, desde hace años es un estudioso del sistema electoral en la isla. En 2009 propuso insertar disidentes en las elecciones para candidatos de circunscripción. Actualmente, desde el periódico 14ymedio y en las redes sociales, es uno de los principales defensores del NO.
Antonio Rodiles, Claudio Fuentes, Ailer González, Berta Soler y Rolando Rodríguez Lobaina, entre otros, apuestan por no asistir al sufragio y boicotear una Constitución que consideran espuria.
Pero el debate en torno al voto va más allá de los puntos de vista de la oposición y el exilio. Decenas de periodistas alternativos, artistas plásticos e intelectuales contestatarios no están de acuerdo con la nueva Carta Magna.
Sectores de las iglesias católica, protestante y evangélica también se oponen. Entre los ciudadanos de a pie, por lo general apáticos en temas políticos, la actual coyuntura económica, política y social del país los motiva a votar NO.
“Socio, son 60 años con el mismo cuento. Pero sigue la libreta, no mejora el transporte, los salarios son una burla y la comida cada vez más cara. No puedo apoyar de manera perpetua un sistema que no ha funcionado”, asegura Igor, mecánico automotriz.
Entre los emprendedores privados la inconformidad es notoria. “El Gobierno no nos ve como una buena opción para el desarrollo del país, prohíben que los cubanos inviertan en su patria. Nos permiten a regañadientes. Los altos impuestos, controles absurdos e inspecciones constantes son el cortafuego que utilizan para impedirnos crecer”, comenta la dueña de un hostal en la Habana Vieja.
Ridel, taxista privado, considera que “el 90 por ciento de los transportistas en Cuba (casi 20.000), de seguro que votan NO. El Gobierno hace todo lo posible para limitar nuestro trabajo”.
Para Rolando, maestro jubilado, el tema del referendo está claro: "Hay que ir a votar y marcar NO, con un bolígrafo. Si uno desmenuza la Constitución verá que está llena de fallas, una chapucería de principio a fin. Y no lo que uno quiere y necesita para sus hijos y nietos. Es una pena que este tema no se pueda debatir de verdad en la radio y la televisión. La censura es total. Mientras, el Gobierno exalta lo que ellos consideran sus virtudes, que en realidad son desastres".
El feroz tornado que asoló varios municipios de La Habana el 27 de enero, ha generado descontento en los miles que sufrieron daños materiales. El régimen lo sabe y por eso lleva a cabo una intensa campaña en busca de los votos de los damnificados, acelerando la venta de materiales de la construcción, ofreciendo facilidades de pago y brigadas de constructores para reparar o levantar sus casas.
Jorge, ex militar, no se traga esa píldora. “Por la barriada de Jesús del Monte no sé cuántas veces han pasado altos funcionarios, entre ellos Luis Torres, primer secretario del partido [comunista] en La Habana, prometiendo un montón de cosas que luego incumplen. Ese perro no me vuelve a morder. Todos los materiales hay que pagarlos, aunque sea a mitad de precio. Ya me cansé. En estas seis décadas le he dado mi vida a la revolución. Ellos me han pagado con mentiras y falsas promesas. En las próximas elecciones votaré NO”.
A pocos días del referendo constitucional, se agudiza la campaña del régimen para ganar adeptos. Pero debido a las precarias condiciones de vida y la mala administración del país, el descontento social ha llegado hasta quienes se mostraban indiferentes y temerosos. Mucha gente en la Isla no quiere hipotecar su futuro aprobando un sistema fallido.
- - - - Cuba: referendo constitucional, escasez de alimentos y descontento social Por Iván García Blog: Desde La Habana 28 de enero de 2019
Cuando vieron que un desvencijado camión GAZ 52 de la era soviética aparcaba a la entrada del mercado del Mónaco, en la barriada de La Víbora, al sur de La Habana, y empezó a descargar cajas de huevos, enseguida se formó una extensa fila. La muchedumbre, formada por amas de casa, jubilados, trabajadores de la zona que aprovechan su jornada laboral para adquirir alimentos, dueños de negocios gastronómicos y revendedores, intentaban organizar la cola.
Mirta, ama de casa, estuvo toda la tarde, pero al final no pudo comprar ni un huevo. “¿Tú crees que yo pueda votar Sí en las próximas elecciones para ratificar la Constitución? Con un gobierno tan deficiente, muchos habaneros vamos a votar No, aunque sabemos que eso no va a cambiar la situación”.
Alfredo, dueño de una cafetería de entrepanes y jugos, molesto, no entiende “por qué el gobierno no saca una nota en el periódico Granma que diga Pueblo de Cuba, somos unos incapaces. Después, que renuncien en masa y convoquen a elecciones donde la población pueda escoger otro modelo de país. Los cuentapropistas no tenemos mercados mayoristas y ahora al Estado le ha dado por racionar los productos que venden en el mercado liberado. Solo se podía comprar un cartón de huevos por persona. ¿Los que tenemos negocios, qué hacemos?”.
Mercedes, maestra, lleva dos semanas intentando conseguir bolsas de yogurt natural licuado. “Padezco de colitis y por recomendación médica debo tomar yogurt. En toda La Habana, ya sea en divisas o en moneda nacional, no encuentras yogurt natural. Pero si solo fuera eso. Un limón cuesta 4 pesos. Y para comprar pan fresco por la libre tienes que hacer una hora de cola. En la búsqueda de alimentos pierdo dos horas diariamente. Al problema de la comida añade que el motor del agua del edificio está roto, coger una guagua es un suplicio y el salario que te pagan es un insulto. Con esa lista de calamidades hay que ser muy oportunista para votar que el socialismo se perpetúe en Cuba”.
Yania Suárez, periodista independiente: “Por lo que he conversado, sobre todo con gente joven, todavía no entienden el contenido de lo que se vota y mucho menos la importancia del voto. Para ellos se trata de un trámite hipócrita que perpetuará el estado de cosas. Lo ven como algo incomprensible, aburrido e inútil que están haciendo allá arriba a espaldas del pueblo para su propio provecho, como siempre. Apatía es lo que más he visto”.
Daniel, dependiente de una cafetería estatal, afirma que en Cuba los jóvenes no están para la Constitución ni para nada. “Dicen que todo lo del gobierno es mentira y no creen en los dirigentes. Muchos jóvenes hablan así, pero asisten a los actos y van a votar. Yo no hablo tanto, pero no participo ni colaboro con esta gente (el régimen)”.
Gerald, un cubano que vive en la Florida y a menudo visita a su familia en Cuba, alarmado, se refiere “al tremendo desabastecimiento en todas las provincias. Ni siquiera con suficiente dinero puedes comprar lo que necesitas. Si no hay fraude en las próximas elecciones, estoy seguro que entre quienes votarán No, dejan la boleta en blanco o no van a votar, puede llegar a un 30 por ciento o más de los votos. Si los casi tres millones de cubanos radicados en el exterior pudiéramos votar. esa cifra aumentaría al doble”.
Ramón, otro cubano residente en Estados Unidos, muy activo en las redes sociales, confiesa que “en todos los foros he puesto Votar NO. Al menos esa acción le dará a los cubanos la posibilidad de moralmente empoderarse. Sabrán que pueden oponerse a algo, en forma directa y abierta, aunque sea en la privacidad de una cabina electoral. Mariela Castro manifestó que Votar NO era un sabotaje y para mí eso indica que están cagados. Millones de NO le daría al mundo y en particular a los cubanos, la confirmación de que al castrismo hay millones que no lo apoyan. Un segundo período especial en la isla no lo aguanta nadie y a eso va encaminada Cuba si el régimen no modifica las reglas del juego, aunque sea en lo económico, a lo China o Vietnam. Y no parece que pretendan hacerlo, así que seguirán yendo hacia el despañedero”.
Norge, profesor de ciencias políticas, considera que “por primera vez en los 60 años de la revolución, la casta gobernante siente el aliento del descontento en sus nucas. Creo que hay un miedo atroz. Quizás muchos gerifaltes del régimen se están preguntando por qué carajo se les ocurrió hacer este plebiscito. Si juegan de manera limpia, el porcentaje de votos negativos, boletas anuladas y abstenciones podría ser sorprendente”.
Luisa, abogada, señala que las estadísticas no juegan a favor del gobierno. “En las dos últimas elecciones, la de delegados de barrio y candidatos a la Asamblea Nacional, incluso con el simbolismo que representaba la muerte reciente de Fidel, la cantidad de personas que no votaron o anularon su boleta rondó el 20 por ciento, más o menos dos millones de cubanos. Esas cifras han ido en aumento en cada elección. No sería descabellado que el 24 de febrero, los votos en contra, abstenciones y boletas en blanco superen los tres millones, una cantidad a tener en cuenta”.
Carlos, sociólogo, considera que dentro del propio gobierno hay bastante temor. “De otra manera no se puede entender la feroz campaña que en todos los medios oficiales están llevando a cabo para inclinar el voto a su favor. En las redes sociales, se han dado casos como el del presidente Miguel Díaz-Canel que llamó mal nacidos a los cubanos que piensan diferente o del impresentable Yusuam Palacios, presidente del Movimiento Juvenil Martiano, quien al no tener capacidad para establecer un debate civilizado con los internautas, utiliza amenazas y ofensas. Si los promotores del NO contaran con espacio en la prensa nacional y provincial y si los cubanos que residen en otras naciones pudieran votar, el gobierno perdería el referendo del próximo 24 de febrero”.
Mientras el debate a favor o en contra de la futura Carta Magna se sucede en las redes sociales y en medios independientes y alternativos, en Cuba el régimen despliega una amplia propaganda para ganar adeptos. “Algo que es ilegal, pues según las propias normativas vigentes, ni el Estado ni el Partido Comunista pueden hacer propaganda electoral”, recuerda el sociólogo Carlos. Eloísa, jubilada, indica que “es a toda hora y en cualquier programa. Lo mismo un juego de pelota o durante la novela brasileña. Te cuelgan en la parte posterior de la pantalla Yo voto SI. Es atosigante. Si todavía falta un mes y están dale que dale con la misma matraquilla, supongo que cuando falten pocos días no se podrá encender la radio ni ver la televisión”.
Olga Lidia, médica, dice que “aún está por ver cuál será la intención de voto de los indiferentes o zombis, ese segmento de la ciudadanía que suele ir a votar y simula apoyar al gobierno, el partido y la revolución”.
Edgar, especialista en comunicaciones, opina que el “gobierno debiera atemperar esa campaña, porque es contraproducente. Los criterios que salen en el noticiero, la mayoría de las veces no reflejan la diversidad de puntos de vista ni tampoco el descontento que entre la gente de a pie. A falta de resultados económicos, lo que promueven son informaciones, como el arribo de 450 microbuses rusos y 89 ómnibus chinos para mejorar el transporte en la capital. Mensajes que intentan vender optimismo. En la calle, la gente comenta que eso es una gota de agua en el océano, porque en La Habana, para que el servicio de transporte urbano funcione, se necesitan más de 3 mil ómnibus y 5 mil taxis. No las 700 guaguas que en estos momentos están circulando. Muchas personas, en voz baja, reconocen que los medios estatales los están manipulando y no dudo que cuando vayan a votar marquen NO en sus boletas”.
Parafraseando a Lincoln, se puede engañar a un pueblo un tiempo. Pero no todo el tiempo.
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