Cubanet video: "Nos quedamos sin techo, pero aquí no ha venido nadie". DDC video:Tornado en La Habana: 'Cuando comentas algo en la calle, la Policía quiere hacerte callar'. Editorial DDC: Miseria por tornado y miseria por Revolución.
01-02-2019
“Nos quedamos sin techo, pero aquí no ha venido nadie” Por Ana León y Augusto César San Martín Cubanet 1 de febrero de 2019
Los vecinos se esfuerzan por recomponer sus vidas; pero la avanzada de burócratas del gobierno ha generado un profundo disgusto en la comunidad
LA HABANA, Cuba. – Cinco días tras el paso del poderoso tornado que causó estragos nunca antes vistos en varios municipios de La Habana, la cuantificación de los daños y el proceso de recuperación transcurren en un clima de desesperación para quienes lo han perdido todo, y abiertamente declaran que no tienen esperanzas de sobreponerse a corto o mediano plazo.
El equipo de CubaNet acudió a la barriada de Luyanó, una de las más afectadas, donde desde horas muy tempranas los trabajadores de la Empresa Eléctrica procuraban restaurar el servicio. En la avenida aún permanecían escombros y árboles caídos. Delante de las carpas donde se vende la limitada ayuda estatal, mucha gente se aglomeraba para adquirir galletas y huevos sin percatarse de que justo sobre sus cabezas inmuebles severamente dañados por el tornado podían derrumbarse en cualquier momento, aumentando el número de víctimas fatales.
Con resignación los vecinos se esfuerzan por recomponer sus vidas; pero la avanzada de burócratas enviada por el gobierno ha generado un profundo disgusto en la comunidad, que ve mucho papeleo y no aparecen las soluciones. Subrepticiamente se ha activado la corrupción en los servicios, con operarios que priorizan a quienes pueden pagar en moneda dura por el reemplazo de tuberías de agua e instalaciones eléctricas.
La respuesta del gobierno a quienes han criticado la venta de alimentos que deberían ofrecerse gratuitamente a los damnificados, ha sido sustituir el pollo por jamonada en algunas de las carpas. Otra incongruencia ha sido la comercialización de tanques de fibrocemento a 950 pesos (40 CUC), un precio excesivo considerando las circunstancias y el salario promedio mensual devengado en Cuba (25 CUC).
Como suele suceder, hay diversos estratos en la desgracia. Mientras algunos vecinos aguardan el restablecimiento de los servicios básicos sin grandes pérdidas que lamentar, en el solar “El Otero” puede apreciarse la terrible mezcla de devastación y pobreza extrema.
Varias barbacoas fueron arrasadas. La fuerza del tornado levantó techos de madera y zinc; la lluvia dejó inutilizables muebles, electrodomésticos y efectos personales. Los habitantes aseguraron a CubaNet que ninguna autoridad del gobierno se ha presentado para interesarse por ellos. Las labores de recuperación fueron acometidas por los propios vecinos apenas pasó el vendaval, y no fue hasta ayer, 31 de enero, que comenzaron a desfilar arquitectos, empleados de la Vivienda y trabajadores sociales para tomar nota de los daños, sin ofrecer explicaciones acerca de cómo y cuándo se verificará la entrega de materiales de construcción.
Nadie habla de fechas ni acciones; pero aseguran que el gobierno solo puede asumir la reparación de cubiertas. No habrá remedio para los bienes perdidos en un país donde todo es necesario y ridículamente costoso. Las familias entrevistadas por CubaNet ahora mismo viven y duermen hacinadas en la planta baja de sus viviendas, con la amenaza de que se desplome el falso techo de bagazo de caña, abofado por la acumulación de agua y mal sostenido por vigas de madera roídas de comején.
Los residentes de “El Otero” han contado únicamente con el apoyo generado entre ellos y la solidaridad de artistas como X Alfonso y los reguetoneros Yomil & El Dany,quienes distribuyeron alimentos enlatados, leche, caramelos… hasta que el gobierno les prohibió continuar con su asistencia; una decisión que ha generado frustración e inconformidad entre las personas afectadas y quienes desean auxiliarlas directamente.
En el exterior los cubanos recaudan cuanto pueden y muchas voces se han alzado en favor de flexibilizar las normas aduanales para que pueda entrar la ayuda humanitaria a la Isla. Pero subsiste siempre la duda de si realmente llegará a quienes se encuentran en condiciones críticas o se perderá en los vericuetos de la ilegalidad y el acaparamiento.
El discurso oficial es incompatible con la realidad de la gente. Rodrigo Malmierca —Ministro de Comercio Exterior e Inversión Extranjera en Cuba— aseguró que su entidad centralizará las donaciones que lleguen del exterior, con ayuda de las embajadas. Pero entre esas altas instancias y los damnificados hay un largo camino en el cual desaparecen colchones, ropas, calzado, medicinas, alimentos, pañales desechables y cuanto puede necesitar un pueblo en situación de desastre.
Siendo imposible saber qué productos han sido donados, en qué cantidad y a quienes serán entregados, resulta fácil para el gobierno desviarlos hacia las Tiendas Recaudadoras de Divisas con el propósito de ahorrar dinero en importaciones, mientras las víctimas del tornado quedan a merced de la caridad ciudadana, dependiendo de salarios y pensiones que en escenarios como este se revelan más insuficientes que nunca.
Miguel Díaz-Canel pide a la población tener calma para enfrentar la contingencia, primera de su tipo en 500 años. Hasta el momento el saldo es de cuatro muertos y 195 heridos; una cifra que podría aumentar si no llegan pronto las brigadas de demolición para encargarse de los restos suspendidos que dejó el meteoro.
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Tornado en La Habana: 'Cuando comentas algo en la calle, la Policía quiere hacerte callar' Por Diario de Cuba 31 de enero de 2019
Editorial: Miseria por tornado y miseria por Revolución Diario de Cuba 1 de febrero de 2019
Pasó un tornado por varios municipios habaneros, ocasionó muertos, derrumbes, apagones, cortes de agua; aumentó la pobreza en la que viven muchos habitantes, recrudecida desde semanas antes por el desabastecimiento alimentario. Y, después del tornado, le tocó operar a un régimen que hace más de medio siglo que se califica como revolución, y que alardea de humanismo.
Desastres naturales ocurren en todas las latitudes, son en gran medida inevitables, y cualquier población está expuesta a ellos. Pero lo que sí resulta evitable es que, después del desastre natural, venga a cebarse en la gente el desastre político. Y esto es lo que ocurre ahora en la capital cubana.
No hay para los afectados por el tornado gratuidad ninguna(si acaso, rebaja de precios) puesto que los alimentos con que debieron socorrerlos de inmediato y los materiales de construcción que les han prometido, han sido y serán cobrados.
No hay levantamiento temporal de restricciones aduaneras para que los cubanos que residen en el extranjero puedan auxiliar a quienes sufren.
Se trata, ni más ni menos, de la reacción usual del Gobierno cubano que, aun tratándose de donaciones de otros gobiernos y de desastres aún mayores, no admite que nadie se interponga entre el Estado y las víctimas.Porque esas víctimas son propiedad del Estado. Y en nombre de esa exclusividad, la Policía Nacional Revolucionaria (PNR) se encarga de echar de la zona de desastre a todo ciudadano que pretenda ayudar en lo posible.
Nada de solidaridad de individuos con otros individuos, nada de despliegue de la sociedad civil: la única ayuda que han de recibir los damnificados tiene que venir del Estado, que además puede sacarles algún dinero por ello.
No hay más que atender a las reacciones de las autoridades. La ministra de Comercio Interior publicó la lista de precios que cobran por la ayuda; el ministro de Turismo avisó que no tenían afectaciones unos hoteles que habrían podido albergar gente sin techo; y el presidente Díaz-Canel tuiteó acerca de una sociedad, una economía y un Gobierno que "siempre tendrán reservas para que nadie quede desamparado". Que vaya a decírselo Díaz-Canel a todos los que esperan, en La Habana y a lo largo del territorio nacional, por un techo propio desde hace tantos huracanes.
El colmo de la abyección fue del ministro de Comercio Exterior e Inversión Extranjera, Rodrigo Malmierca, quien dejó claro en un tuit cuáles son las prioridades: "La marcha de las antorchas en el 166 aniversario del natalicio de #JoseMarti. No importó el tornado, siempre el pueblo unido con sus dirigentes. Recuperaremos los daños en La Habana y celebraremos el 500. Pero antes votaremos Sí por la #nuevaconstitución".
No importa el sufrimiento de la gente, no importan los fallecidos, tampoco importa Martí: para los dueños del destino del pueblo cubano lo de veras importante es la agenda propagandística, que dicta primero desfile, después celebración de la fundación de la capital, pero, por sobre todo, el asentimiento unánime a las disposiciones que las autoridades impongan.
Las víctimas del tornado han sido acordonadas por la PNR y autoridades municipales;les cobran la poca ayuda que el Estado se digna a depararles; les hacen promesas que nunca se cumplirán y, sin importar por cuántas vicisitudes atraviesan, tienen que decir SÍ a la voluntad de los amos. SÍ a la Constitución que perpetúe un sistema desentendido de las necesidades de la población, capaz de impedir cualquier ayuda y, encima, capaz de propiciar un comentario criminal como el de Malmierca. Un sistema que, en nombre de la revolución y del humanismo, prohíbe que aflore ante un desastre lo mejor de cada individuo: su solidaridad con los demás.
En otras partes del mundo la respuesta ante un desastre colectivo supone el reforzamiento de la idea de comunidad, la búsqueda del alivio que pueda encontrarse en la unión entre todos. No ocurre lo mismo en La Habana, donde la miseria traída por el reciente tornado se redobla con la que imponen unas autoridades empeñadas, ante todo, en seguir dividiendo a los cubanos.